Queda mucho para explorar…
Lo siguiente son esquemas de excursiones que me parecen interesantes, pero los cuales no he podido terminar de explorar.¹
¹ Excluiré de este listado los picos que nunca me han llamado la atención, ya que los itinerarios hacia sus cimas parecen ser por terreno seco, como Arnabón y la Fuente Salada, el Tozal de Guara por la vertiente sur, Cubilars, Forcas y vecinos o Capramonte por la vía habitual. No obstante, todos ellos serán buenas excursiones para el invierno.
En todas estas excursiones siguientes disfruté de los muchos temazos de Songs: Ohia como canción de acceso. Últimamente estoy enganchado a las melodías melancólicas del difunto cantautor Jason Molina, alma y cantante de dicha banda.
La muerte de Jason Molina era una sorpresa triste. Más triste que sorpresa. Llevaba más de un año luchando por recuperarse tras varios intentos de desintoxicarse en centros especializados, pero no lo consiguió. Murió a los 39 años en marzo 2013 por fallo orgánico múltiple causado por el alcoholismo.
No habrá orden autobiográfico, ni alfabético, así que voy a empezar con una circular por el Picón, ya que la tenía casi lista…
Pero antes pongo un índice para facilitar el surfeo.
ÍNDICE:
Cuenca del Alcanadre
Cuenca del Flumen
Cuenca del Formiga
Cuenca del Guarga
Cuenca del Guatizalema
Cuenca del Isuala
Cuenca del Isuela
Cuenca del Vero
-
- Alquézar – Asque – Colungo
- Betorz – Lecina
- Dolmen de las Balanzas
- La Cueva Cortante
- Las raíces del Río Vero y el Capramonte
- Santa María de Dulcis o la búsqueda del Caxico de las Monjas
- Circular por el Barranco Lumos
- Los Abrigos de Quizans
- El Barranco de la Choca
- La Cueva Ventosa
- El Camino Ras Vals
- La Vuelta por las Articas
Otros destinos
El Picón desde distintas perspectivas
El Picón es un de las cimas más llamativas de la Sierra de Guara. Por su cara norte – una pared vertical que supera 200m – y las dos cimas peculiares es un pico muy vistoso. Sin embargo, la ascensión con el perro es problemática. En cuanto a estas dificultades se encuentra un breve razonamiento en la página de lo imposible.
Pero una ruta muy interesante nos acerca a este curioso pico por una senda cuya limpieza fue iniciado por los trabajadores del parque en 2016.
Nosotros íbamos por esta zona cuando las sendas todavía no estaban limpias. Por eso nunca lo he puesto en el blog, pero hoy en día los trabajos de recuperación deberían haber terminado ya.
Como se trata de una ruta circular, nos permite tener unas vistas de distintos ángulos a este inmenso molde. La ruta discurre por el entorno del Salto de Roldán, que proporciona al paseo otro bello escenario. Cruzaremos el Río Flumen en dos puntos, donde el perro y nosotros nos podemos refrescar. No obstante, debemos tener en cuenta que el recorrido entre estos dos encuentros con aguas frescas es largo, seco y fatigoso.
Otros objetivos de la excursión son el bosque salvaje de Valleclusa y la Cueva Monrós en la cabecera del mismo valle.
Tiempo:
Desde el Collado San Miguel hasta el puente: 1h.
Ascensión por Valleclusa hasta Monrós: no experimentado.
Travesía por la falda del Picon: no experimentado.
Desde la base del Picón hasta el Flumen: no experimentado.
Ascenso al coche: 1h.
_______________
Total: jornada completa.
Aparcamiento:
Aparcamos en el Collado San Miguel.
Acceso:
Seguimos andando por la pista que lleva a la presa de Cienfuens.
A poca distancia hay un mirador. En primer plano se divisa bien los tres monolitos que forman el Salto de Roldán. Pero para nosotros es de más interés la vista hacia el este, a los tres valles que forman los barrancos afluentes del Río Flumen al norte de la Peña Amán, justo enfrente:
El primero, a lado de dicha peña, es el valle que forma el Barranco Reguero del Águila por donde vamos a volver al Río Flumen.
En medio vemos el Barranco de las Gorgas con el inmenso salto. Este valle cruzaremos por su cabecera.
Más a la izquierda está el Barranco de Valleclusa lo que nos sirve de acceso, largo y en ascensión, a las cercanías del Picón.
Con estas vistas podemos orientarnos bien y nos da una idea de la longitud de la marcha que tenemos delante.
Seguimos por la pista en dirección norte. Más adelante tenemos que desviar nos por un ramal que nace a mano derecha. Esta pista empieza a bajar y nos sitúa finalmente en un ensanche, un tipo de aparcamiento, donde muere.
–
Desde el ensanche mencionado sigue en la misma dirección una senda que nos lleva por múltiples lazadas al fondo del bonito valle que tenemos delante y al Barranco de la Masa Sabuco, un pequeño torrente que suele llevar un mínimo de caudal durante todo el año. Cruzamos este torrente y seguimos por los campos abandonados del Corral de los Laballos cuyas bordas están enterados bajo las zarzas. La senda sale del valle por un pequeño collado y nos lleva directamente al Río Flumen. El puente que salva las aguas fue también restaurado.
La senda nos introduce ahora en el bosque de Valleclusa, denso, salvaje y bonito. Por este umbrío valle tenemos que superar más que 500m de ascensión. Ya cerca de la cabecera del valle la senda se arrima a una pequeña cresta. Por esta zona podemos encontrar unos árboles de una edad considerable. Después de superar una ultima empinada pendiente veremos a nuestra izquierda la boca del la Cueva Monrós.
La Cueva Monrós
Los muretes en la entrada demuestran, que esta pequeña cavidad fue utilizada por los pastores como refugio. Aunque no nos parezca (viniendo por el interminable bosque de Valleclusa), se encuentran prados y antiguos campos muy cerca en el oeste. Por eso, la ubicación de este refugio pastoral fue escogido con razón.
Volvemos a la senda que en seguida nos sitúa en los prados mencionados. Las dentadas Crestas de Valleclusa que están muy presente a nuestra derecha dan una tregua y nos abren el paso a la otra vertiente por un bonito campo. En este collado hay una bifurcación. Una senda sigue recto y lleva por Collicierco a las pistas del Cuello Bail. Pero nosotros cogemos el ramal que cruza el campo y lleva a la otra vertiente de la crestería. Se introduce en el valle del Barranco de las Gorgas, directamente hacia el Picón.
En dicho campo/collado veremos por primera vez la inmensa cara norte del Picón en su totalidad. Si no hemos descansado en la Cueva Monrós, este campo con estas estupendas vistas se ofrece ahora perfectamente. La falda de la umbría cara norte del Picón el clima favorece el crecimiento de los hayas. Incluso desde nuestra ubicación podemos divisar algunos de estos viejos árboles.
Seguimos por la senda que desciende decididamente al barranco. En la otra vertiente, en ligero ascenso, roza el hayedo mencionado y veremos algún árbol bonito. Más adelante llegamos a un calvo donde la silueta del Picón ha cambiado de nuevo. Ahora está realmente encima de nosotros y tiene la forma de una aguja.
La senda sigue buscando un collado por él cual pasa al valle del Barranco Reguero del Águila. Después de una breve, pero empinada bajada topamos con la senda que lleva a la cima del Picón desde el sur.
Podemos optar por hacer cima, teniendo en cuenta las dificultades que conlleva este itinerario. Sea como sea, al fin tenemos que bajar por dicha senda que nos situará en breve en un collado, el Collado Frontón Sopilata. Este es el punto de incertidumbre.
Si optamos ir por caminos balizadas debíamos seguir bajando por la senda hasta topar con el desvío del sendero que asciende a la Peña Amán. Aunque hacemos de este modo una larga vuelta por la ladera sur, el camino es un PR que nos lleva de manera segura hasta el coche.
Otra opción sería buscar un itinerario que ataja esta vuelta. Por desgracia no he podido explorar la zona para averiguar si hay posibilidades de avanzar cómodamente por la misma cresta hasta el Collado Frontón de Buesa o por el fondo del valle del Barranco del Barranco Reguero del Águila hacia el PR.
Sea como sea, finalmente llegaremos de nuevo al Río Flumen, donde nos queda un poco más que 1h de subida hasta el coche.
Alquézar – Asque – Colungo
En la mayoría de las guías de la Sierra de Guara figura alguna variación de una excursión que pasa por lo menos dos de estos tres pueblos. Lo que se encuentra más a menudo es una circular que parte en Alquezar, pasa por el Puente de Fuendebaños a Asque y vuelve por Villacantal.
Estos dos puentes he mencionado en la entrada «Las Pasarelas del Vero«. Lo que desconozco son los camino por la vertiente este del Río Vero, pero estoy seguro que esta circular tiene mucho encanto y carece de dificultades.
En el camino Asque – Colunge se encuentra el curioso Puente del Diablo. Como salva un barranco muy estrecho – el Barranco de las Gargantas, no hay acceso al agua.
Betorz – Lecina
La carretera que sube a Betorz es muy bonita. Discurre por el típico paraje repleto de campos, refugios pastorales y caxicos.
Betorz y Lecina, los pueblos en sí también son bonitos, y ya les conocemos de otras excursiones como «Ascensión al Tozal de Asba» o «Paseo al Abrigo de Barfaluy«. Lo que nunca he realizado es caminar desde el nacimiento del Vero hasta estos pueblo… siempre dejándolo para más tarde, ya que parece que será un paseo fácil.
El PR-HU 57 conecta la Fuente Lecina con Betorz. En combinación con el camino que baja de Betorz al Molino de Almazorre y el PR-HU 56 se puede hacer una circular que promete.
Agua encontraremos en los dos lugar donde llegamos al río Vero (Fuente de Lecina y río arriba del Molino de Almazorre), en los fuentes de los pueblos y en la Fuente Espuña.
La Fuente Espuña
Ya cerca de Betorz, llegando desde Lecina, se esconde este maravilloso sitio. Por una grieta en un resalte rocoso mana agua fresca y discurre por un sistema de cumos y canales para llenar un viejo abrevador redondo. El lugar invita para hacer pic-nic, ya que es umbrío y hay mesas. También hay un acceso por pista precaria desde la carretea para vehículos.
Cerca de Betorz debe haber un caxico enorme que nunca he encontrado, pero circula por la red alguna foto. Cerca del Molino de Almazorre, río arriba, hay bonitas pozas que no se secan tan fácil como los otros tramos cercanos del Río Vero. Más detalles sobre aquel lugar se encuentran en la entrada «Por el cañón del joven Vero«.
San Miguel de Foces
Está ermita es un edificio impresionante. Me he tropezado con imágenes ya en varios ocasiones en Internet, pero Robert nunca tenía la ocasión de visitarla. Parece que se puede dar un bonito paseo invernal desde Ibieca para visitarla.
El Alcanadre por Junzano
Hemos descubierto que hay un tramo muy bello cerca de la pequeña aldea Junzano. La manera más fácil para visitarlo, es por un acceso desde el otro lado, Abiego. Hay que coger una pista que conecta Abiego con Junzano y cruza el Alcanadre por un vado donde hay una toma de agua.¹
¹ En el mapa abajo vemos tres pistas que se acercan al Alcanadre por el este.
La que está más al sur se acerca al río en zigzag. Es la pista mencionada. Años atrás estaba en buenas condiciones hasta el mismo cauce, pero no tengo datos actuales (2018).
La segunda, dibujada en el mapa en linea discontinua, ya no existe.
Y mucho más al norte hay otra que se acerca al Ajuntadero, la desembocadura del Río Formiga. Esta está en buenas condiciones (2017) hasta la ultima bajada. Hay sitio para aparcar justo cuando se mete en el bosque para descender al cauce.
Los dos vados no son aptas para coches normales y las prolongaciones de las pistas por la orilla opuesta tampoco son recomendables para turismos.

Los bloques que forman los 4 sifones.
Con poco caudal no parece que sean aspirantes. ¡Cuidado si hay mucho caudal!
Desde la toma de agua hay que remontar el río, muchos tramos a nado. La zona más interesante es un pequeño caos donde hay cuatro sifones al pie de las rocas.
Cuando el río lleva un caudal elevado pueden resultar peligros, pero bajo circunstancias normales no lo parecen ser. Sin embargo, siempre he mantenido a Robert lejos de los agujeros. Sea como sea, la combinación de bloques y pozas es francamente bonita.
Como quería incrustar estas pozas en un bonito paseo fluvial, he recorrido esta zona desde varios puntos:
Desde la Ermita San José de Casbas
Un poco antes de la ermita, llegando desde Casbas, hay un edificio en ruinas a mano derecha. Allí podemos dejar el coche. Seguimos por la pista y las indicaciones del PR que lleva a Bierge.¹ Debemos visitar la interesante Ermita de San José que se ubica en un pequeño montículo a mano izquierda. Poco después se inicia la bonita bajada al Río Formiga. Una vez en el cauce una pista nos lleva hasta su desembocadura donde empezamos la larga bajada por el cauce del Alcanadre hasta la toma de agua. El primer tramo es aburrido y largo. Lo interesante empieza después del recodo pronunciado. Desde la toma de agua salimos por la pista que lleva a Junzano y desde allí podemos volver al coche.
¹Que conste que este PR es muy bonito y se merece un excursión aparte.
El recorrido es largo y la vuelta discurre por pistas áridas. Este paseo nunca me ha convencido para ponerlo en el blog.
Un paseo mucho mas elegante para visitar la Ermita de San José sería efectuar el mismo el PR entre Casbas y Bierge. De este modo podríamos ver también las ruinas del Puente de Aguas y la Ermita de San Pedro de Bierge.
Desde el Ajuntadero
Las mismas circunstancias afectan negativamente al paseo gemelo iniciado en la pista que lleva al Ajuntadero por la vertiente este del río. Quizás es un poco más corto, pero las pistas de retorno son de menos interés aún, ya que no hay pueblos, ni ermitas en el camino.
No lo recomiendo tampoco. Como aquellos paseos no me gustaban suficiente, he buscado otro acceso.
Desde Mingalaña, Junzano
Desde Junzano parte una pista que lleva a los campos de Mingalaña. Ésta, la que viene del vado (o Abiego) y el mismo río forman un triangulo, perfecto para una ruta circular. Por desgracia no me quedaba tiempo para encontrar una buena bajada al río desde dichos campos.
Describo algunos detalles que nos hemos encontrado:
En Junzano debemos buscar la pista que lleva al Puente de la Famiñosa (carteles). En una bifurcación después de un pequeño vado podemos dejar el coche en una explanada entre las dos pistas. Seguimos andando por el ramal izquierdo que lleva a los campos de Mingalaña y allí nos acercamos a la incertidumbre…
Como se ve en el mapa arriba, hemos encontrado el inicio de una senda cerca de una ruina que parece ser un viejo horno de cal. Por desgracia la senda está muy vestida y más adelante se pierde (o yo la perdí). Además hay que cruzar o bordear varios campos para llegar hasta allí. Una tarea que puede resultar muy incomoda, si la tierra está mojada o recién labrada.
En otra ocasión hemos seguido una senda que parte desde el cauce y va subiendo por la misma zona, esperando encontrar la senda mencionada. Por desgracia, esta última tampoco tiene continuidad. Bajar al río por esta ladera boscosa es factible, pero conlleva numerosos pinchazos en brazos y piernas.
Así que, pienso que la mejor manera para llegar al cauce es por estos últimos campos cerca del recodo del río, marcado en el mapa con el circulo rojo, ya que están bastante cerca del río con respecto al desnivel. Tengo el presentimiento que haya una bajada fácil, pero no hemos tenido tiempo para explorar esta zona.
Una vez en el lecho del río bajamos hasta la toma de agua donde encontramos con facilitad la pista de retorno.
Si la bajada desconocida resulta fácil, será un paseo fluvial de primera categoría.
Dolmen de las Balanzas
Desde Almazorre se puede tomar el PR HU-59 que lleva hasta el Dolmen «Caseta de las Balanzas». Se puede prolongar el paseo para llegar hasta Paúles de Sarsa visitando otros dos Dolmenes. Creo que puede ser una excursión bonita. La ruta lleva por terreno soleado, por eso es mejor programar este paseo fuera de los días de calor.
Como vuelta se puede aprovechar uno de las caminos presentado en la entrada «Por el cañón del joven Vero«.
El Cañón del Balcez
Una ruta muy interesante ofrece Enrique Salamero en su libro «Sierras de Piedra y Agua». La presenta como una variante para efectuar el descenso del Balcez Superior desde Rodellar. Como este tramo del río carece de rapeles y dificultades causadas por el agua, me pareció que era un buen punto de partida para una excursión con Robert.
Inspirado por Enrique planifiqué una ruta circular de jornada completa para explorar los últimos estrechos y pozas del Balcez Superior.
La excursión fue impresionante y decisiva para despertar una peculiar atracción para este inmenso cañón, que se manifiesta en el blog por varias entradas sobre este terreno olvidado y solitario. (Por ejemplo las del Hayedo o la de Bagueste.) Por desgracia sólo la realicé una sola vez, hace muchos años y finalmente no me quedó tiempo para refinarla y ponerla en el blog.
Nuestra ruta empieza en el aparcamiento del Collado de las Almunias, donde se deja el coche para realizar el descenso de los Oscuros del Balcez.
Desde allí seguimos por la pista hasta que se muere en la ladera oeste de la Peña Calma. Continuamos por una senda que nos acerca en suave ascenso a la crestería. Por un collado donde se abren por primera vez las vistas al Balcez, pasamos a la otra vertiente. El camino sigue manteniendo la dirección norte. Más adelante se une con una senda que viene del Collado de Balcez o de Rodellar. Nos mantenemos en este lado de la crestería y empezamos a bajar suavemente a unos campos característicos con una roca grande en medio. Un buen sitio para descansar y disfrutar de las estupendas vistas.
La senda sale de dichos campos en el extremo norte y se introduce en la cabecera del Barranco de la Glera. Esta cabecera es un conjunto de gleras y es justo allí donde se pierde – o mejor dicho – donde perdí la senda…
Justo después de los campos la senda – todavía visible – describe algunas lazadas para introducirse en dicha pedrera. Hacemos bien en parar antes y observar el terreno y nuestro itinerario.
Nos orienta la cresta inferior que flanquea el barranco por el margen izquierdo. Para llegar hacia ella tenemos que buscar un paso, que nos permite superar el terreno abrupto y pendiente. El que encontré (o mejor dicho que encontró Robert) en aquella excursión era una bonita cornisa, expuesta pero segura, que salva una pared vertical. Después seguí bajando orientándome por la cresta. Cerca de su borde la vegetación casi no molesta y, aunque no hay ninguna senda, se avanza bien.
El itinerario es muy, muy bonito y nos introduce en el aislado mundo del Balcez. Más abajo se nos revela un ventanal, desconocido pero de grandes dimensiones, que se encuentra en la prolongación de los acantilados que nos guiaron.
Cuando nos vamos acercando al fondo del Balcez tenemos que remontar el valle un poco hasta encontrar una bajada al lecho del río. Será la parte donde la vegetación empieza a molestar un poco más.
Una vez en el cauce del Balcez seguimos la corriente, pasamos un primer estrecho y llegamos en seguida a una zona muy pintoresca, con bloques soldados al cauce entre pequeñas pozas. El río dibuja meandros por un paisaje salvaje e intacto. Es muy bien sitio para descansar antes de retomar la marcha por el lecho del río.
A continuación se turnan tramos de cauce abierto, pequeños caos y estrechos. Muchas badinas tenemos que superar a nado, pero la ruta ya no presenta ninguna dificultad, salvo las que se encuentran habitualmente avanzando por el lecho del río.
Después de una larga marcha llegamos a una zona abierta donde asciende nuestro camino de retorno, la senda de la Faja Cheto, por nuestra derecha. El lugar es fácil de identificar porque enfrente de la senda, a nuestra izquierda, veremos muy presente una gran aguja puntiaguda, O’Picón.
El inicio de la senda de la Faja Cheto está marcado con un gran hito. Como se trata del acceso para los barranquistas que realizan el descenso de los Oscuros del Balcez, uno de los barrancos más recorridos en Guara, la trocha está muy bien pisada y en todo momento visible. Sin embargo, tenemos que superar mucho desnivel en poca distancia y debemos empezar a paso lento, guardando fuerzas.
De este modo llegamos despacio, pero seguro a la pista que hemos usado como acceso y finalmente al coche.
Anexo Verano 2018:
Se ha recuperado la senda de acceso al río 🙂
Más detalles en el blog de Enrique Salamero en la entrada:
La Peña Gratal y la Cueva de San Clemente
Nunca hemos hecho este ascenso clásico, pero la Peña Gratal promete buenas vistas sobre la Hoya de Huesca y el Pirineo. Aunque empinada y calurosa, la subida debe ser entretenida, ya que hay unos pozos de nieve cerca y se puede plantear la excursión como una circular. El Embalse de Arguis se encuentra en la base del recorrido y son justo esas aguas que hacen que esta excursión es interesante para el perro, dado que se puede refrescar al principio y al final.
Se inicia la marcha en la presa. La primera parte del camino discurre por una larga pista forestal. Cuando esta traspasa un pequeño pinar, hay una senda que baja entre los árboles hasta la orilla del embalse. Dicha senda lleva a un cabo rocoso que es un buen sitio para bañarse. La visita de este cabo podría ser un pequeño paseo por si mismo.
Cerca de la presa se encuentra la curiosa Cueva de San Clemente, que se convierte en un espectáculo después de lluvias fuertes.
La Cueva de San Clemente
No he mencionado esta cavidad en el blog, porque el acceso es complicado, dado que la autovía pasa cerca. Ahora (2018), debido a las obras se complica el asunto aun más y no puedo prever, si habrá o como será el acceso en el futuro.
Así que, sólo voy a mencionar la existencia de la cueva, porque es realmente curiosa. Se trata de una cavidad de una única sala que se puede visitar con facilitad. En la parte superior de la pared trasera se pueden ver unos agujeros que funcionan como desagüe de un sistema de aguas subterráneos.
Si llueve mucho dicho sistema se llena y suelta el agua por estos agujeros a presión. El agua puede salir con un inmenso chorro que salpica hasta fuera de la cueva. O, si el nivel del agua interior ha bajado, brota como una fuente «normal» y llena una bonita poza interior. Pero, durante la mayoría de los días está seca y la Cueva de San Clemente se nos presenta como una cavidad bonita y tranquila.
Si observamos la boca de la cueva desde fuera veremos en el lado derecho una cornisa que sube en diagonal a la parte alta. Se trata de un acceso al sistema de aguas mencionado para los especialistas espeleólogos.
Nasarre y los Cuás
Nasarre es uno de los pueblos abandonados de la Meseta de Otín. Se puede visitar fácilmente desde Bara, ya que hay que seguir sólo por el GR 1 hasta el despoblado. No obstante se puede combinar la excursión con la visita de la Gorga Negra y convertirla en una circular que cumplirá con todas las expectativas.
Nasarre
Nasarre destaca con un pequeño templo recién restaurado y un bonito aljibe. Este último se encuentra en el este, apartado del pueblo y no deberemos pasar de largo de esta bonita fuente.
Si queremos visitar la Gorga Negra desde Nasarre hay dos opciones.
Primera – Bajar por una pista deshecha que nos llevará aguas arriba de la poza. En la subida habremos visto el cartel que marca el desvió (hacia las «Gorgas Negras») unos 15min antes de haber llegado a la aldea. El camino está bien y es visible en todo momento.
Segundo – Buscamos una tímida senda sin señalización que parte directamente de Nasarre y baja por el vallecito que forma el Barranco Solana. El inicio de la senda tenemos que buscar detrás de la casa más occidental del pueblo. No es fácil averiguar su comienzo, pero una vez encontrado, la seguiremos bien. Primero baja por la ladera, se arrima al riachuelo, pero finalmente discurre por media ladera de la vertiente derecha hasta que encuentra el Alcanadre aguas abajo de la poza.
Si no he puesto esta circular en el blog, es porque no me ha quedado tiempo – es de primera. Si hay fuerzas (y si no hay demasiado calor) podemos prolongar la excursión y ascender a la Punta Santa María o la Peña Ruaba, los puntos más elevados de los Cuás.
Los Cuás

Vistas desde los Cuás a Chasa y la Fuente San Cristobal.
Las aguas del Alcanadre se liberan de la estrechez de las Gorgas Negras y se tranquilizan en una zona más amplia y accesible.
Así se denomina la pequeña cordillera que flanquea las Gorgas Negras por su margen izquierdo. Como se puede imaginar destaca con estupendas vistas sobre dicho barranco y el Pirineo. Así que, es un objetivo muy atractivo, pero hay que tener en cuenta que es una zona muy árida y no se encuentra agua en ningún sitio.
Si recuerdo bien hay dos accesos a la crestería. Uno desde las cercanías de Nasarre y otro desde las Laquetas, un amplio collado en el camino de Nasarre a Otín. Lógicamente vamos a optar por el primero. Cerca de la crestería se unen de todos modos.
La cresta se puede recorrer sin problema ninguno. El sitio que me impresionó más era una precima sin nombre cerca de la Peña Ruaba (mirar el mapa).
No hemos bajado hacia el Tedero, no obstante me parece que vale la pena acercarse lo más posible.
Gabardiella por la cara norte
La senda que sube a Gabardiella desde el Puerto de Orlato ha permanecido desconocida para nosotros. Según las informaciones de amigos, la traza está visible hasta su final y el camino es entretenido, aunque seco. Agua encontraremos cerca de Orlato en el Río Guatizalema en el Valle de Nocito o en el Barranco de Lusera (Flumen) en el Valle de Belsué. Pero para llegar hacia allí, tendríamos coger el coche.
El inicio de la senda está algo escondido. Nos debemos situar en el comienzo de la ruta a la Ermita de nuestra Señora de Sescún, pero en vez de seguir por la pista indicada por el cartel, debemos avanzar por nuestra derecha paralelo a la carretera por el primer campo colindante. Al principio no hay una trocha visible, pero en unos 100m veremos una senda entre el boj claramente marcada por dos hitos. A partir de aquí la senda se aleja de la carreteara y permanece bien visible.
Una variante interesante, pero muy larga sería la combinación con el sendero que lleva a la Ermita de nuestra Señora de Sescún. Como será una marcha fatigosa, recomiendo programarla para primavera, cuando los días son largos, pero el sol todavía no pega con toda la fuerza.
El itinerario:
Después de haber hecho cima, deberíamos seguir la larga cresta hasta el Collado de Paúles. Algún detalle se encuentra en la entrada «Vuelta por la Sierra de Gabardiella«, que trata de la ascensión desde el oeste.
En vez de ir a la derecha como en aquella entrada, giramos en este amplio collado a la izquierda y buscamos la vieja pista que lleva a Sescún. Me parece que no hay paso por el Barranco Salado a la altura de la ermita. (Si hay, podemos visitarla y bajar cómodamente por la senda al mesón.)
Si no hay, debemos seguir por la pista hasta que topemos con la que viene del Cuello Bail y lleva al Mesón de Sescún. Tambien cruzaremos el Barranco Salado que suele llevar un hilo de agua.
Una vez llegado a las ruinas del Mesón de Sescún, el retorno a los parados de Orlato es pan comido.
El Cabezo por los acantilados de las Gorgas Negras
Una gran cima por una gran ruta.
Pero ante todo quiero comentar que esta variante no es fácil, ya que el terreno es abrupto y la senda casi borrada. Por eso no sería lo correcto si optásemos por esta variante cuando toca a ascender al Cabezo la primera vez. Lo que voy a presentar en este artículo es una variante con nuevas perspectivas que debemos elegir sólo, si conocemos bien al terreno, es decir a la cara norte del Cabezo con las excursiones populares y balizadas: los Fenales de Bara o la Ascensión al Cabezo desde Bara. Esta última nos puede servir perfectamente de retorno.
Hay (Había) una senda que sube (subía) hacia el Cabezo por el borde de los acantilados de las Gorgas Negras. Como el itinerario asciende casi en linea recta, es una manera fatigosa para encoronar esta cima, pero las vistas espectaculares en cada momento nos recompensan el esfuerzo mil veces.
En muchas ocasiones, durante varios años busqué el inicio de esta ruta sin éxito, ya que está bien escondida. En una ocasión incluso bajando desde el Cabezo, lo que tampoco mostró resultados. Pero como un amable guardia del parque la había mencionado años atrás en una conversación sobre las maravillas de estas tierras, no lo descartó nunca. Al fin me dí con la senda recientemente, cuando Robert ya no estuve a mi lado. Así que, lo voy a poner aquí en esta página de rutas no realizadas, porque él no ha llegado a conocer esta joya paisajista.
El itinerario:
El coche dejamos en Bara. Primero nos tenemos que acercar a la Gorga Negra. Aguas abajo de esta badina el Río Alcanadre gira casi 90º a la izquierda. Si observamos bien el terreno veremos un cartel de chapa encima de una losa a unos 20m de la orilla derecha justo donde las aguas toman de nuevo un rumbo derecho. Este cartel es nuestro primer objetivo.
Encima de dicha baliza podemos seguir relativamente cómodo entre los bojes por sendas de cabra en zig- zag hacia arriba. Antes que la vegetación empieza a molestar seriamente, ya que los pasos entre los bojes escasean, debemos observar el terreno y buscar los siguientes carteles.
Toda esta ladera está caracterizada por estratos rocosos que bajan en linea recta y que forman pequeñas vaguadas entre ellos. Mirando hacia arriba veremos uno de estos estratos a nuestra izquierda. Este forma un abrigo en su extremo alto y hay otro a nuestra derecha. En este último podemos observar varias carteles de chapa que marcan nuestro itinerario en linea recta siempre aprovechando la zona pelada del estrato. Mirando con más atención podemos divisar incluso los hitos más cercanos que acompañan los carteles.
Debemos buscar un paso donde la vegetación moleste menos por la vaguada a nuestra derecha que nos separa del estrato con los carteles. Una vez «tocando» el primer cartel (acompañado por un gran hito) estamos en buen camino y podemos empezar la fatigosa marcha: derecho hacia arriba, siempre quedándonos en la zona pelada del estrato.
Veremos que todas las piedras sueltas son en realidad pequeños fósiles, parecidos a los que se encuentran en la pista de Bagüeste a Santa Marina, Cañón del Balcez). Son bonitos y curiosos, pero también hacen que el terreno se nos presenta inestable y resbaladizo ante nuestros pasos. Hay que tenerlo en cuenta, si optamos bajar por el mismo camino.
Después de un rato la fuerte pendiente nos da un poco de tregua y finalmente el estrato termina en un resalte rocoso. Allí hay un hito bien visible que será una buena referencia en la bajada.
El siguiente cartel vemos claramente en la ladera encima de nosotros. Pero no hay senda visible que llevase hacia él. Así que, es tiempo de dejar este rumbo para acercarnos a los acantilados que nos esperan todavía escondidos, pero ya no tan lejos a mano izquierda. Lo mejor es cruzar la ladera en diagonal hacia la izquierda sin trocha visible que podríamos seguir. Nos ha dado tregua la pendiente, pero ahora nos empezará a molestar la omnipresencia del Erizón. Se encuentran pasos limpios si andamos atentamente y metódicamente, pero según el itinerario escogido también nos podemos ver rodeados completamente por esta planta molesta. Hay que tener en cuenta que un perro pequeño puede tener problemas con el Erizón por esta zona.
De este modo llegamos a un pequeño llano, él cual ubica dos pequeños campos. Estos son nuestro próximo objetivo donde ceden las molestias que ha provocado el Erizón. De los campos salimos hacia el sur y nos acercamos ahora completamente al borde del precipicio.
¡Que maravilla! Aquí es donde vamos a parar para hacer fotos y absorber boquiabierto las vistas espectaculares sobre las Gorgas Negras. Si todavía no hemos hecho un descanso, ahora será el momento perfecto.
A continuación nos dejamos guiar por el mismo borde del acantilado. En algunos tramos veremos restos de una trocha que discurrió paralelo a él a una distancia de 2 a 5m. Pero al fin y a cabo da lo mismo, porque por el dicho borde podemos avanzar bastante bien. Acabo de un rato el terreno vuelve a ser pendiente, pero nosotros seguimos avanzando de la misma manera hasta que coronamos una pequeña cima.
Nos queda menos que una hora para llegar a nuestro pico. Delante tenemos una vaguada que rompe con el abrupto margen a nuestra izquierda. Se trata del inicio de la Fajana de las Lañas que baja en diagonal hasta el cauce del Río Alcanadre. Después de dicha vaguada vemos a la pendiente ladera final que forma la cara norte del Cabezo. Desde aquí la senda desaparece de nuevo totalmente.
El itinerario para seguir es camino más lógico. Debemos bordear la vaguada por su derecha sin perder altura y después subir la pendiente en linea recta. En esta última zona aparecen de nuevo unos grandes hitos que nos pueden guiar. Sin embargo, la senda sigue desaparecida.
Una vez conquistado la cima, recomiendo asomarse al espolón en el este del pico como está comentado en la entrada sobre el ascenso al Cabezo desde Pedruel. Allí llegaremos a tener también las vistas a la primera parte de las Gorgas Negras. Sólo de este modo el día será completo.
Recomiendo volver por los Fanales, aunque también es factible volver por el mismo camino con mucho cuidado, (ya que bajar siempre es más peligros que subir).
El Cabezo por los Fenales
Como puede ser parte de la excursión anterior, debo incluir esta ruta también en la página.
Los Fenales son un conjunto de campos amplio, bonito y poco típico para la Sierra de Guara. Hay similitudes a las Campas de Bonés.
Por todas maneras es una ruta atractiva que carece de dificultades. Como punto de comienzo podemos elegir entre dos: el aparcamiento de Used o de Bara. Aunque el de Barra implica un camino más largo y con más desnivel, lo prefiero por la simple razón de tener el agua más presente y asegurado.
Desde Bara
Tomamos el GR 1 que discurre a lado de la carretera por la cual hemos venido con el coche. A poca distancia indica un cartel la senda que tenemos que tomar para subir al Cabezo. Así que dejamos el GR y seguimos por una senda que nos lleva a la confluencia del Barranco Cardito con el Río de Used. Cruzamos los dos barrancos y unos pocos metros después empieza la larga subida a los Fenales a mano izquierda (hito).
En una hora y media nos sitúa la senda en el extremo este de los Fenales, los Fenales de Bara. Cruzamos estos primeros campos para llegar a un hito descomunal, visible desde lejos. Allí sigue la senda que sube a los Llanos de Cupierlo, la base del ultimo repecho antes de hacer cima. Siguiendo los hitos y la trocha que en todo momento está en buenas condiciones, llegaremos en menos de tres horas al Cabezo.
Desde Used
Seguimos las indicaciones para subir a los Fenales. Nos situará en el extremo oeste de los Fenales, los Fenales de Used. Debemos avanzar por la pista cruzando todos los campos hasta el extremo este donde se encuentra el hito gigante y enlazar con la ruta anteriormente descrita. Nos costará dos horas y media para hacer cima.
Sagarillo
En la cola del Pantano de Montearagon se encuentran las ruinas de esta aldea. La visita merece la pena, ya que proporciona un bonito paseo por las orillas del Río Flumen. No encontraremos pozas, ni acantilados, pero el perro siempre se podrá refrescarse después de haber corrido por los campos colindantes del Río Flumen.
El acceso podemos realizar por una pista en buen estado (2017) que conecta San Julián de Banzo con Apiés, no obstante la trocha desde San Julián siempre fue mejor y menos pendiente. Podemos aparcar cómodamente justo a lado del pequeño puente.
El Barranco de San Martín
Empezamos a remontar por los campos colindantes al río o – si preferimos – por la pista. Pronto veremos un vallecito a nuestra derecha, el final del Barranco de San Martín. Lo podemos visitar también. Una alameda corta, pero bonita nos llevará en breve a una borda en ruinas.
De nuevo en el valle del Flumen seguimos en dirección norte con el Salto de Roldan al fondo hasta llegar a las ruinas de Sagarillo. Sólo quedan muros y montones de piedras de las edificaciones. Destacan los arcos de las entradas al templo.
Si optamos para seguir por la pista un poco más, nos situará en una presa desde la cual arranca la acequia que hemos observado en la orilla opuesta durante todo el paseo.
Paseos por Bespén
Cerca de este pequeño pueblo en el sur de la Sierra de Guara hay, entre otros, dos objetivos muy interesantes para visitar. La idea era diseñar un paseo fluvial que conecte estas dos atracciones principales. Pero ningún resultado ha llegado a relevarse en este blog, porque no pudimos terminar el itinerario definitivo por la confusa red de las muchas pistas que discurren por la zona y la falta de infraestructura de senderos.
Ahora, que el tiempo se ha acabado voy a describirlos como dos paseos separados que sólo tienen en común la cercanía del bonito pueblo Bespén.
Las Señoritas de Lizana
Se trata de unas Chimeneas de Hadas en la orilla del Alcanadre.
Para llegar hacia ellas debemos buscar la Ermita de la Virgen de la Sierra cerca de Bespén. Desde allí parte una pista que lleva hasta el cauce de dicho río. La ultima vez que bajamos (2017) la pista estuvo bien y pude aparcar en el bancal de grava en el mismo lecho del río donde muere la pista.
Ya la misma pista de acceso tiene su encanto, ya que ofrece en el ultimo tramo buenas vistas sobre el cañón que forma el Alcanadre por esta zona.
En la bajada veremos a mano derecha otra curiosidad: un mini-paisaje de arcilla, parecido a las formas del Horno de Cal, un compuesto de barrancos y espolones en miniatura.
En el último recodo debemos parar y observar las Señoritas de Lizana desde lo alto.
La pista termina cerca de una pequeña poza. Desde allí podemos ponernos en marcha por el lecho del río mojándonos hasta las rodillas. Las Chimeneas de Hada están ya cerca, río abajo en el margen derecho del río. Pero nos resultará incomodo acercarnos hasta sus pies, dado que no hay ninguna senda. La vegetación ha invadido todo. Lo más apropiado sería llevar pantalones largas, aunque acabamos avanzar por el agua estos últimos metros.

El Alcanadre.
En su paso por las Señoritas de Lizana forma pequeñas pozas entre la vegetación salvaje.
El Horno de Cal de Bespen
Entre Bespen y Antillón la carretera A-2203 cruza el Barranco La Sentif. Llegando de Bespén podemos aparcar el coche a mano izquierdo en una pequeña explanada justo antes del puente. Seguimos andando por la pista que baja de la explanada al cauce. A poca distancia, pero apartado de la pista veremos a nuestra izquierda esta curiosa construcción en este entorno especial.
El Horno de Cal de Bepén
Los constructores aprovecharon un repecho abrupto ahuecando el bancal de arcilla para instalar el horno. El terraplén que le rodea forma pequeños barrancos y espigones puntiagudos. Incluso una Chimenea de Hadas de pequeñas dimensiones se encuentra a la derecha del horno. Un conjunto de arquitectura rural y natural que es más que curioso y sobretodo singular en la zona (por lo menos yo no he visto nada igual en los paseos hasta ahora).
No hemos llegado a andar más que 10min para llegar al objetivo. Si queremos prolongar la marcha podemos seguir bajando por el torrente.
Al principio avanzaríamos por una pista deshecha, que finalmente se pierde. Guiados por el lecho del río podríamos seguir sin más problemas por la ribera izquierda. En una hora y media llegaríamos a unos estrechos inesperados – un cauce subexcavado – que forma el barranco antes de entregar sus aguas al Alcanadre.
Este paseo sólo es recomendable, si el torrente – a estas alturas se llama Barranco de la Hormiga – lleva agua. Además hay que tener en cuenta que crecen muchas plantas de cereal en la orilla de manera incontrolada. Los pinchos que sueltan pueden resultar molestos, o incluso peligros para los perros, ya que pueden clavarse en la piel. Especialmente los perros con orejas largas y colgadas pueden llegar a tener problemas serios por dichos pinchos.
El Pantano de los Moros
El Embalse de La Fondota, como se llama también, es uno de los pantanos más viejos de la zona. Está distribuido en dos niveles, siendo la grada superior la más antigua.
Se encuentra entre Abiego y Azlor y justo desde la carretera que conecta estos dos pueblos arranca una pista (en mal estado) que lleva a la presa de la grada inferior. Por ella podríamos visitar estos lagos artificiales en un paseo mínimo.
Pero mucho más interesante parece ser un PR que parte desde Azlor. Nunca realizamos este paseo, pero me he topado con balizas en la orilla del embalse. Siguiendo este recorrido circular podemos visitar el Pantano de los Moros, la Fuente de la Fondota, la Torre Farnagüelo y el bonito pueblo de Azlor mientras nos lleva por este curioso paraje que rodea esta aldea.
El Mesón de Sebil

Vistas desde el Mesón de Sebil.
En el primer plano Robert, la cresta del Castillo de Santos en medio y al fondo las tres cumbres de Guara: El Cabezo, Cubilars y Tozal de Guara.
El Mesón de Sebil he tratado en sólo una entrada: El Castillo de los Santos.
Aunque este refugio está muy aislado y nos costará tiempo para llegar con el coche a él, me parece que hay mucho más para ver y recorrer. (Aviso que las siguientes propuestas no las conozco de nada. Sólo las he estudiado por las mapas y los libros.)
David Gomez Samitier menciona en su libro «El Parque de la Sierra y los Cañones de Guara» que merece la pena asomarse a la torre de vigilancia. Esta está ubicada en un montículo al este del refugio. Se podría extender el paseo por la crestería hasta los Abrigos de Quizans o Chimiacha.
En el norte del Mesón se encuentra la Mallata Iglesieta, un conjunto de campos colgados en el borde izquierdo del Cañón del Balcez. En varios mapas figura una senda que desciende desde dichos campos hasta el fondo del barranco, justo a la zona donde termina el camino de la Faja Cheto, él cual baja desde el Valle de Rodellar por la vertiente opuesta. Parece ser una senda muy interesante, aunque no debemos esperar que esta bajada esté tan limpia y conservada como la por la Faja Cheto.
En el noreste se encuentra el Barranco de la Choca. Un terreno salvaje y muy aislado. Quizás, el barranco más intacto de toda la Sierra, ya que sólo se puede practicar el deporte de descenso de barrancos con un permiso especial. Según algunas mapas hay un camino que baja al fondo del barranco y otro a la cabecera. Quizás se puede empezar a investigar y explorar la Choca mediante estos dos accesos.
Los Corrales del Gargantal
Me «topé» con esta ruta un día en el cual el caudal alto de Río Flumen me impidió realizar la vuelta por el Hayedo del Picón. (La primera excursión en esta página.)
Aquel día no pude cruzar el puente mínimo, porque estuvo sumergido debajo del agua y la excursión se convirtió en un paseo por la vertiente derecha del valle que forma el Flumen. Este sector no tiene presencia en la lectura y ha caído al olvido totalmente. Un hecho frecuente en estas tierras, pero en este caso algo extraño, a pesar que la zona está repleto de antiguas bordas y recintos. En ese paseo choqué con un viejo y noble camino. Por suerte fue claro y limpio, ya que sigue siendo una vía para el ganado y los pastores. Me llevó a una zona insólita llamada «Gargantal».
Podremos visitar en esta ruta circular de media jornada las ruinas de los Corales de los Labayos, de Lograu, de Ciprés, del Gargantal y otras dos ruinas cuyas nombre no puedo averiguar. Como premio encontraremos también al Dolmen de la Piatra en medio de la vuelta que dibujamos.
Por desgracia, he perdido el camino cerca del Collado de la Piatra. La senda que sale del Cañon que forma el Río Flumen por esta zona, el Gargantal, es de poca entidad – nada más que un camino de ganado, pero en la suave loma que conduce a dicho collado lo perdí totalmente – no sé, si fue culpa mía, o si simplemente ya no existe. No he podido repetir la excursión hasta ahora para buscar de nuevo una senda más evidente, y por esto me he abstenido poner la ruta en el Blog, pero contaré en las siguientes filas sobre una posible ruta que se me ocurrió aquel día…
Punto de partida es el Collado de San Miguel. Desde el aparcamiento vamos por la pista al mirador del Salto de Roldán. Seguimos por la pista en dirección norte. Más adelante tenemos que desviarnos por un ramal que nace a mano derecha. Esta pista empieza a bajar y nos sitúa finalmente en un ensanche, un tipo de aparcamiento, donde muere.
Desde el ensanche mencionado sigue en la misma dirección una senda que nos lleva por múltiples lazadas al fondo del bonito valle que tenemos delante y al Barranco de la Masa Sabuco, un pequeño torrente que suele llevar un mínimo de caudal durante todo el año. Cruzamos este torrente y seguimos por los campos abandonados del Corral de los Laballos cuyas bordas están enterados bajo las zarzas. La senda sale del valle por un pequeño collado y nos lleva directamente al Río Flumen.
Ahora tenemos que prestar atención, porque la senda que buscamos, la que nos llevará al Gargantal es difícil de encontrar.
Desde el collado la senda principal baja suavemente. En un sitio determinado desciende mucho más decidido y deja los campos atrás, ya que se mete en una ladera boscosa mucho más empinada. Justo en este cambio del rasante debemos meternos por los campos a mano izquierda y buscar las ruinas del Corral de Lograu. Los únicos restos visibles de las edificaciones es un muro cubierto de hiedra, lo demás está totalmente derruido. Cerca de este muro se forma la senda que debemos seguir en dirección norte. Nos lleva a la media ladera por el cañón que forma el Río Flumen por esta zona, nuevos parajes y perspectivas distintas.
Después de haber pasado unas agujas o estratos, llegamos a una bifurcación marcada con un hito. La senda principal empieza a descender y cuando se adentra a una zona boscosa la vegetación empieza a molestar. (Allí me dí la vuelta. Así que, no sé, si se va recuperando o se pierde finalmente. Me dí la impresión que busca unos campos en la orilla opuesta del río.)
De nuevo en la bifurcación tomamos el ramal que asciende por la fuerte pendiente. Después de las primeras docenas de metros ya se ven las distintas ramales de senda, el típico efecto causado por el paso del ganado. (Es difícil decir ahora, si acerté aquel día y si cogí el camino correcto, pero contemplando el terreno y la dirección inicial de la senda, creo que no estuve muy equivocado.)
Después de una fatigosa subida la senda nos deja en una loma más suave. La roca y la grava cede y deja sitio para pequeños campos entre grupos de bojes y encinas. Allí se encuentra un corral cuyo nombre no puedo averiguar y es justo aquí donde resulta imposible seguir por una senda concreta, ya que hay incontables ramales para elegir. Debemos buscar nuestro propio itinerario sabiendo que la suave crestería a nuestra izquierda forma más adelante un collado donde se encuentra el Dolmen, el Collado de la Piatra.
Podemos pasar por la loma a su vertiente norte donde se encuentra el Corral de Ciprés y, más alejado, el de Gargantal, o dirigirnos directamente hacia el pleno collado donde se halla el Dolmen de la Piatra y donde toparemos – por defecto – con el Camino de la Toba que discurre de norte a sur y pasa junto al megalito funerario.
Una vez en el Dolmen la vuelta es pan comido. Sólo resta avanzar por el sendero, claro y limpio, hacia el Salto de Roldán. El camino también tiene mucho encanto. Cerca del cruce con el Barranco de la Masa Sabuco hay un curioso refugio pastoral hecho de piedra y chapa. En el otro lado del barranco no debemos pasar de largo de un bonito tejo que nos podría proteger del sol con su amplia copa que forma un cobijo umbrío. Después pasamos por un bonito pinar y en el último tramo nos alegrarán las vistas al Salto de Roldán. El coche ya está cerca.
Los Fenales y Can de Used
Los bonitos campos de los Fenales hemos rozado en la ascensión al Cabezo por la cara norte o en esta variante de bajada del Tozal. Como este lugar es tan atípico y especial para la Sierra de Guara merece una visita propia.
Muy cerca se encontraba una pequeña aldea, Can de Used, cuya ermita es el único testigo de su existencia que sigue manteniéndose en pie – aunque en ruinas. Se puede plantear un fácil paseo circular de media jornada que nos lleva a estos dos objetivos principales.
Este paseo no ha llegado a ser tratado en el blog, debido a la falta de informaciones. Me hubiera gustado explorar más los campos y bordas de los Fenales, ya que me han hablado por ejemplo de una fuente (no la del refugio) que nunca encontrábamos. También hubiera sido interesante ofrecer una extensión del paseo para visitar los Llanos de Cupierlo. Pues, el tiempo se acabó, no pudimos recorrer las zonas y estas ideas sólo quedarán mencionadas aquí en esta pagina de lo no realizado.
Aparcamos en el aparcamiento de Used y seguimos por la senda indicada por un cartel que lleva a los Fenales. La senda ataja las amplias lazadas que dibuja la pista que lleva al mismo sitio.
Un primer desvío hacia Bentué de Nocito ignoramos y seguimos por el sendero principal. En un segundo cruce, fácil de identificar por las grandes losas que enmarcan una fuente en medio de la trocha, allí tomamos la senda a mano izquierda. Esta nos enlaza más adelante con una pista en mal estado muy cerca de la pista principal. Nos quedamos en esta pista secundaria que nos introduce en un pinar. Ignoramos varios desvíos de menor entidad y ganamos altura hasta topar con los primeros campos de los Fenales.
Los Fenales
Nuestro camino de acceso nos ha situado en medio del conjunto de campas. A nuestra izquierda, al este, se extienden los Fenales de Bara y a la derecha, al oeste, los de Used. Según el tiempo y las ganas podemos recorrer y explorar todo, pero finalmente nos tenemos que dirigir hacia el oeste donde está el Refugio de los Fenales, una casa blanca – fácil de identificar.
Desde el Refugio empezamos a descender por la pista. Después de un rato llegamos a la cara norte de la colina por la cual descendemos y donde se ubica el inicio de una senda balizada que conduce a la Paúl de Bentué (Can de Used está indicado).
Se trata de un amplio collado repleto de viejos campos. Encontraremos una fuente al margen derecho del camino y poco después nos topamos con otros carteles que nos indican Can de Used que se halla ya muy cerca.
Can de Used
Situado en la cara norte de un pequeño montículo estas ruinas todavía reflejan una sensación de paz y tranquilidad.
Más informaciones se encuentran en la página de A. García Omedes «La guía digital del arte Románico«.
Seguimos por la senda que en seguida enlaza con la pista y la senda que nos llevó a los Fenales unas horas antes. Sólo resta bajar hasta el coche por la senda conocida.
Los Estrechos del Balcez
Podemos visitar el ultimo tramo de este gran y curioso barranco en un sencillo paseo fluvial de media jornada.
Punto de partida será el puente sobre el Río Isuala en Alberuela de Laliena. Iniciamos la marcha por una pista que parte del puente en la orilla izquierda hacia el norte (contra la corriente). En seguida encontraremos una posibilidad para bajar al cauce.
Desde allí seguimos avanzando en la misma dirección por el lecho del río. En la primera media hora el cauce es de carácter abierto, el lecho del río de piedra redonda y por eso el paseo por este primer tramo resulta menos interesante.
En la segunda parte encontraremos las aguas del Balcez pasando por un cauce sub-excavado – una morfología que es bonito y curioso, pero no proporciona ninguna diversión para el perro (aunque quizás para su amo). Podemos seguir andando por sin mayores problemas por la orilla derecha (nuestra izquierda).
Después de haber superado este tramo rocoso el escenario empieza a cambiar y se convierte en un pequeño cañón que forma bonitas pozas y estrechos.
A mano derecha, justo en la desembocadura del Barranco de las Avellaneras, veremos unos escalones que marca una salida del barranco que lleva en menos que una hora a la Ermita de la Viña. Esta senda es clara y obvia, ya la secunda parte era una antigua pista forestal. Sólo en la primera parte es pendiente y supera varios pequeños resaltes rocosas por pasos de trepada (pasos de I). Será una buena oportunidad para visitar esta ermita que se ubica en una zona bonita, pero árida. La fuente que se encuentra cerca de la Emita se reduce en verano a un charco de barro. Desde la ermita se podría optar para volver al coche por el camino que lleva a Alberuela de Laliena.
Si elegimos seguir por el lecho del río podemos avanzar hasta que unos primeros rápidos y resaltes de agua nos lo impiden.
El retorno se efectúa por el mismo camino.
La Cueva Cortante

La Peña del Cortante.
Vistas desde hacia la orilla opuesta y las fajas por donde discurre una de las sendas que ascienden al pueblo.
Parece un paradojo que la cueva más visible desde Alquezar no tenga ningún acceso fácil desde el pueblo. Pero como pasó en muchos otros lugares más lejanos, también esta cueva ya no se está usando como refugio pastoral desde hace muchos años y por eso las sendas de acceso se iban borrando durante los últimos décadas. Así que, hoy en día su visita requiere una vestimenta anti-pinchazos, es decir un pantalón largo como mínimo. Aun así, si decidimos visitarla, no podremos evitar llevarnos algún rasguño de souvenir. Sin embargo, esta cueva merece una visita sin duda ninguna, no sólo por su ubicación tan visible desde el pueblo. También nos ofrece este paseo de media jornada una nueva perspectiva sobre los meandros del Río Vero al pie de la peña de la colegiata.
La senda de acceso se coge en el Puente Fuendebaños. Como llegar a dicho puente está descrito en la entrada «Las Pasarelas del Vero«.
Viniendo desde Alquezar cruzamos el puente, pero en vez de subir por el camino marcado como GR a Asque, seguimos por una tímida senda que se inicia en el mismo puente a mano izquierda y discurre por la orilla. La senda nos lleva en breve a la presa del Molino de Alquezar. Este tramo está muy vestido y resultará bastante incomodo. Una manera de evitarlo sería cruzar a nado el río Vero por las pozas de la presa, ya que la senda que lleva al molino está limpio. Es el dilema: pincharse o mojarse.
A partir de la presa la vegetación densa cede y deja espacio para el matorral bajo, como el Erizón o la Aliaga que adornan la senda durante el resto de nuestra excursión. También nos daremos cuenta que la senda ahora está menos definida, un efecto causado por la falta de la vegetación protectora.
Seguimos por los rastros de la senda que nos llevan al cauce del Barranco Rosico cerca de su desembocadura.
Nota personal: El Barranco Rosico
El valle que forma el último tramo de dicho barranco es una tierra que fue trabajada antiguamente, pero que está totalmente abandonada en la actualidad. Si nos acercásemos, pudiéramos ver los viejos olivos y las terrazas de los campos cultivados. Por desgracia, los caminos de acceso están borrados y el avance resulta incomodísimo.
Mi primer intento fue por una antigua senda que parte del cauce. Todavía se divisa un muro de retención que sujetó la trocha. Por la constante molestia de la vegetación me di la vuelta finalmente, sin entrar en el olivar.
En otra ocasión seguí una tímida senda que discurre por la crestería de la loma divisoria. Más arriba hay un desvío. El ramal derecho deja la cresta para seguir por media ladera. Finalmente esta senda me llevó a unas cuevas (bien visibles desde el nuevo mirador metálico en la orilla opuesta del Vero). Es un sitio idílico en el corazón del olivar donde dos viejos olivos adornan la boca de la cueva que hoy en día sirve sólo de refugio para las cabra.
El camino, reconocible sólo por algún hito, asciende decididamente a la cresta divisoria que forma dicho barranco con el Río Vero. Empezamos a ascender por la misma cresta. Poco más arriba la senda la abandona y discurre por la vertiente del Río Vero para cruzar otro cauce, esta vez de un pequeño barranco cuyo nombre no figura en los mapas.
Una construcción curiosa
Podemos subir por el mismo cauce unos metros hasta un primer resalte. Allí se encuentra en la orilla izquierda (nuestra derecha) una curiosa construcción. Podría tratarse de un muro de retención para una fuente, aunque hoy en día no se ve ningún rastro de agua, ni líquenes, ni hongos de humedad en las piedras. La construcción en sí es bonita y recuerda de lejos a una fachada de una casa diminuta con la puerta en medio.
De nuevo en el lugar donde hemos llegado al cauce, otro hito en la orilla opuesta marca la prolongación de la senda. Ahora nos espera un larga ladera, empinada y fatigosa, por la cual debemos subir en múltiples lazadas. La senda se pierde definitivamente, pero el avance por libre entre el matorral bajo no resulta demasiado incómodo. Aunque veremos sólo de vez en cuando algún hito de referencia, no nos podemos perder, ya que a mano izquierda están los acantilados hacia el Vero y a la derecha hay unas paredes de conglomerado que nos impiden el paso en una dirección equivocada. Cruzaremos la antigua linea de luz que subió de la central por una faja inferior a la que buscamos. Finalmente, llegamos más arriba a la explanada donde se ubica la Cueva Cortante.
La Cueva Cortante
El recinto con su cueva está totalmente invadido por la vegetación. Desde el hueco del murete hasta las dos bocas nos tenemos que abrir el paso entre el boj y las zarzas. Dentro de la cueva principal podemos contemplar una típica cama de pastores hecho de ramas secas de boj. Hay buenas vistas al pueblo, pero para disfrutar de una perspectiva francamente maravillosa debemos ascender un poco más.
Podemos seguir subiendo por la ladera que nos condujo a la faja que ubica la cueva y hacer cima cincuenta metros encima de la cueva.
La Peña del Cortante
Este espolón revela inmejorables vistas sobre este sector del Río Vero adornado por el pueblo y la Colegiata. ¡Cuidado con el precipicio!
Como los caminos que llevan a Asque están aún más perdidos, debemos volver por el mismo itinerario a Alquézar.
Al este de Guara – La Sierra de Olsón
Más al este de la carretera por Colungo y el Puerto de Eripol, la A-2205, hemos visitado la Olivera Nadal, el Abrigo de Muriecho y el Portal de la Cunarda.
No cabe duda ninguna que habrá más joyas para visitar y excursiones para efectuar, pero no tuve muchas ocasiones para explorarlo, ya que se trata de una zona bastante alejada de Huesca o Sabiñánigo. (Y el paraíso del Vero está en el otro lado de la carretera, lo que me atrae a mi como lo dulce a las moscas!)
Estaba trabajando en un par de paseos por los alrededores de Olsón a los cuales me hubiera gustado presentarlos en el blog, ya que he llegado a conocer algunas pozas y ruinas cerca de este pueblo pintoresco. Finalmente no me quedó tiempo para diseñar las rutas circulares definitivas.
A continuación presento algunos detalles de mis apuntes.
Por el Castillo de Hospitaled
Por fórmula la ruta debe empezar en la pequeña aldea de Hospitaled, ya que desde allí arranca un PR balizado que lleva a las ruinas de dicho castillo. La mayor parte de este recorrido es por pista forestal, sólo en los últimos metros tenemos que abandonarla y avanzar por un sendero, también indicada, para asomarnos definitivamente al objetivo. Por lo general es una marcha muy fácil que nos situará en el objetivo en menos que una hora.
El Castillo de Hospitaled
Las ruinas se encuentran en un pequeño montículo. Son los restos de tres torres y los muros que las unían, que hoy en día recuerdan a la existencia de un antiguo castillo. Es extraño aunque obvio, que la construcción de dichas torres es diferente, ya que unas son redondas y la otra rectangular. Parece que fueron construidas en distintas épocas. En el suelo podemos observar los agujeros donde fueron ancladas las vigas de las edificaciones adosadas de madera. No debemos pasar de largo de las ruinas de la ermita que se encuentra a poca distancia al sureste del castillo.
Otro detalle muy curioso es un conjunto de silos o almacenes que fueron escavados en una roca que se encuentra entre la ermita y el montículo del castillo. Las excavaciones llegaron a tal extremo que perforan la roca totalmente. En otra roca enfrente se encuentra una pequeña cavidad que fue/es usada como refugio pastoral, lo que muestra un banco de madera en su interior.
Para más informaciones referente a la cultura y/o arquitectura redirijo a los lectores de nuevo a la competente página de A. García Omedes.
La variante por Eripol
Para sacar más rendimiento del paseo he pensado que se podría visitar el pueblo Eripol. Desde dicho pueblo hay un PR balizado a Hospitaled que nos puede servir perfectamente de retorno. Sólo la subida al pueblo desde el castillo no la tengo de todo claro.
Parece que hay un viejo camino que sube desde un vado que se encuentra en la pista de acceso a apenas un kilómetro más adelante. Este siguiente tramo de la pista también nos sorprenderá con algún lugar idílico. Hay una cascada con su pequeña poza a mano derecha que está escondida detrás de la franja de árboles que linda con la pista. No resulta demasiado difícil bajar entre la vegetación por el talud a la poza. En el mismo kilómetro de la pista, pero al otro lado (cruzando todo un campo), hay un caxico viejo a lado de unas ruinas de una caseta.
Además unos metros debajo del vado mencionado hay un curioso estrecho sub-escavado que oprime las aguas del Barranco de San Chiz. Justo donde comienza esta gorga hay una pista forestal a mano izquierda que da acceso a una borda en ruinas y un campo grande. Parece que el camino viejo que buscamos arranca en este campo, pero esto no está comprobado.
Variante por Olsón
Otra idea era seguir por la pista hasta Olsón. Por todas maneras merece la pena visitar este pueblo ya que su iglesia tiene mucha fama. La marcha por la pista se hace larga y algo monótono. Una vez en Olsón debemos visitar por supuesto la iglesia y el montículo donde se ubica. Es un mirador natural. Además encontraremos rincones idílicos de una arquitectura típica del Pirineo, así como una palmera en medio del pueblo – algo totalmente atípico para esta zona.
Desde el barrio alto parte una pista que lleva a la Ermita de San Benito. Podríamos coger este PR para salir del pueblo y desviarnos después de una primera subida para seguir por otra pista/senda que nos llevará hasta las Casas de Coloma, ya cerca de Hospitaled. Este retorno tampoco está comprobado.
El Río Susía
Hace años Robert y yo nos dimos un bonito paseo desde Mondot hasta las Gorgas del Molino López. Son preciosas estas pequeñas cascadas. Se componen de dos resaltes y una poza muy estética, lo cual da como resultado ser un buen sitio para bañarse. El recorrido efectuamos por una pista que pasa entre campos y no es muy emocionante, salvo en su final. Por eso recomiendo incluir la visita de las Gorgas en un paseo fluvial por el Río Susía.
Podemos aparcar en una explanada de la carretera que lleva a Olsón justo después del puente sobre el Barranco San Chiz. Allí comienza un recorrido fluvial que discurre por el lecho del Barranco San Chiz y más adelante por el del mencionado Río Susía. Este itinerario tiene continuidad hasta Mesón de Liguerre. Sin embargo, no he estudiado un buen retorno que evite las carreteras. Siempre podemos volver por el mismo cauce, claro, pero una opción muy tentadora sería remontar el Barranco Solano hasta Olsón, si es posible. Por desgracia, esta variante todavía no he podido comprobar.
En la marcha por el Río Susía hay pozas, por supuesto, pero también ruinas de varios molinos, así como ermitas y azudes. Creo que sería un paseo muy completo. Destacan las pozas cerca de la Ermita de Blas, las Gorgas del Molino López y la desembocadura del Barranco Solano, que debe de ser un lugar singular.
Por cierto, río arriba del aparcamiento por el Barranco San Chiz también se encuentra alguna poza maja a poca distancia.
Otros despoblados
Durante estos años visitábamos muchos pueblos abandonados. La mayoría de ellos está reflejada en el blog como los objetivos de las excursiones. Pero todavía siguen allí unas cuantas aldeas que Robert no llegaba a olfatear.
La mejor manera de recoger información sobre dichos pueblos es leer el recomendado libro de Arturo González ‘La montaña olvidada’. En este libro figuran todos los despoblados de la cuenca del Río Alcanadre (que incluye la del Río Isuala, Mascún y Used). Trata de la arquitectura, la cultura, la historia, de los rincones destacables y describe los distintos accesos posibles. Mientras yo voy a alistar en los próximos párrafos sólo de manera resumida los pueblos abandonados que no hemos podido visitar.
Seguro que se puede diseñar un bueno paseo con cada pueblo mencionado.
Torrolluela del Obico y Torrolluela de la Plana
Estos dos despoblados vecinos se encuentran en la Guagera, justo en la zona donde el Río Isuala nace componiéndose de los barrancos San Chuan y Cofadría. Hay dos pistas que se acercan desde la carretera de la Guagera, una parte entre los km 34 y 35 y la otra comienza justo en el desvío a Las Bellostas. Además hay una senda menos frecuentada (y por eso más dificultosa) que parte de Matidero.
Una manera más interesante para explorar la zona me parece una circular balizada que tiene su comienzo a lado del cementerio de El Pueyo de Morcat. Este recorrido se acerca a los dos pueblos por las Casas de Montalbán y vuelve por un paraje que llaman «Las Mentiras».

Torrolluela de la PLana.
Este cuaderno encontré en una de las casas. Si nadie lo robó debería seguir allí…
En Torrolluela de la Plana destaca el edificio de la escuela y en Torrolluela del Obico se puede visitar entre otro la interesante ruina de un molino río abajo.
Pardina de Sierrahún
Cerca de la Pardina de Bail, en la cara norte del collado se encuentran las ruinas de otra pardina. Se puede acceder por una pista forestal, que parte de la carretera a mano derecha (bajando a la Guagera). El terreno donde se ubica la Pardina de Sierrahún parece ser árido y seco, rodeado por un pinar.
San Pelegrín
Este pueblecito se encuentra cerca de Alquézar en una ladera soleada y tranquila. Si nos hemos acercado en alguna ocasión al Mesón de Sebil en vehículo, hemos cruzado San Pelegrín por defecto.
Hay dos pistas forestales que nos pueden llevar a él, una nace en Radiquero y la otra sale de Alquezar por San Gregorio.
El pueblo destaca con una plaza muy bonita. La fuente está un poco apartada del núcleo, pero mana con un caudal importante y entrega sus aguas a las balsas de Basacol.
Dado su ubicación entre Sebil y Alquézar, se podría optar por iniciar las siguientes excursiones desde San Pelegrín.
Letosa
Letosa está ubicado en la cabecera del Mascún que explorábamos en la visita del despoblado Alastrué. Visitábamos la Fuente de Letosa en aquella excursión, pero no nos asomábamos al pueblo, ya que el recorrido presentado es ya muy largo. No obstante, el pueblo está muy cerca, a apenas 15 minutos, de la fuente.
Así que, este es uno de los posibles accesos. Desde Las Bellostas por la pista de San Póliz o por uno de los caminos que pasan por Bagueste. Otra opción (y quizás la más común, ya que viene desde la cara sur) consiste en la prolongación del camino que lleva a Otín desde Rodellar.
Todos estos recorrido son obvios y limpios, dado que se aprovechan de viejas, pero amplias pistas forestales o de partes de los PRs/GRs que suelen estar en buenas condiciones.
Otro posible acceso, aunque menos obvio, se puede efectuar desde Bara. Desde este pueblo parte una senda que discurre por el Barranco de Bara y busca un collado que separa las dos aldeas. Esta senda no está señalizada y poco visible, ya que la erosión la está maltratando. A poca distancia de dicho collado el camino se une con la pista que viene de Nasarre y resultará más fácil de identificar a partir de allí.
Pardina Villanúa
Esta aldea se encuentra en el pleno centro de la meseta de Otín. El acceso resulta fácil desde cualquier extremo de dicha meseta, pero el más recomendable es por la pista (deshecha) que une Nasarre con Otín, partiendo de cualquier de los dos pueblos; la pardina se encuentra justo en medio. Otra opción sería el acceso desde Rodellar por la Garganta Baja y la Losa Mora.
…y otros?
Otras aldeas como las Casas de Monrepós, las Casas del Gallinero o Alavés no voy a listar, dado que la cercanía de la autovía/carretera está rompiendo el ambiente o dificulta el acceso.
Las raíces del Río Vero y el Capramonte
El Río Vero nace con la Fuente de Lecina. Esta exclamación tiene un fundamento, ya que se trata de la fuente más caudalosa, constante y importante que mana en el curso del Río Vero y mantiene por primera vez un caudal permanente. Sin embargo, más al norte de la fuente el cauce sigue siendo el Río Vero, aunque por esta zona suele secarse en verano y por eso (su nombre) pierde importancia. Ya hemos visitado la zona por Almazorre y el molino.
La excursión de hoy nos lleva más lejos hasta las raíces del Vero. Estas son el Barranco de la Cercosa y Viñaza. A partir de la confluencia de estos dos torrentes el «arroyo» se llama Río Vero (según los mapas).
Dichos torrentes se encuentran a pie del Capramonte – una cima modesta aunque con buenas vistas hacia el Pirineo Central. Normalmente se asciende a este vértice geológico en apenas 1h por una senda balizada que parte de las cercanías de El Pueyo de Morcat.
Estos últimos años hemos planeado a combinar estos dos objetivos por una ruta circular. Por desgracia no hemos tenido suficiente tiempo para madurarla. Así que, voy a presentar dos variantes – verano y invierno, o sea acuática y seca – los cuales reflejan el ultimo estado del desarrollo de mis investigaciones.
La variante de invierno nos lleva a la cima del Capramonte. Cruzaremos el Barranco de la Cercosa en la cabecera del salto. Bajo condiciones normales no nos tendremos que mojar ni los pies, pero el perro se podrá refrescar perfectamente.
La variante de verano lleva a dicho salto desde abajo. Hay un tramo importante donde avanzaremos por el lecho del río y nos mojaremos como mínimo hasta la cintura. Esta marcha es más corta y tendremos que superar solo poco desnivel. Si estamos dispuesto a llevar el calzado, la ropa y la mochila adecuado, podemos combinar las dos variantes y tener una excursión de toda una jornada muy completa por un paraje insólito.
Tenemos que elegir bien la fecha de la excursión, ya que los arroyos se suelen secar. Sin embargo, la situación no es tan extrema como en el curso del río más al sur, por Las Paúles o Almazorre. Aunque por aquella zona el río estuviese ya seco en primavera, por la ruta de hoy suele correr un hilo de agua. Entre los campos que lindan con el Río Vero en los primeros kilómetros de la ruta, el agua empieza a filtrarse por la grava y finalmente desaparece. Pero en el tramo más al norte, cerca de la confluencia y el salto suele mantenerse vivo, ya que el lecho del río es más sólido.
Pero en pleno verano toda esta zona se seca habitualmente. Dado a estas características recomiendo realizar esta excursión en primavera, las dos variantes.
Otra dificultad con la que nos enfrentaremos es la orientación y el avance sin caminos balizados. Ya el PR que seguimos al principio está en algunos puntos difícil de averiguar. Pero más adelante dejamos esta senda balizada y seguimos avanzando por sendas y pistas poco visibles. En el tramo de la crestería no hay senda. Tenemos que prestar mucha atención al itinerario que seguir.
A pesar de todos estos obstáculos, la excursión nos lleva a una zona muy insólita, muy poco transitado, donde experimentaremos un encuentro con el pasado. Estos sentimientos nos acompañaran durante toda la marcha. El salto es curioso e inesperado. Especialmente la «bañera» profunda en la cabecera destaca e invita a un baño excepcional. Todo esto en combinación con las vistas que proporciona el Capramonte hace que la excursión merece la pena sin duda ninguna.
Tiempo:
Desde el inicio de la pista hasta la desembocadura del Barranco del Escorial: 45min
De dicha desembocadura por el cauce hasta el salto: irrelevante, 30min
De dicha desembocadura hasta la cabecera del salto: 45min
De la cabecera a la cima del Capramonte: 1h
_______________
Total: 5h30 (combinación invierno y verano)
Verano: 2h, media jornada.
Invierno: 4h30, jornada completa.
Aparcamiento:
Bajando por carretera de Las Bellostas a Sarsa de Surta veremos que hay una pista a mano derecha justo cuando se acaba la pendiente. Hay un cartel de senderismo que indica El Pueyo de Morcat. Aparcamos en un ensanche enfrente de la pista.
Acceso:
Cruzamos la carretera y avanzamos por la pista en dirección «El Pueyo de Morcat» como indica el cartel. Después de apenas 15min veremos un viejo caxico a mano derecha. En este punto dejamos la pista y seguimos por una senda marcada con balizas verdes que pasa junto al árbol. Hay que prestar atención porque la baliza que indica el desvío está en el suelo, poco visible.
La senda cruza el lecho (normalmente seco en esta zona) y sigue río arriba por la otra orilla. Más adelante cruza el cauce de nuevo. En este punto la senda/pista está algo desfigurada y dibuja una «S» para cruzar el lecho del río. Hay que prestar atención a las balizas de nuevo. Cruzamos el Río Vero algunas veces más y finalmente llegamos a la desembocadura del Barranco del Escorial, punto clave para la excursión.
Variante de verano
Dejamos la senda y seguimos por el vallecito que forma el Río Vero. Los primeros metros podemos aprovechar un paso por los campos abandonados que se ubican entre los dos torrentes, pero pronto nos veremos obligados meternos en el cauce y avanzar por él contra corriente. El primer tramo hasta una secuencia de pequeñas pozas es incómodo, ya que hay mucha vegetación y barro en el lecho del río. Después de dichas pozas avanzamos con más facilitad.
Más adelante llegamos a la confluencia del Barranco de la Cercosa y el de la Viñaza. Aunque es un sitio poco destacable, se trata del nacimiento del Río Vero. Seguimos por el cauce principal (él que lleva mayor caudal, a nuestra derecha) y en seguida topamos con el salto.
El Salto del Barranco de la Cercosa – la base
Por desgracia las pozas al pie del salto no cubren mucho y sirven más para que se bañe el perro. Sin embargo, son bonitas y podemos contemplar el conjunto de las pozas y la cascada de unos 20m de altura. Sin duda un rincón idílico y – sobre todo – desconocido.
Variante de invierno
¡Cuidado! ya que es ahora cuando empieza a complicarse el itinerario.
Seguimos subiendo por el sendero balizado cruzando varias veces el Barranco de la Escorial. Pronto veremos que parte una pista totalmente invadida por la vegetación a mano derecha mientras el sendero sigue por el curso del barranco. Tenemos que dejar el sendero seguro y subir por dicha pista – sin balizas, ni hitos. Aunque la pista es intransitable y completamente desfigurada, se identifica relativamente fácil, ya que es totalmente derecha y por eso da la sensación de ser algo artificial, obra del hombre.
Según avanzamos la trocha de la pista se convierte en un baranquillo (obra de la erosión) de tal profundidad que en un punto es mejor salir de ella y seguir avanzando por el bordillo. La pista nos lleva a un collado modesto donde se pierde totalmente. Nosotros debemos seguir en la misma dirección por sendas de ganado para llegar al collado donde veremos que la pista coge de nuevo forma en la otra vertiente.
Bajando por ella llegamos al Barranco Cercosa. Allí la dejamos, NO cruzamos el torrente y empezamos a traspasar el pinar de la orilla derecha en el sentido de la corriente. Es importante memorizar este sitio y el itinerario porque más adelante tendremos que averiguar como volver.
Se avanza relativamente fácil entre los árboles, incluso se forman sendas (de ganado) que podemos aprovechar. Cuando el barranco empieza a encajonarse tenemos dos opciones:
- bajar al cauce mientras podamos, cruzar dos pozas profundas a nado y llegar de este modo a la cabecera del salto, o
- seguir por un sendero viejo y perdido por la orilla derecha. Este sendero aparece después del ultimo claro del pinar. Aunque veremos que el camino tenia importancia en su día (hay unos muretes de apoyo en algún tramo y una trocha ancha y plana), ahora está totalmente oprimido por el boj. Sea como sea, este viejo sendero nos situará justo encima de la cabecera también.
El Salto del Barranco Cercosa – la cabecera
Lo más destacable de esta cascada es la profunda marmita que se ha formado en la plataforma de la cabecera. Es como una bañera de 2m de profundidad, un baño inolvidable. Como el siguiente tramo es el más fatigoso hacemos bien, si descansamos un rato en este lugar singular.
Para conquistar el Capramonte tenemos que subir por la crestería que asciende a mano izquierda justo desde la cabecera de la cascada. Los primeros metros son muy empinados, más adelante se suaviza un poco, pero sigue siendo un tramo caluroso y fatigoso. Debemos avanzar por la misma cresta donde la vegetación no molesta demasiado y nos guía la morfología del terreno. De esta manera llegamos a la cabecera del valle que forma el Barranco Viñaza a nuestra derecha. En la otra vertiente, se divisa la cima del Capramonte con su vértice.
Siguiendo por la cresta topamos con el sendero que sube desde El Pueyo de Morcat justo en un punto donde hay un hito en forma de silla. Ahora, en un sendero balizado de nuevo, el camino restante para hacer cima es pan comido: seguir este sendero en dirección este.
Capramonte
Como mencionado en la introducción, tenemos buenas vistas al Pirineo Central. Veremos también parte del Embalse de Mediano y la zona de Ainsa y Boltaña.
Retorno:
En las dos variantes – invierno, como verano – volvemos por el mismo camino hasta el coche.
La Cueva de los Tisidores
Esta excursión es una variante (mucho más) corta que la ya concida «Vuelta por los Estrechos de Tamara y el Huevo de Morrano«, pero en vez de hacer esta larga vuelta por el Huevo de Morrano, nos quedamos en el Río Alcanadre siguiendo la corriente y salimos por la Faja de los Caracoles.
¿Porqué la propongo ahora en la página de las excursiones no realizadas? Simplemente porque no me ha ocurrido antes.
Hay dos desventajas a diferencia de la excursión original. Primero – la proporción de la marcha en pista (la de acceso y retorno) es elevada a respecto a la «Vuelta por el Huevo de Morrano«. Dado que son tramos aburridos, la desvaloriza claramente. Segundo – en la subida por la Faja de los Caracoles hay un paso delicado.
Sin embargo, los dos accesos al río que aprovechamos y el tramo acuático por el Alcanadre son espectaculares. Ademas, como la podemos realizar en sólo medio día, nos queda tiempo para explorar más al fondo los alrededores de dichos caminos. Cosa que quizás no habremos hecho en la «Vuelta al Huevo de Morrano«, ya que esa excursión en si es muy larga y llena de impresiones.
Aparcamos igual como en la «ruta madre» por el Huevo en el aparcamiento de la Peonera y cogemos la pista derecha que nos lleva al espolón donde empieza el camino de la Loma Güega. Voy a describir la bajada al río más detallada:
Bajamos por una pedrera por la derecha del espolón. Después de la pedrera la senda es más visible gira a la izquierda y cruza una valla metálica. En este tramo la senda es fácil de seguir y nos acerca a un primer acantilado el que salva por una canal empinada donde podemos contemplar unos viejos muretes de apoyo. Hay una cueva en la cabecera de esta canal.
La Cueva 1
No hay un acceso fácil a la cueva. Podemos traspasar el boj y ascender por él a mano derecha de la canal o trepar por las losas que forman dicha canal. Sea como sea, el acceso es incomodo. No tengo informaciones sobre el nombre de esta cavidad, ni de la segunda, así que las llamo trivialmente «Cueva 1» y «Cueva 2».
Dado a lo incómodo que es el acceso, no me parece recomendable su visita.
La senda sale de la canal y se adentra en un pequeño carrascal. Justo en una carrasca característica a lado del camino tenemos que prestar atención. Nuestra senda se va desdibujando. La mejor manera de seguir es ascender por mano izquierda hasta topar con la pared. Pero antes debemos visitar otra cueva.
La Cueva 2
En la misma carrasca debemos girar a mano derecha y avanzar sin camino en suave descenso. En seguida se presentará la boca negra en la pared que tenemos a nuestra derecha. Esta cueva es curiosa, ya que tiene un angulo en el tejado como si fuera de una casa o tienda de campaña.
Como el acceso es fácil e inmediato, recomiendo visitarla.
De nuevo en el itinerario principal seguimos guiados por unos hitos que marcan los restos del antiguo camino. Después de la breve subida hacia la pared avanzamos con mucha atención a dichos mojones en suave descenso. Más adelante el camino sigue por el borde de otro precipicio, donde la vegetación cede y andamos cómodamente con muy buenas vistas al río y la Cueva de los Tisidores. En suave ascenso llegamos a otra cavidad. La senda rodea el conjunto de covachos por debajo y empieza a descender definitivamente entre el boj en lazadas hasta la orilla del Alcanadre.
Nos costará menos que una hora para llegar al lugar donde tenemos que salir del barranco. El avance es simple, pero asombroso – con la Cueva de los Tisidores como objetivo principal. Esta se encuentra al principio de este tramo acuático.
Es muy importante no pasarse de largo del sitio donde arranca el camino de la Faja de los Caracoles. La señal más visible son los grandes bloques que forman un pequeño caos. Es la primera vez que encontramos en el trayecto bloques de tal tamaño y la marcha se complica obviamente. Antes de los bloques hay una playa de grava y piedras en la orilla izquierda donde arranca la senda. ES IMPORTANTE QUE NO PASEMOS POR ESTE CAOS, porque todo se complica a partir de allí. Es terreno de los barranquistas. Ya que el siguiente tramo es fatigoso, hacemos bien en descansar en este lugar y retomar la marcha cuando se ha ido el calor del día.
En la playa mencionada la senda empieza por un resalte rocoso donde tenemos que trepar un metro y medio (paso de II) y sigue subiendo muy empinada por la ancha cornisa de vegetación, denominada «Faja de los Caracoles». Muchas gotas de sudor más tarde llegamos al paso delicado.
Se trata de un resalte de unos cuadro metros donde hay clavijas que facilitan el avance. Si el perro no es capaz de superar este obstáculo con nuestra ayuda, podemos evitar el resalte por una variante menos vertical, pero también delicada.
Unos cinco metros antes de las clavijas veremos que hay a mano izquierda una empinada bajada al fondo de una canal. Este destrepe se realiza por una roca escalonada donde podemos (el perro y nosotros) pisar relativamente bien. Nada más tocando el fondo de la canal hay que subir trepando por la otra vertiente de nuevo, ya menos pendiente. Después seguimos una senda bien trazada que se une con la principal a poca distancia.
Nota personal (7/08/19):
El 4 de Agosto 2019 ocurrió una tragedia en la Senda de los Caracoles, justo en la parte delicada descrita en el párrafo anterior. Un senderista se despeñó por la canal que se encuentra debajo del paso de clavijas y perdió su vida en este accidente. Me enteré de esta desgracia por el comentario que escribió en el blog José Ramón, uno de mis lectores que junto con el grupo de baranquistas avisaron la guardia civil de rescate. La noticia me dejó chafado y, como se puede comprobar en la repuesta a este comentario, sin palabras. Ahora, después de unos días de reflexión, siento que debo escribir algo al respecto.
Primero, quiero expresar mis condolencias profundas a los familiares del difunto senderista. No se, si las personas a las cuales me dirijo, van a leer estas lineas, pero es lo que siento – profundas condolencias. Tampoco se, si la familia decidió realizar esta ruta por haber leído esta entrada, ni se, como ocurrió el accidente. Describo todas estas rutas para que todos podamos disfrutar de la montaña y de los rincones insólitos. Mi intención es que los lectores puedan disfrutar de lo escrito y nadie espera que una excursión acabe como la desgracia presente.
Y segundo, voy a repetir lo que menciona José Ranón en el comentario. Todos debemos tener siempre presente que el destrepe resulta más arriesgado que la trepada. Este lema se puede aplicar en esta ruta sencillamente: antes de desviarse y destrepar por la canal, debemos intentar subir trepando por las clavijas.
En breve cede la fatigosa escarpadura y la senda nos sitúa en la final de un cortafuegos. Podemos visitar la cima de la peña, el Tozal Redondo, que hemos subido esta ultima hora, ya que nos permite vistas excepcionales sobre los Estrechos de Tamara y parte del recorrido que hemos efectuado.
Para esto dejamos la senda y nos dirigimos hacia la derecha. Por el suelo kárstico nos podemos acercar con cuidado a la cima travesando la poca vegetación donde mejor podamos. Debemos acercarnos al precipicio en varios puntos de la cresta para ver todo el curso del río desde el norte al sur. Veremos gran parte del recorrido del que hemos disfrutado durante la jornada y en el horizonte se divisa el Huevo de Morrano.
Volvemos al coche como indican los carteles – por la pista/senda que se arrima al cortafuegos y nos situara en el aparcamiento en una media hora.
El Alcanadre por Bierge – el Puente de las Aguas
Uno de los protagonistas más celebre de la sierra – el Río Alcanadre – sigue sorprendiendo con algunos rincones que quedaban inadvertidos hasta ahora en el blog. Uno de estos sitios es la confluencia con el Río Isuala. En la misma desembocadura hallan los restos del Puente de las Aguas, lo que convierte este lugar en un rincón especial.
Hay un camino balizado que lleva desde Bierge a dicho puente. Allí cruza el Alcanardre por una pasarela precaria y conecta finalmente con la Ermita San José de Casbas. Un recorrido recomendable, pero en la propuesta aquí usaremos este sendero sólo como retorno a Bierge. En la ida aprovechamos el mismo cauce del río y convertimos la visita del Puente de las Aguas en una excursión acuática, ideal para días en pleno verano.
El tramo del Alcanadre que tenemos que superar para llegar a nuestro objetivo resultará «inofensivo» y nos hará descubrir alguna poza insólita. En 2h30 podremos realizar esta ruta circular, sin embargo recomiendo disfrutar de las aguas del Alcanadre sin prisas y sobre todo esperar en la poza del Puente de los Aguas hasta que cede el calor del día. El retorno nos costará menos que una hora.
Dejamos el coche en el aparcamiento de Bierge y nos dirigimos de pie hacia el barrio de la iglesia, pero en vez de subir por la calle que asciende hacia ella, seguimos recto para encontrar una pista que baja derecho al río. Al principio de la pista, en una bifurcación, veremos un cartel que indica el Puente de los Aguas. Nosotros ignoramos este desvío para seguir bajando por la pista principal. (Como se puede imaginar, volveremos por la otra pista balizada.) Seguimos bajando directamente hacia el cañón y llegaremos al río justo enfrente de una aguja rocosa. En este lugar (y en el primer tramo del río por el cual avanzaremos) el cauce esta flanqueado por una barrera de caña.
Buscamos un acceso al agua y andamos en el sentido de la corriente hacia el sur. Bajo condiciones normales de caudal, podemos avanzar cómodamente en medio del río. Después de una hora de marcha llegaremos al Puente de las Aguas.
El camino de vuelta al pueblo empieza en la orilla izquierda y sube inmediatamente a un viejo ademe del puente. Allí hay paneles explicativos.
Recomiendo iniciar el retorno cuando se ha ido el calor del día, ya que no encontraremos agua por el camino hasta llegar al pueblo. Después de haber superado el desnivel inicial el sendero balizado bordea y cruza campos para topar finalmente con una pista que nos lleva sin más obstáculos hasta Bierge.
Santa María de Dulcis o la búsqueda del Caxico de las Monjas
En el mapa «Sierra y Cañones de Guara. II (Edition 2013)» de Brames figura un árbol monumental denominado «Caxico as Monjas». A base de un día de búsqueda de dicho árbol y unas ideas sacadas del completísimo libro «Sierra de Guara – 100 rutas con trazado GPS» de Daniel Vallés Turmo presento esta entretenida ruta circular por el Somotano.
Una buena fecha para realizar esta excursión de media jornada es cualquier día fresco en otoño cuando las cepas y las otras plantas convierten el paraje en un mar de colores.
Aparcamos en Buera y nos dirigimos de pie hacia el deposito de agua que se ubica en la prolongación de la Calle la Fuente donde se encuentra el Hotel y Restaurante Lalola. Un poco antes de dicho deposito se encuentran las ruinas de la vieja tejería del pueblo. Allí giramos 180º a la izquierda y seguimos por la pista principal que asciende a la colina. Más adelante se une con una que sube de los campos que tenemos debajo. Después, en unos 50m, nos topamos con un cruce de cuatro pistas donde giramos a la izquierda. A partir de aquí siempre giramos a la izquierda cuando llegamos a una bifurcación. De este modo llegaremos a un campo de olivos donde se muere la pista. Pero seguimos avanzando por un sendero que desciende de la colina y nos depositará en el merendero de Dulcis.
El Santuario Santa María de Dulcis
La aérea de la ermita nos entretendrá un buen rato, ya que hay muchas cosas para ver a parte de la misma ermita y las ruinas de las casas adjuntas.
El merendero nos ofrece un buen sitio para descansar.
También hay un reloj de sol, un bosque de olivos autóctonos muy interesante y el «Mirado de la Barroca» debemos visitar también, ya que nos ofrece una buena perspectiva a Alquezar y la Sierra de Guara y además hay un caxico majo a lado.
¿El Caxico de las Monjas?
Pues, en los mapas de Brames las ubicaciones de árboles monumentales son poco exactos en general y el caso del Caxico de las Monjas no es distinto.
Aquel día di muchas vueltas. Encontré unos chopos de gran tamaño al lado de la pista a pie de un salto de agua. El lugar coincidía más o menos con él que figura en el mapa, pero no me valía, porque buscaba un quejigo. Encontré también una carrasca muy bonita ya más cerca del pueblo. (Tan bonita que la voy a tratar más adelante, ya que merece una visita.) Pero tampoco podía ser el árbol buscado. Al fin daba por perdido el asunto, pensando que se murió o fue cortado.
Sin embargo, años más tarde me fijé mejor y descubrí que el quejigo que está en el Mirador de la Barroca tenía en realidad dos troncos. Como uno fue cortado, ya no se aprecia el tamaño real y la edad avanzada de este árbol. No estoy seguro, pero apostaría que se trata del Caxico de las Monjas.
El despoblado de los Corrales
A 15min de la ermita se encuentra dicho pueblo abandonado que destaca con las ruinas de una prensa de aceite recién restaurada – muy interesante. Hay una senda que arranca detrás de la ermita y baja directamente a una pista que nos lleva a dicho lugar.
Las casas de la aldea están muy arruinadas y la vegetación está invadiendo el lugar. No hay accesos fáciles a las casas y a penas podremos ver detalles de los interiores. Pero apartado del pueblo, a lado de un débil manantial, hallan las ruinas de la prensa. El acceso a este edificio fue limpiado y paneles explicativos enseñan el proceso de este oficio en detalle.
Volvemos por la pista, pero en vez de coger el sendero que hemos bajado de la ermita, debemos mantenernos en ella. Nos llevará de vuelta a Buera. Pasaremos por la pequeña Ermita de San Juan donde podemos abandonarla para bajar por el sendero que lleva en 3min a los Pozos de Hielo de los Moros – una construcción muy curiosa. Volvemos a la ermita y seguimos en dirección Buera.
Más adelante, en el próximo desvío ya cerca del pueblo, podemos girar a la izquierda para asomarnos a la carrasca que he mencionado antes. Este árbol majestuoso se encuentra a mano derecha de la pista en la entrada de un campo.
Sólo resta volver a Buera que está a menos que 5min de la carrasca.
De Bibán a Bara por el Alcanadre
Bajo este titulo tan trivial presento unos de los lugares míticos de la Sierra de Guara. En varios excursiones como «Por los despoblados y pozas del joven Alcanadre» o «Vuelta por la Peña Balluals» hemos visto – más bien desde lejos – unas pozas fabulosas, así como maravillosas cascadas en el tramo del Río Alcanadre entre Bibán y Barra. Desde entonces era uno de los recorridos fluviales más deseados que quería explorar. Pero a diferencia a otros cañones como el del Vero, el Balcez Superior o el Barasil – barrancos bien reflejados en la literatura, no he encontrado referencias sobre este tramo del Alcanadre. No sabia, si se puede recorrer sin uso de la cuerda. En cuatro palabras: ¿Podré llevarme a Robert?
Como se trata de una excursión que requiere un largo acceso (sobre todo en coche) y un día soleado y caluroso, me la iba dejando para más tarde año tras año, hasta que Robert ya no fue capaz realizar una excursión exigente. Finalmente la hice en 2019 en un día de mucho sol, pero con poca agua. Afrentando la incertidumbre me cargo la mochila acuática con arnés, neopreno, cuerda y buril. No empleé ninguna de estas herramientas, ya que resultó que no es necesario el uso de la cuerda y Robert hubiera podido venir sin más años atrás. No me encontré con dificultades, pero supongo que hay dos puntos conflictivos, si el río lleva un caudal elevado: el canalizo y el gran caos. Las dos cascadas grandes se pueden evitar por la orilla izquierda. En los dos casos hay que superar un destrepe fácil, paso de II.

El Río Alcanadre
Vistas desde la cabecera de la 1ª cascada. El agua estuvo turbia y el río llevó poco caudal aquel día.
Como acceso he elegido el PR que lleva a desde Bara a Bibán. Cerca de esta aldea, antes de iniciar el ascenso hacia el despoblado, hay un desvío que lleva a una fuente en la orilla del río. Lo anuncia un cartel. Dicho acceso es sin duda el más adecuado, pero podemos combinar este tramo fluvial con cualquier parte de las rutas mencionadas antes, siempre cuando nos preparamos para una excursión acuática.
El recorrido destaca con grandes pozas, cascadas y otras singularidades francamente bonitas. Como no tengo informaciones sobre los nombres de estos lugares usaré nombres triviales a mi elección. (Sin embargo, el nombre «Salto de tres Chorros» me suena de haberlo escuchado en alguna conversación, pero no estoy seguro de ello). Las voy a describir del norte al sur:
El canalizo
A poco distancia de la fuente donde hemos entrado al lecho del río, el cauce forma un tipo de tobogán estrecho y horizontal. Si hay un caudal elevado se concentran las corrientes en este corto tramo con vehemencia. ¡Cuidado en este punto!
1ª cascada
Este bonito salto de agua podemos destrepar por la orilla izquierda.
El gran caos
Una media docena de bloques descomunales forman una secuencia de pozas y pequeñas cascadas – un lugar bonito y curioso. La trayectoria que elijé se puede estudiar en el croquis a lado. La cruz marca el destrepe de un metro y media que puede resultar dificultoso, si el río lleva mucha agua.
Después del caos hay una larga recta de menos interés. Debo escribir también sobre posibles escapes aunque se avanza con facilidad por el cauce. Sin embargo, siempre debemos tener en cuenta un plan B, si ocurren problemas.
El PR mencionado, el acceso más corto, discurre por la ladera boscosa a nuestra izquierda durante todo el trayecto. En varios puntos se acerca mucho al río y puede servir perfectamente de escape. Uno de dichos puntos se encuentra después del caos.
2ª cascada – El Salto de los tres chorros
Esta cascada es quizás la más destacable del recorrido. Bajo circunstancias normales el agua se divide en tres venas en la cabecera y forma tres chorros que caen unos 4m a una magnifica poza. En la excursión realizada en 2019 sólo habían dos chorros activos, resultado directo de la sequía que predominaba aquel verano.
Podemos destrepar la cascada por la orilla izquierda. A partir de esta cascada se forma una tímida senda que nos acompaña por la orilla izquierda hasta el gran meandro, denominado «Villar de Melons». Más adelante, en la amplia losa rocosa que inicia la curva del meandro se une con el PR. Pero antes de llegar al meandro hay dos lugares más que debo mencionar.
La desembocadura del Barranco de Binueste
Es el barranco que baja del despoblado de Binueste y entrega sus aguas al Alcanadre a pocos metros debajo del Salto de los tres chorros. Lleva caudal permanente. En los campos al norte del barranco se forma una senda que resulta ser el antiguo camino que lleva a dicha aldea. Su inicio es difícil de averiguar, pero después está bien trazado. No comprobé si tiene continuidad hasta el pueblo.
Las gradas
Se trata de una secuencia de pequeñas cascadas muy estéticas. Podemos evitarlas cómodamente por el margen izquierdo.
Después, a poca distancia, veremos una singularidad en el lecho del río. Toda la orilla izquierda está formada por una amplia losa rocosa. Es el lugar donde la senda que nos facilitó el avance por la orilla desde el salto se une con el PR. Este camino ahora se aleja del río para acortar el amplio meandro que dibuja el río. Nosotros seguimos por el cauce – de nuevo sin camino.
Según algunos autores la colina que forma esta lazada en el curso del río fue habitado hace siglos. Este hecho se refleja también en nuestro trayecto por el cauce. En el siguiente tramo hay antiguos campos en la orilla derecha, así como restos de una presa de piedra. También veremos los agujeros en el lecho del río que sujetaban las vigas verticales de una presa de madera. Antes de topar de nuevo con el PR que cruza el río en el otro lado del meandro me quedan dos singularidades para mencionar.
La poza solana
Por un amplio tobogán el agua cae a una poza grande rodeada por losas lisas – un sitio perfecto para tomar el sol y descansar.
El pozo
Un poco más abajo hay una poza pequeña, pero muy profunda. Otro sito que llama la atención, debido a su belleza.
Poco más adelante veremos el cartel que indica el PR, nuestro camino de vuelta a Bara. Allí decidió abandonar definitivamente el cauce y seguir por el sendero balizado. El recorrido por el río, desde la fuente hasta este cartel del PR, me costó a paso lento 2h30.
La Cueva de San Clemente desde Nueno
Ahora que las obras de Monrepós han terminado presento una atractiva manera para visitar esta curiosa cueva. La mencioné más arriba en esta misma pagina, pero ahora quiero trata dos posibles accesos desde Nueno que pueden convertir la visita en un paseo circular de media jornada.
Iniciamos la marcha en Nueno donde aparcamos el coche. Desde este pueblo hay dos variantes para subir el valle del Isuela: seguir por la carretera vieja del Monrepós o ir por un camino de mantenimiento de un conducto de agua a media ladera. Cada variante tiene su pro y contra:
Carretera del Monrepós:
+ Cercanía del Río Isuela
– Trafico
Camino de mantenimiento:
+ Ningún trafico
– Mucha intensidad del sol, falta de agua
Si queremos iniciar la marcha por el camino de mantenimiento debemos subir a la parte alta del pueblo. Allí, junto a la pista de fútbol, arranca un sendero que asciende al Pico Gratal (carteles). Al principio vamos por esta misma pista.
Después de una fuerte subida llegamos una pequeña caseta. Allí abandonamos el sendero balizado y seguimos por la pista a mano derecha que lleva a unas antenas, visibles en una loma más adelante. Junto a las antenas hay un cruce de varias pistas. Nosotros seguimos en la misma dirección hacia el norte, escogiendo la pista correcta según el sentido común. Así llegamos a la caseta donde se recoge al agua y poco más adelante a la vieja carretera del Monrepós, ya cerca de la Cueva de San Clemente.
Este otoño empecé con la carretera del Monrepos y volví por la pista descrita arriba. Dicha carretera esta restringida para el trafico, sin embargo me he cruzado con dos coches y una moto. Esto debemos que tener en cuenta, ya que debemos controlar al perro todo el recorrido. Ademas transitan (legalmente) muchas bicicletas, ya que la calzada fue mejorada y la carretera ofrece ahora una conexión bonita y cómoda de la Hoya de Huesca con el Valle de Rasal o Bentué. A parte de esta inconveniencia el paseo fue entretenido y bonito. En varios puntos el perro puede refrescarse en el río, además pasamos por dos fuentes y varios tramos donde la autopista no se deja ver o oír.
Un poco después de una caseta lindada por una gran explanada que se encuentra a nuestra derecha se une la pista de mantenimiento con nuestra carretera. Debemos memorizar este desvío, si escogemos volver por la pista.
Después de otro túnel veremos a mano derecha un viejo puente que ya no tiene salida. Más interesante es el puente medieval que se encuentra debajo de este entre la maleza. Supongo que conectaba Arguis con la Ermita y el Castillo de Ordás. Seguimos por la carretera y antes de cruzar un puente nuevo bajamos por una pista que arranca a mano derecha. Esta se mantiene en la orilla derecha del Isuela y nos lleva directamente a la Cueva de San Clemente.
Si hemos elegido bien la fecha después de lluvias importantes, veremos la cascada interior. Pero justo esta circunstancia también implica que el acceso a la cueva no será tan cómodo como esperado. Si hay una abundancia de agua, en la pista de acceso encontraremos mucho barro y el desagüe de la cueva se convierte en un barranco que no es fácil de cruzar. Lo debemos tener en cuenta cuando preparamos la mochila.
Nocito – Ibirque
Muchos años iba ignorando esta ruta porque el sendero cruza la carretera varias veces. Algo que evito en general. Finalmente me lanzó el año pasado – sin Robert, pero con la buena compañía de unos amigos. Resulta que fue un error ignorarla, ya que se trata de una circular maravillosa que ofrece todo lo que conocemos de las rutas gemelas por la zona, como las rutas de» Lusera a Ibirque» o por el «Barranco de Abellada a Azpe» y lo de las carreteras no molesta mucho.
Punto de partida es el cruce antes de Nocito. Hay sitio para aparcar. Seguimos las indicaciones y subimos por la orilla del Río Guatizalema. En seguida llegamos a unas pequeñas pozas muy estéticas. Más adelante el sendero abandona el río y empieza a ascender por la ladera. Cruzamos la carretera. (¡Controlar el perro en este punto!)
El sendero sigue ganado altura por amplias lazadas hasta coronar la cresta cerca de la Peña Blanca. Resta un tramo horizontal para llegar al despoblado Ibirque. Cerca del pueblo nos cruzamos con un majestuoso fresno.
Para volver a Nocito debemos buscar el GR 1/16 y seguirlo en dirección sur. Bajamos por el barranco hasta llegar a las praderas de la Pardina de Orlato. Este bonito tramo coincide con parte de la excursión descrito en la entrada: «Lusera a Ibirque».
En la pardina seguimos las indicaciones para volver a Nocito. El sendero cruza la carretera en varios puntos. Una vez en Nocito debemos volver hasta nuestro aparcamiento por la carretera de acceso del pueblo.
La Ermita de San Ramón
Otro idílico lugar que debemos visitar es la Ermita de San Ramón en Belarra. Se trata de un paseo corto, a penas 10min, pero la ermita en conjunto con este caxico centenario es simplemente maravilloso. La ermita fue renovada hace poco, esta bien cuidada y brilla en su interior. El árbol, al contrario, parece enfermizo, ya que tiene varias ramas secas. Hay que darse prisa para poder gozar del este señor árbol. Cualquier año de vientos fuertes o de nevadas abundantes acabará con él.
Belarra es el primer pueblo en la vertiente sur del valle del Guarga, si subimos desde Lanave. La carretera de acceso cruza el Guarga por un vado. Cuidado en este punto. Cerca de dicho vado el río forma un pequeño remanso. Un objetivo para refrescase en verano de fácil acceso.
La senda parte enfrente de la segunda casa del pueblo. Justo allí pueden aparcar dos coches en batería por el ancho borde de la calle. La senda baja a un pequeño puente que salva el Barranco Fonset. Si hemos elegido bien la fecha, el perro se puede refrescar en una de las pequeñas pozas. Sólo resta subir a la ermita que se encuentra muy cerca.
La senda tiene continuidad y nos podría llevar en menos que 1h hasta Yéspola – un camino bonito, pero árido. Otra posibilidad más acertado para el paseo con nuestro perro es la siguiente:
Continuar por la senda hasta que la tubería la cual nos está acompañando en los primeros centenos de metros abandona la senda y se dirige hacia el barranco. Guiada por esta tubería y andando cómodamente por el camino de mantenimiento, llegaremos en 15min de nuevo al Barranco Fonset. El barranco forma una poza pequeña y bonita donde nuestro amigo puede disfrutar tranquilamente de las aguas frescas. Hay que elegir bien la fecha, ya que en pleno verano el barranco se puede secar.
Solanilla
Aineto y Solanilla son dos pueblos vecinos ubicados en la Guaguera. Durante todos estos años evité las dos aldeas, ya que no son despoblados, luego hay ganado, gatos y perros habitando (y defendiendo) las casas. Pero finalmente el año pasado emprendí una circular entre los dos pueblos a base de unas informaciones sacado del recomendado libro sobre Camino de San Úrbez y unas reseñas puestos en Internet. Aquí reflejaré alguna impresión e ideas.
Los pueblos se encuentran sumergidos totalmente en la Guarguera, y por lo tanto ellos y su enclave son bonitos,. Sin embargo, yacen muchos zarrios por las eras entre las casas, especialmente en Solanilla, que disturben al ambiente plácido que conocemos de otros pueblos simulares.
A continuación presento el croquis de la circular que realicé. No la recomiendo, ya que hay un porcentaje muy alto de marcha por pista. Además el itinerario para rodear la Pardina de Santa María de Perula (recinto particular vallado) está muy poco definido. Sin embargo, recomiendo la visita de la Caseta Castellar y la marcha por el Barranco Ricau.
Así que, para visitar estos dos objetivos podemos iniciar la marcha en el mismo pueblo de Solanilla dejando el coche allí, ya que la pista está en muy buen estado (2019). Otra variante sería el acceso por la parte baja del Barranco Ricau, descrito en la entrada «Vuelta por la Sierra Guardia«.
La Caseta Castellar
Partiendo de Solanilla en dirección Aineto debemos coger la segunda pista que parte de la principal a mano derecha. Se trata de una pista poco transitada y en mal estado – justo como nos gusta para andar. En seguida cruza un barranco por un vado y asciende en continuación por una suave loma repleta de quejigos. Nos lleva en media hora directamente a nuestro objetivo. El recinto de la Caseta Castellar es un conjunto de ruinas de naves y pequeñas bordas en medio de un caxical encantador. Ya todo el acceso ha sido entretenido y bonito.
Además hay varios objetivos que podemos visitar en el cauce del Barranco Ricau. Partiendo de Solanilla cogemos una pista que parte hacia el oeste y baja al barranco dibujando una amplia lazada. En la orilla derecha encontraremos con facilidad la senda que lleva río abajo al antiguo molino.
El Molino de Solanllia
A lado de las ruinas hay una bonita poza donde la gente del lugar suele bañarse en los días de verano. Se nota que este bonito rincón está preparado para pasar una buena tarde, ya que hay piedras colocadas como una mesa con sillas, así como utensilios de baño resguardados en el interior del molino. En 2019 el edificio del molino estuvo rodeado por un andamio de madera artesano.
Para seguir explorando el río debemos buscar una senda que discurre por el bosque en la vertiente derecha del barranco. Arranca en el molino, aunque está un poco desdibujada al principio. Sin embargo, ganará entidad durante la marcha. El próximo punto de interés es una zona de cauce rocoso que termina en una poza estrecha pero bonita.
El antiguo molino de Solanilla
Si nos fijamos bien (con los ojos de un arqueólogo), veremos en el principio de la zona rocosa los rastros de una antigua presa. Desde allí podemos observar un murete en la orilla derecha. Esta construcción sostenía la acequia que transportaba al agua hasta una balsa a unos cientos metros río abajo en el bosque. Hoy en día la cuenca que embalsaba el agua está cubierta de la vegetación, casi imperceptible. Pero en una esquina encontraremos el desagüe de la balsa y los restos del edificio del molino, el cual se ha reducido durante estas décadas a nada más que un montón de piedras. Muy interesante.
Si queremos podemos seguir por la senda que sigue discurriendo por la orilla derecha del Barranco Ricau hasta toparse con una vieja pista que asciende a la Pardina de Santa María de Perula. Allí estamos ya por la zona descrita en la entrada «Vuelta por la Sierra Guardia«.
No obstante, lo que más destaca hemos visto ya.
Circular por el Barranco Lumos
El Barranco Lumos tiene fama en el mundo del cañonismo por su extrema estrechez. Sin embargo, este afluente del Río Vero ofrece mucho más, ya que el sector en el cual tienen interés los barranquistas sólo es la primera parte de una quebrada mucho mas larga. En la excursión presentada podemos conocerla profundamente y al detalle.
Si programamos esta excursión para un día de primavera, encontraremos agua en el cauce. Aunque no se forman pozas grandes o profundas en nuestro itinerario, sólo nos mojaríamos los pies. En verano el cauce se suele secar totalmente. Eso debemos tener en cuenta, aunque siempre habrá agua en el Río Vero que podremos visitar sin hacer grandes rodeos.
La excursión propuesta nos llenara una jornada completa.
Se puede dividir el Lumos en tres intervalos los que se dividen por dos breves estrechos: la cabecera, la parte media y la final.
La cabecera es el terreno de los barranquistas, una grieta estrechísima en el conglomerado, oculta y intransitable para los excursionistas y sus perros. El barranco gana importancia y entidad conforme los distintos afluentes se unifican en el cauce principal. El último afluente del sector tiene ya un propio nombre, Barranco Alpán y con su desembocadura el Lumos se ensancha de repente. En esta zona accede al cauce una senda por la ladera derecha.
Poco después un estrecho marca el inicio del segundo intervalo, otra zona abierta predominada por la desembocadura del Barranco Viñamatriz. Justo enfrente de este desciende otra senda por la misma vertiente hasta el fondo del cañón. En esta parte el aficionado al excursionismo estará en su salsa, ya que el cauce del río resulta fácil de visitar y recorrer.
El curso del barranco traspasa otro estrecho que da paso a otra zona amplia y abierta, ya cerca de la confluencia con el Río Vero. A pesar de que este sector es mucho más corto, tiene más infraestructura (hay tres caminos que llegan a él) que sus hermanos y en consecuencia también tiene más fama en el mundo del senderismo. En el curso el barranco destaca un gran caos que marca el final del Lumos muy cerca del Puente de Villacantal que salva el Río Vero.
Podemos iniciar la excursión desde un aparcamiento en la A-2205 (Carretera de Colungo a Boltaña), no obstante nos podemos poner en marcha también desde los pueblos Alquézar o Asque añadiendo a la ruta los caminos de acceso correspondientes.
Pues, aparcamos en una explanada a mano izquierda (viniendo desde Colungo) entre los km 21 y 22 para descubrir los rincones más remotos del Barranco Lumos.
Desde el coche marchamos por una pista desfigurada que discurre paralelo a la carretera en dirección sur. En breve llegamos a un punto culminante donde un hito pequeño a mano derecha marca una senda muy tímida que discurre por la crestería. Aunque la ruta principal sigue por la pista podemos asomarnos por dicha senda y visitar una olvidada caseta de pastores. Nos costará unos 15min para llegar a este lugar abandonado e insólito.
Caseta de pastores
La senda, al principio poco definida y con varios ramales, encuentra finalmente la cresta donde se hace más evidente. Nos proporciona muy buenas vistas sobre la zona que vamos a visitar y, en concreto, sobre el Barranco Alpán, ya que su cabecera está justo debajo de nosotros. Siguiendo por la cresta llegamos a unos caxicos de medio tamaño que cobijan el viejo refugio debajo de sus copas. En este lugar la senda se muere entre la maleza y debemos volver a la pista para continuar.
De nuevo en la pista seguimos ahora en el sentido descendiente. Más abajo desemboca en la carretera de nuevo, pero justo 40m antes debemos coger una buena senda a mano derecha cuyo arranque está marcado por un hito. Nos lleva por el vallecito que forma el barranco Malpaso a nuestra derecha hasta unos campos de oliveras cerca de Asque. Llegando a dichos campos debemos girar a la derecha y bajar entre los olivos por el margen derecho de terraza en terraza. De este modo topamos en seguida con una pista. (Subiendo por el mismo campo llegaríamos a Asque.) Una vez en dicha pista, ya no hay perdida y seguimos por ella en el sentido descendiente (por la derecha). Después de un buen rato de marcha entre campos y colinas nos introduce a la parte final del Barranco Lumos, cerca de su desembocadura. Nos habrá costado un poco más que una hora. Es el primer contacto directo con nuestro objetivo y hay carteles que indican los destinos de los caminos presentes:
- Ascendiendo por la ladera opuesta podríamos emprender un precipitado regreso al coche (Indicación: Arpán y Trucha)
- Girando a la derecha podemos visitar el Puente de Villacantal y el Río Vero (Indicación: Alquézar).
- Por la derecha podemos remontar el Barranco Lumos por el mismo cauce (sin cartel).
Recomiendo visitar primero el puente (Río Vero) y seguir después remontando el cauce del Barranco Lumos ignorando la subida por la vertiente opuesta.
La desembocadura del Barranco Lumos y el Río Vero
El camino nos lleva en apenas 10min a uno de los rincones mágicos y bien conocidos de la Sierra de Guara. Ya he mencionado este lugar en la entrada «Las Pasarelas del Vero«. En verano será el único donde el perro puede encontrar agua.
El sendero que lleva al puente está bien acondicionado y podremos observar con facilidad que en los últimos 150m del barranco abandona el cauce y salva de este modo un tremendo caos que oprima el curso del agua. Como no aconsejo pasar con el perro por dicho caos en vez de seguir por el sendero habitual, dedico un parágrafo sobre esta vía barranquista en la pagina de las excursiones no recomendadas, ya que para los días en los que no estamos acompañados de nuestro amigo perruno puede ser una alternativa muy interesante, divertida y aventurera.
Volvemos al cruce de caminos y empezamos a remontar el cauce del Barranco Lumos. En seguida aparece el primer estrecho que nos separa de la parte media. Este primer estrecho que debemos traspasar suele ser el último en secarse, es decir: si no hay agua en esta badina, tampoco habrá en el segundo estrecho, ni en el caos mencionado antes.
El primer estrecho

El primer estrecho.
La foto fue tomada después de unos días lluviosas. Por eso el pasillo se encuentra todavía hundida.
Se trata de un estrangulamiento corto pero estético, donde nos mojaremos hasta las rodillas, si hay agua. Pasado la parte más estrecha podemos observar en la orilla derecha (nuestra izquierda) un muro de contención hecho por el hombre. En una esquina se ve el arranque de una senda, vestida pero obvia, que sube por las terrazas de antiguos cultivos a una amplia cueva. Aunque la senda supera algún paso de II y está algo vestida, merece la pena visitar esta antigua guardia.
Aparte del inmenso techo y la amplia boca hay varios curiosidades que podemos observar. Hay un muro de tamaño considerable que valla el espacio de una lado al otro. En el centro de la cueva veremos una brecha que fue tallada en la roca. Supongo que por allí pasó un tipo de canal para llevar el agua que gotea por la pared del fondo hacia los campos delante de la cueva. En el extremo izquierdo (mirando hacia fuera) hay un rincón que parece haber sido la «habitación» del pastor. Estos son unos de los testigos de un uso muy antiguo de este covacho. Pero podemos encontrar también rastros de un uso más reciente (y poco usual). La parte izquierda de la cueva fue acondicionada para celebrar algún tipo de ceremonia. Hay un altar recién construido con yeso y piedras, así como el espacio delante de él fue podado y limpiado para que quepa cómodamente un numero considerable de publico. Por el estado y el color del yeso se puede deducir que fue construido en las últimas décadas, se trata de una instalación contemporánea y seguro que alguna gente del lugar nos podría contar una anécdota muy interesante sobre esta cueva. ¡Es francamente curiosa!
Volvemos al cauce y seguimos por él traspasando la parte media del Barranco Lumos. Un poco antes de la desembocadura del Barranco Viñamatriz veremos un hito a mano izquierda que marca el segundo «escape» que nos podría conducir hacia el coche igual como él de antes. Pero esta senda ignoramos también y buscamos el segundo estrecho que aparecerá barranco arriba.
El segundo estrecho
Las formas que ha pulido el agua en las paredes son muy estéticas. Se parecen a olas a punto de romper pero petrificadas justo al amanecer, ya que la caliza está tintado de unos colores rojizos, naranja u ocre.
¡Atención en la salida del estrecho! Allí encontraremos nuestro camino de vuelta al coche.
A poca distancia y mucho antes de la desembocadura del barranco Alpán, veremos un gran hito en la orilla derecha (nuestra izquierda) que marca la ultima senda que lleva a lo alto del cañón. Si hay tiempo y hemos memorizado bien este lugar, podemos seguir por el cauce hasta que algún obstáculo (la vegetación, un resalte o una poza estancada) lo impide. (Sin embargo, la vegetación empieza a molestar de tal manera que nunca he llagado más allá del afluente siguiente al Alpán y este tramos carece de interés. Por eso recomiendo tomar ya sin rodeos el camino de salida.)
La senda gana altura y nos lleva por encima del segundo estrecho. En la salida de esta techumbre rocosa salva un pequeño arroyo y después sigue ganado altura cruzando la ladera en diagonal. Si queremos visitar una escondida cueva colgada en el estrecho, debemos prestar mucha atención antes de cruzar este arroyo.
La cueva del segundo estrecho

La cueva del segundo estrecho.
Vemos la sima que da acceso y el escalón que tenemos que superar trepando.
Antes de salir de la techumbre y cruzar dicho arroyo debemos buscar a mano derecha un hito que marca una escondida bajada a una cueva. Es un paso por una sima que da acceso a la galería superior del estrecho. Hay que bajar con cuidado por un paso de II, pero con la ayuda de un boj y buenos agarres en las paredes se puede sin sufrir complicaciones, ya que el paso en sí no está expuesto al vacío. Ademas fue limpiado recientemente (2020).
El lugar guarda fidelidad a la arquitectura que hemos encontrado antes en el fondo del estrecho y dibuja olas al amanecer. Es un buen sitio para almorzar.
De nuevo en la senda seguimos subiendo hasta alcanzar un collado señalizado. Las tres salidas de la vertiente derecha del Barranco Lumos se encuentran justo en este punto. Para volver al coche debemos ascender desde allí por el camino de la cresta. Pero recomiendo visitar uno de los lugares más espectaculares de la zona antes: la Peña Villacantal.
Los acantilados de Villacantal
Para llegar a esta peña debemos ir por la senda que lleva a Alquezar hasta el punto donde cruza la cresta. Allí hay que abandonar el camino y seguir por la misma cresta hacia el oeste. No hay senda, pero el mismo terreno nos orienta y la vegetación no llega a molestar. En apenas 15min llegaremos al precipicio (o la cima). Hay que ir con cuidado y controlar al perro en este lugar, ya que el vacío aparece de repente.
Nos hallamos en el borde de un tremendo acantilado que cae a plomo al Río Vero – 200 o 300m de verticalidad que impresionan. Podemos observar el curso del río y como su aguas caen a las cuevas del último coas antes del puente y desaparecen. Es verdaderamente un espectáculo.
De nuevo en el collado debemos coger el camino que sube por la cresta del Lumos y alcanza la pista que parte del aparcamiento. Este camino traspasa un terreno muy seco y caluroso. Eso debemos tener en cuenta, sobre todo en verano: más bien vale disfrutar un buen rato más de las vistas de la Peña Villacantal (hasta que el calor del día ha cedido), que sufrir de sed y calor en este ultimo tramo de fatigosa subida. En menos de un hora llegaremos al coche.
Primero – este articulo siguiente escribo para rectificar una tremenda negligencia que he cometido durante todos estos años atrás.
Se trata de los Abrigos de Quizans que se encuentran en el camino a Chimiachas o Pasolén… pues sí, los hemos visto ya varias veces y los he mencionado en el blog en otras entradas más antiguas.
Sin embargo, siendo un detalle de unas excursiones relativamente largas y exigentes nunca he invertido mucho tiempo en investigar este lugar y por lo tanto me he perdido el conocimiento sobre un rincón muy especial y sorprendente, que – sin duda ninguna – merece su propia excursión.
Pues, ahora toca enmendar esta equivocación y presentar una ruta de media jornada que lleva a
Los Abrigos de Quizans
Lo habitual es subir a los abrigos desde Alquézar. Para presentar algo nuevo y distinto he elegido la aldea San Peregrín como punto de partida. Hay dos pistas que llevan a este pueblo, una desde Alquézar y otra desde Radiquero. Las dos son aptas para turismos (2020), sin embargo hay que ir a paso lento en muchos tramos. Saliendo del San Peregrín por la pista que lleva a Sevil hay un ensanche a mano izquierda a la altura de la Fuente de San Peregrín que se encuentra a mano derecha a 100m de la pista. Es un buen sitio para dejar el coche.
Iniciamos la marcha allí y seguimos por la pista hasta una bifurcación evidente donde el ramal derecho lleva a las Balsas de Basacol. En este desvío arranca una senda a mano derecha que lleva directamente a los Abrigos de Quizans. No hay cartel, solo está marcado con hitos, pero la senda es noble y bonitao. Superamos por una lazada un primer resalte rocoso y seguimos por la senda principal que va traspasando y luego flanqueando un pinar de repoblación. Cruzamos varias pistas (caminos) abandonadas hasta que llegamos a un punto más arriba donde la senda gira bruscamente 90º a la derecha. Ya estamos cerca de nuestro objetivo, pero antes podemos visitar otros covachos gemelos que se encuentran a mano izquierda. Si he interpretado bien el mapa se trata del Corral de Gascona.
El Corral de Gascona
Ya se ha perdido el camino que llevaba hacia estos covachos, pero no resulta complicado acercarse por libre. En el giro brusco antes mencionado debemos dejar la senda y meternos en el pinar a nuestra izquierda. Entre los pinos resulta fácil subir de terraza en terraza hasta topar con los muros que marcan el corral.
Es un covacho amplio y espacioso que parece haber sido usado para encerrar el ganado. Al contrario de los Abrigos de Quizans, no he encontrado rastros de viviendas. Quizás el funcionamiento de este sitio con respecto a los covachos gemelos de Quizans era igual que la función de las edificaciones adjuntos a los pueblos como bordas, establos o naves, que en muchas ocasiones se encuentran en la periferia de los núcleos.
Volvemos a la senda y seguimos por ella. En seguida topa con el PR que lleva a Quizans, Chimiachas o la Partida del Tito. Solo resta bajar un poco por él para llegar a nuestro objetivo principal.
Los Abrigos de Quizans
El primer covacho al cual llega el sendero es el famoso y enrejado. Allí se encuentran los pinturas rupestres, entre ellas la «ardilla». El murete está bien arreglado y las vistas al Somontano de Barbastro son estupendas. Es los que vi en las excursiones pasadas. Pero en la excursión de hoy debemos investigar más al fondo.
Simplemente debemos bajar por el abrigo para encontrar más detalles muy interesantes: La fuente con su «pila» tallada en el suelo, el dormitorio, el salón, el vestíbulo, el patio y los huertos… todo lo que encontramos en una casa normal y corriente. Es tremendo y – por supuesto – totalmente abandonado. Así que tenemos que echar un poco de imaginación y creatividad.
La fuente es temporal y la podemos encontrar seca, no obstante la podemos identificar fácilmente por las plantas que la rodean. Además suele mantenerse el agua, aunque estancada, en una pila cuadrada que fue tallada en la roca. Alrededor de la fuente se encuentran varios covachos que – en mi opinión – fueron destinados a los distintos usos. Delante de este complejo de «edificaciones» se encuentran las terrazas de cultivo antiguo. Había una senda que bajaba por la faja conjunto al abrigo al Río Vero, cerca de la Gran Visera, hoy en día la maleza se ha apoderado de él.
En la página de Pyrene, P.V. Eugenio Monesma Moliner ha escrito un articulo que muestra otro aspecto de los covachos. Es muy interesante y recomendable leerlo antes de la visita. Infórmese aquí: «La luz solar de los equinoccios en el Abrigo de Quizans«.
Después de haber conocido todos estos detalles que se pueden descubrir en este rincón me queda muy claro que los Abrigos de Quizans eran mucho más que unos pinturas rupestres aislados. ¡Hay rastros continuos de historia y cultura que remontan miles de años y siguen siendo visibles hoy en día!
Volvemos al PR y bajamos a las Balsas de Basacol. Allí encontramos agua para el perro todo el año. En caso de haber encontrado la Fuente de Quizans seca será bien venida.

Los Abrigos de Quizans.
Quizás son los restos de otras pinturas irreconocibles ubicadas en un covacho sin rejas.
Para volver al coche hay dos opciones.
La variante más corta es volver por la pista que nos ha llevado a Basacol, pero en vez de abandonarla y subir por la senda por la cual hemos venido hace poco, nos quedamos en ella. Nos llevará directamente al inicio de la excursión donde esta el coche.
La otra variante mas larga sería seguir por la senda que discurre por la tubería que baja a Alquézar. Pronto llegaremos a un desvío señalizado donde seguimos los carteles para volver al coche. Esta última ruta es más larga, pero destaca por la belleza del Barranco Payuala y la aldea de San Peregrín.
La Ermita de la Virgen de Viña desde Seis Fuentes
Este año (2020) he llegado a conocer casualmente la existencia de un camino que conecta Bierge con la Ermita de Viña. Una noticia muy comprometedora, ya que este camino tiene que cruzar el Río Isuala en algún lado. Si el itinerario no se aprovecha del Puente de Alberuela, tendrá que cruzar el río por dentro del Cañón de Balcez – por un paisaje bonito sin duda ninguna. Además habrá agua en el camino, lo que no hay por las otras vías ordinarias, como la de Radiquero o Alberuela. Razones suficientes para investigar.
Resulta que los campos alrededor del Barranco Chopo, por donde transcurre dicho camino, están enlazados por una confusa red de pistas, así como las balizas del sendero están ausentes en muchos de los puntos claves. Por eso resulta realmente difícil averiguar cual es el trayecto correcto. No obstante, hay una pista paralela al Balcez que cruza este sendero antes de descender al cauce. Si nos acercásemos por esta pista, sería un acceso sencillo, además sería fácil seguir las instrucciones de la descripción. Como está pista viene de Seis Fuentes, un lugar relativamente bonito, he descubierto que el inicio de la ruta allí es más acertado y toda la excursión resultará más clara y bonita.
Cerca de Alberuelo, en el otro lado del Río Isuala hay una granja de cerdos. Se ve claramente desde la carretera. Debemos coger la pista que arranca justo en frente del acceso a las naves. La seguimos unos 200m y podemos dejar el coche en un ensanche a mano izquierda cerca del cruce donde podemos bajar al rincón de Seis Fuentes.
Seis Fuentes
Como indica el nombre encontraremos un manantial potente en este umbrío rincón. Encontraremos mesas de piedra a lado de los abrevadores.
Seguimos por la pista principal que pasa entre campos de cultivo al principio. Más adelante se adentra en un bosque. Siempre nos quedamos en la pista principal y ignoramos algunos desvíos de caminos secundarios. A nuestra derecha divisamos la depresión que marca el cañón y en el otro lado vemos el inmenso campo de Plan de Lazón que termina en el borde del Barranco Abellaneras, su limitación hacia el norte. Cuando estamos a la altura de este afluente del Isuala debemos prestar mucha atención a un hito que marca el paso de una senda que baja hasta el cauce. Se trata del camino que viene de Bierge y lleva a la ermita. Así que, bajamos la fuerte pendiente hasta el lecho del río. Una vez en el sendero, no hay perdida.
El lecho del río podemos cruzar con algo de agilidad sin mojarnos los pies, siempre cuando haya condiciones de caudal normales. Remontamos el río unos 50m. Justo en la desembocadura del Barranco Abellaneras veremos el hito que marca la salida del barranco que remonta toda la loma de Viña hasta topar directamente con la ermita. En la bajada como en la subida hay algún escalón (pasos de I o II) que no resultan problemáticos.
Si nos apetece explorar el río antes de subir, podemos ir en el sentido de la corriente para encontrar a poco distancia una zona del cauce sub-excavado. Hay una pequeña poza que inicia el estrecho donde la estancia resultará agradable.
Volvemos al inicio de la senda que nos lleva a nuestro objetivo y en menos que dos horas de marcha desde el coche estaremos en la Ermita de la Virgen de Viña.
La Ermita de la Virgen de Viña
Las vistas, la ermita, el refugio y un merendero. Hay mucho que podemos ver en este lugar, pero lo que me ha impactado desde la primera vez que la visité, es el grupo de Oliveras centenarias (muertas o vivas) que que ocupan el lugar. Un buen sitio para almorzar y sestear.
Existe una fuente, la Fuente Nogal, que se encuentra en la cara norte de la loma, un poco más abajo. Hay una senda que lleva a ella. Por desgracia, siempre la he encontrado casi seca, nada mas que un charco de barro.
Volvemos por el mismo camino.
E l B a r r a n c o d e l a C h o c a
Introducción
El Barranco de la Choca es un misterio y al mismo tiempo uno de los barrancos más, si no el más salvaje e intacto de toda la sierra. Esta reputación tiene su origen en el hecho de que desde los años 90 hay que pedir un permiso especial a los autoridades del parque natural para practicar el descenso por él. Como consecuencia en las últimas décadas hasta hoy en día hay muy poca gente que se molestan en superar como primer obstáculo del barranco la burocracia.
La consecuencia para nosotros, los excursionistas, es que no hay informaciones (analógicas ni digitales) sobre posibles senderos que nos podrían acercar a miradores, cuevas, fuentes o hasta el fondo del barranco. Además, los pocos senderos que hay, estarán posiblemente perdidos y vestidos. Hace muy poco tiempo las únicas perspectivas que he conocido de la Choca eran las vistas desde el Mirador del Vero o de los Abrigos de Mallata, así como la panorámica que ofrecen los covachos de Barfaluy. Pero sabía – en primer lugar por las fotos magnificas de Fernando Biarge¹ – que allí dentro se esconden unas tremendas bellezas.
¹Me refiero a su libro: «Cañones y barrancos, un medio excepcional».

Mirador del Vero.
Al fondo, entre nubes, se divisa la desembocadura de la Choca en un día de lluvias y niebla en noviembre.
¡Misteriosa y oculta!
Aunque voy presentando algunas rutas para desvelar dichas bellezas escondidas, siguen negándose a ser (re)descubiertos muchos de los misterios que rodean la Choca. ¿Donde se halla el camino a la Fuente de la Toba? ¿Se podrá recuperar el acceso al Desfiladero de Lecina que mencionó Pierre Minvielle? ¿Existe una bajada de las Cuevas de Sevil hasta el fondo de la Choca? ¿Que hay de las pinturas rupestres de Villamala I II III? y ¿Este barranco afluente desconocido con impresionantes cascadas…?
La choca es un cañón largo y tiene más impacto a la morfología del terreno que sus dos vecinos, el Barranco Chimiachas y el Basender. En los últimos kilómetros antes de su desembocadura, las laderas a ambos lados toman el protagonismo, ya que se convierten en paredes verticales que llegan a tener 300m de altura. La arquitectura de los paredes tiene la misma firma que la de los acantilados del barranco principal, el Vero. Sin duda será la atracción más llamativa que puede encontrarse el excursionista.
Cerca de su cabecera el terreno es más suave y fue utilizado para pasar de los pueblos Betorz y Lecina (ubicados en el norte del barrranco) hacia el sur, a los pueblos de San Peregrín, Radiquero o Alquézar. En este contexto debo mencionar al Mesón de Sevíl. Parece que fue en su día un importante cruce de caminos. Por desgracia, gran parte de estos tradicionales senderos están perdidos y otros convertidos en pistas forestales que carecen de encanto. Por ejemplo, los primeros centenas de metros del sendero que lleva de Sevíl a Betroz están limpios (2020), pero en medio del bosque, en una zona de muchos árboles caídos, parece que cesaron los trabajos y se pierde la tímida trocha. Espero que sólo se trata de un efecto más de la pandémia y retomarán los trabajos en breve para recuperar la totalidad de esta senda. Otro ejemplo sería la Fuente de la Mensadera. Este rincón escondido y francamente bonito es el único manantial permanente de la zona y se puede visitar desde Sevíl por pista. Pero justo este largo trayecto por gravilla hace que la excursión resulta monótona y aburrida.
Pues, poco a poco intentaré a descubrir y aclarar más detalles… Pero ahora me voy a concentrar en una difícil pero maravillosa excursión que nos acerca al Barranco de la Choca desde el norte.
El Barranco de la Choca – aproximación por el norte
La idea en la que se basa la ruta es sencilla: nos acercamos a los acantilados, avanzamos por la cresta hasta encontrarnos con el camino de retorno. Las complicaciones se concentran en la misma cresta, ya que no hay senda definida y nos encontraremos muchas veces en zonas donde la vegetación molesta bastante. Además avanzamos por un terreno de karst, que suele ser muy irregular.
La excursión nos ocuperá unos 4 horas aproximadamente. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el avance por la cresta es relativamente lenta y la duración es difícil de estimar. Ademas tenemos las posibilidades de prolongar la ruta con la visita de los Abrigos de Barfaluy (recomendada) y Lecina superior (no recomendada). Ante estas incertidumbres recomiendo plantearla como una ruta de jornada completa.
Por otra parte no hay fuentes en el recorrido y los barrancos que cruzamos suelen estar secos. Así que, tampoco debemos extender la ruta a un recorrido muy largo. Sin embargo, en un punto de la excursión podemos encontrar agua que se estanca en una hoya después de lluvias fuertes. Sea como sea, debemos programar la excursión en las estaciones en las cuales no aprieta el sol.
Antes he mencionado el karst y los acantilados. Dos factores importantes que indican que nos moveremos por un terreno que no es propio de los perros, sobre todo si no están acostumbrados a andar mucho. Los almohadillas de las patas se cortan fácilmente en las aristas afiladas del este tipo de roca y los peligros de los precipicios son obvios. UN PERRO QUE NO ESTÉ EDUCADO Y ENTRENADO NO DEBE ACOMPAÑARNOS EN ESTA RUTA.
Pues, aparcamos el coche en Lecina y empezamos la marcha por el sendero balizado que lleva a Barfaluy. Saliendo del pueblo por los campos colindantes llegaremos pronto a una lomita por la cual discurre una pista. El camino de Barfaluy cruza la pista, pero nosotros abandonamos ahora el sendero, giramos a la derecha y empezamos a remontar la pista forestal en dirección oeste. Antes de continuar la marcha podemos estudiar un cartel informativo sobre las vistas al Pirineo. Es interesante, ya que durante toda la excursión nos acompañará esta panorámica. Después de haber andado 200m por la pista se une con otra y poco después llegamos a una bifurcación donde cogemos el ramal izquierdo. Dejamos un campo de colmena a nuestra izquierda y cruzamos un torrente seco (el Barranco Basender). La pista dibuja un giro de casi 180º en este vado.
A partir de aquí la pista gana altura decididamente. Primero dibuja una curva a la derecha y después sigue en linea recta hasta una lazada que supera un terreno más rocoso y empinado. Procede otro trayecto totalmente derecho hasta una curva pronunciada de 90º, fácil de identificar, ya que la trocha se ensancha a un pequeño aparcamiento.
Es el lugar donde empieza la aventura.
En vez de seguir por la pista nos debemos meter por la maleza sin camino manteniendo el rumbo de la recta. De este modo traspasamos la vegetación unos 50m hasta topar con el acantilado. Hay que controlar al pero especialmente desde aquí, ya que el precipicio aparece de repente y nos acompañará un buen rato. Es el primer contacto con el Barranco de la Choca y debemos permitirnos un momento para disfrutar de las vistas, los buitres, el aire y el patio.
Veremos que hacia el oeste la cresta mengua y se convierte en loma boscosa. Hacia el este al contrario, se hace más escarpada y pronunciada. Así que, giramos a la izquierda y seguimos por la cresta evitando las zonas más vestidas. Según avanzamos las vistas mejoran, el patio crece y el escenario nos impresiona con cada paso más. Pronto llegamos a un tramo donde la cresta dibuja una curva circular. Es el segmento del acantilado más elevado del barranco. Además la ladera opuesta empieza a convertirse también en un tremendo acantilado. Ya estamos ante un señor cañón como otros de los grandes de la Sierra de Guara. Es un buen momento para parar y disfrutar en silencio del espectáculo, quizás podemos ver algún buitre debajo (¡!) de nosotros.
Seguimos por la cresta siempre buscando los pasos más cómodos entre la vegetación. Más adelante pasaremos por el laco o la culla que se encuentra cerca de la cresta. Tengo entendido que estas son las dos maneras de llamar a los huecos naturales en la roca donde el agua de las lluvias se embalsa. (La palabra «laco» se usa en el Valle de Rodellar y «culla» lo llama la gente de Alquezar. Nota del autor: tomar esta información con cuidado, ya que la lingüística aragonesa obviamente no es mi fuerte.) En días tras lluvias importantes puede ser el único lugar de la ruta donde el perro puede encontrar agua. El consumo humano de este agua desaconsejo.
El Camino de los Escallos

La Fajana Casabón.
El Camino de los Escallos arranca en extremo más alejado de nosotros. Desde allí baja por una cornisa (poco visible en la foto) a la Fajana Casabón. En esta cornisa poco apreciable se encuentran las pinturas rupestres.
Después baja de Casabón a la estrecha cornisa rojiza y traviesa por ella toda la anchura de la pared.
El acceso como la salida de la faja son tramos de escalada.
La parte inferior del camino no se divisa en la foto.
En seguida llegamos al extremo noroeste de una faja que se encuentra un «piso» debajo de la cresta. Se trata de la Fajana Casabón la cual resta algo de verticalidad a nuestra posición, sin embargo la panorámica sigue siendo tremenda.
En el otro extremo de la faja arranca una senda que desciende al fondo del barranco. Está marcada con un gran hito, bien visible. Se trata del «Camino de los Escallos» el cual no es apto para los perros, ya que supera algún tramo de escalada. Enrique Salamero lo detalla en su blog: «El periplo de AbQ«.
No obstante, si tenemos interés podemos bajar a una primera cornisa ancha y boscosa para visitar un covacho con pinturas rupestres esquemáticas. Este primer tramo del camino hasta las pinturas no resulta complicado.
Para nosotros la existencia o recuperación de este camino significa el pase de vuelta a la civilización, porque el trayecto restante que nos separa del PR a los Abrigos de Barfaluy, nuestro retorno, está limpio y señalizado con hitos.
Así que, seguimos a los hitos hasta encontrar dicho sendero justo en el punto donde se introduce al sistema de las cornisas de Barfaluy. Recomiendo visitar este lugar. A parte de las pinturas rupestres nos propone muy buenas vistas sobre la confluencia del Barranco de la Choca con el Río Vero y a los paredones del Tozal de Mallata.
Para volver a Lecina solo falta seguir el PR en dirección norte.
La Carrasca de la Calma

Las vistas en el acceso.
La crestería de Peña Calma a la izquierda, El Cañón del Balcez abajo y al fondo la Punta Suelza.
La Peña Calma es la cima más meridional de la Sierra de Balcez. Por esta ubicación extraordinaria nos revela impresionantes vistas al Cañón de Balcez, las Cimas de Guara, el Valle de Rodellar, perte del Pirineo y la Hoya de Huesca. Estas vistas siempre están adornadas por los muchos buitres que dibujan sus círculos en el cielo colindante. Es una gozada y por esta razón entre los excursionistas aficionados la Peña Calma es un objetivo bien conocido. La ascensión no tarda demasiado – en una hora y media estaremos en la cima – y a pesar de que no hay ni gota de agua en el camino se puede realizar sin problemas.
Pero para los perros el asunto cambia y la ascensión se hace mucho más dura. Al problema de la ausencia de agua se suma la molestia que la cresta entera está compuesta de karst. Una roca que conocemos ya, pero en el caso de la ascensión a la Peña Calma pisamos el karst más afilado y carrasposo que he llegado a conocer. Las patas de los perros sufrirán considerablemente por el trayecto a lo largo de la cresta, incluso las patas de los perros más acostumbrados y todo terreno. Por esta razón no la incluí en el blog.
Sin embargo, el año pasado (2020) llegué a conocer un lugar que se me paso desapercibido en las excursiones los años atrás. Se trata de una carrasca colgada que crece en una cornisa debajo de la cresta. Este pequeño árbol forma junto a la cornisa y la pared un rincón verdaderamente bonito y digno de visitar. Se encuentra en el itinerario de la ascensión, más o menos a la mitad del trayecto y por esta ubicación nos da la oportunidad de evaluar las circunstancias con respecto a la resistencia de nuestro perro. Ya haber logrado este objetivo – la carrasca – podemos optar y seguir hasta la cima, si vemos a nuestro amigo en buenas condiciones. Pero, si las circunstancias no son favorables, volvemos al coche sin la necesitad de sentir ningún tipo de envidia o insatisfacción de no haber conquistado la cima, ya que el objetivo es la Carrasca de la Calma y no la cumbre. Por cierto, me he tomado la libertad de bautizarla trivialmente «Carrasca de la Calma», porque me parece acertado.
Aparcamos en el aparcamiento del Collado de las Almunias, donde se deja el coche para realizar el descenso de los Oscuros del Balcez y seguimos andando por la misma pista. Pronto llegamos a una curva pronunciada donde arranca a mano derecha la bajada al cañón. Dejamos la pista y seguimos por el sendero. Este cruza más adelante la cresta para después introducirse en el cañón por la Faja Cheto. Pero nosotros dejamos en este punto el sendero y empezamos a subir por libre siguiendo la linea de la crestería. A partir de aquí nos moveremos por el karst, afilado y agreste. También se empiezan a abrir las vistas impresionantes y un tremendo patio a nuestra derecha. Pronto llegaremos a una primera precima modesta y vemos delante una segunda. Después de esta justo cuando el terreno empieza de nuevo a ganar altura debemos acercarnos con cuidado al abismo y veremos una cornisa de unos 20m de largo que discurre debajo de la cresta por la vertiente este. A esta cornisa podemos acceder por los dos lados, pero recomiendo usar el lado izquierdo donde se encuentra la Carrasca de la Calma – pequeña pero orgullosa y nuestro objetivo.
La Carrasca de la Calma
Nos encontramos en un escondido rincón colgado en los paredes verticales de la Peña Calma. Por eso es un sitio ideal para observar los buitres. Además parece que el sol no aprieta tanto, ya que nos podemos sentar en un covacho (mínimo) en la sombra de la encina.
No hay que ir siempre a por lo más alto, si lugares tan bonitos como este están mucho más accesibles.
Si optamos hacer cima debemos seguir simplemente por la linea de la cresta hasta la cumbre.
En el recorrido destaca un tramo donde la misma cresta tiene forma de pretil. Es un buen sitio para gozar del abismo.
Otra sorpresa que encontremos antes de la cima es el inicio del Barranco de la Calma. Veremos la primera instalación por la cual los barranquistas más valientes inician una secuencia de rapeles por una grieta que surca la pared de la Peña Calma hasta el fondo del cañón.
Para volver al coche podemos rehacer el camino. Es interesante ver todo de otro ángulo.
Otra opcion que no he comprobado, pero parece factible sería seguir en dirección norte hasta el collado próximo a la peña. Desde él podemos bajar por la ladera hasta topar con la prolongación de la pista de acceso. La pista está cerca del collado, unos 150m. No hay senda y hay que buscar la mejor vía entre el boj y las pedreras. Esta variante reduce considerablemente el avance por el karst, ya que por la pista el perro podrá andar sin molestias.
Un paseo por Matidero
Esta aldea hemos conocido en un paseo por el Alcanadre. Sin embargo, podemos hacer otra ruta sencilla y agradable por los pinares que la rodean por el este y visitar la aldea más al fondo. Pero la motivación principal de este paseo no es el pueblo semi-abandonado, sino unos tremendos sauces que resisten en un aislado y solitario campo escondido en dicho pinar. La mayoria de los lectores se habrá dado cuenta que una de las atraciones más motivadora para nosotros eran los árboles monumentales. Hay una multitud de Caxicos que hemos visitado estos años atrás. Encinas, pinos, chopos, chinebros, higueras… pero ningún sauce, (por no hablar de un sauce boxeador :-).
Con estos árboles monumentales me he topado primero en el libro de Arturo Gonzaléz «La Montaña Olvidada». (Igual como me ha pasado con tantas otras informaciones y por eso no me cansaré nunca mencionar esta gema de papel en el blog.) La excursión que hice para buscar los árboles resultó tan agradable que la voy a relatar tal como la realicé. Se trata de un paseo que nos ocupará unas dos horas.
Pues, aparcamos en el desvío a Matidero cerca del km 31 en la carretera de la Guagera A-1604 y seguimos por la pista asfaltada que lleva a Matidero de pie. Nada más de cruzar una barrera veremos a nuestra izquierda un espacio/campo donde apilan troncos y hacen leña últimamente. Debemos cruzar este espacio y coger una pista que arranca en el otro extremo. Esta nos lleva a un gran campo que debemos cruzar por el medio sin camino obvio. Al fondo del campo vemos un vallecito que culmina en un collado entre los pinos. Debemos tomar rumbo a dicho vallecito, ya que será el paso a otro campo más adelante. En el otro extremo del campo que estamos cruzando topamos con una pista que se adentra al valle mencionado. La seguimos y en breve llegamos a otro campo amplio por lo cual pasa un barranquillo justo por medio. Los sauces crecen justo en el cauce de este baranquillo. Seguimos d nuevo sin camino por la hierba y el primer árbol aparecerá delante de nosotros en seguida.
Seguimos campo arriba con el barranquillo y los sauces a nuestra izquierda. En el extremo superior del campo veremos a nuestra izquierda un refugio de pastor en ruinas entre los pinos y a la derecha una zona de margas y rocas. Nos dirigimos a esta zona sin vegetación donde encontraremos el sendero balizado que viene desde Torrolluela de la Plana y lleva a Matidero.
Así que bajamos a Matidero por este sendero.
Matidero
En el pueblo hay varias casas que están reformadas y habitadas. Sin embargo, hay muchas otras, así como la iglesia que siguen en estado ruinoso. Cerca de las casas en el oeste del pueblo tenemos buenas vistas a los campos que rodean el joven Alcanadre. Paseando por las eras entre las edificaciones abandonadas encontraremos la paz, la tranquilidad y la melancolía que conocemos ya de otras excursiones por la Guagera.
Para volver al coche solo tenemos que seguir la pista asfaltada que lleva a la carretera de la Guagera.
La Cueva Ventosa
Una excursión sorprendentemente grata desde Alquézar es la visita de la Cueva Ventosa, aunque parte de su recorrido tendremos que realizar sin camino por el descampado. Esta gran cavidad se encuentra en un acantilado en la orilla izquierda del Cañón del Vero cerca del Barranco del Trucho y es un mirador natural impresionante.
Partiendo desde Alquézar se puede elegir entre dos itinerarios para llegar a ella. El más rápido transcurre por el lecho del Río Vero y después por el fondo del barranco anteriormente mencionado. Como hay que superar clavijas en esta vía, no es apta para los perros. La otra opción se adapta mucho más a nuestras posibilidades y resulta ser casi igual de bonita y entretenida, aunque sea un poco mas larga. Por este camino llegaremos a nuestro objetivo en una hora y media.
Primero tenemos que ir por el sendero que lleva al Puente Villacantal, continuar por el Barranco Lumos hasta un cruce bien señalizado. Allí giramos a la izquierda como indican las balizas y marchamos en dirección a la Cueva de la Fuente del Barranco del Trucho. Este camino nos lleva a fuera del cañón que forma el Lumos. Después de haber cruzado un collado baja decididamente hacia el cauce del Barranco del Trucho. Entramos en un pequeño pinar y cuando dejamos los árboles detrás tenemos que prestar atención, exactamente cuando hemos llegado a una terraza herbosa ya muy cerca del río. Allí el camino marcado gira bruscamente a la derecha para cruzar más adelante el cauce, pero nosotros tenemos que abandonarle.

El paso delicado por el talud.
En este caso con la roca mojada y resbaladiza. Tenía que mojarme los pies y el trasero…
En dicha terraza debemos dejar el sendero balizado, girar a la izquierda y avanzar por una tímida senda casi borrada. Seguimos paralelamente al cauce sin perder, ni ganar altura. En breve llegaremos a una plataforma de grava y roca, el margen izquierdo de un estrecho que forma el Barranco del Trucho debajo de nosotros. En el otro extremo de dicha zona pelada hay un paso a una empinada ladera herbosa. Entre la hierba veremos el curso de un pequeño torrente que suele estar seco. Por este barranquillo de aspecto de senda podemos bajar sin problemas hasta el cauce del barranco principal. Llegaremos a la orilla justo al final del estrecho anteriormente observado.
Cruzamos este barranco que suele llevar un hilo de agua con un pequeño brinco y seguimos por una senda mínima en el sentido de la corriente. A poca distancia un resalte nos obliga cruzar un talud rocoso encima del agua. Este paso puede ser problemático, si la roca está húmeda. En tal caso tocaría mojarse las piernas y el trasero o asegurarse con un cordino. Detrás de este obstáculo aparece a nuestra derecha la gran boca de una cueva y la senda empieza a alejarse del cauce.
Después de haber visitado la cueva (paso de II para llegar al interior) seguimos por la senda que remonta la empinada ladera derecha del barranco y nos sitúa en la zona encima de la oquedad donde el terreno se convierte en una amplia y suave ladera. Es el momento en el cual debemos dejar de fijarnos en la senda, ya que va desapareciendo totalmente. A partir de aquí nos guiará el acantilado a nuestra izquierda, él que cae hacia el Río Vero. Así que, seguimos avanzando por el matorral hacia el norte. También debemos vigilar que no nos alejemos demasiado del acantilado, ya que la vegetación se vuelve más tupida y empezará a molestar. El precipicio a mano izquierda y la vegetación a nuestra derecha – con estos dos parámetros podemos encontrar un itinerario relativamente cómodo y directo. Aunque parece imposible, en la zona recomendada remarcada en el croquis arriba podremos andar con alegría.
Pronto aparece un espolón bien visible a nuestra izquierda. Se trata de un mirador natural de primera del que no debemos pasar de largo.
El Espolón

El Río Vero.
La Poza Interartica y la desembocadura del Barranco del Trucho «vigiladas» por la Peña Villacantal.
Nos debemos acercar con mucha cautela, ya que el vacío está muy presente. Debajo de nosotros las aguas del Río Vero forman una badina larga y profunda de un color verde esmeralda. El paisaje que vemos en el sur es un panorama francamente divino, pero también debemos lanzar la vista a hacia el oeste, a la ladera opuesta, porque desde nuestro mirador veremos por primera vez un tesoro rural y paisajista que está a la vista en el tramo siguiente, pero oculto de cualquier otro lugar en el mundo.

La Artica Espartero.
Se ve el muro de la entrada y parte del muro que cerca la cueva.
Los bancales están más abajo, ya fuera de la foto.
Tenemos que buscar en una de las fajas en aquella ladera un muro. Sabiendo de su existencia se divisa con cierta facilidad, ya que es una linea totalmente derecha, innatural con un hueco en medio – el portal. Este muro limita el acceso a la Artica Espartero, un escondido lugar donde cultivaron hortalizas, frutas y verduras en su tiempo. Hoy en día está abandonado. Cuando hemos localizado el muro, veremos que a su derecha se encuentra un muro cercando una cueva y debajo de esta veremos una ladera dividida en varios bancales. Un grupo de chopos nos ayudará localizarlo. También hay un manantial que se puede localizar por la vegetación distintiva. A todo este terreno solo se puede acceder por el portal en el muro y a pesar de que el camino del medio Vero pasa tan cerca, no se divisa desde él.
Antes de seguir, debemos dirigir nuestra atención al itinerario que queda todavía – miramos la ladera en el norte. Veremos que seguido al espolón tenemos que cruzar una vaguada, después la ladera se vuelve un poco más pendiente. En lo lejos se divisa el inicio de la faja donde se encuentra la Cueva Ventosa y sus vecinas. Si seguimos guiándonos por los mismos parámetros orientativos toparemos inevitablemente con la faja y con nuestro objetivo.
Nos ponemos en marcha siempre sorteando la vegetación y posibles resaltes de roca dentro de la zona recomendada. De este modo llegaremos en menos de media hora a la faja. En el inicio de la misma veremos que en la pared a nuestra derecha se encuentra una secuencia de cavidades. La Cueva Ventosa es la última de ellas, la más grande. Una vez en dicha faja andamos más cómodamente cerca del acantilado por la izquierda, ya que hay menos vegetación allí. Sin embargo, es la zona donde el matorral molesta más.
La Cueva Ventosa
La Cueva Ventosa alberga varios covachos y galerías en su interior. Delante de la boca, en el extremo ciego de la faja hay un mirador muy bueno donde se aprecia todo el cañón, el itinerario superado y también la Artica Espartero. Encima de la cueva hay un lugar donde los buitres suelen descansar del vuelo. Guardando silencio podremos observarlos de cerca.
Las otras cavidades tienen también su encanto, aunque son de un tamaño inferior. Hay una tremenda estalactita y varias coladas de toba. Merece que visitemos todas ellas.
Para volver a Alquezar debemos simplemente rehacer el camino. No obstante, podemos bordear el Barranco del Trucho en vez de bajar hasta su fondo. De esta manera toparemos con el camino balizado en el mismo cruce con el barranco. Una variante que se debe tener en cuenta, si el paso delicado por el talud ha resultado complicado.
El Solencio de Santa Cilia – SC3
Desde Santa Cilia parten varias rutas. La más famosa quizás es la que asciende al Tozal, pero esta es una que nunca acaba de convencerme, ya que es una ascensión larga por terreno seco. El invierno pasado realicé la ruta SC3 que parte del mismo pueblo y resultó ser una excursión grata y recomendable. Esta circular lleva a dos cuevas por una zona poco transcurrida, ya que roza con el coto de Bastarás – terreno inaccesible.
El Solencio de Santa Cilia, el objetivo principal, es una cueva que tiene bastante desarrollo, pero para los excursionistas queda reservada sólo la zona de la curiosa entrada, ya que la continuación al interior es un túnel muy estrecho y bajo que se puede traspasar únicamente de modo arrastrándose. No obstante, debemos controlar al perro allí, por que él sí, podría desaparecer fácilmente por el agujero.
Sólo la final de la excursión me decepcionó, ya que toca ir casi un kilómetro por la carretera que nos lleva de vuelta al pueblo. Sin embargo, parece factible atajar este tramo asfaltado por los campos que se encuentran en el sureste del pueblo, pero esto no lo he comprobado.
Como mencionado, el recorrido balizado dibuja una ruta circular que tarda entre dos y tres horas, según el tiempo que invertimos para explorar los objetivos. En las próximos párrafos detallaré los objetivos que se pueden encontrar por la ruta.
La Cueva Esplunga
Se trata de un salto abovedado en el Barranco Agón. Hay un cartel que señaliza el desvío.
La Fuente del Barranco Agón
Después de la cueva cruzamos el Barranco Agón que suele estar seco en este tramo. Pero un poco más abajo en el cauce se esconde una fuente. Quizás podemos escuchar el agua desde el camino. La manera más fácil para acceder al cauce debajo de la fuente es seguir unos cien metros por el sendero y bajar por una torrentera libre de vegetación. Debajo de la fuente hay pequeñas cascadas y bañeras donde el perro se puede refrescar. Creo que la fuente se seca en pleno verano.
El Solencio de Santa Cilia
Después de lluvias fuertes mana agua por la cueva y no podremos entrar sin mojarnos los pies. Pero lo habitual es que esté seca. Destaca el ventanal y un bonito nido de golondrina en el techo cerca de la boca.
Seguimos por el sendero que se arrima ahora al Barranco de la Piatra cuyas aguas han formado un curioso cauce sub-excavado en este tramo. En la confluencia con el Barranco Agón el camino empieza a traspasar unos campos grandes para ascender finalmente por una empinada pista a la loma que nos separa de Santa Cilia.
Campos con caxicos
Antes de emprender la subida por la pista recomiendo seguir paseando por los campos al sur que lindan con el río, siempre cuando no estén laborados. Hay unos caxicos majos en la orilla del barranco que convierten estos campos juntos con el río y los árboles en un rincón ameno. Cuando notamos que el camino y los campos estén ya más abandonados que antes y la vegetación dificulta el avance nos podemos dar la vuelta y seguir por la circular balizada. (Descubrí este rincón mientras busqué un paso a la Cueva de Chaves que se encuentra detrás de la colina en el este, pero aquel coto sigue estando totalmente cercado y no encontré ninguna posibilidad.)
De nuevo en la ruta SC 3 tenemos que ascender por la pista antes mencionada. Arriba, en la loma hay una bifurcación. Por el ramal izquierdo sigue nuestro camino, pero por la pista a mano derecha podríamos bajar a los campos al sureste de Santa Cilia y investigar, si hay un paso hasta el pueblo por allí. De esta manera podríamos evitar la carretera al final de la excursión.
La carrasca centenaria
Pues, si escogemos la ruta original, haremos una amplia vuelta antes de tomar rumbo a Santa Cilia la cual nos conduce a una carrasca centenaria.
El último kilómetro tendremos que hacer por el asfalto.
El Camino Ras Vals
Se trata de un paseo circular por la ribera del Vero que comienza en el pueblo Castillazuelo. Es una vuelta bien balizada que carece de dificultades o desniveles exagerados y resulta ser un paseo muy ameno. Como objetivos principales veremos el paraje de los fértiles campos en las orillas del río desde el Mirador de las Garitas, la Gorga Ras Ollas, el Acueducto de la Acequia de San Marcos y el Azud de Abajo cerca de Pozán que ya conocemos de otro paseo.
Además hay muchos otros tesoros que encontraremos a lo largo del camino como unos caxicos muy majos en la orilla, un túnel tallado en el arenisco o un interesante cauce sub-excavado de un afluente cerca del acueducto – es como uno de los típicos barrancos de conglomerado en miniatura.

El barranco mencionado.
Sinuoso y estrecho.
Si corre agua, se forman pasillos hundidos, pozas interiores y cascadas – todo en miniatura.
Hay dos posibilidades para aparcar: en el mismo pueblo o en un ensanche de la carretera A-1232 cerca del acueducto, que se encuentra entre el km 8 y 7. Merece la pena invertir media jornada para este paseo relajante.
La Vuelta por las Articas

La Vuelta por las Articas.
La aguja/escultura en el acceso a las Articas de Campo.
«La Hidra del Vero».
Si no leemos, no nos enteramos…
Diseñé esta circular siguiendo los pasos de Miguel Carravedo Fantova, los que dejó en su libro «Añoranzas de Alquézar» y el resultado acaba de ser una ruta francamente espectacular y completo, con vistas al Río Vero desconocidas (para mí) hasta el momento. Miguel Carravedo trata en sus libros muchos lugares que han caído al olvido durante estas últimas décadas, entre ellos menciona dos campos/huertas cerca del río. A aquellos lugares – tierras labradas cerca del río – se los denomina «articas» y serán los objetivos principales de esta ruta acuática de hoy.
En el curso del Río Vero antes de pasar por Alquézar se encontraban tres de dichas articas: la Artica de Cuello, la Artica Espartero y la de Campo. Con la primera nos hemos cruzado en excursiones anteriores aunque desconociendo su nombre, ya que se trata de la zona de olivos, bancales y ruinas que traspasa la senda que baja desde Basacol a la Gran Visera. En el propósito de hoy no llegaremos hasta allí, pero las otras dos más cercanas al pueblo vamos a visitar.
Se mantenían bien ocultos delante nuestros ojos durante estos años y con las informaciones sacadas de dicho libro, era sólo una cuestión de arreglo como incrustar estas dos joyas paisajistas y culturales tan escondidas en un paseo circular. Escondidas – especialmente la de Espartero. Si no leo de su existencia en el libro de Miguel, no hubiera podido encontrar semejante lugar en un rincón tan remoto y oculto.
La Artica de Campo llamó mi atención desde siempre, ya que se encuentra una preciosa estampa de cuevas en la pared encima de los antiguos campos. Además me topé con alguna información (aunque escasa) en paginas de arte rupestre, ya que se encuentran pinturas en una de estas cuevas, y finalmente vi el murete que marca la entrada aquel día que me escapé del Caos de Villacantal a causa del caudal elevado. En ese escape se puede divisar claramente el muro en la ladera opuesta, sólo hay que mirar hacia detrás. Sin embargo, desconocí el hecho de que se trata de una artica y no supe de la existencia del tremendo camino de acceso.
Pues, la excursión de hoy iniciamos en Alquezar. La vuelta nos llevará primero al Río Vero y la Artica de Campo. Remontaremos el río por una zona tranquila y agradable hasta una badina característica donde hay una senda que nos llevará a lo alto del cañón. Antes de volver al pueblo visitaremos la segunda artica desconocida, la de Espartero. La marcha en sí nos llenara un media jornada. Sin embargo, merece la pena reservar un día entero para la excursión, dado que hay muchísimo para explorar como varias cuevas, las pinturas rupestres y otros rincones singulares que forma el Río Vero. Tampoco está mal disfrutar de un baño, de un buen almuerzo y de una siesta después en la orilla de la Gorga Interartica.
Debemos prepararnos para realizar un paseo fluvial. La badina mencionada tenemos que cruzarla a nado. Sin embargo, debemos tener en cuenta que los accesos a las articas – lugares abandonados desde hace décadas – están muy vestidos. Así que también hará falta que preparemos unos pantalones largos y un buen calzado. Especialmente el acceso a la cueva que ubica las pinturas está tapado por un escudo de zarzas. (En este caso las rejas de metal se han permutado por un seto espinoso.) Incluso recomiendo llevar guantes de obra para protegerse de los pinchos, ya que toca ir por encima de esta muralla de zarzas. La primera vez usaba mi mochila como escudo…
Salimos de Alquezar hacía el Collado San Lucas. Allí giramos a la izquierda, rumbo a las Balsas de Basacol. Pero al cabo de una primera subida, en vez de seguir hacia dichas balsas tomamos una senda que parte a mano derecha. Debemos estar atentos, ya que no hay señales. Es la senda que las empresas de turismo activo usan como acceso para realizar el descenso del medio Vero. Seguimos por la senda que discurre al principio más bien en horizontal. Después de haber superado un resalte rocoso empieza a ganar suavemente altura. Hemos andado desde el desvío quizás un medio kilómetro cuando empieza a bajar más decidida, aunque suave. En esta primera bajada tenemos que prestar mucha atención, porque nos toca dejar el camino y meternos en el descampado a nuestra derecha. Es crucial tener fe y dejar la trocha visible. Sólo de este modo accederemos a una faja que desciende hasta el Río Vero.
El camino de acceso a la Artica de Campo
Para llegar a dicha faja que nos llevará a la orilla del Río Vero y a la Artica de Campo tenemos que abandonar el sendero seguro y seguir avanzando entre el matorral. Parece arriesgado, pero por la forma del terreno no nos podemos perder. Además la vegetación no llega a molestar demasiado y más adelante veremos los vestigios de un viejo camino – el antiguo acceso a la artica – que nos inspirará confianza.
Observando el croquis arriba se puede distinguir que la morfología del terreno en esta zona es como un embudo formando esta estrecha faja que desciende a la derecha del camino directamente al río. Por lo tanto, si giramos en este tramo del camino 90º a la derecha – al este – y empezamos a bajar derecho, los acantilados nos cortarán el paso por una dirección equivocada y nos guiarán para encontrar ineludiblemente la faja. No obstante, en el sendero que dejamos detrás hay un hito que marca el lugar donde mejor y más fácil encontraremos la faja mencionada. Dicho hito se encuentra delante de un arbusto a mano derecha del camino y es – por desgracia – poco visible.
Debemos controlar al perro, ya que los acantilados están cerca y en el descampado siempre hay animales que le puedan distraer o asustar. Después de un rato bajando se abren las vistas y veremos todo el itinerario delante. Es cuando empieza la aventura, el espectáculo, lo bonito de la ruta propuesta.
Alzando la vista hacia el sur vemos al Río Vero pasando por debajo del Puente Villacantal. Este idílico imagen está enmarcado por los paredones que encajan al cauce por los dos lados. En primer plano hay una aguja en la que suelen descansar los buitres. A mano derecha se divisa el curso del río el cual será el siguiente tramo de nuestra excursión después de la visita de la Artica de Campo. Delante vemos a la faja que buscamos descendiendo hacia el Vero. Al fondo finaliza debajo de una curiosa aguja («La Hidra del Vero») y detrás, en la vertiente opuesta nos «sonríe» una curiosa estampa de cuevas de color ocre rojizo.
Disfrutando de las tremendas vistas bajamos con cuidado en zigzag – como el viejo camino cuyos restos veremos en algunos tramos – hacia la aguja donde termina la faja. A la altura de esta aguja debemos mantenernos en el margen derecho. Más abajo, donde empieza la vegetación veremos el inicio de una tímida senda que nos abre el paso entre los arbustos y nos llevará a un cruce bien visible. Hemos llegado al escape del Caos de Villacantal. Más información sobre esta senda se encuentra en la pagina de las cuevas de Villacantal.
Allí giramos a la izquierda y bajamos definitivamente al río. En estos últimos metros desde la aguja estamos de nuevo en una trocha visible y continua, no obstante este camino está más vestido que el itinerario por la faja. Además hay un corto paso aéreo antes de llegar al cauce. Si la roca está mojada es mejor pasarlo sentado, ya verá. Llegamos al cauce justo antes del caos mencionado. A nuestra derecha las aguas del Vero caen por unos agujeros entre bloques a un inframundo que no es apto para el perro, ni para el senderista.
Es importante que controlemos al perro en esta zona. Si el caudal está elevado y la corriente fuerte, debemos tener muchísimo cuidado, ya que toca cruzar el río, y si el caudal está en crecida, no debemos continuar por la ruta.
Nos preparamos para cruzar el río. A nuestra izquierda, río arriba hay tres grande rocas oprimiendo el cauce. Debemos llegar a la orilla opuesta en el otro lado de dichas piedras trepando por la más pequeña o nadando por el túnel que forman los bloques, porque allí arranca el acceso a la Artica de Campo.
Ante todo aviso que este camino a la artica traspasa un mar de zarzas. Fue limpiado hace poco, pero de manera «artesanal» o precariamente. Es imprescindible llevar pantalones largas, zapatas buenas, así como mínimo una camiseta para proteger el tronco. El contacto con las espinas es inminente e inevitable. Visto así, es mejor llegar al inicio del acceso trepando por el bloque pequeño en vez de nadar, sin tener que hacer grandes maniobras de cambiar la ropa. Supongo que un perro espabilado encuentra su camino entre las zarzas, pero a uno más cómodo quizás toca llevarle en brazos por los tramos donde se pueden pisar sólo las ramas cortadas de las zarzas. Sobre todo en el acceso a la cueva central, me parece que el perro tendrá que esperar fuera.
La Artica de Campo
Aparte de lo mencionado en el parágrafo anterior el acceso no tiene más sorpresas hasta que llegamos al portal por el cual tenemos que pasar para explorar las cuevas de la Artica de Campo. Pero las sorpresas a partir de allí son de naturaleza positiva.
Merece la pena visitar a todas las oquedades y covachos, pero destaca en primer lugar la gran cueva en el centro por su tamaño y los restos de las pinturas rupestres. Se accede por la canal empinada que asciende directamente a la boca. En el ultimo paso hay una muralla de zarzas que tenemos que superar por encima. Las zarzas son tan compactas que se pueden pisar. La primera vez cogí mi mochila como escudo y pude trepar por la superficie de las espinosas ramas enlazadas. En las siguientes veces me llevé guantes de obra para proteger las manos y fui un poco más ágil.
El interior de la cueva es más grande de lo que parece desde fuera. A mano izquierda se encuentran los pocos restos de alguna construcción y a la derecha hay un tipo de balcón al margen del acantilado. Hay que trepar para llegar y poder disfrutar de las buenas vistas. En la pared de este balcón se encuentran las pinturas. Se puede ver claramente que muchas fueron removidas con golpes, pero todavía quedan algunas siluetas de cuadrúpedos, bípedos y una figura que se aleja de cualquier interpretación posible.
Debo mencionar también una cueva que se encuentra fuera del recinto enfrente del camino de acceso. Esta oquedad es más pequeña, pero alberga una tremenda colada de toba en su interior.
Miguel Carravedo Fantova relata en su libro de cultivos de garbanzos y otros especies hortícolas que trabajaron en la artica. Hoy en día no hay rastro de campos o huertas. Puede que se hallan unos pastos de bajo de los caxicos que se encuentran a poca distancia río arriba, pero está ausente un camino para llegar a ellos.

La Artica de Campo.
Vistas a los primeros bloques del Caos y la Peña Villacantal.
La cueva enfrente alberga la colada de toba mencionada.
Volvemos al cauce y emprendemos definitivamente la marcha por la parte acuática de nuestra excursión. Sin problemas podemos avanzar por el cauce que esta compuesta de grava en este tramo del Río Vero. De vez en cuando podemos incluso andar por sendas que discurren por la orilla. El río esta flanqueado por chopos y acantilados agujerados. Después de haber pasado por un característico túnel de bloques debemos prestar atención a la orilla izquierda (nuestra derecha), porque llegamos a la curiosa desembocadura del Barranco del Trucho.
La Cueva de la desembocadura del Barranco del Trucho.
Debemos remontar dicho barranco unos pocos metros. Hay una sendita que nos situará delante de la boca de una cueva que forma un pequeño caos que oprime el cauce. El agua pasa por el interior y forma allí dentro una somera poza. Una curiosa cascada mana esta oscura badina. Frente a la cascada hay una grieta por la cual se puede trepar a lo alto con la ayuda de unas clavijas viejas y seguir remontando el barranco hasta la famosa Fuente o la Cueva del Trucho. No es de todo fácil esta salida a lo alto de la cueva, así que lo dejamos a los expertos, volvemos al Río Vero y seguimos por el curso del río principal.
A poca distancia topamos con una poza profunda y alargada. Allí arranca la senda que nos lleva de nuevo a fuera del cañón. Pero primero tenemos que cruzarla a nado.
La Gorga Interarticas
Es un rincón muy idílico. Una de las dos paredes que forman el estrecho hace una pequeña bóveda donde podemos para un momento y disfrutar de los colores, las aguas verdes esmeralda contra las rocas grises y ocres. Cuando hacemos pie de nuevo tenemos que salir del agua en la orilla derecha (nuestra izquierda). Retrocediendo un poco llegamos a una zona de roca pulida que se ofrece para descansar y tomar el sol. Es justo donde arranca la senda que nos llevará a lo alto del cañón y la siguiente artica.
Si queremos explorar la zona, hay varias curiosidades que podemos visitar. Retrocediendo un poco más por la orilla se adivina una vieja trocha, nada más que roca descolorada por las pisadas. Esta nos lleva a unas clavijas que salvan un resalte rocoso en la orilla. Más adelante la trocha muere sorprendentemente en el acantilado encima del agua. Quizás los más ágiles pueden trepar por allí y evitar de este modo la badina profunda. De hecho, Miguel menciona en su libro que hay huecos en la roca para poner los dedos y salvar la badina trepando. No vi los agujeros y no supe trepar por esta pared. Al fin, no sé, si se refiere a este sitio en concreto. Sea como sea, por lo menos parece lógico: Si hubiese un camino que conectase las dos articas, pasaría por este lugar.
En la orilla derecha río arriba de la badina se encuentran dos pequeños covachos que pueden servirnos de refugio, si hace falta. Más arriba en el río hay un pequeño caos con una cascada interior que podemos explorar a nado también. Más allá del caos el cauce del Vero se vuelve cada vez más complicado para remontar, especialmente si llevamos al perro, pero a este primer caos lo podemos visitar sin correr peligro.
Al fin nos tenemos que despedir de este bonito lugar y de las aguas del Vero y pensar en volver al pueblo. Si vamos directamente a Alquézar nos costará más o menos una hora. Si invertimos tiempo en visitar la Artica Espartero debemos calcular con dos horas.
Seguimos por la senda mencionada que gana rápidamente altura. Pronto llegamos a un resalte rocoso a cuya base se arrima nuestro camino. Hay una sirga que facilita el avance. Por todo modos, el paso no es muy complicado y el pasamanos sólo es necesario, si el suelo está mojado. Seguimos ascendiendo por terreno más suave y finalmente topamos con una senda justo a lado del cauce de un torrente seco. Este es el camino del medio Vero. Así que, girando a la izquierda nos llevará a Alquézar. Pero nosotros giramos a la derecha, cruzamos el torrente y buscamos la segunda artica que queremos visitar, la de Espartero.
La Artica Espartero
Es realmente difícil encontrar a este lugar, aunque está cerca. Así que tenemos que prestar mucha atención al principio. Adjunto un croquis para ver la ubicación mejor.
Cruzamos el torrente y empezamos a bajar suavemente por el sendero. El barranquillo está a nuestra derecha, pero debemos observar la ladera a mano izquierda. A poca distancia, quizás en 50m de haber cruzado el torrente hay una zona pelada de amplias losas. Allí debemos dejar la senda y avanzar sin camino cruzando dichas losas en horizontal.
Seguimos observando el terreno. Veremos que delante de nosotros aparecen dos resaltes de roca, uno más arriba y el otro más o menos a nuestra altura. Debemos dirigirnos a la zona entre estos dos resaltes y seguir avanzando entre ellos evitando el matorral por donde mejor podamos. Los resaltes aumentan su altura y se convierten en dos acantilados que limitan entre sí una faja – que es justo la zona por la cual nos movemos. Si hemos encontrado dicha faja, ya no hay perdida y más adelante toparemos inevitablemente con el muro y su portal. Aunque no se divisa esta construcción hasta el último instante, hay una senda definida que penetra una franja boscosa en los últimos 50m antes del muro. Una vez cruzado el muro llegamos en seguida a una bifurcación. Hacia arriba la senda nos conduce hacia la cueva principal y el ramal que baja nos llevará a la fuente y los bancales.
La cueva principal está cercado por un muro. Tiene dos plantas, mientra que la baja podemos visitar, a la de arriba sólo se puede acceder escalando. La fuente sigue brotando, sin embargo los bancales, donde se encontraron las huertas y los frutales, están en desuso totalmente. Sólo resisten algunos chopos en esta zona.
Es un lugar de mucha historia que se deja «respirar» todavía. Recomiendo francamente el libro «Añoranzas de Alquézar» de Miguel Carravedo Fantova para aprender más detalles.
También hay que tomar nota de la ubicación excepcional de esta artica. Sólo es accesible por el portal en el muro. Además está perfectamente escondida. Creo que el único sitio que revela su existencia desde lejos es el acantilado que sube a la Cueva Ventosa (Hay una entrada un poco más arriba en esta misma página). Las multitudes de gente que pasan en verano por el camino del medio Vero no ven este recinto, ni les ocurriría que hay semejante rincón a tan poca distancia de su paso!! (Justo como me pasó a mí hace años.)
Por esta razón, habrán ocupado unos maquis la Artica Esparteo por algún tiempo en aquel entonces, (según cuenta la gente). Hablando de los maquis, a diez metros antes del portal se encuentra una pequeña cueva donde me puedo imaginar perfectamente que había uno con su rifle vigilando la entrada…

La Artica Espartero.
Visto desde el acceso a la Cueva Ventosa.
Se ve que todo el recinto está protegido por acantilados. El único acceso es por el portal en el muro.
Cuando hemos terminado a explorar este rincón mágico, volvemos a la senda principal para emprender la vuelta al pueblo. Nos ponemos en marcha por la senda en dirección sur y nos llevará en un poco más que una media hora a Alquézar.
En preparación…
Ventanal Cagatés
Choca sur
Hola….. Soy un gran seguidor de este blog y desde lo que descubrí diría que he seguido mas de un 95% de las rutas aquí descritas…gracias a el me he vuelto una apasionado de Guara y alrededores. El caso es que el viernes vi la ultima entrada de excursiones no realizadas, que creo que debe ser bastante reciente, el de la Cueva Tisiadores y este domingo nos plantamos allá. Cuando estabamos bajando el tramo de acuatico junto a dos barranquistas que nos encontramos, empezamos a oir gritos de auxilio de una mujer provenientes de un punto indeterminado de la vertiente izquierda. Llamamos a emergencias y facilitamos todos los datos que nos solicitaron incluyendo coordenadas, y seguimos nuestra marcha. Al llegar al caos que se describe en la excursion los dos barranquistas prosiguieron por el barranco y nosotros empezamos a subir la senda de los Caracoles. Al poco empezamos a oir un helicoptero. Hicieron varias pasadas y al final parecio que localizaban algo. Nosotros proseguimos hasta la pared que se describe en el bloq y que esta equipada con algunas grapas. Allí mismo , unos metros antes, se acerco el helicoptero (impresionante el dominio del piloto) y bajó un guardia civil que acto seguido entablo unas palabras conmigo. Como se describe en el bloq, a unos 5 metros de la pared equipada, hay un sendero empinado a la izquierda que lleva a una canal por el que se puede evitar la pared. El guardia civil bajo por el y por lo que me dijo ya lo conocia, supongo que porque ya habia tenido que bajar otras veces por alli. En ese momento supimos que el senderista se habia precipitado precisamente por esa canal. Nosotros no podiamos ayudar mas y seguimos hasta el aparcamiento. Hoy lunes leo en el Heraldo de Aragon que al senderista lo rescataron ya sin vida. Me animo a escribir estas palabras por si alguien se anima a hacer esa excursion, que no dude en utilizar las grapas, no entrañan ningun riesgo, y de hecho no estan puestas desde hace mucho tiempo. No es para nada ninguna censura al bloq, su autor (me perdonaras porque no me acuerdo de tu nombre en este momento) describe perfectamente los riesgos y las precauciones a tomar en cada una de las excursiones descritas pero la fatalidad puede estar en cualquier sitio. Simplemente como yo he tenido esta vivencia he creido conveniente explicarlo.
Una nota mas alegre: uno de los barranquistas me dijo que en treinta años que hacia el barranco , era la primera vez que veia un perro (el mio) en ese tramo de rio.
Un abrazo muy fuerte para ti y unas sentidas caricias a Robert (alla donde esté…quizas por esos magnificos prados de Bonés))
Muchas gracias por tu esfuerzo y pasión
Hola José Ramón
Tu comentario conmueve… pero gracias por informarnos, ya que es un punto conflictivo y debemos encararle con el debido respeto.
Me he informado también por el Heraldo ahora. Tenia 3 hijos… Siento esta desgracia.
Saludos, Bobi