Secorún y el Caxico Arialla

Llegando al Caxico Arialla

Llegando al Caxico Arialla.

Secorún era el pueblo más importante de la Guagera. Contaba con su propio ayuntamiento y una escuela. Por los intereses de la industria maderera en los años setenta los habitantes fueron desalojados y las viviendas, salvo la iglesia, destruidas. Este triste hecho todavía sigue influyendo al visitante hoy en día, ya que encontrará las edificaciones mucho más destrozados que en cualquier otro despoblado de la zona, que fue abandonado a unas fechas similares. El ambiente que predomina en la visita de Secorún tiene más bien un sabor a tétrico y siniestro en vez de ser melancólico.

Además dicha industria sigue actuando sin piedad y sin respeto al patrimonio construyendo pistas que avasallan los lechos de los barrancos y los caminos antiguos para sacar la leña. En cada visita de la zona (la Guagera en general) durante los últimos años me quedé asombrado por la actividad de dicha industria y los efectos negativos que esta conlleva.

Ficha SecorúnLa ruta de hoy fue otra vez inspirado por el magnifico libro “El Camino de San Úrbez” de Óscar Ballarín y Arturo González, el cual es el único libro que conozco que proporciona informaciones para el excursionista sobre esta zona, la Guagera, y trata de unas maravillas como el «Caxico Arialla» o la «Sierra Guardia con el Barranco Ricau» o el «Campo Lorente«.

Recorte Mapa Sigpac

Recorte Mapa Sigpac

La excursión propuesta sigue los pasos de un antiguo PR que ya está borrado de los mapas. Conectaba entre otros los pueblos Aineto y Secorún. No se trata del camino antiguo entre estos dos pueblos, sino de una idílica senda que discurre por la ribera del bonito Barranco de la Arredola que suele mantener un mínimo de caudal durante todo el año. De este modo llegaremos al Camino de San Urbez que nos llevará por un extremo al Paso de San Urbez que destaca con el mencionado quejigo y por el otro extremo a Secorún. Desde este despoblado tomaremos el antiguo camino a Aineto para volver al coche.

En el camino se San Úrbez

En el Camino de San Úrbez.

Los caminos que recorremos están generalmente semi-borrados y parcialmente muy vestidos. Nos resultará difícil averiguar la trocha original en muchos tramos, sobre todo si no hay ningún lecho de río que nos guíe como en el retorno de Secorún o por el Castellar. Pero nos introducirán en este típico paisaje, salvaje y poco frecuentado, que conocemos ya de otras excursiones por la Guargera.

Preparamos la mochila con mucho agua, el almuerzo y la correa del perro para explorar las tierras de Secorún que hoy se presentan en forma de pinares de repoblación dentro de un mar de maleza.

Tiempo:

Del aparcamiento a la poza: 30min.

De la poza al cruzae con el Camino se San Úrbez: 30min.

Subida al Caxico Arialla: 15min.

Del Caxico Arialla a Secorún: 45min.

Explorando Secorún: irrelevante, 30min.

Explorando el Castellar y la ermita: irrelevante, 1h.

De la Ermita de Santiago al coche: 1h.

Opcional:

Por la loma de Arialla al Paso de San Úrbez: 1h

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Total: 4h30, jornada completa.

Aparcamiento:

En la carretera A-1604 por la Guagera en dirección Laguarta parte a mano derecha una pista entre el km. 20 y km. 21. Esta pista se acerca al río justo enfrente de la desembocadura del Barranco de la Arredola.

En un amplio ensanche podemos aparcar.

Acceso:

Cruzamos al Río Guarga donde nos parezca mejor y buscamos una senda que se forma en el bosque en la orilla derecha del barranco de la Arredola.

Por esta senda empezamos a remontar dicho barranco.

La senda cruza el lecho del río en dos vados. Si el caudal es normal, no tenemos que mojarnos los pies. En breve llegamos a un cruce de caminos que es poco visible. Desde nuestra izquierda bajar una senda desde Secorún (nuestro retorno) y por la derecha su prolongación sube a la pista que lleva a Aineto. Nosotros ignoramos estas sendas (si las hemos visto) y seguimos remontando el barranco. Ahora hay restos de sendas en las dos orillas, incluso podemos avanzar por el mismo lecho del río.

Pronto llegaremos a la confluencia del Barranco del Lenar (nuestra derecha) con el Barranco de la Arradola (izquierda). En este punto ya escuchamos, incluso divisamos el pequeño salto que forma la bonita poza de la Arredola – nuestro primer objetivo.

La Poza de la Arredola

La Poza de la Arredola

La Poza de la Arredola.

Se trata de una profunda marmita de bajo de un pequeño salto. El conjunto es muy bello, ya que una parte de la poza se mete en una cueva – más pequeña, pero parecida a la Poza Chinchirigoy en el Río Sieste.

El Barranco de la Arredola sigue siendo bonito según avanzamos, pero la única poza profunda es la que tenemos delante. Así que debemos aprovechar los aguas cristalinos y tomar un baño, si el tiempo lo permite.

Muy interesante es también la cabecera del salto. Veremos que hay una fuente en la orilla izquierda debajo de un muro de apoyo a ras del agua.

Y dicho muro llama la atención aun más. Parece que era el fundamento de un antiguo puente, ya que está ubicado justo en el borde de un breve estrecho. Como la erosión ha dejado ya tantas cicatrices y la vegetación ha invadido el terreno, no se ve ningún camino que se acerque por la orilla izquierda al supuesto puente. Pero tampoco hay rastro de campos, para deducir que el murete formaba parte de una terraza de cultivos. Sabiendo que en la loma al sur del barranco estaba ubicado el pueblo medieval de Arialla y más arriba la Pardina Trillo, no extraña demasiado encontrar los restos de un puente en este lugar.

La Poza de la Arredola

La Poza de la Arredola.

En la orilla derecha del salto encontramos claramente la senda que sigue remontando el barranco, incluso encontraremos una marca del PR en una roca. A poca distancia un desprendimiento ha hecho desaparecer la senda por unos 50m. Podemos seguir trepando por donde iba, bajar al lecho del río y avanzar por el agua o introducirnos en el bosque en el otro lado. En breve veremos en la orilla izquierda una borda en ruinas. A esta altura ya se ha recuperado la trocha del PR en el lado opuesto y la podemos seguir de nuevo cómodamente.

El Barranco de la Banera

El Barranco de la Banera. Justo en la cabecera del salto está el vado.

Para salvar el Barranco de la Banera, afluente del margen derecho, la senda hace una amplia lazada y salva este arroyo secundario por la cabecera de un bonito salto. Después la senda se arrima de nuevo al cauce del Barranco de la Arredola y no lo abandona hasta topar con el Camino de San Úrbez que se hace reconocer fácilmente por unos hitos grandes y visibles.

Giramos a la derecha y avanzamos por el Camino de San Úrbez en dirección sur. En seguida cruzamos una pista y empezamos a subir por una tímida senda que sigue siendo marcado por los hitos. Cuando llegamos a un suave collado el Caxico Arialla nos saluda con toda su majestuosidad.

El Paso de San Úrbez

El Caxico Arialla

El Caxico Arialla en invierno.

El modesto collado ha adaptado el nombre por los peregrinos que cruzaban la loma por él. Como inmenso faro estaba y está el Caxico Arialla marcando el cruce de cuatro caminos. Por la loma discurrió la senda que llevó a Azpe viniendo desde el pueblo medieval de Arialla en la misma loma más abajo. Nosotros hemos llegado por la senda que viene de Secorún y la que tiene continuidad hacia Aineto bajando por el Barranco Lenar.

Pero nosotros nos concentramos en el idílico lugar con este árbol singular cuya sombra invita a sestear. Además podemos «visitar» a los montones de piedras los cuales son los restos del pueblo medieval Arialla. Los encontraremos en los campos más abajo en la misma loma.

Nota personal – Variante por la loma de Arialla

Durante mis paseos de investigación he descubierto una zona muy curiosa cerca del Salto del Barranco de la Aredola – curiosa de cara a la arquitectura popular. Para acoplar esta curiosidad a la ruta podríamos efectuar la marcha desde la Poza de la Aredola al Paso de San Úrbez por la misma loma divisoria de los dos barrancos (Arredola y Lenar).

Por desgracia, en gran parte de este recorrido no hay senda y la lucha contra la vegetación es constante, molesta y fatigosa. Por este motivo estoy mencionando esta vía como una variante opcional esperando que de este modo sólo llama la atención a los lectores más experimentados y aficionados a los secretos que se esconden en las antiguas construcciones de piedra.

Justo en la confluencia de los dos barrancos mencionados arranca una tímida senda, algo vestida pero bien visible. En los primeros metros gana altura y se adentra en el pinar que domina la loma divisoria. Escondido en el pinar se encuentran varias terrazas de piedra, restos de antiguos campos de cultivos los cuales la senda traspasa en linea recta. Pronto toparemos con los primeros pilones de piedra. Desde lejos parece que sean refugios pastorales, pero de cerca se ve que no son huecos (y nunca lo fueron). Más bien pienso que se trata de una manera de almacenar piedras. Este atesoramiento es interesante, ya que es algo que no se ve mucho hoy en día y lo convierte este simple pinar en un lugar cargado de historia y arquitectura popular señera.

Las piedras apiladas y los muretes en el pinar

Las piedras apiladas y los muretes en el pinar.

Pero mi cabeza no para de dar vueltas por esta observación y me pregunto de donde venían estas piedras, lo que me lleva a una suposición descabellada:

¿Podría ser que en este bosque se hallan las piedras restantes del desaparecido Castillo de Secorún?

En la peña que domina dicho pueblo cercano se hallaba un castillo. Hay varios autores que confirman este hecho y, en particular, lo demuestra también el nombre de la peña: «El Castellar». (Más adelante lo vamos a ver durante la ruta de hoy.) Lo curioso de dicha peña es que no se encuentran ni una piedra que podría proceder de una antigua construcción. En otros lugares, como por ejemplo en Morcat o en la Peña Surta, se observan unos pocos restos.

En general no extraña que la gente del lugar usaron piedras de un castillo obsoleto para construir muros y casas, ya que estas piedras solían ser de buena talla. Quizás en el caso de Secorún esta reutilización de materia prima llegaba ser la base de un negocio pedrero y nosotros estamos traspasando el antiguo almacén.

Sea como sea, debemos seguir. Cuando coronamos una primera cima de la loma, desaparece el pinar y con él también el camino. Es allí donde empiezan las molestias y dificultades por la vegetación. El itinerario discurre siempre por la cresta. Nunca debemos alejarnos de ella. Después de salvar varias cima y collados, algunos repletos de maleza, topamos con los campos donde está el Caxico Arialla. Si no nos hemos alejado de la cresta, no hay pérdida.

El Caxico Arialla

El Caxico Arialla.
Robert se esconde en la sombra.

Desde el Paso de San Úrbez bajamos de nuevo al Barranco de la Arredola y seguimos el Camino de San Úrbez en el otro sentido, en dirección noreste. Este camino y la pista que encontramos en el fondo del valle tienen el mismo objetivo: Secorún. Sólo que el camino nos llevará al pueblo mucho más directo. Pues, seguimos los pasos de los peregrinos, siempre atentos a los hitos.

Después de una subida más pronunciada por terreno muy seco podremos observar los primeros muros de apoyo y campos abandonados del pueblo. Teniendo las ruinas ya cerca llegaremos a un pequeño campo de forma triangular. Este campo es muy importante para la orientación en la ruta restante, ya que hay una bifurcación poco visible en él. A mano derecha sigue la trocha del mismo estilo (de tierra apretada en un lecho de hierba) hacia el pueblo de Secorún y a mano izquierda se mete un camino de hierba a dentro de la maleza alta. Mirando lo bien y considerando la anchura, se ve que se trata de una antigua pista forestal, invadido por la vegetación y intransitable. Si queremos explorar el pueblo, tenemos que volver después a este mismo campo para coger la pista. Merece la pena estudiar bien el croquis abajo:

Croquis sobre el recorte de la foto de Sigpac

Croquis sobre el recorte de la foto de Sigpac.

Primero cogemos el camino a mano derecha que nos lleva en breve a una pista y a  la entrada del pueblo.

Secorún

La iglesia de Secorún

La iglesia de Secorún.

Como mencionado en la introducción, el pueblo está extremadamente derruido. Así que, lo más interesante (y quizás lo único factible) para visitar hoy en día es la iglesia. A la derecha de esta (mirándola desde la plaza) se encuentra el pozo. En la ladera que baja desde el Castellar se divisa alguna fachada que se mantiene en pie, pero ninguna casa sigue entera. Todas las calles y entradas están obstruidos por la hiedra y las zarzas, de hecho la hiedra sube por algunas fachadas (como la de la iglesia) a unas alturas considerables y puede servir para un motivo de foto excepcional.

Volvemos al campo triangular y seguimos por la pista intransitable que se fusiona más adelante con el antiguo camino a Aineto. Los primeros metros de dicha pista están muy vestidos y no vamos poder traspasar esta zona sin sufrir algún rasguño. Después de salir de las dos zonas de mucha vegetación el camino llega a un terreno más árido. Delante de nosotros vemos un muro medio derruido y un hito que indica que el camino sigue por debajo. Nos llevará de retorno hacia el Barranco de la Arredola cerca del coche.

La escalera que salva el resalte cimero

La antigua escalera que salva el resalte cimero.

Pero antes de ponernos en marcha y abandonar la zona de Secorún propongo explorar el Castellar y la Ermita de Santiago. Aunque no hay sendas que suben a estos objetivos, estamos ahora en un lugar donde no resulta difícil, ni molesto ascender hacia dicha cima. Además resultará cómodo avanzar y acercarse a la ermita por la cresta y bajar desde ella a la pista unos 500m más adelante.

Estamos delante del muro derruido, dejamos el camino a Aineto y empezamos a subir la ladera a mano derecha por donde menos molesta la vegetación, siempre aprovechando los pasos de ganado de una terraza a otra. Si hemos elegido bien el lugar por donde avanzar llegaremos al resalte cimero justo de bajo de un curioso desplome de bloques entre los cuales han echado raíces dos cerezos. Debajo de este último resalte rocoso discurre una senda muy tímida en horizontal. Giramos a la derecha y avanzamos por ella hacia el este sin más dificultades. Ya en el extremo oriental de la peña veremos una antigua escalera de piedras que supera dicho resalte y nos llevará a la cima del Castellar.

El Castellar

Secorún desde el Castellar

Secorún desde el Castellar.
Lo que era un pueblo, ahora es una selva impenetrable.

La cima nos propone buenas vistas al pueblo y hacia el sur, por donde hemos venido. Resulta sorprendentemente difícil localizar el Caxico Arialla y el Paso de San Úrbez, pero puedo asegurar que este modesto collado con su árbol está a la vista también.

En la plataforma cimera se ubicaba un castillo. Por desgracia no se encuentran ningunos restos, ni rastros de su ubicación exacta.

Para acercarnos a la Ermita de Santiago debemos seguir la cresta hacia el oeste. Cuando llegamos al collado entre esta y el Castellar podemos bajar por un paso obvio entre las rocas. Como la ermita ya está a la vista – aunque se camufla entre los arboles – no resulta costoso llegar hacia ella.

La Ermita de Santiago

La Ermita de Santiago

La Ermita de Santiago.

Aunque no queda mucho del pequeño templo, esta vieja construcción en este entorno, tan esplendido y aislado, hace que nos sentiremos satisfechos por haber subido. Más detalles interesantes sobre la historia, la arquitectura y una leyenda se encuentran en la pagina «LA GUÍA DIGITAL DEL ARTE ROMÁNICO» de Antonio García Omedes.

Para bajar de nuevo debemos situarnos en el sur de la ermita donde hay un paso obvio entre las rocas que salva los primeros metros pendientes. Después hay que seguir derecho hacia abajo evitando la vegetación densa – justo como en la subida al Castellar. Cuando llegamos a terreno suave y plano topamos inevitablemente con el camino a Aineto. Este sendero salta a la vista en esta zona, ya que se mantiene uno de los muros laterales de pie.

Seguimos por el camino a Aineto en dirección oeste. De este modo empezamos una larga travesía en horizontal por terreno seco. Debemos prestar mucha atención para no perder la trocha, ya que la presencia de los hitos disminuye. Mucho más adelante llegamos a la cabecera seca de un barranco. A mano izquierda hay un muro y unos hitos indican un brusco cambio de dirección: empezamos a descender. En seguida la senda (ya ha dejado ser pista antigua) cruza el cauce seco y se arrima a la orilla derecha. Constantemente acompañado por este pequeño afluente al Barranco de la Arredola bajamos directamente a la senda de acceso justo en el cruce mencionado al principio. De nuevo en terreno conocido el perro puede refrescarse y nosotros deberíamos disfrutar de un último descanso. Sólo resta volver por el curso del agua al coche.

Retorno:

Bajar por la senda de la orilla hacia el coche.

Secorún

Secorún.
Una foto que refleja el ambiente de este despoblado.

Las Cuevas de Bagüeste

Las Cuevas de Bagüeste

Las Cuevas de Bagüeste

Hay varias maneras de visitar Bagüeste, uno de los pueblos abandonados más bonitos de la Sierra de Guarra, ya que está ubicado en un montículo en la divisoria entre el Mascún y el Balcez. Existen muchas descripciones al respecto en las guías y sin duda ninguna, el libro «La montaña olvidada» de Arturo González nos proporciona la información más detallada. De hecho la ruta presentada sigue los pasos de Arturo moldeándolo todo a una bonita excursión circular.

Además nos acercamos a lugares singulares cerca del pueblo, atracciones que la mayoría de las guías omiten. En concreto me refiero a un tramo del Río Isuela denominado «el Vado» y las Cuevas de Bagüeste, una cornisa en la falda de Santa Marina que fue usada como refugio pastoral. Uno de los lugares mágicos donde se encuentran el abismo, la belleza y la cultura.

Ficha BagüestePor este ultimo objetivo aditivo la ruta, básicamente fácil, se convierte en una relativamente difícil. No es obligatorio escalar, pero pasaremos por varios tramos expuestos, otros de trepada fácil y tendremos que superar una pista larga, monótona y calurosa. Pero después de todo merece la pena y nos quedaremos satisfecho.

Recorte Mapa Alpina

Recorte Mapa Alpina.

Así que, la circular básica es una excursión muy recomendable de la cual puede disfrutar toda la familia durante media jornada. O, si nos gusta lo exigente, podemos extenderla a una excursión de día entero que destaca con todas las atracciones y los objetivos que son usuales para esta sierra. Sólo queda que preparemos la mochila con mucha agua, el almuerzo y la correa para que exploremos al fondo el pueblo abandonado de Bagüeste y sus alrededores.

Tiempo:

Desde el aparcamiento al GR 1: 15min.

Subir a Bagüeste: 45min.

Subida del pueblo a las Cuevas de Bagüeste: 1h.

Bajar del pueblo al Vado: 30min.

Volver al Coche: 30min.

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Total: 3h, media jornada, explorando profundamente o con la visita de los dos objetivos adicionales se extiende a una jornada completa.

Visita adicional del Corral de Villanueva: 30min.

Visita adicional de la Ermita Santa Marina: 30min.

Aparcamiento:

Desde Las Bellostas baja una pista al Río Isuala. Cerca del puente que cruza dicho río hay sitio para dejar el coche.

No es fácil encontrar la pista en el pueblo:

10m después del desvío de la carretera al pueblo tenemos que girar otra vez hacia la derecha y rodear el pueblo por debajo por una traza asfaltada que termina en una granja. Allí nace la pista justo antes del complejo de edificios a mano izquierda.

Acceso:

La excursión empieza en el puente sobre el Río Isuala.

Avanzamos por una senda que discurre por la orilla derecha hasta topar río abajo con el GR 1. Este viene de Las Bellostas, cruza el río y sube a Bagüeste. Así que, le seguimos en ascensión hacia el pueblo objetivo.

La Ermita de San Miguel

La Ermita de San Miguel

La Ermita de San Miguel.

El primer edificio – en caso que no hemos visto las dos bordas en las orillas del Barranco Canarella que hemos cruzado unos poco minutos antes (una cerca a la orilla a mano izquierda y otra escondida en un recinto a mano derecha) – es esta ermita situada en un pequeño montículo.

En su interior todavía se pueden admirar muchos detalles como dibujos y escrituras.

A poca distancia se encuentran las primeras casas de Bagüeste.

Bagüeste

Bagüeste.
Un quejido de dos troncos nos saluda.

Bagüeste

El templo de Bagüeste

El templo de Bagüeste.

El GR traspasa el núcleo, rodea el montículo/mirador céntrico y se acerca finalmente a la iglesia. Merece la peña invertir un buen rato para contemplar los muchos detalles y el ambiente sobrecogedor de las ruinas. En la cima del montículo central hay una vista panorámica de 360º con las casas abandonadas en primer plano y el Pirineo al fondo. Más adelante está el templo en lo alto siguiendo vigilando de los dos valles colindantes.

Tampoco debemos pasar de largo del caxical en la cuesta en el este del pueblo donde los árboles invadieron los antiguos campos. Encontraremos unos caxicos excepcionales escondidos entre sus hermanos más jovenes. Por esta zona, en el extremo norte, se encuentra también el aljibe del pueblo.

Bagüeste

Bagüeste en primavera.
Vistas de la colina central al pueblo y la iglesia.

En el otro extremo del pueblo, cerca de la iglesia encontraremos el inicio de la pista que sube hacia Santa Marina, un cartel lo indica. Es el punto donde nos desviamos definitivamente del GR. La pista que salva esta larga ladera hasta la cima es muy calurosa, pero no hay remedio para llegar a nuestro siguiente objetivo. Así que, seguimos por la pista principal que asciende en amplias lazadas. Nos entretendrán las vistas que se superan con cada recodo y después, en la parte más alta, encontraremos fósiles en abundancia. De hecho, la misma gravilla que forma la trocha se compone de fósiles.

En el ultimo recodo – o la séptima curva o la primera donde se abren las vistas al Cañón del Balcez – tenemos que prestar atención. Estamos muy cerca de un resalte rocoso que marca el borde superior del mismo cañón. Hay una senda que cruza esta cresta por un paso un poco encima de nuestra posición. Por ahora ignoramos esta senda y nos acercamos sin camino obvio a la zona de la cresta más cercana y empezamos a bajar por ella. Pronto notaremos que se forma una tímida senda que discurre paralelo a la arista. Ya estamos muy cerca de las Cuevas de Bagüeste, aunque no las podemos ver.

 Las Cuevas de Bagüeste

Las Cuevas de Bagüeste

Las Cuevas de Bagüeste.
El antiguo acceso con el puente de madera.

Se trata de una faja que se estrecha en los extremos, pero cuya parte central es ancha y forma bonitas cuevas y covachos en la pared.

En la parte abajo – o al noreste – se forma una cornisa muy estrecha que era la entrada original. En la parte más angustiosa se encuentra un tipo de puente de madera que facilitaba el paso. Hoy en día estas maderas están podridas y no son seguras. Así que, para nosotros no sirve este acceso.

(Sin embargo, merece la pena acercarse por la arista principal y contemplar esta construcción de madera desde cerca. ¡Que valientes eran estos pastores y su ganado! Además veremos los peldaños de acceso tallados en la roca y un poco antes, más arriba en la cresta principal, hay unos ventanales o más bien agujeros al vacío muy curiosos. ¡Mucho cuidado con el perro en este lugar!)

Pero en el otro extremo arriba hay un paso por la arista de un espolón debajo de la cresta principal. Esta entrada no es demasiado difícil y factible para nosotros, sólo hay que averiguar el inicio de este camino y por donde discurre su trocha entre el boj. 

Robert en el paso por la arista

Robert en el paso por la arista del espolón.

Este acceso encontramos en una zona donde la cresta principal es suave y apta para pasar a la otra vertiente. Está situada a una distancia de unos 170m de la pista y se encuentra un cartel metálico de caza cerca. Veremos que hay una cornisa que nos permite bajar cómodamente a una zona de boj. Allí desciende la senda, oculta por la vegetación, en linea recta unos 20m. Después gira a la izquierda y nos acerca a un obvio paso, rocoso y libre de vegetación, que conecta con la arista del espolón mencionado. Por la arista, expuesta pero ancha y plana, pasamos a la zona entre este promontorio y la pared que baja de la cresta principal. Sólo resta bajar por una losa inclinada para llegar al extremo suroeste de las Cuevas de Bagüeste. Todo este trayecto es visible desde arriba. Por eso hacemos bien en tomar cierto tiempo y localizar los pasos claves antes de meternos en la pendiente.

Una vez en el lugar podemos disfrutar de un conjunto sobrecogedor. El cañón debajo de nosotros enmarcado por los primeros árboles del Hayedo de Santa Marina y los buitres que sobrevuelan el escenario, ya que anidan en los paredes donde nosotros estamos sentados. Enfrente vigila la Peña Surta sobre todo el espectáculo de cual estamos disfrutando.

Las Cuevas de Bagüeste

Las Cuevas de Bagüeste.
Una de las esquemas rascadas en la roca. ¿Un calendario de pastores?

En algunas zonas hay restos de muros. Unos para sujetar el terreno y otros para protegerlo. Más abajo hay una cueva que habrá sido el refugio del pastor. En esta zona se encuentran también varias esquemas rascadas en la pared. (Podría tratarse de unas versiones toscas de un calendario. En la serie «Los Secretos de las Piedras» de Aragon TV Eugenio Monesma presentó un calendario lunar de pastores mucho mejor trabajado. Aunque no son iguales, tienen similaridades. Un entendido podría aclarar el significado.)

Volvemos a la curva de la pista. Allí podemos optar por visitar dos lugares más antes de volver al pueblo.

  1. Recomiendo visitar el Corral Villanueva, si nos queda tiempo.
  2. Podemos ascender hasta la Ermita de Santa Marina. Hay que tener en cuenta que la subida sigue siendo calurosa, monótona y carece de agua o sombra.
  3. No recomiendo seguir bajando por la cresta integral. Al final, antes de reunirse con la senda al Vado, empieza a dominar el Erizón y no deja pasar al perro.

EL Corral de Villanueva

Vistas desde el camino al Corral Villanueva a la Cresta y las Cuevas de Bagüeste

Vistas desde el camino al Corral Villanueva a la Cresta y las Cuevas de Bagüeste.
Se divisa bien la zona de boj por donde bajamos. Después el tramo horizontal, el paso por la arista del espolón y, más lejano, la cornisa estrecha donde se encuentra la puente de madera.

A este corral llegamos siguiendo por la senda antes mencionada.

Esta cruza la cresta en un zigzag y se adentra en la parte superior del Hayedo del Balced. Despues baja suavemente hasta topar con el muro del corral. Este camino es muy bonito y nos entretiene con bonitos ejemplares de hayas, quejigos o arces.

El corral está abandonado e invadido por la vegetación. Un poco más adelante, donde se pierde el camino en una pedrera, hay de nuevo buenas vistas sobre el cañón.

Santa Marina

La entrada a la Ermita de Santa Marina

La entrada a la Ermita de Santa Marina.

Este tozal destaca en primer lugar por sus vistas. Como es el pico que está situado en el extremo norte de la Sierra de Balcez, se abren muy buenas vistas al Pirineo. La misma ermita, el recinto cercano y los primeros hayas cercanas proporcionan otro aspecto más que hace que este lugar merece una visita.

Si no fuera por la falta de agua, recomendaría este objetivo sin ninguna restricción. Pero el hecho que no encontraremos agua en el camino hay que tener en cuenta.

Finalmente volvemos al pueblo de Bagüeste. Allí tenemos que encontrar la senda que nos lleva a la bonita zona del Río Isuala denominada el Vado. Esta senda rodea los campos que están al este del pueblo por la derecha. Un cartel «Las Bellostas» indica su inicio. Hay que prestar atención a no confundirse con una pista que discurre al principio paralelo a la senda. La pista tuerce a la izquierda y cruza los campos. Nuestra senda, al contrario, sigue bordeando los campos por su derecha y sigue bajando en la misma dirección metiendo se en un pequeño barranco. En está zona nos despiden dos caxicos muy curiosos, uno de ellos extremamente monumental.

¡Que caxico más magnifico!

¡Que caxico más magnifico!

En la zona donde la senda baja en zigzag tenemos de nuevo contacto visual con el río. Deberíamos parar un momento para orientarnos:

Justo de bajo de nosotros el Isuala describe un meandro de casi 180º y rodea de este modo una suave loma.

El Río Isuala

El Río Isuala.
El breve estrecho mencionado.

Al lado izquierdo de dicha loma se encuentra una chopera, nuestro objetivo siguiente. La senda que lleva hacia ella pasa por una zona de margas donde la erosión maltrata a la trocha constantemente. En algunas partes es difícil divisarla, aunque se encuentran hitos en todo este trayecto. Sabiendo que debemos llegar a los árboles mencionados no resulta problemático continuar sin interrupciones.

En la vertiente derecha las aguas pasan por un breve estrecho que forma bonitas pozas y jacuzzis. Se puede llegar directamente con alguna dificultad o mejor, sabiéndolo, desde el Vado siguiendo el curso del río.

Seguimos por la senda hacia la chopera.

El Vado

El río cerca de la pasarela

El río cerca de la pasarela.

Llegando a la chopera veremos un cartel que indica nuestro retorno en dirección a Las Bellostas y una fuente, pero hay mucho más para descubrir.

Siguiendo la senda recto al pie de la colina llegamos a la pasarela que da el nombre a este lugar. Nos permite cruzar el río sin mojarnos los pies incluso mientras hay crecidas. Conecta con una pista que sube a la Cabañera del Balcez, la cual conecta nuevamente Las Bellostas con Sevil por lo alto de estas sierras.

Podemos seguir la corriente por el lecho del río para llegar al estrecho mencionado en el parágrafo anterior. Para pasar por las pozas del estrecho tendríamos que nadar. En seguida vendría otro estrangulamiento con nuevas pozas. Las primeras pozas son verdaderamente bonitas y las cascaditas nos pueden dar un buen masaje en la espalda.

El refugio pastoral

El refugio pastoral encima de la chopera.

Hay dos refugios rupestres cerca. El más interesante está escondido en una pared aboveada encima de la chopera. El segundo, de dimensiones y estado inferiores, está enfrente de la fuente cuya ubicación indica el cartel (ya visto).

Esta fuente forma charcos en el suelo y no está condicionada para coger agua potable. Encima de ella se encuentran las ruinas de un gran edificio y varios campos antiguos o terrazas de cultivo. No creo que se trataba de un molino, ya que hay otros dos muy cerca. Pero al otro lado tiene toda la pinta de que era uno. Debajo de las ruinas está la poza más grande de la zona. Es un buen sitio para descansar.

La chopera del Vado

La chopera del Vado.
En otoño coge un color casi irreal o postizo.

Seguimos por la senda marcada que discurre por las orillas del Isuala. En seguida llegamos a una pista que cruza el lecho del río. (Es la pista que baja de Bagüeste, la que iba paralelo a nuestra senda los primeros metros. Pues, finalmente llega al mismo sitio, pero su trayecto no es tan bonito (no tiene nada que ver) como el que hemos experimentado. La prolongación de la pista es la que se encuentra cruzando la pasarela. Obviamente es una alternativa de regreso para ahorrarse cruzar el cauce una vez.

La senda, siguiendo en la orilla opuesta, nos lleva por los campos y la caseta de Juan Bara, cruza de nuevo el río y finalmente nos situará en el cruce del GR que conocemos de antes.

Una de las pozas en el camino

Una de las pozas en el camino.

Retorno:

Volvemos al coche por el mismo camino.

Uno de los impresionantes quejigos de Bagüeste

Uno de los impresionantes quejigos de Bagüeste.
¡Está vivo!

El Molino de Las Bellostas

Ya que estamos cerca, merece la pena que visitemos El Molino de Las Bellostas, si no lo conocemos.

Al Dolmen de la Piatra por Cienfuens o «Cuevas y Buitres»

La cresta de Cienfuens

La cresta de Cienfuens o el Escalar.

Este paisaje espectacular se conoce más bien dentro del circulo de los escaladores y espeleólogos. En algunas guías figura una excursión que tiene como principal objetivo el Dolmen de la Piatra. Normalmente se describe una vuelta, más o menos amplia por el Escalar. Pero todas estas documentaciones ignoran las sendas más espectaculares: la que discurre por la cresta y la que se acerca por el pie de los paredes de Cienfuens al gran desplome debajo de la buitrera.

Recorte Mapa Alpina

Recorte Mapa Alpina.

Si optamos por la ruta presentada, hay que reconocer que no se trata de un paseo, sino de una excursión relativamente delicada, ya que nos obliga crestear por un terreno muy irregular. También los accesos a la cresta son incómodos y poco definidos.

Por esta misma razón el perro debe estar bien acostumbrado a marchas de este tipo. No lo digo sólo por la áspera superficie del Karst, que puede dañar a las almohadillas. Lo digo en primer lugar por el comportamiento. No recomiendo llevarle atado por la cresta. Dado a las características del terreno, pondríamos en peligro a los dos, amo y perro. Al otro lado, tampoco se debe alejar o empezar a correr sin conocimiento. En resumen: que el perro este bien entrenado y educado son unos de los requisitos más importantes para esta excursión.

La visita de la buitrera es algo especial. Nunca he estado en un mejor observatorio natural. Pasar quieto unos 10min, media hora o medio día mirando a los buitres y sus comportamientos es verdaderamente una gozada. Esta experiencia será para nuestra ruta la punta sobre la i. Como el acceso discurre por debajo de los acantilados, es recomendable llevar un casco.

Otros objetivos de la ruta son más simples de visitar: el Dolmen de la Piatra, el Embalse de Cienfuens, el Refugio de Peña Guara o la Cueva del Toro.

Hay dos cuevas que están pegadas a nuestro camino. Ninguna de las dos resulta difícil de visitar, especialmente la Cueva Artica es sencilla, ya que tiene poco desarrollo. Pero no es recomendable meterse con el perro, ya que hay agujeros, pozos y una oscuridad absoluta. Más vale controlar el perro a tope mientras exploramos las bocas de las cuevas. Referente a esto, las entradas más interesantes son las de la Cueva del Torro.

La fecha perfecta para la excursión es cuando los embalses están llenos de agua. Así que en los primeros días de primavera o invierno (mientras no haya nieve) tenemos la mayor posibilidad de encontrar este paisaje de cine – agua y roca. Aunque en los últimos años se encuentran los pantanos cada vez con más frecuencia vacíos, quizás es un efecto secundario de la apertura del Embalse de Montearagón.

Antes he mencionado la falta de buenas descripciones en la literatura. Esto no es de todo cierto. Se encuentra una inagotable fuente de informaciones – anécdotas, cultura y arquitectura rural, historia o toponimia – en el libro «La senda entre el boj» de Miguel Ortega Martínez. No se trata de una guía de montaña, sino más bien de un resumen de sus observaciones, impresiones y investigaciones durante los muchos viajes efectuados por Miguel en el municipio de Nueno; finalmente publicado en un libro francamente bello.

Preparamos la mochila, el almuerzo, un frontal (en caso de tener ganas de explorar las bocas de las cuevas más a fondo) agua y la correa para llegar al limite de la verticalidad.

Ficha CienfuensTiempo:

Desde el aparcamiento a la presa: 30min.

Subir al refugio: 15min.

Del refugio hasta el Campo del Escalar: irrelevante, 1h30.

Bajar a la pista: 15min.

Subir al Collado de la Travesada: 30min.

Bajada al Dolmen de la Piatra: 30min.

Volver por el Camino de la Toba hasta la presa del Embalse de Santa María de Belsué: 1h.

Visita de la caseta de la central: 30min ida y vuelta.

Volver al coche: 30min.

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Total: 5h30, jornada completa

Visita adicional de la Cueva Atica: inmediata.

Visita adicional del Corral del Gargantal: 15min.

Visita adicional del Corral de Ciprés: 10min.

Visita adicional de la buitrera: 1h

Visita adicional de la Cueva del Toro: 15min.

Visita adicional de las ruinas de las casas de la construcción: 30min

Aparcamiento:

En la carretera de Belsué a Nocito cruzando la primera vez el Río Flumen, hay una chopera a mano derecha, justo después de ella arranca en el mismo lado una pista que discurre más o menos paralela a la carretera. En cuando la pista encuentra de nuevo con la carretera giramos a la derecha y nos acercamos al río lo más posible por un ramal de dicha pista. Hay mucho espacio para aparcar.

Si el embalse está lleno y el nivel de agua impide el paso a la otra orilla, debemos aparcar medio kilómetro más allá en la carretera, en el lugar predestinado para la visita de Cienfuens. Hay carteles. (Andaremos media hora más)

Acceso:

Buscamos unos hitos que indican un paso fácil para cruzar el río cerca de un puente derrumbado. Desde dicho puente subimos en linea recta para encontrar a unos 50m el sendero que discurre por toda la orilla del Embalse de Santa María de Belsué. Le seguimos en dirección sur hasta la presa del embalse.

La Garganta de Cienfuens desde las cercanías del Refugio de Santa María de Belsué

La Garganta de Cienfuens desde las cercanías del Refugio de Santa María de Belsué.

Desde la presa tenemos una primera impresión de las Gargantas de Cienfuens – el paisaje que vamos a descubrir. En la otra orilla se encuentra el Refugio de Santa María de Belsué a media ladera, visible ya desde un rato. Debajo de la presa vemos las ruinas de las casas de la construcción. Hay una escalera por el margen izquierdo de la presa que lleva a ellas, pero recomiendo enfilar esta visita al final, ya que hay muchas más cosas interesantes delante.

Las escaleras que ascienden al Refugio de Santa María de Belsué

Las escaleras que ascienden al Refugio de Santa María de Belsué.

Así que, cruzamos la presa y giramos a la derecha. No cruzamos todavía ningún túnel, sino nos dirigimos en la otra orilla unos 10m hacia el norte para encontrar el inicio de las escaleras que ascienden al refugio. A mano derecha se encuentran las ruinas de un viejo recinto. Más adelante en un recodo hacia la izquierda vemos una grieta en la roca, la Cueva Artica.

La Cueva Artica

Si queremos pasar por esta diminuta boca al interior, hacemos bien en atar el perro fuera. La entrada a la cueva es un destrepe fácil y en seguida lleva a una pequeña sala llena de estalactitas, finas y bonitas.

Un poco más adelante llegamos a una bifurcación. El ramal izquierdo lleva a un bonito mirador y el derecho al refugio.

El Refugio de Santa María de Belsué

El Refugio de Santa María de Belsué

El Refugio de Santa María de Belsué.

Era la casa del ingeniero de la obra de la presa y fue transformado a un refugio por el club de montaneros «Peña Guara» después del final de las obras. Las escaleras llegan a unas eras donde se ven todavía los restos de unas instalaciones que se usaban para la construcción de la presa. En esta zona se encuentra también el manantial donde brota agua temporalmente y llena una cisterna. Esta tiene un pequeño agujero en el techo y debemos que tener cuidado que no se cae el perro a dentro. Del mismo lugar parte una senda en horizontal hacia el sur y llega a otro bonito mirador. Todo el terreno está alambrado por una valla metálica, oxidada y rota.

La senda que asciende a la Cresta del Escalar

La senda que asciende a la Cresta del Escalar.
Se ve la puerta en la valla, la traza entre el boj y el pino de referencia al fondo.

Para seguir la ruta debemos dirigirnos hacia detrás de la casa y acercarnos a un pino, característico y solitario, en el extremo sureste. Este es el mejor punto para identificar la antigua senda que subió al Escalar. Hoy en día está en malas condiciones y un poco más arriba se pierde totalmente. Pero en el primer tramo nos libra de pisar el Erizón y nos da más seguridad. La senda dibuja amplias lazadas hasta una zona donde domina finalmente el Karst y justo por la presencia de este tipo de roca la senda se pierde. Entonces es lo más provechoso que nos acerquemos a la misma cresta y seguir por ella. De este modo avanzamos por una zona relativamente limpio, aunque irregular. Al mismo tiempo veremos como se forma el impresionante abismo a nuestra izquierda. De este modo llegamos a un primer promontorio.

El Escalar

Las vistas del Escalar

Las vistas del Escalar.
Al fondo se divisa la Peña San Miguel.

El Escalar es una crestería que culmina en dos puntos. Debajo de la más alta – la segunda según nuestro avance – se encuentra una colonia de buitres importante. La morfología de la crestería es muy particular: Al este forma una ladera suave y amplia y la otra vertiente son paredes que caen a plomo hasta el Río Flumen – los Acantilados de Cienfuens.

En varios puntos de la cresta debemos parar y disfrutar de las espectaculares vistas. Debajo está el Río Flumen represado por la presa de Cienfuens. Si el embalse está vacío se divisa exactamente la potente Fuente de Cienfuens. Debajo de la presa se encuentra la vieja caseta de la central, que sera nuestro único acceso cómodo al lecho del río en el retorno. Más adelante se asoma el Salto de Roldán al fondo del escenario y hacia él se extiende la selva del Gargantal. Hay tanta vegetación que no vemos el agua en el lecho del río. Discurren dos senderos por las laderas del valle. En nuestro lado se trata de la Senda de la Toba que será nuestro camino de retorno. En la vertiente opuesta vemos la senda que se suele usar como retorno del Pico Gabardiella y baja del Collado de Paúles.

Los Acantilados de Cienfuens

Los Acantilados de Cienfuens.
El embalse esta totalmente seco.

Además de este espectáculo descrito, veremos muchos buitres de cerca, ya que estamos a una altura superior a sus nidos.

Después de todo, serán unos impresiones inolvidables.

Seguimos por la cresta que resulta más incomoda y difícil, según avanzamos. Después de la segunda cima veremos un campo, verde y aislado, en una vaguada de la crestería. Este es el siguiente objetivo, pero está rodeado por una muralla de Boj que no resulta fácil de penetrar. Merece la pena invertir tiempo en buscar un paso y no intentar penetrar el Boj a lo bruto, ya que hay también zarzas entre los arbustos. Parece que hay un paso relativamente cómodo cerca de la cresta y otro está a unos 50m más en el interior.

La Mallata de Lañaecho

El Campo

El Campo.
Al fondo el Salto de Roldán.

Parece irreal encontrar esta oasis de hierba después de haber traspasado un terreno tan hostil. Es un buen sitio para descansar, ya que el perro puede jugar sin correr peligro de despeñarse, ni hacerse daño en las patas.

El campo está totalmente rodeado por el boj. Hacia el sur sigue la cresta, pero los acantilados son de menor altitud y poco a poco la forma de una arista escarpada se convierte en una loma suave, cubierta de Erizón y Boj. Por eso resulta mucho más incomodo seguir avanzando por la cresta a partir de aquí. Más recomendable es buscar la senda que conecta con una pista que discurre unos 500m más abajo.

Recorte Fotografía Sigpac

Recorte Fotografía Sigpac.
Se adivina la tímida senda mencionada.

Esta senda es pequeña y tenemos que prestar mucha atención a seguirla correctamente. La encontramos en la parte más baja del campo. Allí arranca entre el boj en linea recta. Después se tuerce ligeramente hacia la izquierda, según el sentido de nuestro avance, y finalmente topa con la pista justo a lado de un pequeño pino. La pista es la que conecta el Refugio de Santa María de Belsué con el Cuello de la Travesada. Este último es justo nuestro objetivo siguiente.

Así que, avanzamos por ella hacia el sur. Será la media hora más aburrida de la excursión. Nos entretienen las buenas vistas al Valle de Belsué, una caseta en ruinas y – ya cerca del collado – la Caseta del Carro.

En el Cuello de la Travesada tenemos que girar a la izquierda y empezar a bajar por la pista principal. Hay carteles que indican el Dolmen de Belsué. La pista es muy pendiente y incomoda, pero finalmente nos acerca en breve a nuestro objetivo cuya losa protectora vemos desde lejos. Cuando se allana el terreno un cartel nos confirma que estamos en buen camino (también indica la Senda de la Toba – nuestro retorno a la presa) y el paisaje vuelve a ser idílico como suele ser por estas tierras.

El Dolmen de la Piatra

El Dolmen de la Piatra o de Belsué

El Dolmen de la Piatra o de Belsué.

Se encuentra fácilmente, ya que su tamaño es considerable. Por todo el Collado de la Piatra, donde se ubica el dolmen, tenemos buenas vistas al Salto de Roldán que está ya relativamente cerca. Además llama la atención el cobijo entre el Boj donde encontraremos sombra a cualquier hora del día.

Volvemos al cartel cercano o más bien cogemos un atajo obvio para tomar rumbo a la presa del Embalse de Cienfuens. El sendero que nos lleva es noble y agradable. En los mapas figura como la Senda de la Toba. Antiguamente conectaba los muchos corrales y campos que se encuentran entre nuestra posición y el Salto de Roldán con el Valle de Belsué. Nada más empezando la marcha veremos unas ruinas a ambos lados de la senda.

El Corral del Gargantal y el de Ciprés

Las ruinas del Gargantal

Las ruinas del Gargantal.

El de Gargantal se encuentra a nuestra izquierda y el de Ciprés a mano derecha. A los dos podemos acceder por los campos que les rodean. Los tejados de todas las edificaciones están derrumbados, pero todavía nos dan una impresión de la vida rural de antaño, si las vemos de cerca.

De nuevo en la Senda de la Toba seguimos avanzando y nos introducimos poco a poco a las Gargantas de Cienfuens. El paisaje vuelve a ser más espectacular y lo primero que atrae la atención es el gran desplome rojizo debajo de la buitrera.

Madroños a lado de la senda y la buitrera central al fondo

Madroños a lado de la senda y la buitrera central al fondo.
Antes hemos estado allí arriba.

El Río Flumen está debajo de nosotros, no muy lejos pero el terreno que nos separa de él parece impenetrable. Suavemente ganamos altura y en un punto culminante vemos una caseta en las orillas del río.

La central antigua

La caseta de la vieja central

La caseta de la vieja central.

Para llegar a ella tenemos que seguir por la Senda de la Toba un rato más hasta que vemos un cartel que indica el Dolmen de Belsué por el camino por el cual estamos viniendo. Allí arranca el acceso a la caseta. Bajamos la senda que nos lleva directamente a la central. Por desgracia, este pequeño paraíso – la poza debajo de la caseta, la cascada y gran parte de las eras – está totalmente invadido por las zarzas y las cañas. En único sitio cómodo para llegar al río – aunque no hay ninguna poza – está a mano izquierdo.

Además de complacer a nuestro perro por darle la posibilidad de refrescarse y beber agua, podemos contemplar las instalaciones, tuberías y otros detalles técnicos de la central.

Volvemos a la Senda de la Toba que nos lleva en breve a la presa del Embalse de Cienfuens. Estamos en el centro de la garganta y desde la presa podemos contemplar los acantilados en su totalidad.

Seguimos por la pista que discurre por la orilla del pantano y pronto aparecen los primeros túneles que dan un atractivo especial a este tramo. En total hay ocho. Tenemos que prestar atención para no perdernos los inicios de las sendas a las atracciones restantes.

La Buitrera

Debajo de los Acantilados de Cienfuens

Debajo de los Acantilados de Cienfuens.

Después del cuarto túnel veremos a mano derecha unas ruinas pegadas a la roca debajo de la pista. Allí se encuentra una bajada al lecho del río o al embalse. Puede ser interesante, si hay agua.

En caso contrario, deberíamos concentrarnos únicamente en el otro lado de la pista. Veremos unas marcas de pintura desteñida en una cornisa que indican la subida a las vías de escalada. Una vez pasados por las primeras cornisas se forma una senda, tímida pero visible, que podemos seguir con facilidad. Nos lleva al margen inferior de los acantilados y discurre por debajo de toda esta larga pared. El paisaje desde esta perspectiva es excepcional de nuevo.

Más arriba la senda traspasa una zona de boj y discurre por un paso obvio que da acceso a la vertiente del gran desplome de bajo de la buitrera. Un poco antes de llegar al desplome veremos un pequeña boca de una cueva. (Me parece que se trata de la Cueva Negra.)

En el gran desplome debajo de la buitrera

En el gran desplome debajo de la buitrera.
La imagen no refleja el espectáculo que luce en estas paredes.

En el gran desplome hacemos bien, si nos sentamos tranquilamente en un rincón escondido, fuera de las zonas de caída de las piedras. (Estas se detectan fácilmente por las marcas de los heces de los aves.) Desde nuestro escondite podemos observar los buitres que anidan unos pocos metros encima de nosotros. En ningún otro lugar de tan fácil acceso podremos contemplarlos como aquí.

La Cueva del Toro

La Cueva del Toro

La Cueva del Toro.

Después del sexto túnel debemos subir por una senda que arranca a mano derecha (¡!) en dirección contraria y discurre por encima del túnel. Nos llevará por una pedrera empinada a la boca grande de la Cueva del Toro que se encuentra unos 80m encima de nosotros.

Hay que controlar al perro, ya que en el fondo de la boca hay un agujero que lleva al interior, donde se podría perder.

Hay una segunda boca de la misma cavidad que se encuentra unos 100m más al sur. Esta es más difícil de encontrar (por estar escondida detrás del boj), menos espectacular (por ser mas pequeña), pero más interesante.

Se ven como profundizaciones en las paredes que servían de anclajes para unas vigas. En alguna siguen todavía los restos de la madera dentro del hueco. Supongo que se trataba de la construcción de un segundo piso, una galería o cama. Después de un corto paso estrecho se ensancha en seguida y forma una bonita sala muy alta. En otro paso parece que haya losas en suelo que facilitan el paso. Concluyente, en esta boca se encuentran más rastros de la vida pastoral y el acceso al interior es mucho más fácil.

Las casas de la construcción

Las casas de la construcción

Las casas de la construcción.
Se ve la bajada mencionada, la torre de luz y los restos de las casas.

Otra vez en la pista, un poco más adelante, antes de cruzar otro túnel, veremos una bajada a las casas de la construcción.

Casi no queda nada en pie y como siempre la vegetación cubre las paredes de las casas y las eras. Un poco más río abajo hay un carro que recuerda a la traza de raíles que había desde las casas hasta la presa de Cienfuens.

Después de visitarlas podemos volver a la presa de Santa María de Belsué por las escaleras que hemos visto al principio de la excursión. La senda hacia ellas está un poco más perdida, pero obvio. En una bifurcación cogemos el ramal izquierdo, pegado a la pared. Traspasamos una zona muy invadida de unas plantas (que no pinchan) y llegamos finalmente a la presa en el extremo opuesto. Sólo resta pasar al otro lado para llegar al pie de la escalera.

El coche que yace en el Embalse de Cienfuens

El coche que yace en el Embalse de Cienfuens.

Nota personal – La Fuente de Cienfuens

Si el embalse está vacío, podemos acercarnos a la Fuente de Cienfuens por el cauce del Flumen. Hay un buen camino, ancho y tallado en la roca, que baja por un colladito al antiguo lecho del río. En media hora llegaremos al potente manantial.

Por desgracia, todo fue tocado por el hombre y el agua brota por unos tubos metálicos. Estéticamente no merece la pena, pero el agua sigue siendo fresco y podría matar la sed del perro.

Otras «atracciones» que veremos en este camino son un coche (¡!) que yace debajo de la pista y los restos de la construcción que se encuentran según avanzamos: ruedas, carros, hierros, latas…

La Fuente de Cienfuens

La Fuente de Cienfuens.
Robert toma un baño.

En breve llegamos a la presa de Santa María de Belsué.

Retorno:

Volvemos por el mismo camino.

Robert en la pista de Cienfuens

Robert en la pista de Cienfuens.

Ascensión al Pico de Mondinero

El Pico de Mondinero

El Pico de Mondinero.
Las vistas al Cuello Lizana en invierno.

Esta ascensión es una excursión relativamente popular. Hay descripciones en varias guías como en la de Enrique Salamero, Oscar Ballarín (las dos muchas veces citadas), Manuel López Sarrión (una guía editada por Penthalón en el año 1990) o Juanjo Alonso (esta se llama «Excursiones en la sierra y cañones de Guara» editada por Desnivel y lo describe como retorno de la Cresta de la Ronera).

Sin embargo, opto por tratarla en el blog de manera detallada y presentar una versión que es más apta para nuestro perro. Esta variante circular por el Cuello Lizana y las Gargantas de Fabana no es ningún invento nuevo, pero poco mencionada en las guías y los mapas de Guara.

Recorte Mapa Alpina

Recorte Mapa Alpina

Si planteamos la ruta de este modo encontraremos agua en la vuelta, lo que nos agradecerá nuestro perro, ya que la subida al pico por la cara sur es muy calurosa, intensa y carece de agua.

La desventaja es que la senda que baja desde la cima al Cuello Lizana es delicada. Hay pasos de II y la trocha resulta a veces difícil de identificar. Sin embargo es apta para los perros y nos introduce en un viejo bosque de gran belleza.

Así que, preparamos la mochila con un buen almuerzo, abundante agua y la correa para coronar el Pico de Mondinero.

Ficha MondineroTiempo:

Acension al Pico de Mondinero: 2h.

Bajada al Cuello Lizana: 30min.

Regreso por la Garganta de Fabana a la Tejería: 1h.

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Total: 3h30, media jornada

Aparcamiento:

En la carretera A-1227 entre Aguas y Cscullano hay un desvío bien indicado hacia San Cosme o la presa del Embalse de Guara/Calcón. Seguimos por esta carretera hasta una rotonda. Allí tomamos la pista que lleva a San Cosme. Más adelante, en un cruce de cuatro pistas hay un aparcamiento declarado. El lugar se llama la Tejería.

Acceso:

Seguimos por la pista de San Cosme (carteles). Marchando por ella nos entretenemos por las buenas vistas sobre la zona. Justo cuando la pista empieza a bajar y torcerse hacia la izquierda hay un desvío. Tomamos la pista a mano derecha que sigue discurriendo por la loma y no pierde altura. (En dicha bifurcación arranca también una senda que lleva a la Ermita de Fabana (y Nocito). Esta senda está señalizada. Nosotros ignoramos estos carteles y avanzamos por dicha pista.) La seguimos hasta llegar al cauce.

Vistas al Mondinero desde la pista de acceso

Vistas al Mondinero desde la pista de acceso.
El itinerario: La pista pasa por las dos carrascas características (en realidad son tres). Justo antes de llegar por ella al cauce del barranco que vemos a mano derecha nace la senda. Esta sube al Bolo, el gran bloque redondo en medio de la foto. Sigue en zigzag por las pedreras de la canal entre los acantilados en la margen izquierda. Saliendo de la canal continua de este mismo modo hasta la cima.

La Predicadera

La Predicadera

La Predicadera.

El gran mole blanco, escarpado y vistoso a mano derecha se llama «la Predicadera». Hay varias vías de escalada por su vertical cara sur e incluso se esconden entre las grietas y bóvedas unos barrancos. Especialmente él que esta en el extremo oeste y baja hacia la gran canal que tenemos delante es relativamente interesante, ya que su final es un rapél volado de 56m de altura.

Nuestra senda arranca justo antes de que la pista llega al cauce del barranco. Se acerca directamente al gran bloque redondeado.

El Bolo o el Pito

El Bolo

Debajo del Bolo.
Los restos del refugio de piedra seca.

Una vez debajo de esta gigantesca roca nos damos cuenta de la inmensidad de la misma. Pastores instalaron un refugio mínimo en la bóveda que forma con el suelo.

En algunos libros figura el bloque como «El Bolo» en otros como «El Pito». Los mapas llaman así al mallo occidental de la Predicadera. Según el comentario de Jesús, a las canicas llaman por la zona  «pitos»; chugar a pitos. Así que las dos denominaciones son validas y describen claramente la perfecta y curiosa forma de este bloque.

La senda deja al Bolo a mano derecha y empieza a subir por las pedreras de la canal. La subida es empinada y fatigosa. Hay que prestar atención a los hitos y a la traza para no perder el camino.

Pronto nos lleva a las paredes de los mallos de la izquierda y sigue cerca de ellas hasta la altura de los moles rocosos de los dos lados. A partir de aquí el terreno se suaviza un poco, pero la senda sigue sin tregua en zigzag hasta la cima. Se pierde muy fácil en esta zona, ya que parece que hay varios itinerarios. Para evitar zonas de Erizón lo mejor posible debemos prestar mucha atención a a los hitos. Finalmente lograremos coronar y podremos descansar disfrutando de las estupendas vistas.

Nota personal:

Por toda la zona no se encuentran fuentes, pero en días después de lluvias hay dos puntos cercanos donde puede que haya agua, aunque será poca cantidad.

1. En el Barranco de las Canaletas podemos encontrar un hilo de agua. Si hay, se escuchan las gotas que caen por las cascadas finales desde lejos. Este barranco discurre por la base de la Predicadera y se alcanza por una tímida senda que arranca en la pista de acceso unos 20m más allá de nuestro camino y discurre incómodamente por media ladera.

2. En la subida por el embudo topamos en un punto con la pared del acantilado izquierdo. Si nos fijamos bien veremos un barranco colgado que gotea al boj debajo. No hay ninguna poza, pero el rincón puede ser bien húmedo y refrescante.

La cara oeste de la Predicadera

La cara oeste de la Predicadera vista durante la subida por la canal.
La grieta es el ultimo salto del Barranco de la Predicadera.

La bajada al collado por la cara norte es la parte más delicada de la excursión, aunque se trata de un recorrido relativamente corto.

En general la senda discurre por la vertiente oeste de la cresta. El inicio se encuentra a unos tres metros a mano izquierda del mismo pico. En seguida nos hace destrepar por unos pequeños resaltes y nos lleva a una cercana plataforma herbosa que hemos vistos ya desde arriba. Allí tuerce a la izquierda y discurre por el borde de un resalte hasta un paso evidente. Más abajo llegamos al escalón más alto donde una cuerda facilita el avance. Para evitar otras dificultades la senda hace una amplia lazada a la izquierda, cruza unas pequeñas pedreras y se acerca finalmente al Cuello Lizana desde el oeste. En todo este tramo hemos perdido tanta altura que finalmente tenemos que subir un poco para llegar al collado.

El Cuello Lizana

Uno de los caxicos cerca del Cuello Lizana

Uno de los caxicos cerca del Cuello Lizana.

Ya en la bajada hemos podido contemplar pinos y caxicos bien majos. El bosque que rodea el collado herboso es viejo y hacemos bien, si nos acercamos a los árboles más destacados alrededor.

La senda que desciende a las Gargantas de Fabana se inicia en el extremo sureste del collado; en una zona de magas rojizas y bloques de toba. Aunque no hay balizas, resulta fácil identificar. El ambiente sigue igual y nos sorprenderá con algún pino y quejigo mágico.

Pronto llegaremos al Río Calcón que a estas alturas no es nada más que un arroyo. Seguimos como indican ahora los carteles río abajo y en seguida nos encontraremos entre los paredes que forman las Gargantas de Fabana.

Las Gargantas de Fabana

En la parte alta de las Gargantas de Fabana

En la parte alta de las Gargantas de Fabana.

En este tramo el camino discurre por el mismo lecho del barranco. En circunstancias normales referente al caudal, no nos mojaremos los pies.

El paisaje es espectacular y el perro disfruta por la presencia de agua. Dos razones para ir lento, con los ojos bien abiertos y atentos. Debemos tomar el siguiente tramo con tranquilidad.

En una zona de toba el agua desaparece por un agujero para aparecer unos 50m más abajo de nuevo – el Solencio de Fabana. Una de las singularidades de esta garganta.

Saliendo del barranco encontramos una pista que discurre paralelo al río. En una bifurcación tomamos el ramal que lleva a la Ermita de Fabana y la Tejera (indicada).

El sendero por las Gargantas de Fabana en invierno

El sendero por las Gargantas de Fabana en invierno.

La Ermita de Fabana

La Ermita de Fabana

La Ermita de Fabana.
Vistas al Embalse del Calcón.

Situada en un claro de la boscosa vertiente derecha del Calcón la ermita parece un poco perdida. Hoy en tiempo lo es, pero antaño fue habitada y rodeada por campos cultivos.

Más testigos de una vida rural antigua por esta zona encontraríamos en el bosque que se halla entre la Ermita y las orillas del Río Calcón, en forma de terrazas, muros y viejos caxicos, pero nuestro camino empieza a subir por un pinar de repoblación hacia la Tejería.

Retorno:

Seguimos por el sendero que lleva a la Tejería. Queda ya poco.

Vistas desde la Cima del Pico de Mondinero

Vistas desde la Cima del Pico de Mondinero en un día nubosos.

Además…

Otra vez en el coche y regresando por la pista de acceso debemos parar en un cartel que indica la senda al Horno de los Mozos que nace a mano izquierda. Está justo después del tramo pendiente y en un ensanche enfrente al cartel cabe un coche.

El Horno de los Mozos

Las vistas desde el Horno de los Mozos al Pico de Mondinero

Las vistas desde el Horno de los Mozos al Pico de Mondinero.
Unos Cipreses marcan el lugar donde hemos dejado el coche – la Tejería.

La senda nos lleva en apenas 15min a la cumbre escarpada de un montículo. Se trata de un muy buen mirador sobre toda la zona – desde los Mallos de Ligüerri hasta el Embalse del Calcón. Especialmente veremos gran parte del recorrido del cual hemos disfrutado esta media jornada. Supongo que el nombre se deduzca del pequeño mallo que se encuentra cerca del mirador, ya que podría ser una chimenea de un horno…

Sea como sea, este lugar merece una visita. 

Gymkana por las maravillas de Naya

Poza y árbol

Poza y árbol, sello personal de la excursión de hoy.
Un rincón de gran belleza en el inicio de la Codera Naya.

Diseñar esta excursión me ha costado mucho tiempo – tanto que la tenia ya descartada en la pagina «Excursiones no recomendadas». El problema es la falta de agua y en nuestras múltiples visitas acabamos, Robert a menudo y yo también a veces, agotados…

Ficha NayaLa zona de Naya es una suave ladera en la cara sur de la Sierra de Arangol. En el oeste está limitada por el Barranco Foncina que verte sus escasas aguas al Cañón de Tresuns por un inmenso salto. Hacia el sur los campos de Naya se esconden detrás de una ordinaria colina cuya ladera meridional se llama «la Costera de Naya» – un terreno hostil y seco, que conecta por largas pistas con el pueblo Morrano. Y por el este lo bordean los acantilados del mismísimo Río Alcanadre.

Se trata de un conjunto de campos, terrazas y recintos que fueron adaptados y cultivados desde la antigüedad. Encima de esto destaca el Castillo de Naya – una mole rocosa que, según cuentan, fue la ubicación de un castillo en su tiempo. No llegaremos a la plataforma cimera, así que no lograremos a ver los restos de este castillo. Pero aun así, este «porrón» de conglomerado nos revelará muchas otras singularidades.

Recorte Mapa Alpina

Recorte Mapa Alpina.

Como mencionado, se puede acceder desde Morrano o más bien desde Pedruel. En los dos caminos hay que caminar largas distancias por pistas muy calurosas. Los pocos excursionistas llegan normalmente desde las cercanías de Morrano, ya que esta ruta destaca con buenas vistas al espectacular Cañón de Tresuns y figura en algunas de las guías. Hay dos descripciones buenas sobre este acceso: Una en el libro de David Gómez “Parque de los Cañones y la Sierra de Guara – Rutas, Descensos, Naturaleza” y otra en el de Óscar Ballarín “Sierra de Guara – Excursiones, Ascensiones y Travesías”.

Por Robert – y todos nuestros amigos de cuatro patas – la he dado la vuelta a la tortilla y recomiendo en este articulo el acceso desde Pedruel. De este modo no podremos disfrutar de las vistas mencionadas al Salto de Tresuns, pero nos aprovecharemos de las aguas frescas del Río Alcanadre. He convertido la visita de Naya en una excursión acuática.

La primera parte, el acceso, es idéntico al paseo que se suele dar para visitar de la Ermita de la Trinidad. Este paseo por si mismo es muy recomendable, siempre cerca de la orilla del Alcanadre. La segunda parte es la aproximación a Naya por parte de la pista calurosa, mencionada anteriormente. Después de la visita de Naya donde podemos jugar a la gymkana y encontrar todas estas maravillas, nos introducimos al Cañón de la Peonera superior y regresamos a la ermita por las fabulosas pozas que se encuentran en este tramo del Alcanadre. Un día muy completo.

El Castillo de Naya

El Castillo de Naya desde el cruze central de las pistas.
Se asoma uno de los caxicos detrás de los arbustos.

¡Aún así tenemos que elegir bien la fecha! En veranos calurosos puede que este tramo del río se estanca. Normalmente no se seca de todo, pero si iríamos en pleno verano, perdería mucho de su encanto. La época o fecha para programarla es la primavera.

La Poza de Santo Tornil

La Poza del Puente de Santo Tornil.
A la izquierda en primavera y a la derecha en verano.

En la excursión de hoy nos afrontamos a muchos extremos:

  • traspasaremos terrenos muy secos y otros a nado,
  • pistas largas, monótonos y acantilados abruptos o
  • objetivos populares – como la Ermita de la Trinidad – y terrenos totalmente olvidados – como la los campos en lo alto de la Codera Naya.

Así que preparamos la mochila acuática, el almuerzo, una extra ración de agua y la correa para reinventar la visita de Naya.

Tiempo:

Del aparcamiento a la Ermita de la Trinidad: 30min.

De la Ermita al vado: 15min.

Avance por la pista hasta la Fuente Güega: 45min.

Visita de Naya: Total ~3h

  • Los Caxicos de Naya: 15min
  • El Castillo de Naya desde los caxicos: 30min a 1h
  • El Barranco Dorado desde los caxicos: 30min
  • La loma de la Codera Naya desde la Fuente Güega: 15min
  • Las Cuevas de Naya desde la Fuente Güega: 10min.

Bajada al Rio Alcanadre: 30min.

Regreso al vado: irrelevante, 1h.

_______________

Total: 6h30, jornada completa

Aparcamiento:

En la carretera HU-341 a Rodellar, justo en el pueblo Las Almunias hay un desvío a Pedruel. Seguimos por esta carretera hasta el puente sobre el Alcanadre y aparcamos en uno de los ensanches de la pista que arranca a mano izquierda antes del puente. Hay sitio para dos o tres coches.

Acceso:

Seguimos las instrucciones para llegar a la Ermita. La pista se mantiene en la cercanía del río hasta la subida a la ermita.

La Ermita de la Trinidad

La Ermita de la Trinidad

La Ermita de la Trinidad.

Está ubicada en un montículo en medio de un amplio meandro del río. Detrás del edificio hay una bajada al río. Ya desde lo alto se ve que dicho meandro es una zona bonita de playas de grava y pozas. Un panel informa sobre la construcción y la costumbre que rodea esta ermita.

Para seguir debemos coger un camino que parte en la ultima curva de la pista antes de la ermita. Esta tímida senda nos lleva hacia el sur por lo alto de la colina. Después de haber flanqueado un campo nos sitúa en la cabecera de un salto rocoso. Unos hitos nos indican donde podemos bajar sin demasiadas complicaciones por estos escalones (Paso de I). De este modo empieza a bajar hacia el río cerca de una poza, inmensa y bonita, y más adelante topa con una pista que baja desde San Saturnino. Por esta pista llegamos finalmente al río al cual cruzamos por un vado natural.

Una de las pozas más grandes del Alcanadre

Una de las pozas grandes del Alcanadre.
La senda nos lleva a esta plataforma rocosa que invita a dar un buen brinco al agua.

En la orilla opuesta seguimos por la pista que asciende hasta que topa con otra que viene de Pedruel. En este punto encontramos carteles. Tomamos la dirección «Salto de Bierge» o «Fuente de la Tamara». Desde la pista tenemos buenas vistas al río, especialmente a la Poza del Puente que nos da información sobre el caudal del río por este tramo. Es un buen momento para evaluar, si la excursión merece la pena.

La Poza de Santo Tornil

La Poza del Puente de Santo Tornil desde la pista.

Después de un largo trayecto por esta misma pista llegaremos a una balsa artificial. Esta será nuestro «pase» a Naya.

La Fuente Güega

La balsa de la Fuente Güega

La balsa de la Fuente Güega.
Robert se refresca.

La balsa rectangular se ve inevitablemente a mano izquierdo de la pista. En el otro lado encontramos un cartel que indica la fuente. Se halla a poca distancia escondida entre el matorral. Hay también una mesa de pic-nic allí.

Como indica el nombre, la fuente marca la frontera entre dos zonas. Así que las tierras que tenemos delante son las de Naya.

Para nuestra excursión esta fuente es un punto clave. Si no encontramos agua en la fuente o la balsa, recomiendo bajar al Río Alcanadre inmediatamente y dejar la exploración de Naya para otro día. Por toda la zona de Naya no vamos a encontrar más agua. Por eso, es muy importante que se moje y bebe el perro aquí.

Seguimos por la pista principal que nos adentra a la zona de Naya. Esta sube en zigzag y nos lleva en 15min a una bifurcación donde hay un cartel indicando el Castillo de Naya. Subiendo por esta pista llegaremos en seguida a  los caxicos que se encuentran muy cerca, así que ellos serán como el campo base de la exploración de toda la zona.

En el próximos párrafos se encuentran las descripciones de los «tesoros» de la gymkana, siempre partiendo desde los dos quejigos. No obstante, se pueden encontrar atajos entre las atracciones campo a través.

Croquis sobre la fotografía de Sigpac

Croquis sobre la fotografía de Sigpac.

Los Caxicos de Naya

Uno de los caxicos de Naya

Uno de los caxicos de Naya.

Destacan dos árboles descomunales muy cerca de la bifurcación mencionada.

Especialmente el primero es uno de los más viejos de toda la Sierra. Debemos contemplarle de todos los ángulos, ya que tiene un lado bastante cicatrizado y otro relativamente sano. En la última visita (Mayo 2015) tenía un aspecto más débil por la falta de hojas en algunas ramas en comparación a otros años. (Espero que no haya cogido ninguna enfermedad y que viva muchos siglos más.)

El más «joven» invita a sestear en la sombra de su amplia copa. Es un buen sitio para descansar.

No son los únicos árboles en Naya que merecen una visita. Hay más carrascas y caxicos en la ladera del extremo suroeste, entre la pista hacia el Salto de Tresuns y la senda a Morrano. De hecho, ya en la subida desde la fuente hemos podido ver alguna encina maja.

El viejo Caxico de Naya

El viejo Caxico de Naya.

El Castillo de Naya

La cara norte del Castillo de Naya

La cara norte del Castillo de Naya.

Podemos acercarnos desde la pista indicada o, más bien, por los campos de la cara sur del molde. Sea como sea, merece la peña rodear toda la montaña y explorar las cornisas y los abrigos accesibles. En muchos encontraremos restos de muros, recintos o otros testigos de la vida pastoral antigua, para no hablar de las muy buenas vistas que tenemos sobre toda la zona de Naya.

La parte más interesante son los abrigos desde la cara suroeste hasta la brecha (o cara norte del molde) y los de la peña continua. Allí se encuentran restos de refugios pastorales y grandes recintos en la faja principal. También hay una pila tallada en un bloque que recoge el agua de lluvias que gotea por los paredes. (En periodos de sequía no es potable, ni para el perro.)

El Castillo de Naya

El Castillo de Naya.
Robert en el recinto con la pila mencionada.

El Barranco Dorado

El Barranco Dorado

El Barranco Dorado.

Dado que el inicio de la pista que nos lleva hasta allí está camuflado por los campos y terrazas, nos debemos orientar por una torre de vigilancia por la cual pasa. Esta torre se encuentra en la loma divisoria entre los desagües de Naya (el Barranco Naya u él de la Fuente Güega) y el Barranco Focina que destaca con las atracciones mencionadas.

Pasando esta torre la pista baja directamente al lecho del barranco y lo cruza. Para visitar la ultima cascada del pequeño estrangulamiento dorado sólo resta subir unos pocos metros por el mismo cauce (normalmente seco). Veremos que la cascada esta cubierto con una pátina amarillento de distintos tonos y forma un rincón atípico.

Hay otro salto más arriba cuyo acceso es más complicado, ya que tendríamos que trepar y destrepar (¡!) por los laterales del primero.

La patina se produce por los minerales que lleva el agua que mana temporalmente en la Fuente Foncina. Este efecto geológico he visto también en una fuente temporal cerca de Nocito. Si la pátina está mojada tiene un color más intenso.

El Barranco Dorado

El Barranco Dorado.
Detalle de la ultima cascada.

El Salto de Tresuns

El Salto Tresuns

El Salto Tresuns.
Vistas desde el camino a Morrano. Aquel día de primavera llevó caudal.

Desde la misma pista podemos bajar (con ciertas molestias) por el cauce hasta la cabecera del salto. Por desgracia no hay buenas vistas, sólo podemos adivinar la caída y el abismo que tenemos cerca. Por todos modos hay que controlar al perro en esta zona.

Para ver el salto y el cañón mejor tendríamos que tomar el camino que lleva a Morrano y seguirlo hasta que encontremos un buen punto de vista en la cresta por la cual discurre. Sería una marcha adicional de aproximadamente 1h, por eso sólo lo recomiendo, si haya agua en el Barranco Foncina.

Después de haber visto todo eso o cuando no aguantamos más al calor, podemos volver a la Fuente Güega. Allí nos podemos refrescar, el perro y nosotros, y de este modo nos vamos preparando para explorar la Codera de Naya – ahora por arriba y después por abajo, si hay tiempo.

La loma de la Codera Naya

La Codera de Naya

La Codera de Naya.
Vistas al Alcanadre y la Cueva de San Martín en la otra orilla.

El Río Alcanadre describe allí un abrupto cambio de dirección entre los acantilados – la Codera Naya. Por la cresta que forma la lazada discurre un camino que lleva una brecha en el extremo este, un estupendo mirador natural sobre este tramo del río.

Tomamos la pista que parte junto a la balsa artificial hacia el este. En seguida nos lleva a una gran explanada. Desde allí vemos claramente la suave crestería delante. La tímida senda evita una zona kárstica al principio por la derecha, pero después discurre de nuevo por la misma cresta. Si no tenemos claro por donde encontrar la senda, podemos avanzar sin problemas por dicho centro de la loma.

Más adelante llegamos a una zona de campos abandonados. Todavía se ven los muros y terrazas, todo rodeado por un paisaje espectacular. Al fin nos corta el paso un resalte de roca, parte de una brecha. (Parece que se puede escalar o destrepar por la derecha para llegar al fondo de la brecha. Allí parece que una senda desciende hasta el río por una ladera a mano izquierda. Como el perro no podrá superar el destrepe, nunca lo he comprobado.)

A mano izquierda vemos abajo el Río Alcanadre y las bonitas pozas que forma entre los acantilados – la Codera Naya. Justo en el extremo opuesto de la lazada – no visible desde nuestro punto de vista – está la constante Fuente Los Arenales y la desembocadura del barranco del mismo nombre. A mano derecha el lecho está obstruido por los paredes y varios bloques. Este tramo lo llaman «los Bozos de Telito» y es el primer caos que de la Peonera superior.

La Codera de Naya

La Codera de Naya.
Mirando a las pozas del Alcanadre.

Volvemos a la explanada cerca de la balsa artificial. A mano derecha veremos dos hitos que marcan el inicio de una senda, tímida pero visible.

Las Cuevas de Naya

Las Cuevas de Naya

Las Cuevas de Naya

Esta senda nos lleva en suave descenso por una faja a unos abrigos – las Cuevas de Naya.

Dado a la presencia de unos muretes supongo que estas cavidades fueron usados por los pastores para guardar y proteger el ganado durante las noches. Como en muchos otros lugares de la Sierra de Guara los ganaderos se aprovechaban de la forma escarpada del terreno que limitaba el acceso y convierte el abrigo en un lugar relativamente seguro.

El siguiente objetivo es encontrar la bajada al Río Alcanadre. Ya hemos visto que el terreno es abrupto y la zona poco recorrida. Por estas razones va a ser la parte más delicada de la excursión. Por el camino descrito no hay que destrepar, ni escalar, pero pasaremos por tramos expuestos y zonas donde ya no se ve la trocha de la senda. ¡Hay que prestar atención y controlar al perro!

Primero nos tenemos que situar donde están los dos hitos que marcan el inicio de la senda a las Cuevas de Naya. Siguiendo esta senda veremos a muy poca distancia – quizás 20m – otro hito más pequeño debajo del camino. Este marca la bajada al río. La senda está poco configurada y parece más bien de cabras, pero las rocas teñidas de rojo que producen las pisadas -sean de humanos o de las cabras – nos guían bastante bien.

Río Alcanadre

Río Alcanadre.
Vistas desde la proa mencionada.

Al principio desciende en linea recta hasta una bifurcación. La senda derecha nos llevaría a una proa expuesta de muy buenas vistas. Después la senda terminaría en una cueva cuyo acceso es algo delicado. Así que no vale perseguirla.

La senda izquierda, nuestra bajada al río, nos introduce a otra cueva que se encuentra a poca distancia más abajo. Allí tenemos que pasar al otro extremo de la boca y bajar el pequeño resalte de roca. Delante de nosotros se extiende un bosque por el cual no se ve ningún rastro de camino. Pero eso engaña, la continuación de la senda esta cerca.

Así que, desde el extremo izquierdo de la cueva (mirando hacia fuera) tenemos que bajar en linea recta traspasando el boj sin camino obvio. En unos 5m topamos con una senda que sube desde la izquierda. Esta senda está bastante vestida, pero se ve claramente su existencia. En suave descenso nos lleva a unos campos abandonados desde donde hay varias posibilidades para bajar al lecho del río. Sólo resta buscar la mejor y llegaremos a uno de los rincones más bellos del Río Alcanadre.

El Estrecho O Caxigo

El Estrecho O Caxigo

El Estrecho O Caxigo.

El rincón en el que nos encontramos destaca con dos pozas que se dan las manos, una cueva y unos cuantos quejigos que bordean la orilla.  Las playas de grava invitan a sestear y las pozas… Es uno de los momento para disfrutar de la Sierra de Guara – sólo, sin moverse. Flotando, escuchando y mirando.

Para nuestra excursión estas pozas son el punto donde termina la parte árida y empieza la acuática. La ruta sigue río arriba, pero si el tiempo lo permite podemos explorar la zona río abajo hasta la Fuente de los Arenales – la Codera Naya.

Es muy recomendable, pero nos costará como mínimo 2h ida y vuelta. Así que sólo es una opción, si la visita de Naya fue más corta de lo previsto.

La Fuente de los Arenales

El estrecho siguiente a la Fuente de los Arenales

El estrecho siguiente a la Fuente de los Arenales.
Agua fresca y limpia.

Bajamos por el lecho del río cruzando varias pozas a nado, especialmente la penúltima es muy larga.

El rincón que forma la desembocadura del Barranco de los Arenales es muy idílico, ya que la fuente proporciona agua fresca y limpia. Especialmente en épocas de caudal reducido se aprecia el agua transparente que mana. Si nos atrevemos a dar un baño en la poza después de la fuente, notaremos la diferencia de las temperaturas las aguas.

Cruzando dicha poza estrecha, y otra más, se llega al inicio del Bozacal del Telito – un gran caos de inmensas rocas. Como el avance por allí es más complicado dejamos su exploración (los quejigos (¡!), sifones, saltos y pozas) para otro día cuando estemos equipados correctamente y no llevemos el perro.

Volvemos al Estrecho O Caxigo.

La Peonera Superior cerca de la Fuente de los Arenales

La Peonera Superior cerca de la Fuente de los Arenales.

Rumbo contra la corriente avanzamos poza por poza a veces a nado. De este modo nos acercamos a una preciosa poza con una carrasca característica encima de un bloque donde se encuentra un puente en ruinas.

La Poza del Puente

La Poza Santo Tornil

La Poza del Puente Santo Tornil con la carrasca característica.

En la orilla derecha halla todavía un zócalo y enfrente un anclaje de apoyo de madera entre los bloques. Dos testigos del desaparecido Puente de Santo Tornil.

La poza destaca con varios bloques de tamaño mediano dentro del agua. Estas rocas en combinación con la carrasca convierten la poza en un lugar fabuloso.

Seguimos vadeando y nadando por el río. Más adelante (exactamente en la octava poza, la del Punte de Santo Tornil incluida) hay una salida del cauce a unos campos en la orilla izquierda, nuestra derecha. Por estos campos discurre una senda que nos facilita el camino restante hasta el vado que conocemos del acceso. Sólo resta volver a la ermita. Si nos queda tiempo, se ofrece la bonita poza que se encuentra antes de la subida por el salto rocoso para descansar antes de volver.

Robert y el Río Alcanadre

Robert y el Río Alcanadre.

Retorno:

Volvemos por el mismo camino por la ermita al coche.

En la Fuente de los Arenales

En la Fuente de los Arenales.
Robert ha encontrado su rinconcito.

Vuelta por el Tozal de Lusera

Pozas vírgenes de aguas cristalinos en el Río Flumen, Barranco Barón y de la Tosca

Pozas vírgenes de aguas cristalinos en el Río Flumen, Barranco Barón y de la Tosca.
En este caso los aguas del Río Flumen son muy fríos por la madrugada en invierno. A estas horas es mejor olfatear la orilla, según Robert.

Como otras rutas por la Sierra de Belarra, esta reúne la visita de pozas vírgenes con las de aldeas abandonadas y paisajes solitarios. Los ríos protagonistas son el mismo Flumen, el Barranco Barón y el de la Tosca. Por los tres discurren unas sendas muy bonitas y recomendables.

El trayecto por el Río Flumen es el GR, fácil de identificar, limpio y bien acondicionado. Las sendas por los otros dos barrancos mencionados son más salvajes y menos recorridos, pero aún fácil de seguir. El único trayecto difícil es el tramo por la senda perdida que conecta estos dos caminos en la cara apartada del Tozal de Lusera. Está casi invisible entre los Erizones y las únicas balizas que nos guían tímidamente son unas marcas de plástico pegados en los arbustos y árboles.

Es allí donde topamos con dos concentraciones de edificaciones, caídos, olvidados y desconocidos, que aportan este aspecto de aislamiento y abandono que tiñe la excursión de un triste gris melancólico.

Ficha UbietoAl principio de la excursión veremos el pueblo de Santa María de Belsué y la Pardina de Ascaso. Las dos aldeas se encuentran en la orilla del Río Flumen, abandonadas pero bien conocidas por el fácil acceso y la cercanía de unas maravillosas pozas. Las otras dos, mencionadas en el párrafo anterior, son mucho menos conocidas y de acceso largo.

Recorte Mapa Alpina

Recorte Mapa Alpina.

Primero encontraremos las ruinas de la Pardina de Usieto y más adelante los montones de piedras de las edificaciones derruidas, muros caídos, terrazas y campos que recuerdan de la existencia caducada de un gran corral o parecido en aquel lugar privilegiado, cuyo nombre no conozco.

El hecho que nos movemos por terrenos olvidados se refleja también – y más que nunca – en los mapas. Todos se contradicen, la mayoría es inexacta y la toponimia no es de fiar.

4 mapas

4 mapas.
Recortes de cuatro editoriales distintos.

No quiero criticar el trabajo que hicieron los editoriales – al contrario, estoy agradecido. Pero si comparamos estos cuatro ejemplos, veremos que hay muy poca información sobre esta zona aportada por el medio más importante para el excursionista – el mapa. Este paraje todavía está muy poco desarrollado para el turismo. Por esta razón he clasificado la ruta como difícil**.

Preparamos la mochila con un buen almuerzo, una botella de agua y la correa del perro para introducirnos al corazón abandonado de la Sierra de Belarra.

Tiempo:

Desde la chopera a la desembocadura del Barranco Barón: 45min.

Desde la desembocadura del Barranco Barón a la Pardina de Usieto: 1h

Desde la Pardina de Usieto al encuentro con la senda por el Barranco de la Tosca: 1h30

Subida a la cresta del Tozal de Lusera: 30min.

Por el Barranco de la Tosca a Lusera: 45min.

De Lusera a la chopera: 30min.

_______________

Total: 4h30, media jornada, pero las visitas de las ruinas, las pozas y la cresta pueden aumentar el tiempo considerablemente y llenar una jornada completa.

Aparcamiento:

En la carretera de Belsué a Nocito cruzando la primera vez el Río Flumen, aparcamos en la chopera, justo después del puente a mano izquierda.

Acceso:

Desde la chopera cogemos la pista que arranca del aparcamiento cruzando el río. Por ella subimos al pueblo abandonado de Santa María de Belsué. Allí empieza la circular.

Las pozas de la Pardina Ascaso

Las pozas de la Pardina Ascaso.

Avanzamos por el GR en dirección Belsué. En la Pardina de Ascaso dejamos el GR y buscamos la senda que lleva a la desembocadura del Barranco Barón.

Como encontrar esta senda está detallado en la entrada «Las pozas de la Pardina de Ascaso«.

Cruzamos el Río Flumen y seguimos por un camino que cruza los campos que se encuentran entre los dos barrancos. En seguida empieza a ascender cerca del cauce del Barranco Barón. Nos introducimos en un bonito bosque en la orilla derecha de dicho barranco, con el agua siempre cerca. NO tomamos la senda, más pequeña y menos pisado, que sigue el curso del Río Flumen (Más información en la entrada «El tramo olvidado del Flumen«).

El Barranco Barón

El Barranco Barón

El Barranco Barón.
Robert aprovecha las pozas vírgenes y salvajes. Sin embargo, hay algo en el agua que le molesta.

Pasaremos por pintorescas cascadas y pozas dentro del fabuloso ambiente de este bosque viejo de pinos y caxicos. La tímida senda nunca se aleja demasiado del curso del agua, así que podemos visitar algunas de las pozas. Merece la peña ir despacio y sin prisas para poder disfrutar de este paisaje maravilloso con todos sus detalles.

Ganamos altura y después de unas lazadas la senda se llana un poco. Todavía tenemos el barranco a nuestra derecha, pero en esta altura normalmente seco. En un pequeño claro topamos con otra senda, a la cual seguimos por la derecha.

(Es favorable memorizar este lugar. Andando en el sentido contrario este desvío es muy poco visible. Si por alguna razón nos tenemos que dar la vuelta, será útil tenerlo en mente.)

A poca distancia encontramos una pista y un puente. Ya estamos cerca de la Pardina Usieto. Para visitar los edificaciones debemos resolver una confusa red de pistas y sendas de ganado. Como referencia recordamos este pequeño puente para seguir después por la pista en dirección este, hacia Ibirque.

La Pardina de Usieto

Las ruinas del Templo de Usieto escondido en la maleza

Las ruinas del Templo de Usieto escondido en la maleza.

El lugar donde se ubica la pardina no es de todo espectacular, ni salvaje, ya que la red de pistas y la balsa recuerdan a una presencia reciente de humanos o maquinarias. Se encuentra en un amplio pinar que tapa las vistas y invita, en primer lugar, a buscar setas. Pero si nos dejamos llevar podremos disfrutar de este sitio igual como de una Fuente Salada o de otro despoblado más polémico.

Hay una belleza escondida en el bosque, la fauna – Robert siempre está en «alerta» cuando pasamos por allí. Como él es mucho más sensible y receptivo en respeto a la presencia de otros animales, le llaman la atención los muchos animales que viven en el pinar.

Una belleza escondida en los detalles de los edificaciones – recomiendo sobre todo la visita del templo y del refugio pastoral.

El claro con el refugio pastoral

El claro con el refugio pastoral.

Este último está un poco apartado. Lo podemos visitar ante lo demás siguiendo hacia la izquierda el camino con el cual hemos topado antes del puente. Se trata de una pequeña construcción de piedra seca en un idílico claro del pinar.

Para llegar al templo debemos rodear las casas derruidas por la izquierda, sin camino. Sólo queda de pie el ábside. Mirando la posición de las piedras de los muros caídos, parece que los muros no eran paralelos, sino se juntaban hacia la ventana. Creo que se trataba de una construcción muy especial, ya que tampoco se puede ver con claridad donde estaba la entrada.

Croquis Usieto

Croquis sobre foto Sigpac.

Nota personal

He visitado la Pardina de Usieto muchas veces, pero todavía sigue siendo un misterio para mi, ya que hay poca información en la literatura y el terreno es muy amplio y boscoso.

Sólo estoy seguro del nombre de la pardina, porque tres importantes autores, Arturo González (El libro «La Montaña olvidada»), Cristian Laglera (Despoblados en Huesca) y Antonio García Omedes (Románico Aragonés), coinciden en esta denominación.

¿Pero cómo deben interpretarse las otras informaciones que se pueden ver en los distintos mapas?

¿Existe la Pardina Besón?

¿Existe la Pardina Ubieto? El Editorial Pirineo la coloca en el barranco vecino. No he encontrado ruinas allí. Podría ser que se equivocaron (una simple errata, igual al intercambio de las letras de Usieto y Ubieto) y movieron estas dos pardinas un barranco hacia la izquierda. Eso significaría que las ruinas que encontraremos en la ruta más al este serían los restos de la Pardina Besón.

¿Pistas ciegas? Muchas de ellas tienen una prolongación en forma de senda. Por desgracia, no me conozco todas. Visto de esta manera el termino «ciego» no es de todo correcto, mejor (pero con demasiadas letras para el croquis) sería: «no relevante para esta excursión».

¿Barranco Alaña o de la Tosca? Por la abundancia de la tosca en el camino a Lusera he optado por la segunda versión, pero los mapas más antiguos de 1930 le llaman Barranco Alaña.

¿Tozal de Lusera o de Usieto? Supongo que dependa de cual de los lados se mira…

Retomamos de nuevo el rumbo por la circular y avanzamos por la pista que cruza el puente y se dirige hacia el este por el pinar. Después de un buen rato llegamos a una bifurcación. Por el ramal izquierdo bajaremos para visitar las siguientes ruinas, pero antes debemos girar a la derecha y disfrutar de las vistas de la cresta del Tozal de Lusera.

La cresta del Tozal de Lusera

Las Vistas al Tozal de Guara

Las Vistas al Tozal de Guara.

La pista, cada vez más erosionada, sale del bosque y muere en una vaguada. Allí vemos desapareciendo en el bosque la vieja valla eléctrica que nos ha acompañado ya todo este trayecto. La podemos seguir por una senda de cabra que se ha formado en su lado. De esta mañera llegamos a la cresta en 15min. sin muchas molestias.

No he visto ninguna senda que conecta directamente con el Tozal de Lusera, aunque algunos editoriales afirman su existencia en los mapas.

La cresta podemos recorrer hacia una cercana cima pelada en el este o hasta el mismo Tozal de Lusera en el suroeste, más alejado. Pero mi recomendación es quedarse cerca en una proa donde hay un cartel metálico de caza. Allí hay muy buenas vistas también y no tenemos que «luchar» con el matorral para llegar a ella. Además podemos identificar el sitio más adelante desde Lusera por el brillo metálico del cartel.

Vistas a Ibirque y el Pirineo

Vistas a Ibirque y el Pirineo.

Sea como sea, desde los tres puntos se divisa Ibirque, el Pirineo, el Valle de Belsué y el macizo del Gabardiello. De hecho, vemos la senda que asciende a la cima desde Lusera en su totalidad. (Y para alimentar los ensueños podemos buscar el grupo de árboles donde está escondido el tesoro según la novela «Boira de Otoño» de Javier Casasús Latorre y planear bien la búsqueda de ese tesoro maldito.)

La cresta del Tozal de Lusera desde el mismo pueblo

La cresta del Tozal de Lusera desde el mismo pueblo.
La luz al anochecer en invierno tiñe el paisaje y los caxicos.
La punta al fondo es la proa con el cartel (En la foto de baja calidad no se divisa el resplendor).

De nuevo en la bifurcación nos enfrentamos al tramo más difícil y salvaje de la ruta. La pista en seguida desaparece y de golpe nos encontramos en un mar de Erizones donde la senda está reducido a una pequeña brecha entre estas plantas. Hay que prestar mucha atención para no perder el camino. De vez en cuando aparecen «balizas caseras» de plástico en las ramas que nos podrían guiar. Por desgracia, algunas se volvieron frágiles durante los años y se cayeron. Así que, no podemos confiar plenamente, como mucho nos darán confianza de estar en buen camino ocasionalmente.

En la cara norte del Tozal de Lusera

En la cara norte del Tozal de Lusera cerca del corral desconocido.
En la rama se ve la tímida baliza mencionada.

Primero bajamos cerca de un torrente a un llano con unos pinos. Allí nos juntamos con una senda que aparece de nuestra derecha.

Ahora dejamos el torrente a nuestra derecha y seguimos por una losa alargada en horizontal, una zingla, de nuevo por terreno seco. Básicamente no debemos perder, ni ganar altura. Este tramo es una travesía hacia un lugar donde se encontraba otra aldea, hoy en día sólo quedan ruinas. Algún muro, alguna losa, una trocha vieja que se divisa entre el matorral y tímidos hitos en algunos puntos nos recuerdan de la existencia de un camino verdadero por este terreno.

Más adelante llegamos a una zona húmeda que se distingue fácilmente por la vegetación. En el extremo inferior hay una fuente que suele manar agua siempre. Esta mana un pequeño barranco donde podemos encontrar pequeños charcos para que se refresque el perro.

Nuestra ruta cruza el campo húmedo en cima de la fuente en horizontal y nos sitúa en unos campos donde se ven rastros de ganado y de la vida pastoral. Estamos en los campos de un corral abandonado.

El corral desconocido

El corral abandonado

El corral abandonado.

Ya hemos visto restos de construcciones en la fuente. En los campos hay más y se concentran alrededor de un recinto donde los muros están todavía en pie. Todos los edificaciones demás están reducidos a unos montones de piedras.

No resulta descabellado creer que había una aldea en este lugar, ya que halla próximo una fuente potente, el terreno es llano, fértil y encima está cerca del camino que conecta Lusera con Ibirque. Sin embargo, no hay ni un rastro de edificaciones o sólo una denominación del lugar en ninguno de los mapas que hay sobre este terreno, ni en los más antiguos. Por desgracia, no tengo suficientemente conocimiento cultural para deducir el tipo de edificaciones de las ruinas. ¿Muros que sostienen los campos, refugios, bordas o casas? Otro misterio.

Croquis Corral

Croquis sobre foto Sig Pac.

Después de la visita de este lugar olvidado cruzamos el barranco que le flanquea por el este y buscamos el mencionado camino para bajar a Lusera. Este camino está cerca, debajo de nosotros, pero inaccesible de modo directo. Supongo que había una conexión, que hoy en día esta borrada. Así que, para evitar resaltes y la omnipresencia de Erizón, debemos hacer una larga vuelta en dirección a Ibirque, hacia el noreste.

La senda discurre por una depresión hacia el noreste. Resulta más fácil identificar dicha depresión que la misma trocha. De hecho, la senda en este ultimo tramo está muy erosionada, pero tiene continuación hasta el encuentro con el sendero que viene de Ibirque. Este encuentro tampoco es fácil de identificar, aunque siendo ancho y limpio. Este cruce de caminos encontraremos cerca del cambio de rasante, cuando vemos delante la primera vez al Tozal de Guara en su totalidad.

Colores de otoño

Colores de otoño en el camino a Lusera.

El Barranco de la Tosca

El Barranco de la Tosca

El Barranco de la Tosca

La senda que baja por el Barranco de la Tosca a Lusera es bueno y muy bonito. Nos acerca a grutas, pozas y cascadas. 

Más información sobre esta senda se encuentra en la entrada «De Lusera a Ibirque«.

Cuando llegamos a Lusera debemos invertir un buen rato para visitar este bonito pueblo.

 Lusera:

En Lusera

En Lusera

Hay alguna casa rehabilitada, pero la mayoría está en ruinas. Hay bonitas eras, pozos y caserones. La continuacion de nuestra ruta es el GR que lleva a Belsué. Este sale del pueblo cerca de la iglesia que será la ultima de las atracciones que podamos admirar. Además es el lugar donde ocurre la historia que cuenta el libro de Javier Casasús anteriormente mencionado.

La vuelta a la Santa María de Belsué por el GR resulta fácil y rápido. Una vez en dicha aldea abandonada podemos optar a descansar el resto del día en las cercanas pozas del Flumen que hemos visto al principio de la excursión o volver al coche directamente.

Retorno:

Volvemos por el camino de acceso al coche.

Lusera desde Santa María de Belsué

Mirando hacia atrás:
Lusera desde Santa María de Belsué.

Nota personal – P.D.

Esta entrada no está de todo acabada, hay demasiados misterios. Sin embargo, la estoy publicando.

Quizás no es la manera correcta para un autor, pero pienso que la publicación podría conllevar y atraer nuevas informaciones sobre los lugares escritos.

¡Ojala, me alegraría por cualquier información!

Mientras tanto, recomiendo realizar la excursión en invierno: caxicos oxidados, el Pirineo nevado, los barrancos con caudal majo, las cascadas heladas y aguas más cristalinas que nunca…

Gymkana por el Mascún

La Cuca de Bellostas

La Cuca de Bellostas

No hace falta presentar en la introducción el paisaje por donde discurren las sendas de esta excursión. El Cañón del Mascún es muy conocido y considerado como el Corazón de Guara. En la ruta de hoy vamos a explorar el tramo del barranco cerca de Rodellar que destaca con una multitud de atracciones. Tantas que merece la pena prepararse con una buena lectura antes de enfrentarse a las maravillas. (Quizás es comparable con una visita de una catedral. Si nos preparamos y entendemos un poco de la historia, cultura y arquitectura que la afectan, la visita será más interesante.)

El mejor sitio para informarse encontramos en Internet, el blog: «El Valle de Rodellar«.

Es de Enrique Salamero y da informaciones muy, muy interesantes sobre esta zona de la Sierra de Guara. Merece la peña surfear por sus entradas y aprender sobre la toponimia, la vida, la cultura y naturaleza del Valle de Rodellar. Recomiendo: Los Huertos del Mascún, La CiudadelaEl Picón del Cuervo, Las Pinturas Rupestres o La Fuente Mascún. Cinco entradas que tratan con puntos de interés de la gymkana. No obstante, hay mucho más en lo que se puede enfrascar.

Ficha MascúnEl Mascún es uno de los primeros barrancos importantes en secarse al final de la primavera. Por eso debemos elegir bien la fecha de la visita. En primavera encontraremos el cañón con las pozas de aguas cristalinos y una vegetación verde, en una palabra: hermoso. Pero el avance por el lecho del río resultará más fatigoso y lento. Más fácil resultará la excursión en otoño cuando se puede ir cómodamente por el cauce seco. Las incontables veces que cruzamos el río ya no resultarán molestas y incluso podríamos ir en zapatos de trekking. Aunque encontraremos al río seco, el perro no sufrirá sed, ya que se encuentra agua en varios puntos durante el trayecto.

Recorte Mapa Alpina

Recorte Mapa Alpina.

El verano no es recomendable para esta excursión por el exceso de gente que visitan el cañón. Es un paraíso de escalada reconocido en todo el mundo. Seguramente encontramos escaladores durante la excursión en cualquier época del año, pero en verano ya no hay tranquilidad por tantos turistas, escaladores, barranquistas y senderistas.

Siempre tenemos que controlar al perro cuando pasamos por un grupo de escaladores, especialmente a los machos, ya que tienden a mear en las bolsas y mochilas que están guardados en el suelo.

Nunca estamos obligados a nadar, sólo nos mojaremos hasta las rodillas. Los limites del recorrido por el barranco nos dan dos pozas profundas fáciles de identificar, ya que están flanqueados en los dos lados por paredes verticales. Con estos limites nunca estamos obligados a mojarnos más que las piernas.

En el norte topamos con la badina de la Fuente del Onso. Hay una senda que supera la badina, pero esta dejamos para otro día cuando queremos hacer la Senda del Turmo por ejemplo.

En el sur topamos con un estrecho hundido justo debajo de la Cueva de los Cazadores. Se trata de dos badinas que siempre llevan agua. Si las pasásemos a nado, podríamos asomarnos hasta el Puente Coda que se encuentra un poco más río abajo.

En la badina de la Cueva de los Cazadores

En la badina de la Cueva de los Cazadores.
No hay que quien frena a este perro, quiere explorar más. Siempre hay agua, pero en primavera se llena más como indican las marcas en las rocas.

Dentro de estos dos extremos podremos explorar un largo tramo del Mascún. La parte más al norte se llama «Mascún real», la del medio «Mascún inferior» y la que se encuentra río abajo de Rodellar han bautizado modernamente con el nombre «Petit Mascún», no obstante una gran parte de este tramo ocupa un caos denominado «Los Bozos de Palomera».

Después de haber disfrutado de la lectura sólo hace falta preparar la mochila (acuática según la época), las sandalias, el almuerzo y la correa del perro para investigar este impresionante paisaje de pozas, agujas y cuevas.

Tiempo:

Irrelevante y muy relativo.

Llenamos tranquilamente una jornada completa. Tenemos 5 accesos/retornos desde Rodellar que tardan más o menos igual:

Bajada: 15min.

Subida: 30min.

Aparcamiento:

Rodellar

Acceso:

Conozco a cinco caminos que bajan al barranco desde Rodellar, aunque quizás haya más. Del norte al sur:

    1. El PR hacia Otín que arranca en el Barrio de la Honguera.
    1. Una senda que baja a plomo desde el Barrio de la Honguera.
    1. Una que lleva por una faja del extremo oeste del pueblo al gran meandro debajo del Picón del Cuervo.
    1. Una senda que desciende por una canal al inicio de los Bozos de Palomera. Arranca en el extremo oeste de la pista que nace en el Barrio de la Iglesia y está indicado como «Gradón de Palomera» (aunque este nombre está equivocado según Enrique Salamero).
  1. La senda que lleva al Puente Coda. Se toma en la misma pista un poco antes que la senda del Gradón de Palomera y está indicado como «Puente de las Cabras».

El 2. y 3. acceso nos dejaría en la mitad del recorrido por el barranco y nos puede servir de «escape». El de la Puente Coda, el cuarto, nos lleva a fuera de los limites.

Así que, para la gymkana propuesta encaja perfectamente si bajemos por el PR a Otín y volvamos por el Camino Palomera.

Una vez en el cauce del Mascún tenemos que seguir río arriba para llegar al limite de la Fuente del Onso. Ya veremos varios de los «tesoros», pero voy a alistarlos en el sentido de la corriente empezando con el limite en el norte.

Los paredes en la orilla derecha cerca de la Fuente del Onso

Los paredes en la orilla derecha cerca de la Fuente del Onso.

La Badina de la Fuente del Onso

Una de las pozas cerca de la Fuente del Onso

Una de las pozas cerca de la Fuente del Onso (No es la badina limite).
Markus salta al agua fresco.

Como mencionado en la introducción esta badina es un pasillo hundido. Debido a dicha fuente siempre lleva agua, normalmente limpio y frío. En la orilla derecha, nuestra izquierda, se ve la senda que sube por una empinada losa y lleva al otro extremo de la badina donde se encuentra el Caos del Onso y la desembocadura del Barranco de Otín. Singularidades que podemos visitar otro día.

Iniciamos la gymkana en el sentido de la corriente, hacia el sur, entre paredes, agujas y cuevas en lo alto – un paisaje espectacular.

La Pipa

En la orilla derecha vemos esta curiosa escultura rocosa que tiene forma de un zapato o una pipa. Debajo se forma una bonita poza, si hay agua.

A poca distancia llegamos a una zona plana en la orilla izquierda, donde se halla el siguiente tesoro.

El Bolo del Real

O Bolo d'o Real

O Bolo d’o Real.

Poco a poco nos acercamos a una aguja afilada.

La Cuca de Bellostas

Entre la Cuca y la Cuidadela

Entre la Cuca y la Cuidadela.

Para acercarnos a la aguja más celebre de la Sierra de Guara tenemos que remontar una pedrera muy empinada. Esta pedrera baja desde la base de la Cuca hasta el mismo cauce, bastante obvio y identificable. La subida resulta delicada y muy incomoda. Para pisar más seguro deberíamos llevar botas de montaña. Si esto no es el caso, será mejor conformarse con la perspectiva desde el lecho del río.

Con buen calzado podemos acercarnos a los covachos de la izquierda de la aguja, entre la Cuca y la Cuidadela o subir hasta la base más elevado por donde se inicia la vía de escalada. Sin duda una perspectiva poco conocido, pero sobrecogedora, y merece las gotas gordas que hemos sudado subiendo por la pedrera.

La Cuidadela

La Cuca de Bellostas y la Ciudadela

La Cuca de Bellostas y la Ciudadela.

Se trata de la peña junta a la Cuca de Bellostas, originalmente llamada Puntal d’a Costera. El conjunto de covachos, ventanales y agujas es una de las imágenes más vistosas y vistas de toda la Sierra. Un poco apartado hacia el sur destaca otro monolito denominado «La Torre de Santiago».

Las Puntas de Cagatés

Enfrente de la Ciudadela, en la vertiente izquierda, vemos otro conjunto de torres y agujas que forman una cresta. Como puntos más elevados podemos observar dos torres gemelos, las Puntas de Cagatés. Estas y la Ciudadela son el portal hacia una zona más amplia y, más adelante, al Mascún inferior.

En lo alto de los dos «monumentos» mencionados hay caminos. En un lado, el PR hacia Otín pasa justo encima de la Ciudadela y en el otro pasa el viejo camino que conecta Cheto con Bagüeste. Dos miradores excepcionales sobre el Mascún Real.

Avanzamos hacia el sur por una zona donde hay más vegetación hasta que topamos con una baliza del PR de Otín que baja de lo alto por la Costera – la fuerte pendiente que sube hasta detrás de la cima de la Ciudadela. Seguimos por el curso del Mascún.

El Delfín

El Delfín

El Delfín.
Robert toma un baño fresquito en la poza que mana la Fuente Mascún.

Delante en lo alto aparece un agujero en la pared que tiene la silueta de un delfín. Memorizamos este ventanal, porque más adelante podemos subir y incluso sentarnos en la sombra del mismo. Vamos a descubrir que se trata de dos inmensos agujeros en la roca. Sólo de esta perspectiva ahora tiene esta curiosa silueta.

Debajo del Delfín llegamos de nuevo a una bifurcación. A mano derecha sube la senda que lleva a la Pardina Seral, al Barrasil o a la Losa Mora. A la izquierda está la base de la Vía Ferrata que asciende a la Ermita de la Virgen del Castillo. Será un buen reto algún día que vamos sin perro. Nos quedamos en el cauce del del río y llegamos a una zona que siempre lleva agua, debido a la potente Fuente Mascún.

La Fuente Mascún

La Fuente Mascún

La Fuente Mascún por la madrugada.

A partir de la fuente empieza una parte distinta a la anterior ya que este sector del el río se llama «Mascún inferior». Con la apariencia del agua cambia mucho el aspecto del entorno inmediato. Encontraremos campos, muros de apoyo, pasarelas o acequias, por desgracia todo en estado desolado y abandonado. También aumenta la presencia de los humanos. Siempre hay escaladores o gente que pasa una tarde en la orilla de una poza. De estas, las pozas, encontraremos muy bonitas durante este próximo tramo.

Debemos controlar al perro en todo este siguiente tramo.

La poza del Barranco de la Virgen

La poza del Barranco de la Virgen.
Al fondo se adivina la desembcocadura.

El primer tesoro que debemos buscar es una desembocadura en la orilla izquierda.

EL Barranco de la Virgen

El Barranco de la Virgen

El Barranco de la Virgen.
Robert me espera debajo del último resalte.

Los últimos resaltes de este barranco seco son muy bonitas: un estrecho por roca caliza, blanca y pulida. El primer escalón de un metro y medio podemos trepar y destrepar, para ver el segundo, más alto de formas más curiosas.

La poza en la desembocadura es muy bella. También hay una pasarela (con algunas piedras descolocadas y arrastradas), que nos facilita el acceso al barranco.

Los Ventanales del Mascún

Casi enfrente del barranco arranca una senda que asciende por una ladera en la vertiente derecha, empinada, calurosa y fatigosa. Nos situará en apenas 20min. en los ventanales que hemos identificado hace poco como el Delfín. El último tramo para llegar es un paso de I; no demasiado difícil, pero expuesto como todo este lugar.

Vemos buena parte del recorrido, la Ermita de la Virgen del Castillo y Rodellar. Es un mirador espectacular, no sólo por las vistas. Si tenemos suerte podemos observar unos escaladores que desafían sus habilidades en estos paredes y bóvedas de vías bastantes difíciles.

Los Ventanales del Mascún

Los Ventanales del Mascún.

Pasamos de largo del PR por el cual hemos bajado del pueblo y seguimos avanzando por los caminos que discurren por los campos en la orilla del río. Este sigue dibujando meandros flanqueados por inmensas paredes abovedadas. En un giro del río de 180º hacia derecha hay un camino a mano derecha que sube al pueblo y otro, a mano izquierda, a las Lobarts, la loma divisoria entre el Mascún y el Barrasil. Avanzando por el curso del río pasamos por una chopera. Allí hay otra posibilidad de ascender al pueblo por un sendero. Seguimos por el curso del río. Más adelante vemos otra torre sobresaliente.

El Picón del Cuervo y la Cueva Pacencia

El Picón del Cuervo

El Picón del Cuervo.

En la zona donde se ubica este monolito encontramos bóvedas y cuevas aptas para la escalada. En una de las cuevas podemos encontrar pinturas rupestres. Se trata de la inmensa Cueva Pacencia que se halla en la orilla derecha en el gran meandro de bajo del Picón. También podemos descubrir varios lugares singulares en la orilla donde se ofrece que hagamos una parada para almorzar o tomar un baño.

Según avanzamos el agua va desapareciendo y a menudo se seca el lecho del río totalmente en este tramo.

A poca distancia aparecen los primeros bloques del caos «Los Bozos de Palomera». Allí hay un camino a mano izquierda que sube al pueblo, pero nos quedamos todavía en el fondo del barranco para explorar el caos y este último tramo espectacular.

Los Bozos de Palomera

Los Bozos de Palomera

Los Bozos de Palomera.
Rocas apilados nos indican la presencia de un verdadero caos. Menos mal que no resulta demasiado difícil de resolver y superar.

Entre los bloques hay maravillosas pozas y cascadas como es típico para los caos en la Sierra de Guara.

Salvando los bloques tenemos que superar alguna destrepada, una por un paso de II. El itinerario discurre al principio por la orilla izquierda hasta que llega a una curiosa cascada interior que cae a una poza de grandes dimensiones. Encima de la cascada debemos cruzar el cauce y seguir por una senda que traspasa el boj en la orilla opuesta. Seguimos por este caminito a cierta altura hasta que baja por las raíces de una encina. Este paso no es  expuesto pero incomodo, ya que el perro no puede usar las maderas como peldaños. Si no podemos alzar el perro, debería buscar una bajada por la vegetación que rodea el paso. De nuevo en el cauce encontramos más cascadas y pozas hasta que el lecho del río se suaviza.

Los Bozos de Palomera

Los Bozos de Palomera.
Una poza que invita a bañarse.

A poca distancia se suaviza también la vertiente izquierda del barranco y da acceso a una inmensa cueva en lo alto.

La Cueva de los Cazadores

La Cueva de los Cazadores

La Cueva de los Cazadores.

O Cueva del Palomarón, segun Enrique Salamero.

Una senda asciende hasta el interior de la cueva. Hay varios segmentos (covachos), dentro de la gran bóveda. A algunos de ellos sólo se llega escalando, de hecho vemos los rastros de los escaladores por todas partes. Mirando hacia el río podemos observar que nos encontramos en un gran circo o rincón, bien protegido por las paredes verticales. No extrañaría, si en la prehistoria este lugar hubiese servido de hábitat. En la ladera herbosa que baja hasta el lecho hubieran podido plantar cultivos y el agua imprescindible también está cerca. Las pinturas rupestres que están cerca, refirma esta teoría.

Las badinas de la Cueva de los Cazadores

En la salida de este precioso rincón el río pasa por un estrecho que siempre está hundido. Es la poza limite de nuestra excursión. Se podría pasar a nado las dos pozas y legar al Puente Coda desde donde sube una senda al pueblo.

El paso de II

El paso de II.

Nosotros vamos a buscar el Camino Palomera para volver al pueblo. Para conseguir eso usaremos una senda que discurre por lo alto de la vertiente izquierda del cañón. Su inicio se encuentra muy cerca de la cueva.

Antes de llegar a ella debemos cruzar una losa inclinada que da acceso a un paso de trepada donde hay una cuerda instalada para facilitar el avance. Es un paso de II que no resulta muy difícil, sólo tenemos que ayudar al pero subir el primer escalón. Después seguimos por una senda que discurre por lo alto encima de los Bozos de Palomera. En algún punto hay muy buenas vistas sobre el barranco debajo. Nos situará en apenas 15min. cerca del abrigo donde se encuentran las pinturas.

Las Pinturas rupestres del Abrigo de Palomera

Las pinturas rupestres del Abrigo de PalomeraLas pinturas rupestres del Abrigo de Palomera

Las pinturas rupestres del Abrigo de Palomera.

Debido a la reja que protege las pinturas, encontramos fácilmente su ubicación. Sólo resta subir la escalera para verlas.

Para terminar la ruta debemos seguir por la senda horizontal en el mismo sentido un poco más. Pronto encontraremos la canal por la cual sube el buen camino. La canal que se encuentra inmediato al abrigo tiene un paso de escalada que no es recomendable para nosotros. El camino correcto nos lleva al extremo oeste de Rodellar justo donde hay un bar con terraza que aparece de golpe delante nosotros. Eso es bueno, pero debemos controlar al perro.

Retorno:

Cruzamos el pueblo hasta el coche.

Los Bozos de Palomera

Los Bozos de Palomera.

La Ermita de la Virgen del Castillo y las Puntas de Cagatés

Vistas desde la Ermita de la Virgen del Castillo

Vistas desde la Ermita de la Virgen del Castillo.
El Mascún, seco, a nuestros pies en un día de lluvias.

La senda que conecta la Ermita de la Virgen del Castillo con las Cresta de Cagatés la menciona Davíd Goméz en su libro «El Parque de la Sierra y los Cañones de Guara» y la describe bien detallado Enrique Salamero en el libro «Parque de la Sierra y los Cañones de Guara, 22 itinerarios a pie». Este ultimo nos sirve perfectamente de guía y sólo hace falta añadir algún detalle más.

Ficha CastilloLa ruta es apta para el perro, aunque tenemos que superar algún paso de trepada donde hay que alzar un perro pequeño. El camino nos introducirá en un mundo escarpado que merece la visita, ya que destaca con impresionantes vistas sobre el cañón inferior del Mascún.

Recorte Mapa Sigpac

Recorte Mapa Sigpac.

La mayor parte del trayecto es por terreno hostil y árido. Por eso es imprescindible elegir un día fuera de las temporadas de calor, llevar pantalones largos y calzarse con botas de montaña. Para complacer a nuestro perro debemos efectuar el retorno por la Fuente Fuenciachas que es el único sitio donde se suele encontrar agua.

Preparamos la mochila con una extra ración de agua, el almuerzo y la correa para bordear el barranco más celebre de la Sierra en una entretenida excursión de medio día.

Tiempo:

De Rodellar a la ermita: 40min.

De la ermita a las Puntas de Cagatés: irrelevante, 1h30.

Retorno por la Fuente Fuenciachas: 1h15

_______________

Total: irrelevante, 3h 30, media jornada

Aparcamiento:

En Rodellar.

Acceso:

Las atracciones aparecen saliendo del coche.

El PR, bien indicado, nos situará en menos de una hora en la Ermita de la Virgen del Castillo.

La Ermita del Virgen del Castillo:

La Ermita de la Virgen del Castillo

La Ermita de la Virgen del Castillo.

Es el primer punto que ofrece unas estupendas vistas sobre el Mascún. La ubicación del pequeño templo es extraordinario y no extraña que fue elegido para un punto de vigilancia, como indica también el nombre de la ermita.

En la cara oeste del espolón sube desde el cauce del Mascún una vía ferrata, que ofrece otro interesante acceso, si un día vamos sin perro.

Empezamos a ascender hacia la cresta. En seguida llegamos a un punto donde se presenta la vertiginosa caída en la cara norte. Durante todo el siguiente tramo tenemos que avanzar en la vertiente sur de la cresta. Si quedamos a una distancia entre uno y treinta metros de la misma vamos bien.

Ahora, esta primera parte que tenemos delante parece insuperable, pero hay una cornisa debajo de nosotros que da paso hacia la zona menos escarpado que tenemos aproximadamente 100m más adelante. Hay que buscar la entrada a dicha cornisa unos 15m debajo de nosotros. Se esconde detrás de un boj y nos costará un rato en encontrarla. Una vez en ella no resulta demasiado vertiginoso. En la entrada y salida de este paso tenemos que trepar un poco y ayudar al perro, si hace falta.

La cresta hacia las Puntas de Cagatés

La cresta hacia las Puntas de Cagatés.
Estas aparecen en la foto al fondo a la izquierda.

No obstante, debemos controlar al perro especialmente en esta zona, ya que nos movemos por terreno muy abrupto.

Después el avance es más fácil y los rastros de sendas nos ayudarán recorrer toda la crestería. Hasta la ultima depresión antes de las torres gemelos de Cagatés. Nunca se formará un sendero estable, pero con la ayuda de algunos hitos y la claridad de la dirección que tenemos que tomar, progresamos sin complicaciones. De vez en cuando debemos acercarnos a la misma cresta para disfrutar de las vistas y el abismo.

En una primera brecha podemos observar una senda que cruza a la vertiente del Mascún. Esta lleva a unas covachos y después se muere bajando hacia el cauce. Enrique Salamero la menciona como una antigua senda alternativa para introducirse al barranco.

Cuando nos afrentamos a la loma más elevada de la crestería veremos una pequeña cueva al principio de la subida ubicada en la vertiente norte.

El Balcón del Mascún:

El Balcón del Mascun

El Balcón del Mascun.
Impresionantes vistas sobre el barranco.

A este covacho se puede acceder por una pequeña brecha. La aproximación a ella es incomoda, ya que está un poco vestida y empinada, pero factible. Nos da acceso a un mirador natural  de gran interés al cual no debemos pasar de largo. Sombra, vistas, soledad y el almuerzo.

¡Es un sitio maravilloso!

Al final de la crestería nos separa de las Puntas de Cagatés sólo una modesta hondonada llena de vegetación. La senda más visible tuerce hacia la derecha para encontrar a poca distancia el sendero que baja a Cheto. Para visitar dichas puntas debemos cruzar el matorral por donde avancemos mejor en dirección a las Torres Gemelos.

Las Puntas de Cagatés

Las maravillosas vistas al Mascún

Las maravillosas vistas al Mascún.

De nuevo nos quedamos boquiabiertos por las vistas. Además suelen sestear los buitres en las agujas. Si nos acercamos con respeto, quizás llegamos a ver uno de cerca.

Los que están más acostumbrados en moverse por terreno abrupto, pueden explorar la cresta hacía abajo y más allá de las Torres.

Aconsejable y fácil es, recorrerla en ascenso. Pronto se forma una tímida senda que desemboca finalmente en el camino que baja a Cheto.

El retorno más rápido sería ir por Cheto, pero debemos desviarnos al sendero que lleva a la Fuente Fonciachas. Es el único lugar donde puede beber el perro. Ademas revela buenas vistas a la Cueva O Foricón y al recorrido que hemos llevado a buen puerto.

La Fuente Fonciachas

La Fuente Fonciachas.
Robert se pone las pilas.

La Cueva O Foricón

La Cueva Foricón

La Cueva O Foricón.

Mirando en el mapa al recorrido que dibuja la ruta se ve que hemos dado la vuelta a esta cavidad. Vemos su boca oscura y el muro que la rodea en una parte del camino por la crestería y de nuevo en el retorno cerca de la Fuente Fonciachas.

Razón suficiente para mencionarla.

Conozco tres aproximaciones hacia la cueva:

  1. Desde la cresta en un tramo donde se encuentran dos carrascas características. Se baja por una pedrera que se inicia en una losa muy empinada. Este paso es incomodo y delicado por las piedras sueltas. Sendas de cabras poco definidas.
  2. Desde la penúltima lazada antes del cruzar el Barranco de la Virgen en el retorno. Se avanza paralelo al cauce por campos abandonados. Más adelante se defina una tímida senda. Hay mucha vegetación y el camino está medio perdido.
  3. Desde las cercanías de la Fuente Fonciachas (un poco más abajo). Esta senda cruza el Barranco de la Virgen por una roca empotrada – un curioso puente natural. En el otro lado del barranco hay que superar un paso delicado por un resalte de roca para llegar a la zona donde se ubica la cueva. Al fin este acceso resulta también difícil, incomodo y encima un poco expuesto.
Cruzando el Barranco de la Virgen

Cruzando el Barranco de la Virgen.
Robert le tiene de miedo. En la foto no se reconoce el patio debajo de la roca, pero hay suficiente para tener le un poco de miedo.

Sea como sea, la aproximación por este terreno seco cuesta mucha decisión y voluntad, ya que los últimos metros son iguales de vestidos y incómodos.

La cueva misma es bonita y su entorno curioso (el muro de protección, los esculturas de caliza, y un inmenso bloque desprendido de la pared), pero en total no recomiendo su visita. Sin embargo, vale la pena visitar el puente natural y la cornisa que discurre por el otro lado del barranco – un lugar solitario y bonito que se encuentra a 10min. de la fuente.

Después de un descanso en la fuente seguimos bajando por el sendero que enlaza con el camino de acceso.

Retorno:

Volvemos a Rodellar por el camino de acceso.

Las vistas hacia el Barranco de la Virgen

Las vistas hacia el Barranco de la Virgen.
Se divisa el camino de retorno al pie de la pared.

El tramo olvidado del Flumen o «la Poza Olímpica»

Pozas olvidadas

Pozas olvidadas, vírgenes y inmensas.
Bajo la lluvia salen las criaturas más salvajes de sus escondites

El Salto de Roldán, Cienfuens, el nacimiento en la Sierra de Bonés… todos estos tramos del Río Flumen se conocen, más o menos. Al contrario, el curso que toma entre las desembocaduras del Barranco Nazapales y del Barranco Barón, cerca del Puerto de Monrepós, no figura en ninguna guía de montaña de la zona. Quizás es justo la cercanía de la autovía lo que protege esta zona de la exploración turística. De hecho todos los caminos que llevan allí están invadidos de la vegetación y perdidos, incluso algunas de las pistas. Por eso he clasificado la excursión como difícil **. Así que, durante toda la excursión hay que prestar mucha atención para no perder el camino y en ocasiones tendremos que atravesar la maleza para seguir nuestro camino – en aquellos tramos oculto.

Ficha olímpicaLo atractivo que ofrece el Río Flumen en dicho trayecto son las pozas. Allí hallan las pozas más grandes de toda la Sierra de Guara. (He comparado tamaños en el Google Earth y, sin duda, ganan a las pozas grandes como la de la Presa de Bierge, la Ballena, la de Villacantal, las del Guatizalema, las de Sieste…)

Recorte Mapa Alpina

Recorte Mapa Alpina

Especialmente uno de ellos asombra por su tamaño y forma redonda: la Poza Olímpica. (El nombre surge partiendo de la base que esta piscina natural perece cumplir con las normativas olímpicas de tamaño y profundidad; según mi amigo Javier Casasús.)

A causa de falta de información sobre la toponimia de esta zona en cualquier mapa y guía de montaña o barrancos, voy a tomarme la libertad y usar esta denominación, junto con otra para una poza que he bautizado «Poza del Salto».

En dicho tramo hay varias pozas gigantescas y la única manera de visitar a todas, es plantear la excursión como un descenso de barranco. Como nunca se encajona el río, el cauce está bastante vestido y hay un largo acceso y retorno, el descenso no sería demasiado satisfactorio. Creo que tiene más sentido ir en búsqueda de un par de pozas selectas y disfrutar de ellas. Según este planteamiento he preseleccionado la Poza Olímpica y la Poza del Salto para incrustarlas en una maravillosa excursión de medio día. El resto de las atracciones sólo voy a bosquejar.

Croquis sobre el recorte de Sigpac

Croquis sobre el recorte de Sigpac.

A la zona se puede acceder desde el Monrepós por el Barranco Nazapales, por una pista que baja desde el viejo Puente de Cubils y el Túnel de la Manzanera o por una senda que viene de Belsué. Para la ruta descrita he elegido el último de dichos accesos, ya que hay poco desnivel, es muy bonito y se puede combinar cómodamente con la excursión descrita en la entrada «Por las pozas de la Pardina Ascaso» .

Pues, preparamos la mochila con el almuerzo, el agua, la correa y una cuerda de unos 5m de longitud (que nos ayudará salir de la Poza Olímpica más fácil) para descubrir sendas perdidas, edificaciones derrumbadas y las maravillosas pozas del tramo olvidado del Flumen.

Tiempo:

Desde el aparcamiento a la desembocadura del Barranco Barón: 40min.

Desde la desembocadura del Barranco Barón hasta el desvió a la Poza Olímpica: 15min

Desde la desembocadura del Barranco Barón hasta el desvió a la Poza del Salto: 30min

Desde la desembocadura del Barranco Barón hasta el campo grande: 1h

_______________

Total: irrelevante, 3h 30, media jornada

Aparcamiento:

Justo antes de llegar a Belsué la carretera gira casi 180º a la derecha. En esta curva hay a mano izquierda una explanada donde se puede aparcar. Allí iniciamos la ruta.

Acceso:

Desde la curva seguimos por una pista en muy mal estado, casi irreconocible. En apenas 10min llegamos a un cruce de caminos que es poco visible, aunque se encuentra un hito en medio. Dejamos la pista y seguimos por la senda a mano izquierda. Esta senda nos lleva a la confluencia del Flumen con el Barranco Barón, donde nos adentramos finalmente al tramo olvidado.

Si nos saltamos el desvió, llegaremos a la Pardina Ascaso. Desde allí podemos llegar igual a dicha desembocadura. La manera de reencontrar el camino está explicado en la entrada «Por las pozas de la Pardina Ascaso«

La Poza del Flumen cerca de la confluencia

La Poza del Flumen cerca de la confluencia.
Robert toma su primer baño.

Cruzando el Río Flumen – no el Barranco Barón – la senda nos lleva en pocos metros a un pinar a lado de la orilla. Si seguiríamos la trocha que está bien marcada y empieza a subir en seguida, nos llevaría a la Pardina Ubsieto por el Barranco Barón (Más información en la entrada “Vuelta por el Tozal de Lusera“). NOSOTROS NO SEGUIMOS POR ESTA SENDA. Tenemos que tomar un desvió hacia la izquierda, poco visible, que nos lleva más adentro del pinar. Hay que prestar mucha atención en este tramo, ya que la senda es poco transitada y invadida por la vegetación.

En cuando salimos del bosque y la senda empieza a ganar un poco de altura, la trocha se distingue mejor. Allí vemos un desvió hacia la izquierda que baja en 10min al río donde forma una pequeña poza.

Aunque vestida la senda aparece ahora claramente y la seguimos ganando altura. Más adelante llegamos a un claro en el bosque donde se inicia la bajada a la Poza Olímpica. Este claro podemos identificar por varias señales: es el claro más grande que hemos pasado hasta ahora, hay un muro de apoyo en su margen izquierdo y justo de bajo de este pasa una senda que desciende al río.

La Poza Olímpica

La Poza Olímpica

La Poza Olímpica.

La senda, muy vestida, baja en zigzag al cauce un poco río arriba de la poza. Los últimos metros tendremos que avanzar bosque a través o por el mismo lecho del río, si vamos equipados para realizar trayectos por el agua. Llegaremos a la poza en apenas 10min.

La poza mismo se ha formado de bajo de un resalte de roca de unos 3m de altura. Para bañarse se puede entrar y salir del agua por la zona llana, compartiendo las hierbas con las arañas y culebras. Otra posibilidad es preparar una cuerda que facilita la escalada por el resalte de roca y no tocar la zona pantanosa.

La Poza Olímpica

La Poza Olímpica.
Sesteamos en la sombra de los árboles.

De nuevo en la senda principal continuamos en dirección oeste hasta que llegamos en 15min a una bifurcación. Si tomamos la senda que baja a la izquierda llegaremos en 10min al cauce justo en la desembocadura del Barranco del Puyasieto.

La Poza del Salto

La Poza del Salto

La Poza del Salto.

La poza se encuentra unos 100m río arriba de la confluencia. Podemos ir por el mismo lecho del río, si estamos equipados, o más bien, por el bosque. El avance es más facil, si retrocedemos unos 20m por el camino de acceso y seguimos a esta distancia al cauce por un bosque menos denso hasta que encontramos una bajada directamente a la poza.

La poza se halla debajo de un bonito salto de unos 8m de altura. Aunque la poza es más pequeño que la Olímpica, el conjunto con el salto es muy, muy bonito y merece una visita. Cerca, 100m más al oeste, se encuentra otra poza grande (la del caracol de la primera imagen), cuyo acceso es aun más fastidioso e incomodo. Por eso sólo queda mencionado sin más detalles.

La Poza del Salto

La Poza del Salto.
Contemplando la cascada con mucho caudal en un maravilloso día de invierno.

Otra vez en la senda principal podemos optar por seguirla más hacia el oeste antes de volver al coche. Aquí un breve resumen de lo que se puede visitar.

Hasta el Barranco Nazapales

Siguiendo por la senda cruzamos el Barranco del Puyasieto y más adelante llegamos a una fuente donde el perro se podrá refrescar en un charco. A partir de dicha fuente el camino es más ancha, debido a una pista que substituía a la senda hace tiempo. En algunos tramos se divisa todavía la trocha original de la senda. En la loma que tenemos justo delante vemos la copa de un viejo quejigo que supera en altura todos los demás. En la cercanía de este árbol se pueden observar viejos muros derrumbados que cuentan de un uso destinado al cultivo de estas tierras hace tiempo.

La pista rodea la loma en suave descenso. Pasamos por otra factible bajada al río que lleva a una poza de menor encanto y después desaparece en un campo grande en la orilla del Río Flumen. Es el lugar donde se pierde la continuidad de la senda que originalmente subía hacia Monrepós.

En el otro lado del campo se identifica fácilmente la pista que sube hacia el Puente Cubils. Pero para encontrar dicha senda es mejor ir en búsqueda de un campo característico que se encuentra río arriba cerca de la desembocadura del Barranco Nazapales. Este bonito campo está ubicado entre una roca y la orilla. Además termina en un muro en un lado. Es quizás el punto más singular para reencontrar esta senda perdida, si queremos subir hacia el Puerto de Monrepós; todo eso por terreno difícil de avanzar.

Retorno:

Volvemos al coche por el camino de acceso.

En el camino de acceso

En el camino de acceso por la mañana.

Gymkana por el Cañón de San Martín

La Fajeta L'Ordio

La Fajeta del Ordio.
Robert disfruta de las vistas.

El Cañón de San Martín es una parte del Alcanadre en el tramo río abajo de San Saturnino que llaman «Peonera superior». Se trata de un gran cañón clavado en la caliza que ofrece como sus hermanos mayores – el Cañón del Vero o del Balcez – maravillosas pozas incluidas en un entorno de paredes verticales, cuevas y proas. El corazón de este paraje es la pequeña ermita que da nombre a toda la zona. Llegan tres sendas de acceso al río, dos desde el este – los accesos populares – y uno – más largo y menos transitado – desde el oeste.

La Ermita de San Martín

La Ermita de San Martín.
En esta perspectiva se divisa en el extremo derecho debajo de la inmensa pared, denominada «La Piedra de San Martín».

Descripciones de esta magnifica excursión circular se encuentran en casi todas las guías y mapas de la Sierra de Guara, pero él que mejor la describe es Enrique Salamero en su libro «22 itinerarios a pie». Adjunta un buen esquema para identificar más fácil las sendas por las fajas y detalla las etapas y complicaciones. La presenta como una excursión de medio día, pero si exploramos intensamente el curso del río con sus maravillosos rincones, se puede extender a una de una jornada completa, ya que las pozas de aguas cristalinas invitan a sestear en sus orillas. Ademas hay que tener en cuenta que el retorno es una fatigosa subida por la cara oeste donde pega el sol por la tarde. Así que merece la pena disfrutar cerca del agua hasta que disminuya el calor del día.

Ficha San MartínAunque hay sirgas y clavijas en los accesos descritos en el libro, ninguno resulta complicado para el perro.

  • La senda por la Fajeta del Ordio discurre por una cornisa de 2m de anchura como mínimo, que impresiona sin ser demasiado expuesta o peligrosa.
  • La Senda de los Gradones es más pendiente y confusa, donde tendremos que superar algún paso de trepada.
  • La senda por la Fajana Martín Juan es muy pendiente, especialmente en las cercanías del río. Como arranca en una zona muy apartada de las infraestructuras en el este del cañón, no es un acceso usual.

En los tres casos hay carteles, balizas o hitos que nos guiaran.

Así que voy a concentrarme en describir algunos de los rincones singulares – los tesoros de la Gymkana – que se pueden visitar durante el día, empezando río arriba.

Aunque no hay ningún paso a nado, debemos estar preparados para mojarnos completamente, debido a que algunas de las atracciones requieren un baño obligatorio para una exploración perfecta.

El Río Alcanadre

El Río Alcanadre.
Que alegría llegar finalmente a las pozas.

El Caos de la Fuente Conciatas

Poza interior del Caos de la Fuente Conciatas

La  fabulosa poza interior del Caos de la Fuente Conciatas.

Este caos, situado en el final de un estrecho oprima el lecho del río de tal manera que no vamos a ser capaces de pasar por él. Así que se trata de nuestro limite de la excursión hacia el norte, río arriba.

El Caos de la Fuente Conciatas

El Caos de la Fuente Conciatas.
Los tres bloques empotrados, vistos desde el estrecho río arriba (donde no llegaremos).

Para encontrar la poza interior es mejor dejarse guiar por el ruido de la cascada que alimenta la poza y destrepar por las rocas hacia el agua. La poza es una gozada y un baño en estas aguas frescas será un momento inolvidable.

En los dos lados del caos se inician dos cornisas que discurren por las paredes hacia el sur. La de la orilla derecha, la más extensa, tiene un acceso difícil de escalada por los mismos bloques del caos, pero la de la izquierda es fácil de recorrer y ofrece unos bonitos covachos en la zona más elevada. Ademas es el único punto de nuestra excursión desde donde podemos ver los tres bloques empotrados, tan ilustres y conocidos, que se encuentran escondidos en otro extremo del caos.

La Fuente Conciatas

La poza de la Fuente Conciatas

La poza de la Fuente Conciatas.

A poca distancia río abajo del caos se encuentra dicho manantial. Se trata de una maravillosa poza en cuya orilla, rocosa y vertical, mana el agua por varios agujeros. En días calurosos vale la pena acercarse (a nado) y beberla directamente desde donde brota.

Cerca de la poza, río abajo arranca la senda de la Fajeta de Ordio. Esta sube los primeros metros al lado de una crestería agreste donde se encuentra una pequeña cueva. La cavidad no tiene dimensiones  suficientes para introducirse, pero siempre emite una corriente fresca que sea bienvenido en días de calor. Además, según Enrique Salamero esta curiosidad tiene nombre: Aujero l’Aire, lo que indica que para la gente del lugar (o un excursionista) tiene cierto interés.

La Fajana Martín Juan

La Piedra de San Martín

La Piedra de San Martín.
No es necesario mencionar que nos tenemos que acercarnos con mucho cuidado y controlar al perro. Hay un patio de más de 350m.

Siguiendo el curso del río pasamos por varias pozas. Escondido en un bosquecillo en la orilla derecha arranca la senda por la Fajanta Martín Juan, balizado con un cartel «Costera de Naya 2h». La subida es fatigosa, pero nos situará en el mejor mirador sobre el cañón justo en el borde del precipicio de la Piedra de San Martín. No obstante, hay buenas vistas durante todo el ascenso.

Más adelante se divisa ya el puente sobre la Badina Quejigo, el punto central de nuestra excursión.

La Cueva, Ermita y Piedra de San Martín del Alcanadre

La Ermita de San Martín del Alcanadre

La Ermita de San Martín del Alcanadre.
La foto la tomé desde la Senda de los Gradones.

En dicho puente podemos subir hacia el este por la Senda de los Gradones para salir del cañón o visitar la ermita subiendo hacia el oeste.

Esta está ubicada a pie de una inmensa pared abovedada denominada «Piedra de San Martín» y – de verdad – el lugar es sobrecogedor. Nos podemos acercar al centro del margen inferior de la pared, sentarnos e inspirar toda la energía que refleja y focaliza este «espejo parabólico del universo». Además, si tenemos suerte, podemos observar una pareja de alimoches que anida en la parte superior.

Encima de la ermita hay una cueva que se puede alcanzar trepando con la ayuda de alguna piedra y madera detrás del edificio.

La Cueva de San Martín

La Cueva de San Martín.
Al pie de la pared que tenemos enfrente se encuentra un covacho con un recinto pastoral que se puede visitar desde la Senda de los Gradones.

La Badina del Quejigo podemos pasar a nado, o más bien, salvarla por una senda por el margen derecho. Río abajo nos esperan más pozas hasta que el cauce se estrecha.

El Estrecho de Lacarra

El inicio del Estrecho de Lacarra

El inicio del Estrecho de Lacarra

Ya avisa el nombre: los paredes verticales nos cierren el paso. Así que esta gorga es el tope austral de nuestra excursión. Podemos aprovechar las aguas profundas para refrescarnos con un baño, pero el siguiente tramo del Alcanadre es una secuencia de pozas profundas encadenadas, oprimidas por paredes verticales y no es del todo apto para el perro*.

Resta volver al coche por uno de los caminos mencionados.

La Badina del Quejigo

La Badina del Quejigo.
Se ve de donde procede el nombre. Aunque el árbol está muerto, se mantiene de pie.

*Nota personal

Podemos convertir la gymkana a una autentica aventura – una excursión seria de una jornada completa, si estamos dispuesto a traspasar el Estrecho de Lacarra.

Este tramo es muy acuático, con badinas largas y profundas. Ademas hay que resolver un caos y destrepar varios resaltes. Por estas razones, no lo he elegido para esta entrada principalmente, sino que lo anoto como «anécdota personal».

El Caos de Lacarra

El Caos de Lacarra.
Detalle del caos que tenemos que resolver.

Pues, para los nadadores buenos y conocedores de la zona (hombres y perros) en días soleados de caudal reducido:

– Bajar por la Senda de los Gradones

– Visitar la ermita

– Traspasar los Estrechos de Lacarra (1-2h)

– Salir del barranco en la Badina Cebollero (15min)

– Subir a la Costera de Naya (1h15)

– Bajar por la Fajana de Martín Juan (45min)

– Visitar el caos de la Fuente Conciatas

– Subir por la Fajeta del Ordio

En el Estrecho de Lacarra no hay que instalar rapeles, pero tendremos que destrepar en varios ocasiones y pasar a nado por pasos muy estrechos entre paredes de roca.

Después del caos llegamos a la Badina Cebollero donde se encuentra la salida del barranco, descrito en la entrada «Vuelta por los Estrechos de Tamara y el Huevo de Morrano».

La Fajana de Martín Juan

La Fajana de Martín Juan.
Las vistas al Cañón de San Martín. Se reflejan los paredes opuestas en el agua.

La Ermita de San Martín

La Ermita de San Martín

En la pista nos dirigimos hacia la derecha. Después de otra bifurcación, donde seguimos otra vez por el ramal derecho, ascendemos hasta que un cartel nos indica la bajada a San Martín. Este tramo es caluroso, fatigoso y poco atractivo, pero nos compensan las vistas excepcionales mencionadas antes.

Un recorrido muy entretenido y relativamente delicado para toda una jornada que no nos decepcionará.

El Cañón de San Martín

El Cañón de San Martín por la tarde desde la Fajeta del Ordio.
Al fondo se divisa el Huevo de Morrano.