Por el Barranco de Abellada a Azpe

El Barranco de Abellada

El Barranco de Abellada.
Robert posa en el caos debajo de la primera cascada.

Arturo González menciona está ruta en su maravilloso libro «La montaña olvidada», pero no describe más detalles, dado que el Barranco de Abellada no desagua en el Alcanadre y por lo tanto, queda fuera de los limites de dicho libro.

Oscar Ballarín ofrece en su guía «Sierra de Guara – Excursiones, Ascensiones y Travesías» una parte de esta ruta, pero deja de lado el Barranco de Abellada que es para mi el motivo principal para realizar esta excursión.

Ficha Abellada - Azpe

Recorte Mapa Alpina

Recorte Mapa Alpina.

Pues, nosotros planteamos la ruta de hoy siguiendo las pistas que nos da Arturo, para encontrar fabulosas pozas en el entorno de unos pueblos, árboles y montañas olvidadas. Debemos elegir la primavera como fecha, ya que el Barranco de Abellada se puede secar en verano perdiendo todo el encanto.

Preparamos la mochila con el almuerzo, el agua, el mapa y la correa del perro para introducirnos en un mundo de antaño, como otras veces por esta zona de la Sierra de Guara.

Tiempo:

Bentué – Abellada: irrelevante, por lo menos 1h 30

Abellada – Azpe: 30min

Azpe – Used: 1h

Used – Bentué: 30min

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Total: irrelevante, 4h, media jornada. Si nos entretenemos en las pozas y pueblos, podemos extender la marcha a una jornada completa sin resentimiento.

Aparcamiento:

Dejamos el coche en una explanada enfrente de la subida restringida a Bentué de Nocito.

Acceso:

Subimos al pueblo a las cercanías de la iglesia. Allí nos indica un cartel el arrance de la senda a Abellada.

Bentué de Nocito:

La iglesia de Bentué de Nocito

La iglesia de Bentué de Nocito.

Hay varios rincones idílicos en el pueblo y algunos detalles llaman la atención. Por desgracia, las ruinas de la bonita iglesia están a punto de derrumbarse. Esta, el cementerio y los cipreses fueron un conjunto muy bonito. En la plaza se encuentra la fuente del pueblo donde brota agua deliciosa.

La senda a Abellada está bien pisada, clara y balizada por hitos. Después de una media hora por terreno seco se adentra al barranco y allí es donde empiezan las maravillas.

El Barranco de Abellada

El Barranco de Abellada.
Un baño por la madrugada.

Podemos acercarnos a muchas de las cascadas y pozas, si aceptamos meternos por caminos de jabalís por el boj. Especialmente el caos debajo del primer salto me parece muy curioso y merece una visita. Más adelante, en una zona abierta, llegaremos al Molino de Abellada.

El Barranco de Abellada

El Barranco de Abellada.
Pozas como en el paraíso.

El Molino de Abellada

El Molino de Abellada

El Molino de Abellada.

Quedan sólo ruinas, pero podemos darnos una vuelta por los bonitos campos alrededor. Siguiendo el curso inverso del riachuelo que viene de mano derecha – el Barranco de Abellada – nos acercamos en seguida a una maravillosa poza debajo de una cascada. Como el terreno es abierto y la poza tiene césped en la orilla invita a descansar cerca de sus aguas cristalinas.

El Barranco de Abellada

El Barranco de Abellada.
Robert sestea en la poza cerca del molino después de un refrescante baño en invierno.

Desde la poza queda poco para llegar al pueblo.

Abellada

Una borda en Abellada

Una borda en Abellada.
Es curioso el canalón tallado en la roca.

Está situada en un suave repecho con buenas vistas hacia el Tozal. Los edificios están ruinosos, pero todavía se encuentran rincones que nos gustarán. Los campos que rodean la aldea están repletos de viejos quejigos, parecidos a él que hemos visto en la entrada al pueblo. Es obligatorio un paseo por estos campos.

Nota personal – El Olmo de la Pardina Latorre:

Por los campos al oeste del pueblo se forma la senda que lleva a la Pardina Latorre. Por desgracia, está perdida y cuesta mucho seguirla por aquel terreno seco. La Pardina Latorre destaca con el «esqueleto» del olmo más alto que conozco y merece, sin ninguna duda, una visita, ya que no se sabe cuanto más se mantendrá de pie. Algunas imágenes del olmo se encuentran en el capítulo de fotos: «Árboles«.

Dado que la senda es complicada y por terreno muy hostil, dicha visita queda sólo mencionada aquí, sin más descripciones – reservada para personas que se preparan las excursiones detalladamente y tienen costumbre en moverse por aquellas tierras.

Los alrededores de Abellada

Los alrededores de Abellada.
Al fondo se ve el Tozal de Guara.

Para llegar a Azpe podemos ir por una pista obvia o, mejor por una senda que se inicia en un visible collado encima de los campos al este de la aldea. Para llegar allí subimos por la ladera, fraccionada por muchos campos, sin ningún camino definido contemplando de nuevo otros ejemplarios de Quercus excepcionales. No hay perdida, ya que el collado está siempre a la vista y la pista se encuentra cerca a nuestra izquierda. A partir del collado el camino está definido y nos llevará en breve a la aldea de Azpe.

Azpe

El Templo de Azpe

El Templo de Azpe.

Cerca del pueblo encontraremos de nuevo agua en el Barranco de Used, pero la atracción más llamativa es el templo. Grande, aislado y siniestro.

En un campo en el norte del pueble yacen unas curiosas piedras, segmentos que forman un circulo. Lo describe Arturo González en su libro «La montaña olvidada» al detalle.

Nota personal:

Según él, el uso de estas piedras no está de todo claro – y leyendo eso es el momento cuando mi fantasía empieza a trabajar a tope proyectando a mi mente las imágenes de unas cruces sujetadas por dichas piedras donde quemaban brujas o crucificaban a las personas que no iban conforme con el catolicismo.

Como he mencionado antes: siniestro, pero este tipo de historias encajan a la perfección con el entorno de la montaña olvidada.

Río abajo, en el camino hacia Used se encuentra el molino que merece una visita también.

Bajamos por la senda balizada a Used. El camino se aleja del barranco, pero en las cercanías del próximo pueblo encuentra de nuevo la orilla y unas pozas para que el perro se pueda bañar. En esta zona topamos con el GR 1 que nos llevará al pueblo.

Used

Una borda maravillosa en Used

Una borda fabulosa en Used.

La civilización no se ha olvidado de esta aldea. Encontraremos gente y casas que sirven todavía (o de nuevo) de vivienda. La iglesia que se parece a la de Azpe, está en ruinas. Además destaca con una casafuerte con un bonito patio, una maravillosa borda y el pozo para visitar.

La poza cerca de la pasarela del Barranco de Abellada

La poza cerca de la pasarela del Barranco de Abellada.

Seguimos por el GR a Bentué.

Antes de cruzar la pasarela del Barranco de Avellada podemos bajar pocos metros por el río para tomar un último baño en una bonita poza. Después, bien refrescados, continuamos por el GR hasta Bentué.

Retorno:

Sólo tenemos que bajar la carretera restringida hasta el coche.

Cerca de Bentué de Nocito

Cerca de Bentué de Nocito.
Robert  en una roca de forma de seta.

Las Pasarelas del Vero

El Puente de Villacantal

El Puente de Villacantal.
Robert disfruta de un baño en esta badina alargada.

Este paseo es muy bonito y ofrece a un amplio publico las bellezas típicas de la Sierra de Guara envuelto en un paseo fácil y relativamente corto. La desventaja para nosotros es que las pasarelas que salvan a las pozas y cascadas están hechas de unas rejas de metal que dan miedo a la mayoría de los perros. Eso debemos tener en cuenta, si optamos por esta ruta.

Ficha Pasarelas del VeroLa primera pasarela podríamos evitar cruzando la poza a nado, pero la segunda salva una cascada que nos obligará usar dicha vía metálica. La siguiente salva un caos y tramos de un cauce que parecen bastante difícil, lo que significa que optaremos de nuevo por la variante de las rejas en vez del agua. Por eso pienso que no debemos plantear la ruta como una acuática, sino aprovechar las pasarelas, aunque el perro no disfrutará en estos tramos determinados.

Las pasarelas en el Cañón del Vero

Las pasarelas en el Cañón del Vero.
En la foto se puede observa la inmensidad del cañón en comparación a las personas.

Recorte Mapa Alpina

Recorte Mapa Alpina

Especialmente en verano, encontraremos mucha gente, niños y perros en el camino. Por eso, debemos controlarle en cada instante para no provocar incidentes y, por supuesto, recoger sus heces sin excepciones.

Los alrededores de las pasarelas son idílicos y nuestro perro puede jugar, correr y pasarlo bien, si la integridad social lo permite.

Hay cuatro bajadas al Río Vero desde Alquézar, las que voy a describir brevemente:

Al Puente de Villacantal

El Puente de Villacantal

El Puente de Villacantal.

Este sendero caluroso pasa por el Collado de San Lucas y nos sitúa en la zona más al norte del curso accecible del Vero por Alquézar, justo al final del Caos de Villacantal. Hay una bonita badina con playas de grava para disfrutar de una baño y una visera de un tamaño considerable. Un poco más arriba los bloques del famoso Caos de Villacantal oprimen el lecho y nos cierran el paso. Si queremos, podemos explorar alguna poza inferior.

En el tramo por el río entre el puente y la Cueva de Picamartillo donde llega el camino del Barranco de la Fuente al Vero no hay sendero. La mejor opción es ir por el mismo lecho del río y aceptar que nos mojaremos hasta las rodillas.

Los Covachos de Arpán y la Peña Villacantal

Cerca del puente en dirección a los Cavchos de Arpán o Asque, el Barranco Lumos forma un breve y espectacular estrecho por lo cual pasa el sendero.

El Barranco Lumos

El Barranco Lumos.
El estrecho es corto, pero impresiona a Robert.

Los dibujos rupestres de dicha cueva merecen una visita y si tenemos ganas de sudar un poco, podemos seguir subiendo hasta el borde del precipicio del la Peña Villacantal y disfrutar de unas vistas espectaculares sobre el Vero y las colinas conglomerados de Asque. Para llegar allí tenemos que continuar por la senda de los covachos hasta el punto más elevado. En esta loma giramos a la izquierda y recorremos la cresta hasta que topamos con el abismo.  El ascenso desde el puente realizaremos en una media hora.

Por el Barranco de la Fuente

El Sendero del Barranco de la Fuente

El Sendero del Barranco de la Fuente

Cerca de la panadería arranca este bonito camino que se adentra en el Barranco de la Fuente y baja entre los paredes hasta el cauce del Vero. El camino es pendiente, pero está bien acondicionado y es el más umbrío de los cuatro, ya que hay mucha vegetación en esta canal.

La Cueva de Picamartillo

Enfrente de la desembocadura del Barranco de la Fuente, el Río Vero forma un giro debajo de una gran visera. En la zona abierta hay una amplia playa de grava. Es un buen sitio para almorzar.

En el tramo entre dicha cueva y la central están las 3 pasarelas de rejas metálicas. Entre estas siempre hay acceso al río en lugares muy idílicos.

A la antigua presa

Este camino, empinado y muy expuesto al sol, discurre por una faja debajo del castillo. Se inicia en las terrazas/miradores que se encuentran cerca del portal del castillo y baja a la presa cerca de la central.

La pista a la central o el Puente Fuendebaños

La bajada al Puente de Fuendebaños

La bajada al Puente de Fuendebaños.
Nos esperan estas fabulosas pozas abajo, lo que nos motiva a acelerar el paso.
Los dos inmensos bloques al fondo a la derecha los llamo los Pepes del Vero.

Arranca en el Barrio Arrabal y baja a una balsa artificial, donde hay una bifurcación. El ramal de la izquierda lleva a la central y el de la derecha, el GR, baja al Puente de Fuendebaños. Como se trata de una pista por un terreno con poca vegetación, es también un camino caluroso, aunque menos inclinado. La balsa en el medio suele estancarse en pleno verano y no es el mejor sitio para que nuestro amigo de cuatro patas tome un baño.

El Molino de Alquézar

La presa del Molino de Alquézar

La presa del Molino de Alquézar.
La foto la tomé en primavera cuando hay mucho caudal y el agua todavía está fresca, muy fresca.

Río arriba del Puente de Fuendebaños está el viejo molino, un edificio bonito y grande. Una senda por la orilla derecha no lleva hacia él. Siguiendo dicha senda encontraremos a poca distancia la curiosa presa del molino. Hay preciosas pozas y el agua, verde y cristalina, invita a tomar un baño refrescante.

La Cueva Cortante

Desde el Puente de Fuendebaños hay una senda muy vestida que lleva en aproximadamente una hora a dicha cueva. Más información se encuentra en la página de las «Excursiones no realizadas» (scroll down).

En las guías las rutas se diferencian por los distintos accesos, aunque el PR balizado desciende por el Barranco de la Fuente y asciende por la pista de la central. Pero en realidad cada uno puede elegir la combinación que le encaja mejor en su tiempo disponible.

La badina de Villacantal

La badina de Villacantal.
Al fondo está la playa de grava y el puente.

El Mascún total – Vuelta por los miradores

El Castillo encima de los Oscuros de Otín en el Mascún

El Castillo encima de los Oscuros de Otín en el Mascún.
Robert se lo pasa bien.

En mi personal ranking de excursiones, esta es mi favorita. Los lugares a los cuales nos lleva son tan espectaculares, aislados y únicos que me dejan boquiabierta por la alegría y bienestar cada vez de nuevo.

Ficha Mascún total

Recorte Mapa Alpina

Recorte Mapa Alpina.

Los que conocen la magia del entorno de la Senda del Turmo encontrarán en esta ruta una belleza parecida, pero a lo grande. Vamos a ver todos los tramos del cañón desde distintas perspectivas durante todo un día: la cresta de los Cagatés y la Ciudadela, el Mascún Real y  el Barranco de Otín, los Oscuros y las Fajas del Mascún o las Cascadas de Peña Guara y el Saltador de las Lañas. Todo eso en una ruta circular apta para el perro que nos llenará completamente una jornada.

Como con todas las excursiones largas (pero especialmente en este caso) disfrutaremos más, si conociésemos partes del Mascún de marchas anteriores. De hecho, sería bien haber hecho el descenso del Mascún antes. Así podríamos completar lo visto con las experiencias que hemos tenido en el barranco, en los rapeles, en los Oscuros, en el agua.

Los posibles problemas que podríamos encontrar en el camino son cuatro:

  1. El Río Mascún se seca en primavera y pierde en verano mucho encanto. Recomiendo realizar la excursión estrictamente en invierno o primavera. Si elegimos la fecha dentro de una ola de frió invernal, podemos encontrar a las cascadas congeladas lo que multiplica la belleza de la misma al infinito…
  2. Las cornisas y fajas lleguen a ser estrechas en algunos puntos, por eso no es apta para gente que sufre de vértigo.
  3. Los senderos no son fáciles de perseguir, especialmente en la zona del Barranco de Cochás, donde la senda está realmente perdida, hay que saber orientarse muy bien. Pantalones largos son imprescindibles.
  4. Es una excursión larga y fatigosa. En atención a los puntos B y C hay que tratarla como una realmente seria.
  5.  
La Cornisa del Barranco Lañas

La Cornisa del Barranco Lañas.
Perros o personas que sufren de vértigo no podrían disfrutar como Robert.

Preparamos la mochila con agua y el almuerzo, la correa y un buen mapa para gozar de unas perspectivas del cañón más famoso de la Sierra como pocos turistas y barranquistas las conocen.

Tiempo:

De Rodelar a Cheto 15min De Cheto a la Cresta de los Cagatés 45min De Cagates los Fornocales 30min De los Fornocales a los Campos colgados 30min De los Campos a Cochás 1h – 1h30 De Cochás al Saltador de las Leñas 1h – 2h Del Saltador al Inicio de las Fajas del Mascún 30min Por las fajas hasta Otín 1h De Otïn a Rodellar 2h

(En la zona del Barranco Cochás los horarios son muy relativos debido a la alta posibilidad de perder el camino. Supongo que la primera vez el lector tendrá que darse varias vueltas y hacer un poco de «pinching» para encontrar los objetivos siguientes.)

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Total: irrelevante, 9h, jornada completa

Aparcamiento:

Aparcamos el coche en Rodellar.

Acceso:

La excursión empieza bajando del coche.
El Mascún Superior

El Mascún Superior.
El paisaje que nos espera en el cañón.

Nota (y fotos) 2019

Los caminos fueron limpiados y balizados durante los últimos años, especialmente por la zona del Barranco Cochás. Ahora resulta más fácil realizar esta ruta: Desde Rodellar seguir las indicaciones para ir a Cheto y después hacia Letosa.

Una vez pasado el Corral de Chocás, en la amplia loma está el desvío señalizado para bajar al Saltador de las Lañas.

El Cartel que indica el Saltador de las Lañas

El Cartel que indica el Saltador de las Lañas.

Este último tramo no es el que describí en la entrada, pero resulta mucho más fácil y obvio. Ahora, ya que la mayoría de los excursionistas suele usar esta senda balizada, la variante descrita por la faja que se introduce al Mascún junto al Corral de Chocás resulta aún más perdida y cerrada por la vegetación, ya que no hay tránsito.

Las Cascadas Peña Guara

Las Cascadas Peña Guara desde la senda recuperada.

Este año he realizado las dos variantes y las valoro de la siguiente manera: Lo que gana el sendero balizado en seguridad y facilitad, pierde en el aspecto salvaje, aventurero y paisajista. Por eso recomiendo la variante antigua sólo a las personas que tengan cierta destreza en moverse por la montaña.

El Saltador de las Lañas

El Saltador de las Lañas.


Buscamos uno de los senderos que lleva a Cheto. El más corto arranca a mano derecha de la Casa Florentino, el primer restaurante en el pueblo.

En Cheto tomamos una senda que lleva a la Ermita de la Virgen del Castillo. Después, ya en la cuenca del Barranco de la Virgen, ignoramos el desvío que nos bajaría a dicha ermita y seguimos recto adentrándonos a la zona alta del mismo barranco. La senda ya no está balizada, pero limpia y clara.

Cruzamos el barranco y después de una primera subida más pronunciada llegamos a una loma de matorral bajo donde la senda se desdibuja un poco, pero finalmente se une con una pista que viene desde el norte.

1er Mirador – La cresta de los Cagatés

Vistas de la cresta de los Cagatés.

Vistas de la cresta de los Cagatés.
En esta perspectiva el Mascún procede de las tres Sorores.

En medio de la loma, antes de llegar a la pista, debemos acercarnos al borde del precipicio que tenemos a mano izquierda. Es el final de dicha cresta y – en mi opinión – el mejor mirador del Mascún. Si seguimos subiendo por la tímida senda que viene de la cresta, nos unimos con la pista igual, sin perder las vistas al Cañón del Mascún que procede en esta perspectiva de las tres Sorores.

La pista está invadida por el erizón y en algunos tramos queda nada más que una pequeña senda. Más adelante cruza una amplia glera, donde la dejamos y descendemos por una senda que está bien marcada con hitos. Después de 200m de bajada la senda se mete en el bosquecillo que está a nuestra derecha y sube a unos campos en una suave loma.

2º Mirador – El Fornocal de Otín

El Barranco de Otín

El Barranco de Otín.
El gran rapel volado de 40m se encuentra en la zona anaranjada. El resto del barranco es una grieta oscura en la foto.

La senda cruza los campos sin más, pero debemos bajar a mano izquierda campo a través hasta el borde de la meseta herbosa. Desde allí tenemos estupendas vistas al Barranco de Otín que está justo enfrente.

Seguimos por la senda hacia el norte. La senda discurre horizontalmente por campos abandonados y bosquecillos, cruza el Barranco Fornazos y nos lleva en suave ascenso a un collado donde encontramos muros de soporte entre las carrascas – un primer rastro de la civilización, aunque en aquel lugar olvidada.

Antes de cruzar el collado y introducirnos a la cuenca del Barranco Chocás, debemos explorar esta zona de terrazas.

3er Mirador – Los Jardines Colgantes de los Oscuros de Otín

Los Jardines colgantes de los Oscuros de Otín

Los Jardines Colgantes de los Oscuros de Otín.
Robert como yo, disfrutamos de las vistas.

Por una tímida senda podemos bajar entre las carrascas y los campos abandonados hasta el borde de los acantilados que caen directamente a los Oscuros de Otín. El panorama es otra vez de la primera, pero desde este punto podemos observar la maravillosa torre/ventana rocosa, denominado “el Castillo”, en la otra vertiente. Para mi es la formación más bella de la Sierra. Más adelante la veremos del otro lado y nos sorprenderá la casi perfecta simetría.

Volvemos al collado. Allí debemos parar y observar la próxima etapa para orientarnos bien.

La zona del Corral de Chocás y Paniebla

La zona del Corral de Chocás y Paniebla.
La foto la tome justo del collado mencionado.

Vemos delante los muros del Corral de Chocás cerca de un resalte rocoso que se tuerce hacia nuestra izquierda, hacia el cañón y fuera de nuestra vista. El objetivo es llegar a estas ruinas.

Entre nosotros y el corral hay un barranco, el Cochás, que se divide en dos afluentes más arriba. El terreno en esta zona es más suave y los dos barrancos no han cortado el terreno tan abrupto como el principal más abajo. Por eso vamos a tener que pasar por aquella zona haciendo una amplia vuelta sin perder o ganar mucho desnivel.

La prolongación de nuestra senda que está limpia y desciende claramente, es el acceso al Barranco Chocás y sólo sirve a los barranquistas. NO LA TOMAMOS. Hay rastros de una senda, perdida, invadido por el matorral y casi invisible, que parte en el collado a mano derecha y discurre casi llano por media ladera hacia el este, valle arriba. Andando por dicha senda es como ir campo a través, pero si somos capaces de avanzar horizontalmente, no nos perderemos, porque la senda topa con una pista cerca del afluente izquierdo del Chocás.

Si hemos encontrado la pista, la debemos seguir hacia la izquierda, por el terreno entre los dos barrancos. Cruzamos la loma divisoria y empezamos a subir paralelo al afluente derecho. Tomamos el ramal izquierdo en una bifurcación y seguimos hasta que la pista muere un poco más arriba justo en el cauce. En este último tramo de la pista tenemos el corral muy cerca en el otro lado del barranco, pero no he encontrado ningún paso fácil hacia él. Por eso, creo que es más aconsejable hacer todo la vuelta descrito.

El Templo de Bagüeste

El Templo de Bagüeste en primer plano.
Detrás vemos a la Punta Fuesa, la Punta Suelsa y el Bachimala.

En el cauce arrancan dos sendas en dirección noroeste. La de la izquierda lleva directamente al corral y la de la derecha, la prolongación mutilada de nuestra pista, lleva a la loma encima del corral, que se llama, según Alpina, «Paniebla». Como hay vistas estupendas que no nos debemos perder, subimos a dicha loma y bajamos después cómodamente por las campas a nuestro objetivo.

El Corral de Chocás o la Cañada Cerrada

El Corral de Chocás.

El Corral de Chocás.
Debajo de él empieza el resalte rocoso que nos guiará en el siguiente tramo.

En la loma hemos disfrutado de vistas excepcionales al templo de Bagüeste enmarcado por los gigantes nevados del Pirineo Central. Si hemos dirigido la mirada hacia el noreste habremos visto también la Peña Telera de una perspectivas poco usual.

Siguen las dificultades para encontrar y perseguir al camino. Ahora discurre por la base del resalte rocoso que empieza justo debajo del corral y se adentra al Cañón del Mascún. Este resalte es nuestra primera referencia para llegar al Saltador de las Lañas.

Al principio no se ve ninguna senda y muchas veces tenemos que alejarnos de la pared para evitar la vegetación espinosa y densa. Después de unos cientos metros se establece una senda que discurre por la faja que se forma debajo del resalte. Más adelante la senda nos hace bajar a otra faja inferior. Seguimos bien pegada a la pared y sin darnos cuenta estamos andando en medio del cañón y se abren impresionantes vistas sobre él.

Las Cascadas Peña Guara

Las Cascadas Peña Guara desde la faja que desciende de Cochás.

En la zona donde se encuentran unos covachos tenemos que prestar mucha atención de nuevo. Primero pasamos por unos puntos de vista excepcionales a las Cascadas Peña Guara y después tenemos que cruzar en ascensión (¡!) una canal para encontrar la entrada a la cornisa final que cruza la cascada seca del Barranco Lañas. Una vez en dicha cornisa no hay pérdida para llegar al cauce del Mascún.

Las Cascadas Peña Guara

La poza debajo de las Cascadas Peña Guara

La poza debajo de las Cascadas Peña Guara. En invierno llega a congelarse. Como a Robert le gusta la nieve disfruta como nunca antes.

Justo antes de la parte estrecha de la cornisa pasamos por un bloque grande a mano izquierda. Allí podemos descender entre el boj por sendas de cabra hasta el cauce abierto debajo de dichas cascadas. La bajada es incomoda y muy pendiente, pero sólo así llegamos a uno de los rincones más bellos de todo la Sierra: una piscina de bajo de una fabulosa cascada, bloques y proas. Río abajo se encuentran más pozas, agujas y paredones para explorar, hasta el avance cerca de los Oscuros de Otín resulta cada vez más complicado. Tenemos que calcular que la visita de la zona nos cuesta una hora adicional. Si queremos bajar más por el cauce tenemos que prestar atención a la hora, por que todavía no hemos cumplido con la mitad de la ruta.

El Saltador de las Lañas

El Saltador de las Lañas

El Saltador de las Lañas invernal.

El agua cae en 4 escalones 30m a una poza en medio de un umbrío circo. Hay otra poza más expuesto al sol donde se puede sestear en la orilla. Si tenemos suerte podemos observar a los baranquistas realizando los rápeles para salvar este primer obstáculo del Cañón del Mascún. Hemos hecho la mitad de la excursión y merecemos un buen descanso.

La vuelta por la otra vertiente es más fácil, ya que los caminos son más recorridos desde antaño y se encuentra un pueblo – Otín – en medio. El camino se inicia justo en el punto donde hemos llegado al cauce. Se aprovecha de un sistema de cornisas que nos lleva a fuera del cañón por el Barranco Raisen, un afluente derecho del Mascún. En el principio debemos estar atentos a no pasar de largo de un espolón que se encuentra a mano izquierda de la senda y cuya cima es accesible.

4º Mirador – El espolón de las Cascadas Peña Guara

Las Cascadas Peña Guara

Las Cascadas Peña Guara.
Imágenes parecidas se encuentran en las guías buenas y en Internet – sin duda el mejor mirador para estas cascadas.

Los 10 metros para llegar a él son expuestos y aéreos, pero aún así es imprescindible su visita, ya que se trata de la mejor perspectiva de dichas cascadas.

Seguimos por la senda que discurre por las cornisas, siempre atentos a los hitos. Pronto nos adentramos al Barranco Raisen y vemos la gran cascada debajo de nosotros. El entorno es espectacular y debemos tomar tiempo para observar la zona de la confluencia de estos dos barrancos. En una zona más suave, después de la cascada, la senda nos acerca al cauce del Raisen donde hay una bifurcación que no es muy visible.

Las cornisas del Barranco Raisen

Las cornisas del Barranco Raisen.

El camino mejor marcado sigue recto a la meseta de Otín (seria un retorno simple por un pista a Otín) y una senda tímida baja al cauce. Descendemos por ella y trepamos (paso d I) en la otra orilla por una losa unos tres metros a fuera del cauce. Allí se forma de nuevo un camino bien claro que discurre por la otra vertiente del barranco y se adentra nuevamente al Cañón del Mascún por un sistema de cornisas y fajas.

La cascada grande del Barranco Raisen

La cascada grande del Barranco Raisen invernal.

Ya no hay dificultades para continuar y la senda nos llevará a las cercanías de la Peña Los Moros que culmina en dos torres unidas por un puente: el Castillo.

5º Mirador – La Peña Los Moros

El Castillo en el Mascún

El Castillo en el Mascún.
En las cimas de las torres los buitres están en paz y tranquilos.

Durante el último tramo hemos podido ver las fajas por donde hemos bajado al Mascún y en algunos puntos se divise la iglesia de Bagüeste en lo alto. Todo el camino es un mirador natural que aumenta en espectacularidad con cada paso hasta culmina en la perfecta perspectiva del Castillo.

Recuperamos la marcha por las cornisas de este mundo extraño de agujas y precipicios hasta la loma que baja del Puyal de Otín, donde se abren las vista hacia el oeste y al pueblo abandonado de Otín. En este punto podemos optar por regresar a Rodellar por la Senda del Turmo que arranca en la misma loma un poco más abajo o ser fieles a la ruta de los miradores y visitar al pueblo descendiendo por la pista.

Otín

Dos quejigos en Otín

Los dos famosos quejigos en Otín.
Se encuentran donde se aleja el PR del pueblo y parte hacia Rodellar.
De ellos parte otra senda que lleva a la gran cascada del Barranco Otín, igual que la senda descrito en el texto.

Sin duda vale la pena la visita de los dos barrios de este pueblo, ya que era en su tiempo una aldea de cierta importancia. Podemos explorar una casa que fue rehabilitada por gente joven hace unos pocos años y en el barrio alto hay una bonita iglesia.

Para seguir por la ruta de los miradores debemos ignorar el PR y buscar una senda poca marcada que sigue al curso del Barranco de Otín.

Lo más fácil es, ir por el sendero a Rodellar que arranca en el Barrio Bajo y rodea el Barrio de la Iglesia por el este. Cuando empieza a ascender un poco y alejarse del curso del agua podemos desviarnos por una senda que nos situará en la cabecera de la gran cascada del Barranco de Otín.

6º Mirador – La cabecera de la gran cascada del Barranco de Otín

El Barranco de Otín

El Barranco de Otín.
Cuando el lecho del río está seco deja una cicatriz rojiza en el verde de la vegetación.

El patio de más de 70m es la principal razón porque esta cascada es considerada como una de las más espectaculares de todo la Sierra, especialmente con caudal. Si el cauce está seco, nos podemos acercar por él hasta donde la prudencia se nos permita.

Río arriba hay bonitas pozas en las cuales podemos tomar un refrescante baño. Estas marmitas son bonitas, pero por desgracia habitualmente secas.

Para seguir por nuestra ruta debemos situarnos en una pequeña loma que está en el suroeste de la cabecera y coger la senda que discurre por el borde del Cañón del Mascún hacia el sur. (No debemos tomar la senda que sube en dirección oeste, nos llevaría en seguida al PR.)

La senda nos lleva por el terreno más cercano a los acantilados como estamos acostumbrado en la excursión de hoy. En este tramo del camino debemos mirar hacia detrás de vez en cuando para disfrutar de más vistas a la gran cascada. Al final topa con el PR en el Canal del Quejigar. Allí debemos adentrarnos al bosque de los Caxicos.

El Quejigar

La Canal de Quejigar

La Canal de Quejigar.
Un caxico viejo y retorcido.

Entre unos viejos campos abandonados en la cabecera de una canal ha resistido este Caxicar durante cientos de años que destaca con algún quejigo descomunal y otros ejemplarios de forma excesivamente retorcida.

El resto de la ruta realizamos por el PR y carece de dificultades. En el punto más elevado del camino, antes de bajar la Costera de Otín, debemos descansar en un espolón a mano izquierda para contemplar el Mascún Real a vista de pájaro.

7º mirador – El Mascún Real

El Mascún Real

El Mascún Real.
Este mirador destaca con una importante caída, casi vertical. La foto la tomé a una hora ya avanzada.

Retorno

La ruta sigue siendo espectacular (la Cuca de Bellostas y la Cuidadela, La Torre de Santiago, el Delfín o el Manantial del Mascún, para nombrar algunas de las atracciones), y fácil de seguir: después de un descanso en este mirador aéreo, el PR nos lleva en fuerte descenso al cauce del Mascún y finalmente a Rodellar.

El Saltador de las Lañas

El Saltador de las Lañas.
Robert descansa en la orilla de la poza soleada.

Por la Fuente y el Tranco de las Olas

El Tranco de las Olas

El Tranco de las Olas.
Estamos esperando (sesteando, bañándonos y tomando fotos) hasta que se vaya el sol y la subida al coche sea menos fatigosa.

El Tranco de las Olas es un sitio relativamente famoso para el senderismo en la Sierra de Guara. Las guías describen en la mayoría de los casos una travesía del Somotano hasta el Valle de Rodellar, pero gran parte de esta ruta es muy seca y no recomiendo realizarla fuera del invierno. En el blog presento una variante que no se aleja mucho del Río Isuala, para que ninguno, ni el perro ni su amo, sufra sed.

Ficha Tranco de las OlasAdemás se escapen a los caminantes, si no salen del sendero balizado algunos lugares excepcionales, como el idílico entorno de la Fuente de las Olas, el espectacular final del Barranco Fondo, el mirador de los Oscuros del Balcez o, como objetivo principal, el «inframundo» de las Capillas del Balcez. Todo eso está al alcance a menos de una hora desde el Tranco de las Olas que será el centro de la excursión de hoy.

Preparamos la mochila con agua, el casco y la correa para pasar una tarde repleto de atracciones y sorpresas al rededor de este paso mítico entre dos orillas, dos pueblos, dos tipos de roca y dos parajes.

Tiempo:

Desde el aparcamiento hasta el Tranco de las Olas: 30min

Desde allí hasta el Mirador de las Capillas: 1h

La visita de las Capillas: irrelevante, más que 30min

La bajada a la Fuente de las Olas: 30min

De la Fuente al Tranco de las Olas por el río: 30min

Retorno del Tranco al coche: 45min

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Total: irrelevante, 4h 30, media jornada

Aparcamiento:

En la Carretera HU – 341 (Bierge – Rodellar) hay una pista a mano derecha que parte justo despues del cartel del Barranco Fondo. Es la pista que lleva al aparcamiento de los Oscuros del Balcez. Se puede conducir con un vehículo normal por ella, aunque está en condiciones lamentables. Nos acerca al merendero del Collado de las Almunias donde hay suficiente sitio para aparcar.

Acceso:

Bajamos por el PR, indicado como «Tranco de las Olas» hasta el Río Isuala.

El Tranco de las Olas

El Tranco de las Olas

El Tranco de las Olas.

Depende de la fecha y la hora del día, pero en este lugar suele haber mucha gente, dado que es el final de los Oscuros del Balcez y los barranquistas descansan y se cambian allí. Y eso con buena razón: el lugar es bonito y invita a sentarnos y contemplar las aguas que pasan por este breve estrangulamiento y el cambio de la caliza al conglomerado en los montes que nos rodean.

El Tranco de las Olas

El Tranco de las Olas.
El mismo lugar el día 21 de Octubre en 2012 después de la riada de la noche anterior. En la chapa del puente estaban todavía ramas clavadas.

El mirador de los Oscuros

Antes de llegar al puente podemos remontar la orilla por una senda de cabras hasta un pino, viejo y característico en el borde del precipicio. Allí nos podemos asomar con precaución y contemplar el final de la inmensa grieta que forma los Oscuros del Balcez.

Seguimos en la otra orilla por el PR. Después de cruzar el primer barranco podemos advertir en lo lejos, encima de nosotros, las ruinas del Castillo de los Santos que se camufla entre las rocas. Más adelante cruzamos el Barranco Cautiecho por el nuevo Puente de las Brujas.

El Puente de las Brujas

Los Puentes de las Brujas

Los Puentes de las Brujas.
La foto la tomé desde el cauce del Cautiecho donde el perro no puede llegar.

El curioso puente original está hecho de unas vigas de metal sobre las cuales reposan gruesas ramas y troncos de enebro. El acabado consiste de una firme (ya no tan firme) capa de tierra y grava.

¿No se quien tenía suficiente valor para pisar esta construcción?

Después de cruzar el puente, una parte de las Capillas está ya a la vista y nos separa del mirador sólo una calurosa subida más.

El Mirador de las Capillas

El Mirador de las Capillas, los Canales o las Palomeras del Balcez.
Un banco, un madroño y unas estupendas vistas nos alegrarán un descanso.

El inframundo del Cautiecho

En la bajada al cauce del Cautiecho

En la bajada al cauce del Cautiecho.

Justo antes de la valla del mirador hay una senda que baja hasta el cauce del barranco. La senda es pendiente e incomoda, pero no llega a ser problemática  Una vez en el cauce hay muchas cosas para investigar y explorar, ya en la llegada se distinguen dos terrazas que habrán sido campos cultivados antaño, aprovechando la humedad en este rincón umbrío. Otra motivación para bajar es la alta posibilidad de encontrar agua en el lecho del río para nuestro perro (suele haber un hilo de agua en el cauce y algunas pozas de barro en los resaltes).

El paisaje entre las Capillas

El paisaje entre las Capillas.
Agujas, boj y pedreras – así se presenta el paisaje. La pedrera donde se encuentra este árbol muerto se puede remontar hasta dos covachos. La subida es difícil y fatigoso, pero factible. En los abrigos se ven los rastros (piedra pulida, algún escalón tallado) de los cazadores de palomos que dieron uno de los nombres a este paraje.

Podemos bajar por el lecho del río hasta que topamos con una cascada. Toda esta zona se puede recorrer más o menos cómodamente. Río arriba nos impiden primero la vegetación y al final una cascada el avance. Entre estos dos limites nos podemos mover sin perdida y peligros.

Al pie de las Capillas

Al pie de las agujas de las Capillas.

Volvemos al mirador.

El Corral Nuevo y la Ermita de la Viña

El Corral Nuevo

El Corral Nuevo.

Si sobra energía y el calor lo permite, podemos seguir por el PR hasta el Coral Nuevo que está a 15min. Nos ofrece una nueva perspectiva de las Capillas.

Desde allí se puede seguir por el sendero señalizado unos 45min hasta dicha ermita. Todo este recorrido es muy caluroso, árido y un poco monótono, por eso recomiendo volver a bajar en dirección Puente de las Brujas y dejar la visita de la ermita que es digna de ver sin ninguna duda, para una excursión sin perro (quizás por su propio barranco).

Rehacemos el camino hasta que llegamos casi a la altura del río. Allí dejamos el PR y bajamos los 20m restantes al mismo cauce por unos de las sendas de cabra. Así llegamos a una zona donde el río pasa por una enorme pared abovedada de color ocre. En las pozas de esta zona nos podemos refrescar y descansar.

La Fuente de las Olas

La Fuente de las Olas

La Fuente de las Olas.

En el extremo norte de la pared encontraremos en la orilla izquierda la Fuente de las Olas. Esta suele llevar agua siempre y es un buen sitio para recargar las pilas y los bidones.

Después nos dirigimos al otro extremo sur de la pared donde se encuentra la desembocadura del Barranco Fondo que no suele llevar un hilo de agua.

El Barranco Fondo

El Barranco Fondo

El Barranco Fondo.
Este oscuro pasillo impresiona a Robert igual que a mi mismo.

El tramo cerca de la confluencia con el Balcez es un umbrío pasillo que asombra por su estrechez y por la altura de las paredes. Nos podemos introducir sin complicaciones hasta que los resaltes impiden un avance fácil, Más adentro la marcha resulta cada vez más difícil hasta que finalmente toparemos con una cascada. El barranco en este tramo es seco, sólo encontraremos algunas pozas someras, pero en general pisaremos la grava. Es imprescindible llevar un casco.

Resta volver al Tranco de las Olas. Por el lecho del río hay que salvar una poza a nado. Si no estamos dispuesto a hacer eso podemos ir más bien por el mismo PR. De nuevo en dicho lugar podemos esperar hasta que la temperatura baja y la subida al vehículo sea más cómoda..

Retorno:

Volvemos por el PR hasta el Collado de Almunias donde está el coche.

El Madroño del Mirador de las Capillas

El Madroño del Mirador de las Capillas.
Durante toda la excursión encontraremos estas fresas de árbol, como se llaman en Austria.

Alastrué y las raíces del Mascún

La Pardina Ballabriga

La Pardina de Ballabriga.
Robert disfruta corriendo por los amplios campos.

El paraje de donde surge el Mascún es poco conocido, ya que el acceso a esta zona es de cualquier manera larga. Aún así vale la pena visitarla, pues estos pueblos, prados y barrancos narran del pasado y de la dura vida en estas tierras mejor que nadie.

Ficha AlastruéEl Barranco San Lázaro cambia su nombre a «Río Mascún» justo en la desembocadura del Barranco San Póliz, y siguiendo su curso contra la corriente nos lleva al pintoresco pueblo  de Alastrué. Este y la aldea de San Hipólito – los dos abandonados – son motivaciones suficientes para explorar la zona de donde procede el Mascún.

Recorte Mapa Alpina

Recorte Mapa Alpina.

Como la pista de acceso y regreso es larga y calurosa, hacemos bien en madrugar y planear la ruta de una manera que empezemos con el retorno a una hora ya más avanzada.  (Otra buena opción sería, ir en bici por esta pista.) Preparamos la mochila con el almuerzo, el agua y la correa para hacer un viaje por el tiempo a una zona escondida detrás del barranco más famoso de toda la Sierra.

Tiempo:

Del puente del Balcez a San Hipólito: 1h.

San Hipólito a Alastrué: 1h.

Bajada por el Barranco Foroñón: irrelevante.

Camino por el Barranco San Lázaro: 30min.

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Total: irrelevante, 4h 30,  con la exploración de los pueblos se extiende a una jornada completa.

Aparcamiento:

Desde Las Bellostas baja una pista al Río Isuala. Cerca del puente hay sitio para dejar el coche.

No es fácil encontrar la pista en el pueblo:

10m después del desvío de la carretera al pueblo tenemos que girar otra vez hacia la derecha y rodear el pueblo por debajo por una traza asfaltada que termina en una granja. Allí nace la pista a mano izquierda justo antes del complejo de edificios.

Acceso:

Seguimos andando por la pista hasta el pueblo San Hipólito. Un poco antes cruzamos el Barranco de San Póliz, justo donde llega otra pista que viene de la Pardina Albás. En primavera el barranco lleva agua y el perro puede refrescarse en una pequeña poza. Debajo del pueblo vemos un cartel que nos manda a Alastrué.

Una variante es lo siguiente:

El Sendero Quejigos

El Sendero Quejigos

El Sendero Quejigos.

Para hacer el acceso más (muchísimo más) atractivo recomiendo este sendero recién limpiado y balizado. Su inicio está marcado con un visible cartel en la pista y su final nos deja de nuevo en la misma pista cerca de San Hipólito que se divisa en lo alto en el oeste. Más informaciones sobre esta variante se encuentran en la entrada «El Sendero Quejigos y la Pardina Albás«.

El camino está balizado a partir de San Hipólito. Subimos a la aldea.

San Hipólito:

Bordas en San Hipólito

Bordas en San Hipólito.

En San Hipólito o San Póliz encontramos muchos detalles que nos cuentan de la vida en la montaña de entonces. Hay dos casas, la iglesia y muchos edificios adicionales. Vale la pena introducirse en las casas y contemplar objetos como una pila de aceite, un cumo de una sola piedra, el hogar y, en especial, una bonita escalera de obra de fábrica.

El sendero sigue en el otro lado del pueblo y sube a los prados de la Pardina de Ballabriga que esta a poca distancia y visible desde lejos. Controlamos al perro cuando llegamos, pues suele haber ganado. Si el ganado no está presente, nos podemos aprovechar de un terreno, donde el perro puede correr y disfrutar de los amplios campos sin molestias de los pinchazos del Erizón.

La Pardina de Ballabriga:

Otra vez nos vemos enfrentados con el pasado, y más, si nos introducimos en el edificio principal nos asombrarán el reloj y los dibujos en las paredes y maderas. También sorprende la fachada de una borda gigantesca con dos entradas, una borda curvada de dos pisos y la vieja torre de luz.

Una borda en las cercanías de Alastrué

Una borda escondido entre árboles en las cercanías de Alastrué.
Justo allí termina la pista que llega de la Pardina de Ballabriga.

Seguimos a las balizas, ahora por una pista que se introduce en el valle del Barranco San Lázaro, a mano izquierda de la borda grande. Pronto capta nuestra vista una boca negra de una cueva al otro lado del valle: la Cueva de la Fabosa. Pero dejamos la visita de esta para más tarde, cuando el sol no pega a dentro. La pista se convierte en un sendero que pasa un gran campo, cruza el barranco y empieza a subir en zig-zag la última cuesta hacia Alastrué. Ignoramos un desvío a mano izquierda hacia Miz y nos acercamos otra vez al río que forma en este lugar pequeñas bañeras y una bonita cascada. Ya estamos cerca del pueblo y en cuando llegamos al llano donde se ubica, tenemos que controlar al perro para que no asuste el ganado que vamos a encontrar. 

Alastrué:

El templo de Alastrué

El templo de Alastrué

El pueblo y su entorno son una maravilla. Alastrué se encuentra en la explanada de una loma que divide dos barrancos antes de su desembocadura. En el camino de la subida hemos conocido ya al barranco de la derecha y sus acantilados. Después vamos a bajar por el otro barranco a la izquierda del pueblo.

La iglesia está en la zona más expuesta hacia los acantilados que se desploman a la desembocadura, y es justo ella que se ha conservado mejor – una visita es imprescindible. Las casas y bordas podemos visitar y buscar detalles como un horno de pan o una cama de madera y aprovechar el ambiente encantador para el almuerzo, ya que hemos llegado a la mitad de la excursión.

Alastrué

Alastrué.
La explanada herbosa debe ser un paraíso para el ganado.
¡Atención! De vez en cuando las vacas se meten en las casas del pueblo para sestear y nos pueden dar un buen susto cuando les despertamos. (Y nosotros a ellos igual.)
No es ninguna broma, una vez Robert y yo hemos escapado corriendo del pueblo con una vaca (o ha sido un torro?) persiguiéndonos.

Continuamos la ruta por la pista que baja hacia el este, a la Pardina Albás, ahora sin señalización. Donde la pista cruza el arroyo, nos desviamos a la izquierda y bajamos por los campos en la orilla derecha. De esta manera nos introducimos en el Barranco Foroñón.

El Barranco Foroñón:

El Barranco Foroñón

El Barranco Foroñón.
La bonita cascada grande con las coladas y esculturas de toba.

Bordea Alastrué por su izquierda y está mejor configurado que su gemelo en el otro lado. No podremos bajar por el lecho, pues encontraremos cascadas que requieren la instalación de rápeles, pero hay sendas más o menos perdidas por los dos lados del barranco.

Hay que valorar la singularidad de este lugar:

¡En estos resaltes y cascadas no se encuentran chapas, ni reuniones! Estamos en un barranco que se resiste todavía al mundo del barranquismo, no obstante quedan muy pocos “barrancos vírgenes” en Guara. En este caso la razón que le ha salvado, será la larga aproximación en combinación con un breve encajonamiento. Sea como sea, esperamos que sigue virgen por mucho más tiempo.

Si perdemos la orientación en este tramo, tenemos que recordar que a poca distancia río abajo, justo después de la confluencia de los dos barrancos, cruza el camino de la subida el lecho. Si hemos superado lo pendiente, podemos avanzar hasta dicho camino por el bosque, ya que no es muy denso y hay varios campos escondidos entre los árboles.

Pues, bajamos por los campos de la orilla derecha hasta donde terminan. En la esquina izquierda encontramos una senda que cruza el arroyo. Seguimos por un camino algo vestido por poco tiempo en la orilla izquierda hasta adivinamos los primeros resaltes de agua.  Allí podemos bajar por un ramal de la senda a la cabecera del primer resalte. En la orilla opuesta encontramos una senda, relativamente bien marcada y recta, que baja paralelo al curso del agua. En este tramo notamos que el lecho se desploma, pues escuchamos el agua ahora mucho más abajo.

Llegamos a una bifurcación hacia nuestra izquierda, hacia el barranco, justo donde vemos unos alambres clavados en los árboles (una valla vieja). Bajamos por esta senda que nos acerca al barranco y nos deja debajo de la cascada grande. La poza de este salto es somera y invita sólo a nuestro perro a disfrutar de un baño, pero nosotros podemos gozar de una ducha fresquita debajo del chorro.

Volvemos al desvío cerca de la valla y seguimos por la senda de antes hacia la derecha. Pronto llegaremos a una zona más pendiente y rocosa, donde la senda empieza a bajar más decidido en zig-zag y donde finalmente se pierde. Más abajo en una zona más llana, nos dirigimos sin senda hacia el barranco a nuestra izquierda para encontrar otra vez el curso del agua.

El Barranco Foroñón

El Barranco Foroñón.
Una fabulosa poza en el final de las cascadas.

Si estamos dispuesto a mojarnos hasta la rodilla, aconsejo buscar una bajada al lecho y remontarlo hasta topar con una poza preciosa y aislada – una piscina particular. Esta poza sorprende por la temperatura del agua, pues es mucho más fresca.

Para volver a la pista que procede de Ballabriga salimos del lecho por donde hemos bajado y seguimos andando en dirección río abajo, siempre cerca de la orilla derecha entre los árboles. Pronto se forma una senda que cruza varios campos escondidos dentro del bosque y que alcanza la confluencia. Allí cruzamos el arroyo afluente y cogemos la senda que sube a mano derecha que nos llevará en breve al camino de subida a Alastrué, que conocemos de antes. Volvemos por la pista que nos ha traído desde la Pardina Ballabriga hasta que estamos ya cerca de la Cueva de la Fabosa. Allí hay varias sendas que atraviesan el río y nos acercan a este covacho gigantesco.

La Cueva de la Fabosa:

La Cueva de la Fabosa

La Cueva de la Fabosa.
Robert se esconde del calor en la sombra.

En este enorme abrigo que recuerda a la cueva de las Polvorosas en el Cañon del Formiga encontramos los típicos elementos para encerar y el ganado por la noche. Después de lluvia abundante cae una bonita cascada por la bóveda.

Nota personal:

Hay una leyenda que cuenta de unos 13 Templarios los cuales huyeron al principio del siglo XIV del régimen francés del rey Felipe IV y se escondieron en una cueva en el curso del Barranco San Lázaro entre San Póliz y Alastrué. Aunque la ejecutiva francesa les persiguió, fueron capaces de defender su nueva vivienda y pasar el otoño de sus vidas en esta cueva convirtiéndola en un hogar productivo con huertos y ganado. Cuando se murió el último de los Templarios aparecieron rumores sobre un tesoro que se ocultase dentro de las tumbas de los monjes guerreros, cómo era habitual para los miembros de este orden. Por desgracia, los cazatesoros nunca pudieron localizar exactamente el sitio de las 12 tumbas.

¡Si se trata en la leyenda de la Cueva de la Fabosa, el tesoro templario todavía reposa en las tumbas escondidas cerca de ella!

La leyenda, bien contada, es una de las múltiples historias que cuenta Javier Cassasus Latorre en su estupendo libro «Leyendas de Guara».

Volvemos de la cueva por un ramal de senda que nos sitúa cerca del río un poco más abajo de una zeta que describe el curso del agua en un lecho rocoso.

Barranco de San Lázaro

Barranco de San Lázaro.

Ya desde la confluencia el río se llama «Barranco de San Lázaro» y nos acompañará por el siguiente tramo. Buscamos un sendero que baja por la orilla izquierda paralelo al río. Esta bonita senda cruza bosquecillos y campos siempre cerca del agua. Una vez tenemos que traspasar una valla por una curiosa puerta para poder seguir nuestro camino cerca del agua. La pista de retorno ya no queda lejos y tenemos que valuar, si es mejor esperar a lado de unas de las pequeñas pozas hasta que se vaya el calor del día, ya que el retorno (por la conocida pista de acceso) puede resultar caluroso.

La senda termina en una pista que nos lleva por la izquierda en seguida a San Hipólito, pero nos podemos asomar un poco hacia la derecha por dos razones:

La Fuen de Latosa

La Fuen Latosa

La Fuen Latosa.

Si nos falta agua potable, podemos andar 10min hasta la Fuen de Letosa que suele lleva agua.

El nacimiento del Río Mascún
Cuando cruzamos el Barranco de San Lázaro antes de la fuente, podemos bajar unas docenas de metros por el lecho hasta la desembocadura del Barranco de San Póliz. Aunque la confluencia no tiene un paisaje especialmente bonito, merece una visita, porque el Barranco san Lázaro cambia su nombre a partir de este punto a Río Mascún.

Retorno:

Volvemos por la misma pista de acceso al coche.

Las vistas desde la pista del acceso y retorno al Pirineo

Las vistas desde la pista del acceso y retorno al Pirineo.

Vuelta por los Estrechos de Tamara y el Huevo de Morrano

Los Fornazos y la Cueva de los Tisidores

Los Fornazos.
En el tramo del Alcanadre que llaman «los Fornazos» se halla en la orilla izquierda la fabulosa Cueva de los Tisidores.

Los Estrechos de Tamara son un clásico para el deporte del descenso de barrancos y eso con buena razon: es uno de los barrancos más bellos que conozco. El río Alcanadre corta un impresionante desfiladero entre el Tozal de Espalar y el Tozal Redondo que asombra por su belleza y estrechez. No se puede llevar al perro a dentro de estos estrechos, pero acercándose a los extremos, se puede disfrutar de una pequeña parte, que, acompañado por nuestro mejor amigo, asombrará igual.

Rodeando los estrechos pasamos por zonas muy distintas durante la jornada. Remontando el Río Alcanadre estamos dentro de uno de los principales cañones tocando casi siempre el agua, incluso a nado. Después pasando por el Huevo de Morrano tenemos que aguantar el calor que es tan típico en la Sierra fuera de los cañones. Otra vez en el río, disfrutaremos de una de las pozas más bonitas de la sierra: La Fuente Tamara y el Puntillo. Allí podemos pasar la tarde, para plantear el retorno al coche en una hora más fresquita, cuando el calor ya no molesta.

Ficha TamaraLlevamos agua, mapa, mochila, correa y gafas de nadar (vale la pena llevar dichas gafas y explorar la última parte de los estrechos por debajo del agua) y exploramos una de las zonas más recorridas de la Sierra sin seguir las rutas turísticas evitando las multitudes.

Tiempo:

Del aparcamiento al río: 1h30

Remontando el río: 1h – 2h

Subida al Huevo de Morrano: 1h

Bajada a la Fuente Tamara: 40min

Distancia Puntillo – Tamara: 15min

Subida al aparcamiento: 2h

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Total: irrelevante, 8h, jornada completa

Aparcamiento:

En la Carretera HU – 341 (Bierge – Rodellar) hay un aparcamiento grande entre los km. 11 y 12 a mano izquierda. Es el aparcamiento principal para los barranquistas que hacen el descenso de la Peonera Inferior.

Acceso:

Del aparcamiento salen dos pistas paralelas hacia el norte. Cogemos la que está a mano derecha y subimos suavemente por ella. No nos dejamos distraer de la posible multitud de gente que baja por la pista de la izquierda. Llega al cañón igual y sirve como entrada principal para el descenso de la Peonera Inferior. A nosotros nos servirá como camino de retorno.

La pista sigue recto hasta un cruce. Tomamos la pista que sube a mano izquierda. En seguida empieza a bajar por un corta fuegos y llega a una larga loma: la Loma Güega. En la bajada podemos contemplar el Huevo de Morrano, que se presenta todavía lejos en el otro lado del Río Alcanadre. La pista finalmente se convierte en un camino y llega por unos campos de matorral al rocoso y escarpado final de la loma. Desde aquí tenemos buenas vistas sobre el cañón que está a nuestros pies. La senda baja por la derecha para después girar hacia la izquierda y pasar por debajo del espolón rocoso. Siempre tirando hacia el sur, baja hacia el río. Ahora vemos la Cueva de los Tisidores río abajo que se traga la mitad de una poza.

En un punto confuso, después de una pequeña canal pendiente, tenemos que subir unos diez metros y cruzar una rampa de rocas para después bajar finalmente al cauce, siempre siguiendo los mojones. Llegaremos al río en una poza 50m por río arriba de la cueva que hemos visto ya antes.

Antes de empezar a remontar el río, deberíamos bajar a visitar la cueva.

La Cueva de los Tisidores

La Cueva de los Tisidores.

La Cueva de los Tisidores:

No hay peligro si queremos nadar a dentro de la cueva, dado que no hay corrientes, ni sifones en circunstancias normales. No es una cueva grande, pero por la poza interior que forma el río tiene muchísimo encanto.

Empieza la parte acuática de nuestra excursión por una secuencia de pozas dentro de un gran cañón. Andamos y nadamos sin complicaciones por un escenario solitario y de gran belleza. La única dificultad en este tramo de la excursión consiste en encontrar la salida correcta del barranco. Por eso tenemos que prestar mucha atención al recorrido:

Escaliguala:

Escaliguala

Escaliguala.

El camino del acceso llega a la zona de los Fornazos, que es un tramo más o menos recto. Más arriba llegamos a una curva muy pronunciada donde el río gira en total casi 180º hacia nuestra derecha. En medio del río reposa un bloque redondeado y la orilla a mano izquierda forma calas de arena y grava fina. En el cauce adivinamos huertos antiguos, hoy en día una explanada lleno de vegetación. Allí nace un camino, que sale del cañón. Como tiene un paso de III, no nos sirve como salida con el perro.

El Salto:

El Salto en el Alcanadre

El Salto.
A la derecha se encuentra una cascada que es fácil de trepar (en la foto no es visible).

Subiendo un poco más por el lecho encontramos el único salto que tenemos que trepar. El agua cae un metro entre bloques. Bajo circunstancias normales las pozas no cubren, y podemos subir con facilidad. Al perro tenemos que ayudar, ya que sus pies no llegan hasta al suelo dentro de las pozas.

¡Atención con los perros grandes! Si no somos capaz de alzar el perro porque pese demasiado, no podremos pasar.

Los Trucasians:

Los Trucasians

La zona de los Trucasians.

Superado el salto, entramos en la zona de los Trucasians. Por un cauce más estrecho seguimos girando constantemente hacia la izquierda durante un largo tramo formando una “U”.

Las pozas son más profundas ahora y en las paredes, a mano derecha, vemos la boca alargada de una cueva: la Cueva de San Juan. Toda esta zona es muy bonita y sorprende por el aislamiento que nos hace sentir a pesar que el aparcamiento estuve repleto de coches.

La Badina Cebollero:

La Badina Cebollero

La Badina Cebollero.
La vista directamente a la rampa por donde se inicia la senda para salir del cañón. La foto la tomé en la dirección de la corriente.
Nosotros llegaremos nadando por el pasillo inundado que se ve en la foto a la izquierda.

Un poco mas adelante llegamos a una poza profunda donde el cañón nos hace girar de golpe 90º a la derecha: La Badina Cebollero.

Este es el punto clave para salir del cañón.

Si pasásemos por esta salida en la Badina Cebollero llegaríamos en breve a un caos que nos impide el avance. Allí nos daríamos la vuelta para buscar la Badina Cebollero.

Fijándonos en la orilla de nuestra izquierda vemos una rampa rocosa con una higuera en un lado. En esta rampa nace un camino que nos lleva por una canal empinada a fuera del cañón. Después de un paso de trepada fácil (paso de I) llegamos por un sendero, ya bien marcado y menos pendiente, a un bosque y una pista. Giramos a la izquierda en dirección Huevo de Morrano y la seguimos. A poca distancia veremos a una pequeña explanada donde se encuentra un hito. A mano izquierda arranca una senda que nos llevará a otra atracción opcional.

El Mirador de Escaliguala:

La senda nos lleva en apenas 10 min a un mirador natural sobre la zona de Escaliguala. Como hemos pasado por allí hace poco tiempo merece una visita. La senda sigue hasta el cauce, pero no es recomendable, ya que tiene pasos delicados.

Volvemos a la pista y subimos por ella hasta su final en un collado. Ahora se presenta el Huevo de Morrano en su totalidad.

El Huevo de Morrano

El Huevo de Morrano desde el collado.

El Huevo de Morrano:

El Huevo de Morrano

El Huevo de Morrano. Se convierte en una aguja por el cambio de la perspectiva.

Sin duda es una de las formaciones rocosas más llamativas de la Sierra. Si el calor lo permite podemos intentar a verlo desde varias perspectivas, incluso remontando la pendiente a la derecha del Huevo hasta algún punto de buenas vistas como la misma brecha. Aunque es incomodo para andar por las piedras suelta en la canal y el matorral, vale la pena.

Seguimos por el sendero debajo del Huevo, pasamos unos paneles explicativos y cruzamos toda la falda de la Sierra del Paco hasta encontramos un cruce de caminos donde hay indicadores. Bajamos por el camino que nos lleva directamente a la Fuente Tamara.

Todo el trayecto es por terreno seco y árido, ya que apenas hay árboles que podría dar sombra. Cuando llegamos a dicha fuente y el río nos podemos refrescar de nuevo. El perro tendrá incluso necesitad de beber agua y mojarse.

El Estrecho de Tamara

El Estrecho de Tamara.
Roca y agua dibujan una imagen artística.

 La Fuente Tamara:

La Fuente Tamara

La Fuente Tamara. La fuente se halla a mano izquierda y el estrecho a la derecha.

Como he mencionado al principio: es una de las pozas mas bonitas de la Sierra de Guara. Aquí tenemos todo para aguantar un buen rato relajándonos: Agua fresca y potable, un merendero, una poza grande para nadar, acantilados para saltar y árboles para sestear.

Vale la pena introducirse nadando y buceando en el estrecho hasta donde la corriente nos impide el paso.

Antes de iniciar el retorno debemos visitar otro lugar mágico que está a un tiro de piedra. Se trata de otro estrecho que se encuentra 15 minutos río abajo donde el agua cae a una grieta en el conglomerado. Se puede rodear este sitio impresionante y peligroso por una senda para llegar a su poza final.

El Puntillo

El Puntillo.
La poza final en la luz de la puesta del sol.

El Puntillo

El Puntillo

El Puntillo.
El secundo estrecho por el cual podemos avanzar a nado.

Cuando llegamos al punto donde cae el agua unos 4m adentro de una grieta, controlamos al perro, pues hay rebufos, troncos y cuevas ocultas en la grieta y la corriente en la cabecera de la cascada puede ser fuerte. En la  orilla izquierda, hay una senda con un paso de I, que nos lleva río abajo por fuera del cauce y de los bloques que lo oprimen. Una vez debajo del caos no hay mas peligro y el cauce está abierto. Podemos ir cómodamente por la orilla hasta que el río cae a dentro de otra grieta. Esta vez la caída es más modesta, incluso podemos, si queremos, entrar en la badina estrecha que forma la grieta y seguir nadando. En la orilla izquierda hay una pequeña cueva y una fuente importante, donde el agua sale en varios chorros de la pared. Nadando o andando llegamos a la maravillosa poza final. Allí los acantilados desafían a los más valientes a saltar al agua.

El Puntillo

El Puntillo.
Uno de los valientes, Benji, que salta por los acantilados a la poza final.

Para volver a la Fuente Tamara rehacemos el camino.

Retorno:

Un poco más abajo de la poza de la Fuente Tamara sube a mano izquierda un PR balizado hacia la Presa de Bierge. Se trata de una pista que sube en lazadas por una fuerte pendiente.

Mirador de Tamara:

Los Estrechos de Tamara

Los Estrechos de Tamara.
Las vistas desde el mirador.

En la primera curva hacia la derecha se desvía una senda, poco marcada, que se acerca a un precipicio justo encima de la última parte de los estrechos. Con prudencia y controlando al perro, nos podemos acercar y contemplar una vista aérea de la Fuente y los Estrechos de Tamara. 

Otra vez en la pista seguimos subiendo hasta un cruce donde el PR se desvía hacia la derecha. Nosotros dejamos el PR y seguimos por la pista que remonta toda la loma para coronarla finalmente en un cortafuego. Subiendo por el mismo llegamos al coche.

El Estrecho de Tamara

El Estrecho de Tamara.
Robert no quiere adentrarse en esta grieta inundada y se queda en la fuente, un espacio abierto. De hecho, da mucho respeto – para no decir miedo – nadar entre los paredes pulidos.

Por el cañón del joven Vero

El Vero superior

El Vero superior.
Robert descansa en el resalte que inicia los estrechos debajo de Almazorre.

El Río Vero ha cortado en su camino entre el Santuario de Santa María de la Nuez y el Molino de Almazorre un pequeño cañón olvidado. No tiene tanta fama como su hermano mayor entre Lecina y Alquézar, pero merece una visita sin duda ninguna. Toboganes, cascadas o pozas inviten a bañar y las ruinas de un castillo árabe, un horno de cal y los dos molinos entretienen durante el recorrido entre las dos aldeas, las cuales son dignas de una visita igualmente.

Recorte del Mapa Alpina

Recorte del Mapa Alpina.

Por desgracia, este tramo del Vero se seca en verano y en primavera podemos encontrar ya la mitad del cañón – el tramo inferior entre los dos molinos – sin agua y justo esta circunstancia es el secreto de la excursión de hoy:

Si encontramos el cañón con mucha agua, el avance por el tramo de los estrechos, especialmente la parte de Almazorre por abajo se complica bastante. Pero si encontramos el río totalmente seco o con las pozas estancadas, pierde todo su encanto y encima sufriremos de la sed. Por eso es más importante de lo habitual, elegir una buena fecha en primavera.

Pues, nos preparamos para una excursión por un terreno olvidado, cogemos agua, el almuerzo y la correa para explorar esta zona olvidada y bella del joven Río Vero.

Ficha joven Vero

Tiempo:

Bajada al río: 30min.

El recorrido por el río: 2 – 3h

Subida a Santa María de la Nuez: 30min.

El retorno por el PR hasta el río: 1h 30

La bajada por los estrechos hasta el Molino de Almazorre: 1h30 – 2h

Desde el Molino hasta Almazorre: 30min.

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Total: depende mucho al caudal, 6 – 8h, jornada completa

Aparcamiento:

En el barrio bajo de Almazorre

Acceso:

Subimos por el camino que conecta los dos barrios del pueblo hasta la iglesia. Como estamos en un pueblo, controlamos al perro.

Desde el bonito recinto de la iglesia, el cementerio y el esconjuradero sale un camino balizado hacia el norte que lleva al dolmen: “La Caseta de Balanzas”. Seguimos por este camino hasta el lecho del Barranco de las Pilas muy cerca de su desembocadura al Río Vero. Durante la bajada debemos prestar atención al caudal.

  • Si las pozas están totalmente secas o estancadas no recomiendo seguir por esta ruta. En este caso, podemos continuar por el PR, visitar el dolmen y conformarnos con este paseo caluroso.
  • Si el barranco no lleva caudal, pero las pozas contienen agua en condiciones, podemos seguir. No vamos a encontrar cascadas en el primer tramo, pero por lo menos nuestro perro se puede refrescar en los restos del agua que encontraremos durante este primer trayecto, y el avance por el lecho será rápido.
  • Si encontramos agua bajando por el lecho, podemos alegrarnos con anticipación por la belleza que nos ofrecerá el Río Vero en el tramo entre Almazorre y Santa María de la Nuez, pero la bajada al Molino de Almazorre sólo es factible con neopreno y mochila acuática. Por todas maneras el avance por el lecho del río será más despacio.

La iglesia de San Esteban de Almazorre

La iglesia de San Esteban de Almazorre.

Seguimos el PR que nos lleva al lecho del Barranco de las Pilas, lo cruza y empieza a subir en la otra vertiente. A pocos metros de la orilla pasamos por un horno de cal donde un panel explica el funcionamiento. Más arriba dejamos el PR y seguimos la senda que da acceso al Castillo de Zaba, balizado a mano izquierda.

El Castillo de Zaba:

El Castillo de Zaba

El Castillo de Zaba.

De este castillo árabe quedan sólo ruinas, pero contemplando los restos de los muros uno se puede imaginar la estructura de las edificaciones y los campos. La carrasca que crece en la misma torre es curiosa y el lugar nos sirve para orientarnos, ya que es un montículo con buenas vistas sobre esta zona:

Mirando hacia el sur vemos la desembocadura del Barranco de las Pilas con el Río Vero. Este último viene del norte pasando por nuestra derecha. Debajo de nosotros se adivinan los primeros estrechos que nos vamos encontrar remontando el lecho.

Para llegar al lecho del Río Vero podemos rehacer el camino hasta el Barranco de las Pilas o más bien bajar directamente al Vero por una senda de cabras obvia.

Empezamos a remontar el río. Ya al principio tropezamos con una secuencia de marmitas que podemos evitar por la orilla derecha (nuestra izquierda según subimos). A lo largo del recorrido vamos a encontrar varias pozas y saltos que podemos superar fácilmente. En la cascada más grande (de 1m y medio) podemos trepar por la orilla derecha ayudando al perro con un empujón. El paso no es aéreo, ni difícil en la subida. En la cabecera de la cascada vemos unos hitos que indican un camino que sube por la orilla izquierda y enlaza con el PR al dolmen. El camino que sube por la orilla derecha se pierde.

Nosotros seguimos por el lecho y pronto llegamos a las ruinas de un viejo molino (Molino Mur) con una bonita poza debajo. A partir de allí podemos seguir por la acequia en la orilla derecha que se convierte pronto en camino y tiene continuidad hasta las zonas abiertas fuera del cañón en las cercanías de Santa María de la Nuez y Paúles.

Robert en las ruinas de un molino en el joven Vero

Robert en las ruinas de un molino en el joven Vero.
No sé cómo se llama el molino, ni a qué pueblo pertenecía, ya que no figura en ningún mapa o libro. A pesar de que Almazorre tiene su propio molino río abajo, supongo que este usaban las poblaciones río arriba o el Santuario de Santa María de la Nuez. (Nota de Ana: El molino sin nombre se llama Molino Mur, de casa Mur de Santa María de la Nuez.)

Cuando vemos a nuestra izquierda los primeros campos laborados, el camino se parte en varios ramales. Seguimos cerca del agua en la orilla derecha (nuestra izquierda) para encontrar a poca distancia una pista que baja de los campos. Subimos por esta pista que da muchas vueltas entre los campos y barrancos. Nos llevará a otra pista horizontal, donde encontramos las balizas de un PR: el camino de Santa María de la Nuez a Betorz y Almazorre.

Santa María de la Nuez:

Siguiendo la pista hacia el norte llegamos en 10 min a la aldea y el Santuario. Sin duda vale la pena elegir dicho lugar para un descanso cultural.

Después de la visita del santuario volvemos por el PR a Almazorre. La pista se convierte pronto en un bonito camino que traspasa un bosque de encinas en la falda del Tozal de Asba. En el punto más elevado encontramos a mano derecha el Mirador de las Corralizas, donde vemos una parte del recorrido que hemos hecho por el cañón y poco después llegaremos a la bifurcación, donde empezamos a bajar hacia el Vero en dirección Almazorre. Otra vez en el lecho podríamos seguir por el PR y llegar en un cuarto de hora a la iglesia, donde iniciamos la excursión, pero si las condiciones están en nuestro favor, debemos bajar por este lecho seco, pulido y precioso que nos llevará a las pozas del Molino de Almazorre que invitan a un último baño fresco.

La primera secuencia de marmitas destrepamos por la orilla derecha. Son las que se ven detrás de Robert en la imagen inicial de esta entrada y nos informan bien sobre las dificultades que nos esperan río abajo:

  • Si las marmitas están secas, podemos avanzar sin grandes dificultades mojándonos sólo los pies.
  • Si las pozas están llenas, vamos a encontrar pozas más profundas en el estrecho abajo donde nos tendremos que meternos en el agua entero.
  • Si hay caudal, recomiendo aprovechar estas mismas pozas preciosas que forman las marmitas para sestear un buen rato y volver por el camino directo a Almazorre. El estrecho que se encuentra río abajo será complicado y no apto para el perro.

El joven Vero debajo de Almazorre

El joven Vero debajo de Almazorre.
En algunos tramos sorprende con un paisaje parecido al Cañón de Vero por la zona de Alquézar.

Después de un corto tramo por un cauce abierto el cañón se estrecha y nos introducimos en un mundo subexcavado donde domina la sequía y la cal blanca que cubre la roca pulida. Ser capaz de pasar con el perro por este extraño paisaje es una verdadera gozada. El caos al principio resolvemos por la orilla izquierda pegado a la pared de la bóveda. Más adelante tendremos que solucionar alguna trepada y cruzar algún charco de agua.

El paisaje seco del joven vero en el estrecho debajo de Almazorre

El paisaje seco de un cauce subexcavado en el cañón del joven vero en el estrecho debajo de Almazorre.
Se puede observar que el avance sería a nado, si el barranco llevaría caudal.

Al fin volvemos a la civilización que se anuncia por campos abandonados y los retos de la presa del molino. Por la culpa de una fuente en la orilla derecha el cauce suele llevar agua en primavera y pronto nos topamos con las bonitas pozas del Molino de Almazorre – aguas cristalinas y frías, el sitio perfecto para almorzar y sestear. A poca distancia se encuentra ya el último objetivo de esta excursión:

Las pozas del Molino de Almazorre

Las pozas del Molino de Almazorre.
Robert está contento que salimos del paisaje lunar.

El Molino de Almazorre

El Molino de Almazorre

El Molino (izquierda) y el Tejar (derecha) de Almazorre.

Fue restaurado hace poco y se pueden hacer visitas guiadas. A nosotros informan los paneles informativos sobre el tejar y el molino y su funcionamiento. Las ruinas de la presa hemos visto justo encima de las pozas.

A mi me extraña cada vez que miro las edificaciones, que se encuentre un molino de este tamaño y importancia considerable en un río de tan poco caudal, el cual llega incluso a secarse en verano.

Retorno:

Desde el molino sube un PR directamente al pueblo donde está el coche.

Robert y el molino sin nombre

Robert y el molino sin nombre.

El Sendero Quejigos y la Pardina Albás

El Sendero Quejigos

El Sendero Quejigos.
Por culpa de la extraordinaria belleza de estos árboles descomunales se escapan a Robert otros detalles. Como la silueta del corte del Mascún que vemos aquí al fondo.

El Sendero Quejigos es un fabuloso recorrido que pasa por 24 ejemplarios centenarios de este tipo de árbol. Se trata de un recorrido fácil, recién abierto, que discurre por un pinar de repoblación paralelo a la pista que conecta Las Bellostas con San Hipólito. Es precioso y la perfecta alternativa a la «aburrida» marcha por la pista.

Recorte Mapa Sigpac

Recorte Mapa Sigpac.

En nuestra excursión incrustamos dicho sendero en una vuelta por la Pardina Albás que también estar debajo del signo de los quejigos, ya que se hallan en los alrededores unos de los más viejos de toda la Sierra. La vuelta al coche realizamos por la orilla del Río Isuala, donde podemos visitar como última atracción del día el curioso molino de Las Bellostas.

Ficha AlbásÁrboles descomunales, pueblos abandonados, pozas y un buen ejemplo de la arquitectura de agua son los objetivos principales de esta excursión. Preparamos la cámara, el almuerzo y la correa para el perro y intentamos a conectar con un mundo que cuenta varias historias de los últimos 1000 años.

Tiempo:

Desde el coche hasta el Sendero Quejigos: 40min.

El recorrido por el Sendero Quejigos: irrelevante.

Del Sendero Quejigos hasta la Pardina Albás: más que 30min. (depende del interés y hasta donde nos introducimos en los bosques)

De Albás a Montalbán: 30min.

De Montalbán hasta el coche por el río: irrelevante, por lo menos 1h

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Total: irrelevante, 4h, explorando profundamente se extiende a una jornada completa

Aparcamiento:

Desde Las Bellostas baja una pista al Río Isuala. Cerca del puente que cruza dicho río hay sitio para dejar el coche.

No es fácil encontrar la pista en el pueblo:

10m después del desvío de la carretera al pueblo tenemos que girar otra vez hacia la derecha y rodear el pueblo por debajo por una traza asfaltada que termina en una granja. Allí nace la pista justo antes del complejo de edificios a mano izquierda.

Acceso:

Seguimos andando por la pista hasta el inicio del Sendero Quejigos. Hay un cartel bien visible a mano derecha. En cuando pisamos el bosque, traspasamos a este mundo mágico y antiguo.

El Sendero Quejigos

El Sendero Quejigos.
Así empieza el recorrido.

Estoy muy contento que el parque natural se ha decidido por abrir a un gran publico esta senda por dichos árboles que antes conocían sólo la gente del lugar y los cazadores. Desde la pista no se ven los quejigos y pensando en las múltiples veces que he pasado por la pista de acceso sin darme cuenta de ellos, me muestra otra vez que queda mucho que no conozco en esta zona y que nunca debo dejar de investigar…

El Sendero Quejigos:

El Sendero Quejigos

El Sendero Quejigos.
Uno de los bonitos ejemplares descomunales.

El sendero se tuerce por el pinar de repoblación paralelo a la pista, la cruza y termina finalmente en ella cerca de San Hipólito y del cruce con la que baja desde la Pardina Albás.

Todo el recorrido está balizado y es apto para toda la familia. Es una gozada y nos sorprende cada 20m con una nueva sorpresa descomunal. Pasamos por veinticuatro árboles, entre todos ellos parece que el numero 24 es el más viejo, pero todos nos dejarán boquiabierta.

De nuevo en la pista nos tenemos que dirigir hacia el oeste. (En esta dirección la pista baja suavemente.) Pronto llegaremos al cruce donde tomamos la que sube a la derecha hacia la Pardina Albás (carteles). A pesar de estar en una pista forestal, la caminata en este tramo es agradable, ya que el pequeño Barranco de San Políz nos acompaña y a mitad del trayecto se encuentra una fuente. El bosque que traspasamos está todavía repleto de Quejigos de considerable tamaño y nos seguirán alegrando el día.

El Caxico de Fraixineto:

El Caxico Frxinito

El Caxico Fraixineto.

Entre todos estos árboles conozco sólo uno que tiene propio nombre. Supongo que haya más que tienen o tenían un apodo, ya que unos de los más viejos se encuentran muy cerca de la población y en campos que pertenecen a familias o casas. (Quizás en un futuro puedo nombrar algún ejemplario más.) El Quejigo de Fraixineto impresiona por su forma y el tamaño de su tronco. Según subimos le encontraremos a unos 5m de la pista a mano izquierda, ya muy cerca de los prados de Albás.

Cuando salimos del bosque a unos prados vemos a la Pardina Albás en una loma a la izquierda en lo alto. Tomamos después del primer campo una pista a mano izquierda y la dejamos en seguida para subir campo a través directamente hacia las ruinas. El camino es obvio, ya que tenemos las casas a la vista. Todos los campos de la zona están separados por viejos quejigos y dan mucho espacio para correr entre un entorno de cuentos. Pasear por esta pradera con nuestro perro es, sin duda, la mayor atracción de está excursión.

La Pardina Albás

La Pardina Albás.
Los viejos robles dibujan las fronteras entre los campos. En este caso el tronco sale pegado a una roca que sustiene el campo superior.

La Pardina Albás

La Pardina Albás

La Pardina Albás.
Disfrutando de las vistas y la melancolía que desprende este pueblo abandonado.

Como el pueblo está situado en un collado, se abren las vistas al Pirineo, en especial hacia la Cotiella. En combinación con las vistas al sur – la Sierra de Balcez, la silueta del Mascún o las Cumbres de Guara, y con la belleza del entorno cercano, se trata de una vista panorámica inmejorable y crea un ambiente fabuloso y ameno. Si no molesta el viento, es el sitio perfecto para un buen almuerzo. También debemos tomar suficiente tiempo para explorar los alrededores, las casas y el templo.

Para seguir nuestra ruta cogemos la pista que se encuentra en el otro lado de la aldea y la bajamos en dirección noreste. Nos lleva en media hora por una zona menos interesante a las ruinas de las Casas de Montalbán. En el cruce de pistas allí tomamos la que baja a mano derecha en dirección a El Pueyo de Morcat. Esta pista nos baja en breve al Río Isuala.

Podemos seguir por el lecho del río hasta llegar al coche. Esta opción incluye algún baño y paso a nado, que sea bien venido en verano. Si no nos queremos mojar de todo es suficiente cruzar el Isuala en el mismo vado de la pista o río abajo. Depende del caudal, pero si buscamos un buen sitio, nos mojaremos como máximo hasta el tobillo.

Por la otra orilla discurre una pequeña senda – no de todo limpio, pero fácil de seguir – que nos llevará al coche igual. Se trata de uno del acceso desde el norte al molino de Las Bellostas, que será el último objetivo de nuestra excursión hoy. Dado que dicha senda tenía mucha importancia en su tiempo y discurre por los restos de la acequia del molino, hoy en día todavía nos podemos aprovechar de esta trocha perdida sin complicaciones y casi siempre tenemos la posibilidad de bajar al agua para descansar en las orillas de una poza.

En el Río Isuala

En el Río Isuala.
Robert disfruta de esta bonita poza cerca del molino.

El Molino de Las Bellostas:

El Molino de Las Bellostas

El Molino de Las Bellostas.

Se trata de una arquitectura extraordinaria en comparación a los de los pueblos vecinos y de hecho hay muchas curiosidades para explorar:

Los rastros de la antigua presa se encuentran bastante lejos, río arriba. Si hemos sido atentos, nos habremos fijado en una fila de agujeros tallados en la roca después de una poza donde el río describe un giro de 90º.

La acequia que habremos usado como camino desde allí.

El pozo, el edificio…

Otra vez tengo que advertir al lector del libro «La montaña olvidada» de Arturo González donde se encuentran muchas informaciones sobre el molino en las últimas paginas.

Retorno

Buscamos una pista en el sur del molino que nos llevará en menos que 3min al puente donde hemos aparcado el coche.

Un Inmenso quejigo hueco

Un inmenso quejigo hueco.
Se encuentra en el borde de los campos al oeste de la Pardina Albás.

La Senda del Turmo y el Mascún Real

 El Cañón del Mascún

En el Cañón del Mascún por la mañana de un precioso día en primavera.
Robert intenta superar la poza sin mojarse.

La ruta de Rodellar a Otín por la Costera es, junto con la de las Pasarelas de Alquézar y la visita de San Martín de la Val d’Onsera, una de las más famosas de toda la Sierra. La variante circular por la Senda del Turmo es un poco más exigente, difícil y por eso menos recorrido, pero la única y verdadera manera de conocer el Mascún Real al fondo. Encontraremos joyas de paisajes de tanta belleza que se escape de mi capacidad de expresarlas en castellano…

Ficha TurmoPara los barranquistas el Mascún es el corazón de Guara, dado que es técnico, largo, completo y muy bonito, especialmente los Oscuros de Otín, por su parte el corazón del Mascún, son la mar de bonito.

Con el perro no llegaremos a pasar por este tramo, pero todas las atracciones de la parte río abajo, el Mascún real e inferior, las podemos contemplar durante la excursión – justo lo que la mayoría de los barranquistas ya no percibe después de aproximadamente 7h de caminata y 11 rápeles. (Lo mismo les pasa en el Barasil después de las Gorgas Negras).

Dos quejigos características cerca de Otín

Dos quejigos característicos cerca de Otín.

El recorrido es fácil de seguir, ya que una parte discurre por el lecho del río y otra es un PR. En todos los libros se encuentran descripciones de la ruta o, por lo menos, unas variaciones de la misma. Los senderos están bien indicados y trazados, incluso el tramo del Turmo y los únicos obstáculos los encontraremos en el mismo río y eso lo debo detallar un poco más:

1) La fecha

En primavera o después de lluvias importantes, cuando el Mascún lleva agua, la excursión es muy bonita, insuperable, pero el avance, sea por el agua o por las sendas que evitan las pozas, es mucho más lento. Ademas, encontraremos agua en el Barranco de Otín cerca del pueblo, que el perro agradecerá.

En verano y otoño se seca. Entonces resulta menos atractivo, pero podemos caminar cómodamente en muchos tramos por el lecho del río.

La Iglesia de Otín

Otín, el Barrio de la Iglesia.
En cuando llegamos por la Senda del Turmo al collado, se abren las vistas a este pueblo abandonado delante de nosotros.

2) Las pozas y el caos

Los caminos que evitan las pozas o el caos son en general «sendas de cabras», mucha vegetación, mala traza, expuestos y varios resaltes y escalones para trepar. No son del todo fácil y requieren más bien una descripción que una simple mención.

Eso ofrecen dos libros:

  • La Guía Alpina «La Sierra de Guara de Oscar Ballarín y
  • La Guía de Barrancos «Sierras de Piedra y Agua» de Enrique Salamero.

3) El sentido de la ruta

La Senda del Turmo es una cuesta muy fuerte y larga, donde nos cargaremos las rodillas considerablemente, si la bajamos. Por eso, el sentido correcto de la excursión es el anti horario. Pero introducirse en el cañón bajando por dicha senda es un espectáculo inolvidable que no se debe descartar. Una persona entrenada, que tiene experiencia en bajar a plomo más de 400m de desnivel, puede asumir el riesgo y plantear la excursión en el sentido horario.

El Cañón del Mascún

El Cañón del Mascún.
Justo aquí la Senda del Turmo se desploma y se introduce al barranco.

La Peña San Miguel

La Peña San Miguel

La Peña San Miguel.
En el sistema de cornisas que rodea la peña Robert me indica el camino.

Por las instalaciones de escaleras y clavijas que abren el paso a la cima, las ruinas árabes, su cercanía de Huesca, su fácil alcance con el coche y por su extraña belleza la Peña San Miguel fue siempre un objetivo solicitado de los excursionistas. El perro no llegará a la cima, ya que su alcance obliga a superar varias vertiginosas escaleras de metal y algunas clavijas, pero podemos completar una media jornada con tres otros objetivos que nos asombrarán tanto como la cima.

Ficha Peña San Miguel

1. El Mirador del Salto de Roldán

Siguiendo por la pista podemos alcanzar a pie en pocos minutos un mirador que ofrece una buena perspectiva del conjunto del Salto de Roldán y de los acantilados de Cienfuens. Como la pista está restringida no habrá mucho trafico.

2. El cauce del Río Flumen

Desde el mismo aparcamiento en el Collado de San Miguel baja por la vertiente norte una pista que se convierte en seguida en una senda. Esta nos llevará a las ruinas y los Campos de Santolarieta. Próxima a estos se encuentra el Manantial de los Lavallos. Podemos acercarnos a la fuente por una corta senda a mano derecha. Ahora nos separa sólo poca distancia del mismo lecho del río. En una bifurcación podemos seguir por el ramal izquierdo para llegar a la pasarela del camino que asciende por la cara norte de la Peña Amán o por el otro que nos llevará a la pasarela de piedras del camino que se introduce a las Palomeras del Flumen.

El retorno al collado puede ser muy caluroso, si elegimos mal la hora y eso podrá pasar fácilmente, dado que en el fondo del valle el sol se va pronto y nos da una sensación de frío que no es verdadera en la subida. Por eso está bien que sepamos donde se halla la fuente.

Si queremos realizar una marcha más seria y larga podemos optar por la ruta de la Bozosa de San Miguel. Esta tiene su propia entrada en el blog.

El Río Flumen

El Río Flumen.
El típico color verde intenso del Flumen en esta zona invita a tomar un baño. Lo que nos se ve en la foto son las inmensas paredes que bajan del Fraile y la Peña Amán a las orillas – Robert las está admirando… ¿o son los buitres los que le llaman la atención?

3. La vuelta a la Peña San Miguel

Esta muy bien descrito en el mencionado libro de Enrique Salamero.

La ruta no es apta para seres que sufren vértigo, pero en ningún momento tenemos que trepar o escalar. Si se evaluase sólo el camino y la traza que se pisa y no se concentrase en el abismo que está cerca y tan presente, se podría decir que es una senda que carece complicaciones. En la parte más estrecha se encuentran los anclajes para montar un pasa manos, aunque no hay ninguna instalación permanente. El último tramo, en la cara norte el camino está algo vestido.

Sea como fuere, las vistas a la Peña Amán y el Fraile, la roca, los buitres y la impresión de la verticalidad hacen que esta vuelta será inolvidable y nos dejará con la boca abierta.

Las Palomeras del Flumen

Las Palomeras del Flumen desde la cornisa que rodea la Peña Amán.
El abismo desde la cornisa impresiona.