Morcat y el Cañón de Sieste

La Poza Chinchirigoy

Robert en la Poza Chinchirigoy.

Mapa Sieste

Recorte del Mapa Sigpac.

Como el Río Sieste entrega sus aguas al Río Ara y está escondido en el noreste de Guara, fue ignorado constantemente, si se habló del entorno de Guara. Eso es un error, porque se trata de un oasis maravilloso que encontramos entre las áridas tierras de esta sierra, justo debajo de El Pueyo de Morcat.

El Barranco Fondo y San Martín son las raíces del Río Sieste y los tres forman pozas, toboganes y cascadas espectaculares en el tramo que vamos a visitar. Morcat es un bonito pueblo abandonado, ubicado en una loma de la cabecera del barranco que revela unas impresionantes vistas sobre el Pirineo.

Ficha Sieste

Tiempo:

Del coche a Morcat: 1h.

De Morcat a San Velián: 30min.

De San Velián hasta el río: 30min.

Por el río hasta el Coñolmundo: irrelevante

Del Coñolmundo hasta su cabecera: 1h

De la cabecera hasta el coche: 1h 30

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Total: irrelevante, 5h 30, jornada completa

Aparcamiento:

En la carretera desde el Puerto Serrablo a El Pueyo de Morcat nace una pista en el km 2,9 a mano izquierda antes de llegar al pueblo. Hay una explanada y un cartel indicativo al principio de la misma.

Acceso:

Andamos una media hora por la pista indicada hasta que encontramos una bonita borda a mano derecha.

Hay otro acceso fácil y más rápido por Boltaña y el Valle de Sieste.

La Carrasca de Morcat:

La Carrasca de Morcat

La Carrasca de Morcat.

Mientras nos hemos acercado a la borda, hemos visto ya un pinar de repoblación al lado derecho de la pista y en su otro extremo una copa gigantesca de una carrasca. Ahora podemos traspasar en sólo 10min este bosquecillo de manera obvia y fácil para encontrar la carrasca monumental de Morcat.

De nuevo en la pista, un poco más delante de la borda se desvía un sendero balizado a mano derecha que gana suavemente altura y nos lleva directamente a nuestro segundo objetivo: el pueblo abandonado de Morcat.

Morcat

Morcat.
Al fondo (izquierda a derecha): El Macizo del Perdido, la Sierra de las Tucas, la Punta Fulsa y Suelsa, la Bachimala, el Bocolón, Espadas, la Peña Montanesa y la Cotiella)

Morcat:

Morcat

La Torre del templo de Morcat.

Las ruinas de sus casas están ubicadas en una loma herbosa con buenas vistas hacia el norte. Desde la Collarada hasta la Cotiella, tenemos una buena selección panorámica de casi todo el Pirineo Aragonés delante de nosotros. Encima del pueblo divisamos en la cima un viejo castillo. Por el antiguo camino, ya perdido, podemos subir para contemplar los restos de sus muros. En el pueblo se hallan, entre muchas más curiosidades, 2 pozos. Uno de ellos se esconde curiosamente en una pequeña habitación dentro de la iglesia.

La Fuente de Morcat

La Fuente de Morcat.

Seguimos por una pista que arranca cerca de la iglesia y baja en serpentinas por la loma. Pronto pasamos por la bonita fuente abovedada y más adelante llegamos a un cruce donde encontramos de nuevo la pista que hemos dejado antes. Allí tenemos la posibilidad de bajar ya directamente al río (tomando la pista a mano izquierda y desviándose un poco más adelante por una senda indicada como “Pozas de Sieste”), pero elegimos una senda que nos lleva en apenas 20min a San Velián.

San Velián:
Las Vistas desde San Velián sobre el Río Sieste

Las Vistas desde San Velián sobre el Río Sieste.

Esta pequeña aldea no está abandonada de todo, aún se resiste de ser olvidada. En el otro extremo del pueblo hay una pista que sube desde el Valle de Sieste. Las vistas también son buenas, y la primera vez podemos contemplar una pequeña parte del oasis que nos está esperando abajo en el valle: las pozas y toboganes del Cañón de Sieste.

Si veríamos las pozas secas o estancadas, sería mejor darse la vuelta en este punto y dejar la excursión para otro día.

Volvemos a la entrada del pueblo y bajamos a las pozas de Sieste, como indica un cartel. En un primer desvío tomamos el sendero a mano izquierda y pronto topamos con la fuente represada de San Velián. Seguimos por el sendero que baja ahora más decidido y se une con el otro que arranca en el la pista anteriormente mencionada. El camino nos deja justo en la preciosa zona de las pozas que hemos visto desde el pueblo y nos podemos aprovechar de ellas con un primer baño. Como esta zona del río es fácilmente accesible desde Sieste, encontraremos gente, incluso en primavera, y perderemos la sensación de aislamiento que hemos tenido en la ruta hasta ahora.

Seguimos por el lecho río arriba, usando los ramales de sendas en las orillas, o, más rápido, por el mismo lecho, si aceptamos que nos mojemos hasta los tobillos. Pasamos por una toma de agua y una zona de menor interés hasta el barranco se estrecha un poco. Allí pasamos por una visera encima de la orilla izquierda que ubica una pequeña poza. A poca distancia de la visera llegamos a un tobogán donde el río describe una zeta. En este punto tenemos que prestar atención para encontrar los hitos que marcan una senda que sube en la orilla derecha (nuestra izquierda) por el bosque. En seguida podemos bajar de nuevo al lecho por un desvío a nuestra derecha. Si remontamos el barranco unos 100m más, llegamos a una de las pozas más bonitas de toda la Sierra.

La Poza Chinchirigoy:

La Poza Chinchirigoy en invierno

La Poza Chinchirigoy en invierno

Una parte de esta poza está cubierta de una cueva y el agua cae por varios chorros y escalones a la misma, es verde, cristalina y suficiente profunda para nadar cómodamente – un sitio de cine.

Para seguir nuestra ruta río arriba tenemos que retroceder a la senda y tomar en el desvío el ramal que sube. La senda nos deja en la cabecera de la cascada de la Poza Chinchirigoy que coincide con la desembocadura del Barranco Fondo. Subimos un poco más por el amplio cauce del Barranco San Martín, él que baja a nuestra izquierda, y nos quedaremos boca abierta de asombro cuando descubrimos la cascada que nos espera a apenas 100m de distancia. Un salto de tal tamaño y belleza no hemos esperado.

El Chorro del Coñolmundo:

Debajo del Conolmundo

En la cueva del Conolmundo.

Por este inmenso salto el agua cae más que 50m en dos escalones a una bonita poza. El nombre original de la cascada es “Cascada del Confesionario”, pero no se puede negar que su nombre moderno le pega mejor.  Nos podemos introducir en una cueva detrás de la cascada y buscar la subida a la cabecera de la última cascada con la ayuda de una cadena – el inicio de la Via Ferrata (trepada de II), mientras el perro nos espere abajo.

Para continuar y explorar la zona encima del salto, tenemos que volver a la desembocadura del Barranco Fondo. Justo allí encontramos un hito en la orilla izquierda que marca el inicio de una pequeña senda que remonta dicho barranco a media ladera. Desde el principio gana altura describiendo algún zigzag, y nos permite ver el Coñolmundo de otra perspectiva. Como es poco transitada y marcada, tenemos que prestar atención a los hitos y la dirección principal. Después de superar unos resaltes de roca, nos deposita encima de un bonito circo. El agua cae unos 20m a una poza en un llano donde se distinguen todavía los antiguos campos cultivados.

El Barranco Fondo:

Barranco Fondo

Barranco Fondo.
Curiosas cuevas en un recinto.

Si queremos bajar a la poza y los campos, tenemos que volver por la senda y buscar un camino obvio de acceso al circo. Esta bajada está invadida por la vegetación, pero todavía se puede bajar sin demasiadas molestias. Abajo encontramos, aparte de los campos perdidos, la bonita poza y la cascada, unas curiosas cuevas dentro de un recinto que era un refugio para el ganado y los pastores desde hace tiempo. Cerca de la poza hay un conjunto de piedras que forma cuatro sillas y una mesa. Como el circo es muy idílico y solitario, podemos aprovechar este sitio para descansar cómodamente.

Desde la cabecera seguimos por la senda en la otra vertiente del valle. Muy pronto llegamos a un mirador que se encuentra encima de la confluencia del Barranco Fondo y el Cañón San Martín. Tenemos la poza de la visera, la Poza Chinchirigoy y el Chorro del Coñolmundo debajo de nosotros y en la colina en la vertiente a mano derecha distinguimos a las casas de San Velián. La senda discurre ahora por el valle del Río Sieste y se va acercando más y más a su lecho lo que pisamos finalmente sin ninguna dificultad unos 100m encima del Chorro del Coñolmundo.

La cabecera:

La Cabecera del Coñolmundo

La cabecera del Coñolmundo.

Lo primero que encontramos en el lecho ancho hacia la cascada es una bonita marmita que invita bañarse. La morfología del lecho de roca lisa facilita la búsqueda de un rincón, donde podemos tomar el sol o sestear en la sombra. En la orilla izquierda encontramos una fuente con agua buena y fresca. Por eso, este sitio es un buen lugar para descansar y esperar hasta que se vaya el calor del día para que podremos volver al coche cómodamente por un terreno mucho más seco.

Si queremos, podemos bajar por el lecho hasta llegar, sin problemas, al salto. Con un poco de prudencia podemos, incluso, destrepar hasta el arbusto del Coñolmundo.

Retorno:

Justo donde hemos pisado el lecho vemos en el otro lado del río, la orilla derecha, un hito y una marca de color amarillo en un árbol. Allí arranca el camino, que nos lleva otra vez a la pista de acceso. Los primeros metros son un poco confusos pero, si prestamos atención encontraremos las marcas amarillas y los hitos que nos guían en zigzag por la ladera hasta una collada. La senda es tímida y poco frecuentada, pero marcada y libre de vegetación en todo su recorrido, gracias a los cazadores y guardabosques. En la collada gozaremos de nuevo de buenas vistas a los Pirineos, pero nos concentramos a las marcas e hitos para no perder la senda que es mucho más difícil de averiguar en este último tramo. Desde el collado seguimos derecho por arriba entre pinos de repoblación hasta topar con la pista en un poco más de una media hora. Giramos a la derecha y la seguimos hasta regresar al coche.

La Borda cerca de la Carrasca de Morcat

La Borda cerca de la Carrasca de Morcat.
Robert está buscando la sombra y la frescura.