Por la Fuente y el Tranco de las Olas

El Tranco de las Olas

El Tranco de las Olas.
Estamos esperando (sesteando, bañándonos y tomando fotos) hasta que se vaya el sol y la subida al coche sea menos fatigosa.

El Tranco de las Olas es un sitio relativamente famoso para el senderismo en la Sierra de Guara. Las guías describen en la mayoría de los casos una travesía del Somotano hasta el Valle de Rodellar, pero gran parte de esta ruta es muy seca y no recomiendo realizarla fuera del invierno. En el blog presento una variante que no se aleja mucho del Río Isuala, para que ninguno, ni el perro ni su amo, sufra sed.

Ficha Tranco de las OlasAdemás se escapen a los caminantes, si no salen del sendero balizado algunos lugares excepcionales, como el idílico entorno de la Fuente de las Olas, el espectacular final del Barranco Fondo, el mirador de los Oscuros del Balcez o, como objetivo principal, el «inframundo» de las Capillas del Balcez. Todo eso está al alcance a menos de una hora desde el Tranco de las Olas que será el centro de la excursión de hoy.

Preparamos la mochila con agua, el casco y la correa para pasar una tarde repleto de atracciones y sorpresas al rededor de este paso mítico entre dos orillas, dos pueblos, dos tipos de roca y dos parajes.

Tiempo:

Desde el aparcamiento hasta el Tranco de las Olas: 30min

Desde allí hasta el Mirador de las Capillas: 1h

La visita de las Capillas: irrelevante, más que 30min

La bajada a la Fuente de las Olas: 30min

De la Fuente al Tranco de las Olas por el río: 30min

Retorno del Tranco al coche: 45min

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Total: irrelevante, 4h 30, media jornada

Aparcamiento:

En la Carretera HU – 341 (Bierge – Rodellar) hay una pista a mano derecha que parte justo despues del cartel del Barranco Fondo. Es la pista que lleva al aparcamiento de los Oscuros del Balcez. Se puede conducir con un vehículo normal por ella, aunque está en condiciones lamentables. Nos acerca al merendero del Collado de las Almunias donde hay suficiente sitio para aparcar.

Acceso:

Bajamos por el PR, indicado como «Tranco de las Olas» hasta el Río Isuala.

El Tranco de las Olas

El Tranco de las Olas

El Tranco de las Olas.

Depende de la fecha y la hora del día, pero en este lugar suele haber mucha gente, dado que es el final de los Oscuros del Balcez y los barranquistas descansan y se cambian allí. Y eso con buena razón: el lugar es bonito y invita a sentarnos y contemplar las aguas que pasan por este breve estrangulamiento y el cambio de la caliza al conglomerado en los montes que nos rodean.

El Tranco de las Olas

El Tranco de las Olas.
El mismo lugar el día 21 de Octubre en 2012 después de la riada de la noche anterior. En la chapa del puente estaban todavía ramas clavadas.

El mirador de los Oscuros

Antes de llegar al puente podemos remontar la orilla por una senda de cabras hasta un pino, viejo y característico en el borde del precipicio. Allí nos podemos asomar con precaución y contemplar el final de la inmensa grieta que forma los Oscuros del Balcez.

Seguimos en la otra orilla por el PR. Después de cruzar el primer barranco podemos advertir en lo lejos, encima de nosotros, las ruinas del Castillo de los Santos que se camufla entre las rocas. Más adelante cruzamos el Barranco Cautiecho por el nuevo Puente de las Brujas.

El Puente de las Brujas

Los Puentes de las Brujas

Los Puentes de las Brujas.
La foto la tomé desde el cauce del Cautiecho donde el perro no puede llegar.

El curioso puente original está hecho de unas vigas de metal sobre las cuales reposan gruesas ramas y troncos de enebro. El acabado consiste de una firme (ya no tan firme) capa de tierra y grava.

¿No se quien tenía suficiente valor para pisar esta construcción?

Después de cruzar el puente, una parte de las Capillas está ya a la vista y nos separa del mirador sólo una calurosa subida más.

El Mirador de las Capillas

El Mirador de las Capillas, los Canales o las Palomeras del Balcez.
Un banco, un madroño y unas estupendas vistas nos alegrarán un descanso.

El inframundo del Cautiecho

En la bajada al cauce del Cautiecho

En la bajada al cauce del Cautiecho.

Justo antes de la valla del mirador hay una senda que baja hasta el cauce del barranco. La senda es pendiente e incomoda, pero no llega a ser problemática  Una vez en el cauce hay muchas cosas para investigar y explorar, ya en la llegada se distinguen dos terrazas que habrán sido campos cultivados antaño, aprovechando la humedad en este rincón umbrío. Otra motivación para bajar es la alta posibilidad de encontrar agua en el lecho del río para nuestro perro (suele haber un hilo de agua en el cauce y algunas pozas de barro en los resaltes).

El paisaje entre las Capillas

El paisaje entre las Capillas.
Agujas, boj y pedreras – así se presenta el paisaje. La pedrera donde se encuentra este árbol muerto se puede remontar hasta dos covachos. La subida es difícil y fatigoso, pero factible. En los abrigos se ven los rastros (piedra pulida, algún escalón tallado) de los cazadores de palomos que dieron uno de los nombres a este paraje.

Podemos bajar por el lecho del río hasta que topamos con una cascada. Toda esta zona se puede recorrer más o menos cómodamente. Río arriba nos impiden primero la vegetación y al final una cascada el avance. Entre estos dos limites nos podemos mover sin perdida y peligros.

Al pie de las Capillas

Al pie de las agujas de las Capillas.

Volvemos al mirador.

El Corral Nuevo y la Ermita de la Viña

El Corral Nuevo

El Corral Nuevo.

Si sobra energía y el calor lo permite, podemos seguir por el PR hasta el Coral Nuevo que está a 15min. Nos ofrece una nueva perspectiva de las Capillas.

Desde allí se puede seguir por el sendero señalizado unos 45min hasta dicha ermita. Todo este recorrido es muy caluroso, árido y un poco monótono, por eso recomiendo volver a bajar en dirección Puente de las Brujas y dejar la visita de la ermita que es digna de ver sin ninguna duda, para una excursión sin perro (quizás por su propio barranco).

Rehacemos el camino hasta que llegamos casi a la altura del río. Allí dejamos el PR y bajamos los 20m restantes al mismo cauce por unos de las sendas de cabra. Así llegamos a una zona donde el río pasa por una enorme pared abovedada de color ocre. En las pozas de esta zona nos podemos refrescar y descansar.

La Fuente de las Olas

La Fuente de las Olas

La Fuente de las Olas.

En el extremo norte de la pared encontraremos en la orilla izquierda la Fuente de las Olas. Esta suele llevar agua siempre y es un buen sitio para recargar las pilas y los bidones.

Después nos dirigimos al otro extremo sur de la pared donde se encuentra la desembocadura del Barranco Fondo que no suele llevar un hilo de agua.

El Barranco Fondo

El Barranco Fondo

El Barranco Fondo.
Este oscuro pasillo impresiona a Robert igual que a mi mismo.

El tramo cerca de la confluencia con el Balcez es un umbrío pasillo que asombra por su estrechez y por la altura de las paredes. Nos podemos introducir sin complicaciones hasta que los resaltes impiden un avance fácil, Más adentro la marcha resulta cada vez más difícil hasta que finalmente toparemos con una cascada. El barranco en este tramo es seco, sólo encontraremos algunas pozas someras, pero en general pisaremos la grava. Es imprescindible llevar un casco.

Resta volver al Tranco de las Olas. Por el lecho del río hay que salvar una poza a nado. Si no estamos dispuesto a hacer eso podemos ir más bien por el mismo PR. De nuevo en dicho lugar podemos esperar hasta que la temperatura baja y la subida al vehículo sea más cómoda..

Retorno:

Volvemos por el PR hasta el Collado de Almunias donde está el coche.

El Madroño del Mirador de las Capillas

El Madroño del Mirador de las Capillas.
Durante toda la excursión encontraremos estas fresas de árbol, como se llaman en Austria.

Alastrué y las raíces del Mascún

La Pardina Ballabriga

La Pardina de Ballabriga.
Robert disfruta corriendo por los amplios campos.

El paraje de donde surge el Mascún es poco conocido, ya que el acceso a esta zona es de cualquier manera larga. Aún así vale la pena visitarla, pues estos pueblos, prados y barrancos narran del pasado y de la dura vida en estas tierras mejor que nadie.

Ficha AlastruéEl Barranco San Lázaro cambia su nombre a «Río Mascún» justo en la desembocadura del Barranco San Póliz, y siguiendo su curso contra la corriente nos lleva al pintoresco pueblo  de Alastrué. Este y la aldea de San Hipólito – los dos abandonados – son motivaciones suficientes para explorar la zona de donde procede el Mascún.

Recorte Mapa Alpina

Recorte Mapa Alpina.

Como la pista de acceso y regreso es larga y calurosa, hacemos bien en madrugar y planear la ruta de una manera que empezemos con el retorno a una hora ya más avanzada.  (Otra buena opción sería, ir en bici por esta pista.) Preparamos la mochila con el almuerzo, el agua y la correa para hacer un viaje por el tiempo a una zona escondida detrás del barranco más famoso de toda la Sierra.

Tiempo:

Del puente del Balcez a San Hipólito: 1h.

San Hipólito a Alastrué: 1h.

Bajada por el Barranco Foroñón: irrelevante.

Camino por el Barranco San Lázaro: 30min.

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Total: irrelevante, 4h 30,  con la exploración de los pueblos se extiende a una jornada completa.

Aparcamiento:

Desde Las Bellostas baja una pista al Río Isuala. Cerca del puente hay sitio para dejar el coche.

No es fácil encontrar la pista en el pueblo:

10m después del desvío de la carretera al pueblo tenemos que girar otra vez hacia la derecha y rodear el pueblo por debajo por una traza asfaltada que termina en una granja. Allí nace la pista a mano izquierda justo antes del complejo de edificios.

Acceso:

Seguimos andando por la pista hasta el pueblo San Hipólito. Un poco antes cruzamos el Barranco de San Póliz, justo donde llega otra pista que viene de la Pardina Albás. En primavera el barranco lleva agua y el perro puede refrescarse en una pequeña poza. Debajo del pueblo vemos un cartel que nos manda a Alastrué.

Una variante es lo siguiente:

El Sendero Quejigos

El Sendero Quejigos

El Sendero Quejigos.

Para hacer el acceso más (muchísimo más) atractivo recomiendo este sendero recién limpiado y balizado. Su inicio está marcado con un visible cartel en la pista y su final nos deja de nuevo en la misma pista cerca de San Hipólito que se divisa en lo alto en el oeste. Más informaciones sobre esta variante se encuentran en la entrada «El Sendero Quejigos y la Pardina Albás«.

El camino está balizado a partir de San Hipólito. Subimos a la aldea.

San Hipólito:

Bordas en San Hipólito

Bordas en San Hipólito.

En San Hipólito o San Póliz encontramos muchos detalles que nos cuentan de la vida en la montaña de entonces. Hay dos casas, la iglesia y muchos edificios adicionales. Vale la pena introducirse en las casas y contemplar objetos como una pila de aceite, un cumo de una sola piedra, el hogar y, en especial, una bonita escalera de obra de fábrica.

El sendero sigue en el otro lado del pueblo y sube a los prados de la Pardina de Ballabriga que esta a poca distancia y visible desde lejos. Controlamos al perro cuando llegamos, pues suele haber ganado. Si el ganado no está presente, nos podemos aprovechar de un terreno, donde el perro puede correr y disfrutar de los amplios campos sin molestias de los pinchazos del Erizón.

La Pardina de Ballabriga:

Otra vez nos vemos enfrentados con el pasado, y más, si nos introducimos en el edificio principal nos asombrarán el reloj y los dibujos en las paredes y maderas. También sorprende la fachada de una borda gigantesca con dos entradas, una borda curvada de dos pisos y la vieja torre de luz.

Una borda en las cercanías de Alastrué

Una borda escondido entre árboles en las cercanías de Alastrué.
Justo allí termina la pista que llega de la Pardina de Ballabriga.

Seguimos a las balizas, ahora por una pista que se introduce en el valle del Barranco San Lázaro, a mano izquierda de la borda grande. Pronto capta nuestra vista una boca negra de una cueva al otro lado del valle: la Cueva de la Fabosa. Pero dejamos la visita de esta para más tarde, cuando el sol no pega a dentro. La pista se convierte en un sendero que pasa un gran campo, cruza el barranco y empieza a subir en zig-zag la última cuesta hacia Alastrué. Ignoramos un desvío a mano izquierda hacia Miz y nos acercamos otra vez al río que forma en este lugar pequeñas bañeras y una bonita cascada. Ya estamos cerca del pueblo y en cuando llegamos al llano donde se ubica, tenemos que controlar al perro para que no asuste el ganado que vamos a encontrar. 

Alastrué:

El templo de Alastrué

El templo de Alastrué

El pueblo y su entorno son una maravilla. Alastrué se encuentra en la explanada de una loma que divide dos barrancos antes de su desembocadura. En el camino de la subida hemos conocido ya al barranco de la derecha y sus acantilados. Después vamos a bajar por el otro barranco a la izquierda del pueblo.

La iglesia está en la zona más expuesta hacia los acantilados que se desploman a la desembocadura, y es justo ella que se ha conservado mejor – una visita es imprescindible. Las casas y bordas podemos visitar y buscar detalles como un horno de pan o una cama de madera y aprovechar el ambiente encantador para el almuerzo, ya que hemos llegado a la mitad de la excursión.

Alastrué

Alastrué.
La explanada herbosa debe ser un paraíso para el ganado.
¡Atención! De vez en cuando las vacas se meten en las casas del pueblo para sestear y nos pueden dar un buen susto cuando les despertamos. (Y nosotros a ellos igual.)
No es ninguna broma, una vez Robert y yo hemos escapado corriendo del pueblo con una vaca (o ha sido un torro?) persiguiéndonos.

Continuamos la ruta por la pista que baja hacia el este, a la Pardina Albás, ahora sin señalización. Donde la pista cruza el arroyo, nos desviamos a la izquierda y bajamos por los campos en la orilla derecha. De esta manera nos introducimos en el Barranco Foroñón.

El Barranco Foroñón:

El Barranco Foroñón

El Barranco Foroñón.
La bonita cascada grande con las coladas y esculturas de toba.

Bordea Alastrué por su izquierda y está mejor configurado que su gemelo en el otro lado. No podremos bajar por el lecho, pues encontraremos cascadas que requieren la instalación de rápeles, pero hay sendas más o menos perdidas por los dos lados del barranco.

Hay que valorar la singularidad de este lugar:

¡En estos resaltes y cascadas no se encuentran chapas, ni reuniones! Estamos en un barranco que se resiste todavía al mundo del barranquismo, no obstante quedan muy pocos “barrancos vírgenes” en Guara. En este caso la razón que le ha salvado, será la larga aproximación en combinación con un breve encajonamiento. Sea como sea, esperamos que sigue virgen por mucho más tiempo.

Si perdemos la orientación en este tramo, tenemos que recordar que a poca distancia río abajo, justo después de la confluencia de los dos barrancos, cruza el camino de la subida el lecho. Si hemos superado lo pendiente, podemos avanzar hasta dicho camino por el bosque, ya que no es muy denso y hay varios campos escondidos entre los árboles.

Pues, bajamos por los campos de la orilla derecha hasta donde terminan. En la esquina izquierda encontramos una senda que cruza el arroyo. Seguimos por un camino algo vestido por poco tiempo en la orilla izquierda hasta adivinamos los primeros resaltes de agua.  Allí podemos bajar por un ramal de la senda a la cabecera del primer resalte. En la orilla opuesta encontramos una senda, relativamente bien marcada y recta, que baja paralelo al curso del agua. En este tramo notamos que el lecho se desploma, pues escuchamos el agua ahora mucho más abajo.

Llegamos a una bifurcación hacia nuestra izquierda, hacia el barranco, justo donde vemos unos alambres clavados en los árboles (una valla vieja). Bajamos por esta senda que nos acerca al barranco y nos deja debajo de la cascada grande. La poza de este salto es somera y invita sólo a nuestro perro a disfrutar de un baño, pero nosotros podemos gozar de una ducha fresquita debajo del chorro.

Volvemos al desvío cerca de la valla y seguimos por la senda de antes hacia la derecha. Pronto llegaremos a una zona más pendiente y rocosa, donde la senda empieza a bajar más decidido en zig-zag y donde finalmente se pierde. Más abajo en una zona más llana, nos dirigimos sin senda hacia el barranco a nuestra izquierda para encontrar otra vez el curso del agua.

El Barranco Foroñón

El Barranco Foroñón.
Una fabulosa poza en el final de las cascadas.

Si estamos dispuesto a mojarnos hasta la rodilla, aconsejo buscar una bajada al lecho y remontarlo hasta topar con una poza preciosa y aislada – una piscina particular. Esta poza sorprende por la temperatura del agua, pues es mucho más fresca.

Para volver a la pista que procede de Ballabriga salimos del lecho por donde hemos bajado y seguimos andando en dirección río abajo, siempre cerca de la orilla derecha entre los árboles. Pronto se forma una senda que cruza varios campos escondidos dentro del bosque y que alcanza la confluencia. Allí cruzamos el arroyo afluente y cogemos la senda que sube a mano derecha que nos llevará en breve al camino de subida a Alastrué, que conocemos de antes. Volvemos por la pista que nos ha traído desde la Pardina Ballabriga hasta que estamos ya cerca de la Cueva de la Fabosa. Allí hay varias sendas que atraviesan el río y nos acercan a este covacho gigantesco.

La Cueva de la Fabosa:

La Cueva de la Fabosa

La Cueva de la Fabosa.
Robert se esconde del calor en la sombra.

En este enorme abrigo que recuerda a la cueva de las Polvorosas en el Cañon del Formiga encontramos los típicos elementos para encerar y el ganado por la noche. Después de lluvia abundante cae una bonita cascada por la bóveda.

Nota personal:

Hay una leyenda que cuenta de unos 13 Templarios los cuales huyeron al principio del siglo XIV del régimen francés del rey Felipe IV y se escondieron en una cueva en el curso del Barranco San Lázaro entre San Póliz y Alastrué. Aunque la ejecutiva francesa les persiguió, fueron capaces de defender su nueva vivienda y pasar el otoño de sus vidas en esta cueva convirtiéndola en un hogar productivo con huertos y ganado. Cuando se murió el último de los Templarios aparecieron rumores sobre un tesoro que se ocultase dentro de las tumbas de los monjes guerreros, cómo era habitual para los miembros de este orden. Por desgracia, los cazatesoros nunca pudieron localizar exactamente el sitio de las 12 tumbas.

¡Si se trata en la leyenda de la Cueva de la Fabosa, el tesoro templario todavía reposa en las tumbas escondidas cerca de ella!

La leyenda, bien contada, es una de las múltiples historias que cuenta Javier Cassasus Latorre en su estupendo libro «Leyendas de Guara».

Volvemos de la cueva por un ramal de senda que nos sitúa cerca del río un poco más abajo de una zeta que describe el curso del agua en un lecho rocoso.

Barranco de San Lázaro

Barranco de San Lázaro.

Ya desde la confluencia el río se llama «Barranco de San Lázaro» y nos acompañará por el siguiente tramo. Buscamos un sendero que baja por la orilla izquierda paralelo al río. Esta bonita senda cruza bosquecillos y campos siempre cerca del agua. Una vez tenemos que traspasar una valla por una curiosa puerta para poder seguir nuestro camino cerca del agua. La pista de retorno ya no queda lejos y tenemos que valuar, si es mejor esperar a lado de unas de las pequeñas pozas hasta que se vaya el calor del día, ya que el retorno (por la conocida pista de acceso) puede resultar caluroso.

La senda termina en una pista que nos lleva por la izquierda en seguida a San Hipólito, pero nos podemos asomar un poco hacia la derecha por dos razones:

La Fuen de Latosa

La Fuen Latosa

La Fuen Latosa.

Si nos falta agua potable, podemos andar 10min hasta la Fuen de Letosa que suele lleva agua.

El nacimiento del Río Mascún
Cuando cruzamos el Barranco de San Lázaro antes de la fuente, podemos bajar unas docenas de metros por el lecho hasta la desembocadura del Barranco de San Póliz. Aunque la confluencia no tiene un paisaje especialmente bonito, merece una visita, porque el Barranco san Lázaro cambia su nombre a partir de este punto a Río Mascún.

Retorno:

Volvemos por la misma pista de acceso al coche.

Las vistas desde la pista del acceso y retorno al Pirineo

Las vistas desde la pista del acceso y retorno al Pirineo.

Vuelta por los Estrechos de Tamara y el Huevo de Morrano

Los Fornazos y la Cueva de los Tisidores

Los Fornazos.
En el tramo del Alcanadre que llaman «los Fornazos» se halla en la orilla izquierda la fabulosa Cueva de los Tisidores.

Los Estrechos de Tamara son un clásico para el deporte del descenso de barrancos y eso con buena razon: es uno de los barrancos más bellos que conozco. El río Alcanadre corta un impresionante desfiladero entre el Tozal de Espalar y el Tozal Redondo que asombra por su belleza y estrechez. No se puede llevar al perro a dentro de estos estrechos, pero acercándose a los extremos, se puede disfrutar de una pequeña parte, que, acompañado por nuestro mejor amigo, asombrará igual.

Rodeando los estrechos pasamos por zonas muy distintas durante la jornada. Remontando el Río Alcanadre estamos dentro de uno de los principales cañones tocando casi siempre el agua, incluso a nado. Después pasando por el Huevo de Morrano tenemos que aguantar el calor que es tan típico en la Sierra fuera de los cañones. Otra vez en el río, disfrutaremos de una de las pozas más bonitas de la sierra: La Fuente Tamara y el Puntillo. Allí podemos pasar la tarde, para plantear el retorno al coche en una hora más fresquita, cuando el calor ya no molesta.

Ficha TamaraLlevamos agua, mapa, mochila, correa y gafas de nadar (vale la pena llevar dichas gafas y explorar la última parte de los estrechos por debajo del agua) y exploramos una de las zonas más recorridas de la Sierra sin seguir las rutas turísticas evitando las multitudes.

Tiempo:

Del aparcamiento al río: 1h30

Remontando el río: 1h – 2h

Subida al Huevo de Morrano: 1h

Bajada a la Fuente Tamara: 40min

Distancia Puntillo – Tamara: 15min

Subida al aparcamiento: 2h

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Total: irrelevante, 8h, jornada completa

Aparcamiento:

En la Carretera HU – 341 (Bierge – Rodellar) hay un aparcamiento grande entre los km. 11 y 12 a mano izquierda. Es el aparcamiento principal para los barranquistas que hacen el descenso de la Peonera Inferior.

Acceso:

Del aparcamiento salen dos pistas paralelas hacia el norte. Cogemos la que está a mano derecha y subimos suavemente por ella. No nos dejamos distraer de la posible multitud de gente que baja por la pista de la izquierda. Llega al cañón igual y sirve como entrada principal para el descenso de la Peonera Inferior. A nosotros nos servirá como camino de retorno.

La pista sigue recto hasta un cruce. Tomamos la pista que sube a mano izquierda. En seguida empieza a bajar por un corta fuegos y llega a una larga loma: la Loma Güega. En la bajada podemos contemplar el Huevo de Morrano, que se presenta todavía lejos en el otro lado del Río Alcanadre. La pista finalmente se convierte en un camino y llega por unos campos de matorral al rocoso y escarpado final de la loma. Desde aquí tenemos buenas vistas sobre el cañón que está a nuestros pies. La senda baja por la derecha para después girar hacia la izquierda y pasar por debajo del espolón rocoso. Siempre tirando hacia el sur, baja hacia el río. Ahora vemos la Cueva de los Tisidores río abajo que se traga la mitad de una poza.

En un punto confuso, después de una pequeña canal pendiente, tenemos que subir unos diez metros y cruzar una rampa de rocas para después bajar finalmente al cauce, siempre siguiendo los mojones. Llegaremos al río en una poza 50m por río arriba de la cueva que hemos visto ya antes.

Antes de empezar a remontar el río, deberíamos bajar a visitar la cueva.

La Cueva de los Tisidores

La Cueva de los Tisidores.

La Cueva de los Tisidores:

No hay peligro si queremos nadar a dentro de la cueva, dado que no hay corrientes, ni sifones en circunstancias normales. No es una cueva grande, pero por la poza interior que forma el río tiene muchísimo encanto.

Empieza la parte acuática de nuestra excursión por una secuencia de pozas dentro de un gran cañón. Andamos y nadamos sin complicaciones por un escenario solitario y de gran belleza. La única dificultad en este tramo de la excursión consiste en encontrar la salida correcta del barranco. Por eso tenemos que prestar mucha atención al recorrido:

Escaliguala:

Escaliguala

Escaliguala.

El camino del acceso llega a la zona de los Fornazos, que es un tramo más o menos recto. Más arriba llegamos a una curva muy pronunciada donde el río gira en total casi 180º hacia nuestra derecha. En medio del río reposa un bloque redondeado y la orilla a mano izquierda forma calas de arena y grava fina. En el cauce adivinamos huertos antiguos, hoy en día una explanada lleno de vegetación. Allí nace un camino, que sale del cañón. Como tiene un paso de III, no nos sirve como salida con el perro.

El Salto:

El Salto en el Alcanadre

El Salto.
A la derecha se encuentra una cascada que es fácil de trepar (en la foto no es visible).

Subiendo un poco más por el lecho encontramos el único salto que tenemos que trepar. El agua cae un metro entre bloques. Bajo circunstancias normales las pozas no cubren, y podemos subir con facilidad. Al perro tenemos que ayudar, ya que sus pies no llegan hasta al suelo dentro de las pozas.

¡Atención con los perros grandes! Si no somos capaz de alzar el perro porque pese demasiado, no podremos pasar.

Los Trucasians:

Los Trucasians

La zona de los Trucasians.

Superado el salto, entramos en la zona de los Trucasians. Por un cauce más estrecho seguimos girando constantemente hacia la izquierda durante un largo tramo formando una “U”.

Las pozas son más profundas ahora y en las paredes, a mano derecha, vemos la boca alargada de una cueva: la Cueva de San Juan. Toda esta zona es muy bonita y sorprende por el aislamiento que nos hace sentir a pesar que el aparcamiento estuve repleto de coches.

La Badina Cebollero:

La Badina Cebollero

La Badina Cebollero.
La vista directamente a la rampa por donde se inicia la senda para salir del cañón. La foto la tomé en la dirección de la corriente.
Nosotros llegaremos nadando por el pasillo inundado que se ve en la foto a la izquierda.

Un poco mas adelante llegamos a una poza profunda donde el cañón nos hace girar de golpe 90º a la derecha: La Badina Cebollero.

Este es el punto clave para salir del cañón.

Si pasásemos por esta salida en la Badina Cebollero llegaríamos en breve a un caos que nos impide el avance. Allí nos daríamos la vuelta para buscar la Badina Cebollero.

Fijándonos en la orilla de nuestra izquierda vemos una rampa rocosa con una higuera en un lado. En esta rampa nace un camino que nos lleva por una canal empinada a fuera del cañón. Después de un paso de trepada fácil (paso de I) llegamos por un sendero, ya bien marcado y menos pendiente, a un bosque y una pista. Giramos a la izquierda en dirección Huevo de Morrano y la seguimos. A poca distancia veremos a una pequeña explanada donde se encuentra un hito. A mano izquierda arranca una senda que nos llevará a otra atracción opcional.

El Mirador de Escaliguala:

La senda nos lleva en apenas 10 min a un mirador natural sobre la zona de Escaliguala. Como hemos pasado por allí hace poco tiempo merece una visita. La senda sigue hasta el cauce, pero no es recomendable, ya que tiene pasos delicados.

Volvemos a la pista y subimos por ella hasta su final en un collado. Ahora se presenta el Huevo de Morrano en su totalidad.

El Huevo de Morrano

El Huevo de Morrano desde el collado.

El Huevo de Morrano:

El Huevo de Morrano

El Huevo de Morrano. Se convierte en una aguja por el cambio de la perspectiva.

Sin duda es una de las formaciones rocosas más llamativas de la Sierra. Si el calor lo permite podemos intentar a verlo desde varias perspectivas, incluso remontando la pendiente a la derecha del Huevo hasta algún punto de buenas vistas como la misma brecha. Aunque es incomodo para andar por las piedras suelta en la canal y el matorral, vale la pena.

Seguimos por el sendero debajo del Huevo, pasamos unos paneles explicativos y cruzamos toda la falda de la Sierra del Paco hasta encontramos un cruce de caminos donde hay indicadores. Bajamos por el camino que nos lleva directamente a la Fuente Tamara.

Todo el trayecto es por terreno seco y árido, ya que apenas hay árboles que podría dar sombra. Cuando llegamos a dicha fuente y el río nos podemos refrescar de nuevo. El perro tendrá incluso necesitad de beber agua y mojarse.

El Estrecho de Tamara

El Estrecho de Tamara.
Roca y agua dibujan una imagen artística.

 La Fuente Tamara:

La Fuente Tamara

La Fuente Tamara. La fuente se halla a mano izquierda y el estrecho a la derecha.

Como he mencionado al principio: es una de las pozas mas bonitas de la Sierra de Guara. Aquí tenemos todo para aguantar un buen rato relajándonos: Agua fresca y potable, un merendero, una poza grande para nadar, acantilados para saltar y árboles para sestear.

Vale la pena introducirse nadando y buceando en el estrecho hasta donde la corriente nos impide el paso.

Antes de iniciar el retorno debemos visitar otro lugar mágico que está a un tiro de piedra. Se trata de otro estrecho que se encuentra 15 minutos río abajo donde el agua cae a una grieta en el conglomerado. Se puede rodear este sitio impresionante y peligroso por una senda para llegar a su poza final.

El Puntillo

El Puntillo.
La poza final en la luz de la puesta del sol.

El Puntillo

El Puntillo

El Puntillo.
El secundo estrecho por el cual podemos avanzar a nado.

Cuando llegamos al punto donde cae el agua unos 4m adentro de una grieta, controlamos al perro, pues hay rebufos, troncos y cuevas ocultas en la grieta y la corriente en la cabecera de la cascada puede ser fuerte. En la  orilla izquierda, hay una senda con un paso de I, que nos lleva río abajo por fuera del cauce y de los bloques que lo oprimen. Una vez debajo del caos no hay mas peligro y el cauce está abierto. Podemos ir cómodamente por la orilla hasta que el río cae a dentro de otra grieta. Esta vez la caída es más modesta, incluso podemos, si queremos, entrar en la badina estrecha que forma la grieta y seguir nadando. En la orilla izquierda hay una pequeña cueva y una fuente importante, donde el agua sale en varios chorros de la pared. Nadando o andando llegamos a la maravillosa poza final. Allí los acantilados desafían a los más valientes a saltar al agua.

El Puntillo

El Puntillo.
Uno de los valientes, Benji, que salta por los acantilados a la poza final.

Para volver a la Fuente Tamara rehacemos el camino.

Retorno:

Un poco más abajo de la poza de la Fuente Tamara sube a mano izquierda un PR balizado hacia la Presa de Bierge. Se trata de una pista que sube en lazadas por una fuerte pendiente.

Mirador de Tamara:

Los Estrechos de Tamara

Los Estrechos de Tamara.
Las vistas desde el mirador.

En la primera curva hacia la derecha se desvía una senda, poco marcada, que se acerca a un precipicio justo encima de la última parte de los estrechos. Con prudencia y controlando al perro, nos podemos acercar y contemplar una vista aérea de la Fuente y los Estrechos de Tamara. 

Otra vez en la pista seguimos subiendo hasta un cruce donde el PR se desvía hacia la derecha. Nosotros dejamos el PR y seguimos por la pista que remonta toda la loma para coronarla finalmente en un cortafuego. Subiendo por el mismo llegamos al coche.

El Estrecho de Tamara

El Estrecho de Tamara.
Robert no quiere adentrarse en esta grieta inundada y se queda en la fuente, un espacio abierto. De hecho, da mucho respeto – para no decir miedo – nadar entre los paredes pulidos.

Por el cañón del joven Vero

El Vero superior

El Vero superior.
Robert descansa en el resalte que inicia los estrechos debajo de Almazorre.

El Río Vero ha cortado en su camino entre el Santuario de Santa María de la Nuez y el Molino de Almazorre un pequeño cañón olvidado. No tiene tanta fama como su hermano mayor entre Lecina y Alquézar, pero merece una visita sin duda ninguna. Toboganes, cascadas o pozas inviten a bañar y las ruinas de un castillo árabe, un horno de cal y los dos molinos entretienen durante el recorrido entre las dos aldeas, las cuales son dignas de una visita igualmente.

Recorte del Mapa Alpina

Recorte del Mapa Alpina.

Por desgracia, este tramo del Vero se seca en verano y en primavera podemos encontrar ya la mitad del cañón – el tramo inferior entre los dos molinos – sin agua y justo esta circunstancia es el secreto de la excursión de hoy:

Si encontramos el cañón con mucha agua, el avance por el tramo de los estrechos, especialmente la parte de Almazorre por abajo se complica bastante. Pero si encontramos el río totalmente seco o con las pozas estancadas, pierde todo su encanto y encima sufriremos de la sed. Por eso es más importante de lo habitual, elegir una buena fecha en primavera.

Pues, nos preparamos para una excursión por un terreno olvidado, cogemos agua, el almuerzo y la correa para explorar esta zona olvidada y bella del joven Río Vero.

Ficha joven Vero

Tiempo:

Bajada al río: 30min.

El recorrido por el río: 2 – 3h

Subida a Santa María de la Nuez: 30min.

El retorno por el PR hasta el río: 1h 30

La bajada por los estrechos hasta el Molino de Almazorre: 1h30 – 2h

Desde el Molino hasta Almazorre: 30min.

_______________

Total: depende mucho al caudal, 6 – 8h, jornada completa

Aparcamiento:

En el barrio bajo de Almazorre

Acceso:

Subimos por el camino que conecta los dos barrios del pueblo hasta la iglesia. Como estamos en un pueblo, controlamos al perro.

Desde el bonito recinto de la iglesia, el cementerio y el esconjuradero sale un camino balizado hacia el norte que lleva al dolmen: “La Caseta de Balanzas”. Seguimos por este camino hasta el lecho del Barranco de las Pilas muy cerca de su desembocadura al Río Vero. Durante la bajada debemos prestar atención al caudal.

  • Si las pozas están totalmente secas o estancadas no recomiendo seguir por esta ruta. En este caso, podemos continuar por el PR, visitar el dolmen y conformarnos con este paseo caluroso.
  • Si el barranco no lleva caudal, pero las pozas contienen agua en condiciones, podemos seguir. No vamos a encontrar cascadas en el primer tramo, pero por lo menos nuestro perro se puede refrescar en los restos del agua que encontraremos durante este primer trayecto, y el avance por el lecho será rápido.
  • Si encontramos agua bajando por el lecho, podemos alegrarnos con anticipación por la belleza que nos ofrecerá el Río Vero en el tramo entre Almazorre y Santa María de la Nuez, pero la bajada al Molino de Almazorre sólo es factible con neopreno y mochila acuática. Por todas maneras el avance por el lecho del río será más despacio.
La iglesia de San Esteban de Almazorre

La iglesia de San Esteban de Almazorre.

Seguimos el PR que nos lleva al lecho del Barranco de las Pilas, lo cruza y empieza a subir en la otra vertiente. A pocos metros de la orilla pasamos por un horno de cal donde un panel explica el funcionamiento. Más arriba dejamos el PR y seguimos la senda que da acceso al Castillo de Zaba, balizado a mano izquierda.

El Castillo de Zaba:

El Castillo de Zaba

El Castillo de Zaba.

De este castillo árabe quedan sólo ruinas, pero contemplando los restos de los muros uno se puede imaginar la estructura de las edificaciones y los campos. La carrasca que crece en la misma torre es curiosa y el lugar nos sirve para orientarnos, ya que es un montículo con buenas vistas sobre esta zona:

Mirando hacia el sur vemos la desembocadura del Barranco de las Pilas con el Río Vero. Este último viene del norte pasando por nuestra derecha. Debajo de nosotros se adivinan los primeros estrechos que nos vamos encontrar remontando el lecho.

Para llegar al lecho del Río Vero podemos rehacer el camino hasta el Barranco de las Pilas o más bien bajar directamente al Vero por una senda de cabras obvia.

Empezamos a remontar el río. Ya al principio tropezamos con una secuencia de marmitas que podemos evitar por la orilla derecha (nuestra izquierda según subimos). A lo largo del recorrido vamos a encontrar varias pozas y saltos que podemos superar fácilmente. En la cascada más grande (de 1m y medio) podemos trepar por la orilla derecha ayudando al perro con un empujón. El paso no es aéreo, ni difícil en la subida. En la cabecera de la cascada vemos unos hitos que indican un camino que sube por la orilla izquierda y enlaza con el PR al dolmen. El camino que sube por la orilla derecha se pierde.

Nosotros seguimos por el lecho y pronto llegamos a las ruinas de un viejo molino (Molino Mur) con una bonita poza debajo. A partir de allí podemos seguir por la acequia en la orilla derecha que se convierte pronto en camino y tiene continuidad hasta las zonas abiertas fuera del cañón en las cercanías de Santa María de la Nuez y Paúles.

Robert en las ruinas de un molino en el joven Vero

Robert en las ruinas de un molino en el joven Vero.
No sé cómo se llama el molino, ni a qué pueblo pertenecía, ya que no figura en ningún mapa o libro. A pesar de que Almazorre tiene su propio molino río abajo, supongo que este usaban las poblaciones río arriba o el Santuario de Santa María de la Nuez. (Nota de Ana: El molino sin nombre se llama Molino Mur, de casa Mur de Santa María de la Nuez.)

Cuando vemos a nuestra izquierda los primeros campos laborados, el camino se parte en varios ramales. Seguimos cerca del agua en la orilla derecha (nuestra izquierda) para encontrar a poca distancia una pista que baja de los campos. Subimos por esta pista que da muchas vueltas entre los campos y barrancos. Nos llevará a otra pista horizontal, donde encontramos las balizas de un PR: el camino de Santa María de la Nuez a Betorz y Almazorre.

Santa María de la Nuez:

Siguiendo la pista hacia el norte llegamos en 10 min a la aldea y el Santuario. Sin duda vale la pena elegir dicho lugar para un descanso cultural.

Después de la visita del santuario volvemos por el PR a Almazorre. La pista se convierte pronto en un bonito camino que traspasa un bosque de encinas en la falda del Tozal de Asba. En el punto más elevado encontramos a mano derecha el Mirador de las Corralizas, donde vemos una parte del recorrido que hemos hecho por el cañón y poco después llegaremos a la bifurcación, donde empezamos a bajar hacia el Vero en dirección Almazorre. Otra vez en el lecho podríamos seguir por el PR y llegar en un cuarto de hora a la iglesia, donde iniciamos la excursión, pero si las condiciones están en nuestro favor, debemos bajar por este lecho seco, pulido y precioso que nos llevará a las pozas del Molino de Almazorre que invitan a un último baño fresco.

La primera secuencia de marmitas destrepamos por la orilla derecha. Son las que se ven detrás de Robert en la imagen inicial de esta entrada y nos informan bien sobre las dificultades que nos esperan río abajo:

  • Si las marmitas están secas, podemos avanzar sin grandes dificultades mojándonos sólo los pies.
  • Si las pozas están llenas, vamos a encontrar pozas más profundas en el estrecho abajo donde nos tendremos que meternos en el agua entero.
  • Si hay caudal, recomiendo aprovechar estas mismas pozas preciosas que forman las marmitas para sestear un buen rato y volver por el camino directo a Almazorre. El estrecho que se encuentra río abajo será complicado y no apto para el perro.
El joven Vero debajo de Almazorre

El joven Vero debajo de Almazorre.
En algunos tramos sorprende con un paisaje parecido al Cañón de Vero por la zona de Alquézar.

Después de un corto tramo por un cauce abierto el cañón se estrecha y nos introducimos en un mundo subexcavado donde domina la sequía y la cal blanca que cubre la roca pulida. Ser capaz de pasar con el perro por este extraño paisaje es una verdadera gozada. El caos al principio resolvemos por la orilla izquierda pegado a la pared de la bóveda. Más adelante tendremos que solucionar alguna trepada y cruzar algún charco de agua.

El paisaje seco del joven vero en el estrecho debajo de Almazorre

El paisaje seco de un cauce subexcavado en el cañón del joven vero en el estrecho debajo de Almazorre.
Se puede observar que el avance sería a nado, si el barranco llevaría caudal.

Al fin volvemos a la civilización que se anuncia por campos abandonados y los retos de la presa del molino. Por la culpa de una fuente en la orilla derecha el cauce suele llevar agua en primavera y pronto nos topamos con las bonitas pozas del Molino de Almazorre – aguas cristalinas y frías, el sitio perfecto para almorzar y sestear. A poca distancia se encuentra ya el último objetivo de esta excursión:

Las pozas del Molino de Almazorre

Las pozas del Molino de Almazorre.
Robert está contento que salimos del paisaje lunar.

El Molino de Almazorre

El Molino de Almazorre

El Molino (izquierda) y el Tejar (derecha) de Almazorre.

Fue restaurado hace poco y se pueden hacer visitas guiadas. A nosotros informan los paneles informativos sobre el tejar y el molino y su funcionamiento. Las ruinas de la presa hemos visto justo encima de las pozas.

A mi me extraña cada vez que miro las edificaciones, que se encuentre un molino de este tamaño y importancia considerable en un río de tan poco caudal, el cual llega incluso a secarse en verano.

Retorno:

Desde el molino sube un PR directamente al pueblo donde está el coche.

Robert y el molino sin nombre

Robert y el molino sin nombre.

El Sendero Quejigos y la Pardina Albás

El Sendero Quejigos

El Sendero Quejigos.
Por culpa de la extraordinaria belleza de estos árboles descomunales se escapan a Robert otros detalles. Como la silueta del corte del Mascún que vemos aquí al fondo.

El Sendero Quejigos es un fabuloso recorrido que pasa por 24 ejemplarios centenarios de este tipo de árbol. Se trata de un recorrido fácil, recién abierto, que discurre por un pinar de repoblación paralelo a la pista que conecta Las Bellostas con San Hipólito. Es precioso y la perfecta alternativa a la «aburrida» marcha por la pista.

Recorte Mapa Sigpac

Recorte Mapa Sigpac.

En nuestra excursión incrustamos dicho sendero en una vuelta por la Pardina Albás que también estar debajo del signo de los quejigos, ya que se hallan en los alrededores unos de los más viejos de toda la Sierra. La vuelta al coche realizamos por la orilla del Río Isuala, donde podemos visitar como última atracción del día el curioso molino de Las Bellostas.

Ficha AlbásÁrboles descomunales, pueblos abandonados, pozas y un buen ejemplo de la arquitectura de agua son los objetivos principales de esta excursión. Preparamos la cámara, el almuerzo y la correa para el perro y intentamos a conectar con un mundo que cuenta varias historias de los últimos 1000 años.

Tiempo:

Desde el coche hasta el Sendero Quejigos: 40min.

El recorrido por el Sendero Quejigos: irrelevante.

Del Sendero Quejigos hasta la Pardina Albás: más que 30min. (depende del interés y hasta donde nos introducimos en los bosques)

De Albás a Montalbán: 30min.

De Montalbán hasta el coche por el río: irrelevante, por lo menos 1h

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Total: irrelevante, 4h, explorando profundamente se extiende a una jornada completa

Aparcamiento:

Desde Las Bellostas baja una pista al Río Isuala. Cerca del puente que cruza dicho río hay sitio para dejar el coche.

No es fácil encontrar la pista en el pueblo:

10m después del desvío de la carretera al pueblo tenemos que girar otra vez hacia la derecha y rodear el pueblo por debajo por una traza asfaltada que termina en una granja. Allí nace la pista justo antes del complejo de edificios a mano izquierda.

Acceso:

Seguimos andando por la pista hasta el inicio del Sendero Quejigos. Hay un cartel bien visible a mano derecha. En cuando pisamos el bosque, traspasamos a este mundo mágico y antiguo.

El Sendero Quejigos

El Sendero Quejigos.
Así empieza el recorrido.

Estoy muy contento que el parque natural se ha decidido por abrir a un gran publico esta senda por dichos árboles que antes conocían sólo la gente del lugar y los cazadores. Desde la pista no se ven los quejigos y pensando en las múltiples veces que he pasado por la pista de acceso sin darme cuenta de ellos, me muestra otra vez que queda mucho que no conozco en esta zona y que nunca debo dejar de investigar…

El Sendero Quejigos:

El Sendero Quejigos

El Sendero Quejigos.
Uno de los bonitos ejemplares descomunales.

El sendero se tuerce por el pinar de repoblación paralelo a la pista, la cruza y termina finalmente en ella cerca de San Hipólito y del cruce con la que baja desde la Pardina Albás.

Todo el recorrido está balizado y es apto para toda la familia. Es una gozada y nos sorprende cada 20m con una nueva sorpresa descomunal. Pasamos por veinticuatro árboles, entre todos ellos parece que el numero 24 es el más viejo, pero todos nos dejarán boquiabierta.

De nuevo en la pista nos tenemos que dirigir hacia el oeste. (En esta dirección la pista baja suavemente.) Pronto llegaremos al cruce donde tomamos la que sube a la derecha hacia la Pardina Albás (carteles). A pesar de estar en una pista forestal, la caminata en este tramo es agradable, ya que el pequeño Barranco de San Políz nos acompaña y a mitad del trayecto se encuentra una fuente. El bosque que traspasamos está todavía repleto de Quejigos de considerable tamaño y nos seguirán alegrando el día.

El Caxico de Fraixineto:

El Caxico Frxinito

El Caxico Fraixineto.

Entre todos estos árboles conozco sólo uno que tiene propio nombre. Supongo que haya más que tienen o tenían un apodo, ya que unos de los más viejos se encuentran muy cerca de la población y en campos que pertenecen a familias o casas. (Quizás en un futuro puedo nombrar algún ejemplario más.) El Quejigo de Fraixineto impresiona por su forma y el tamaño de su tronco. Según subimos le encontraremos a unos 5m de la pista a mano izquierda, ya muy cerca de los prados de Albás.

Cuando salimos del bosque a unos prados vemos a la Pardina Albás en una loma a la izquierda en lo alto. Tomamos después del primer campo una pista a mano izquierda y la dejamos en seguida para subir campo a través directamente hacia las ruinas. El camino es obvio, ya que tenemos las casas a la vista. Todos los campos de la zona están separados por viejos quejigos y dan mucho espacio para correr entre un entorno de cuentos. Pasear por esta pradera con nuestro perro es, sin duda, la mayor atracción de está excursión.

La Pardina Albás

La Pardina Albás.
Los viejos robles dibujan las fronteras entre los campos. En este caso el tronco sale pegado a una roca que sustiene el campo superior.

La Pardina Albás

La Pardina Albás

La Pardina Albás.
Disfrutando de las vistas y la melancolía que desprende este pueblo abandonado.

Como el pueblo está situado en un collado, se abren las vistas al Pirineo, en especial hacia la Cotiella. En combinación con las vistas al sur – la Sierra de Balcez, la silueta del Mascún o las Cumbres de Guara, y con la belleza del entorno cercano, se trata de una vista panorámica inmejorable y crea un ambiente fabuloso y ameno. Si no molesta el viento, es el sitio perfecto para un buen almuerzo. También debemos tomar suficiente tiempo para explorar los alrededores, las casas y el templo.

Para seguir nuestra ruta cogemos la pista que se encuentra en el otro lado de la aldea y la bajamos en dirección noreste. Nos lleva en media hora por una zona menos interesante a las ruinas de las Casas de Montalbán. En el cruce de pistas allí tomamos la que baja a mano derecha en dirección a El Pueyo de Morcat. Esta pista nos baja en breve al Río Isuala.

Podemos seguir por el lecho del río hasta llegar al coche. Esta opción incluye algún baño y paso a nado, que sea bien venido en verano. Si no nos queremos mojar de todo es suficiente cruzar el Isuala en el mismo vado de la pista o río abajo. Depende del caudal, pero si buscamos un buen sitio, nos mojaremos como máximo hasta el tobillo.

Por la otra orilla discurre una pequeña senda – no de todo limpio, pero fácil de seguir – que nos llevará al coche igual. Se trata de uno del acceso desde el norte al molino de Las Bellostas, que será el último objetivo de nuestra excursión hoy. Dado que dicha senda tenía mucha importancia en su tiempo y discurre por los restos de la acequia del molino, hoy en día todavía nos podemos aprovechar de esta trocha perdida sin complicaciones y casi siempre tenemos la posibilidad de bajar al agua para descansar en las orillas de una poza.

En el Río Isuala

En el Río Isuala.
Robert disfruta de esta bonita poza cerca del molino.

El Molino de Las Bellostas:

El Molino de Las Bellostas

El Molino de Las Bellostas.

Se trata de una arquitectura extraordinaria en comparación a los de los pueblos vecinos y de hecho hay muchas curiosidades para explorar:

Los rastros de la antigua presa se encuentran bastante lejos, río arriba. Si hemos sido atentos, nos habremos fijado en una fila de agujeros tallados en la roca después de una poza donde el río describe un giro de 90º.

La acequia que habremos usado como camino desde allí.

El pozo, el edificio…

Otra vez tengo que advertir al lector del libro «La montaña olvidada» de Arturo González donde se encuentran muchas informaciones sobre el molino en las últimas paginas.

Retorno

Buscamos una pista en el sur del molino que nos llevará en menos que 3min al puente donde hemos aparcado el coche.

Un Inmenso quejigo hueco

Un inmenso quejigo hueco.
Se encuentra en el borde de los campos al oeste de la Pardina Albás.

La Senda del Turmo y el Mascún Real

 El Cañón del Mascún

En el Cañón del Mascún por la mañana de un precioso día en primavera.
Robert intenta superar la poza sin mojarse.

La ruta de Rodellar a Otín por la Costera es, junto con la de las Pasarelas de Alquézar y la visita de San Martín de la Val d’Onsera, una de las más famosas de toda la Sierra. La variante circular por la Senda del Turmo es un poco más exigente, difícil y por eso menos recorrido, pero la única y verdadera manera de conocer el Mascún Real al fondo. Encontraremos joyas de paisajes de tanta belleza que se escape de mi capacidad de expresarlas en castellano…

Ficha TurmoPara los barranquistas el Mascún es el corazón de Guara, dado que es técnico, largo, completo y muy bonito, especialmente los Oscuros de Otín, por su parte el corazón del Mascún, son la mar de bonito.

Con el perro no llegaremos a pasar por este tramo, pero todas las atracciones de la parte río abajo, el Mascún real e inferior, las podemos contemplar durante la excursión – justo lo que la mayoría de los barranquistas ya no percibe después de aproximadamente 7h de caminata y 11 rápeles. (Lo mismo les pasa en el Barasil después de las Gorgas Negras).

Dos quejigos características cerca de Otín

Dos quejigos característicos cerca de Otín.

El recorrido es fácil de seguir, ya que una parte discurre por el lecho del río y otra es un PR. En todos los libros se encuentran descripciones de la ruta o, por lo menos, unas variaciones de la misma. Los senderos están bien indicados y trazados, incluso el tramo del Turmo y los únicos obstáculos los encontraremos en el mismo río y eso lo debo detallar un poco más:

1) La fecha

En primavera o después de lluvias importantes, cuando el Mascún lleva agua, la excursión es muy bonita, insuperable, pero el avance, sea por el agua o por las sendas que evitan las pozas, es mucho más lento. Ademas, encontraremos agua en el Barranco de Otín cerca del pueblo, que el perro agradecerá.

En verano y otoño se seca. Entonces resulta menos atractivo, pero podemos caminar cómodamente en muchos tramos por el lecho del río.

La Iglesia de Otín

Otín, el Barrio de la Iglesia.
En cuando llegamos por la Senda del Turmo al collado, se abren las vistas a este pueblo abandonado delante de nosotros.

2) Las pozas y el caos

Los caminos que evitan las pozas o el caos son en general «sendas de cabras», mucha vegetación, mala traza, expuestos y varios resaltes y escalones para trepar. No son del todo fácil y requieren más bien una descripción que una simple mención.

Eso ofrecen dos libros:

  • La Guía Alpina «La Sierra de Guara de Oscar Ballarín y
  • La Guía de Barrancos «Sierras de Piedra y Agua» de Enrique Salamero.

3) El sentido de la ruta

La Senda del Turmo es una cuesta muy fuerte y larga, donde nos cargaremos las rodillas considerablemente, si la bajamos. Por eso, el sentido correcto de la excursión es el anti horario. Pero introducirse en el cañón bajando por dicha senda es un espectáculo inolvidable que no se debe descartar. Una persona entrenada, que tiene experiencia en bajar a plomo más de 400m de desnivel, puede asumir el riesgo y plantear la excursión en el sentido horario.

El Cañón del Mascún

El Cañón del Mascún.
Justo aquí la Senda del Turmo se desploma y se introduce al barranco.

La Peña San Miguel

La Peña San Miguel

La Peña San Miguel.
En el sistema de cornisas que rodea la peña Robert me indica el camino.

Por las instalaciones de escaleras y clavijas que abren el paso a la cima, las ruinas árabes, su cercanía de Huesca, su fácil alcance con el coche y por su extraña belleza la Peña San Miguel fue siempre un objetivo solicitado de los excursionistas. El perro no llegará a la cima, ya que su alcance obliga a superar varias vertiginosas escaleras de metal y algunas clavijas, pero podemos completar una media jornada con tres otros objetivos que nos asombrarán tanto como la cima.

Ficha Peña San Miguel

1. El Mirador del Salto de Roldán

Siguiendo por la pista podemos alcanzar a pie en pocos minutos un mirador que ofrece una buena perspectiva del conjunto del Salto de Roldán y de los acantilados de Cienfuens. Como la pista está restringida no habrá mucho trafico.

2. El cauce del Río Flumen

Desde el mismo aparcamiento en el Collado de San Miguel baja por la vertiente norte una pista que se convierte en seguida en una senda. Esta nos llevará a las ruinas y los Campos de Santolarieta. Próxima a estos se encuentra el Manantial de los Lavallos. Podemos acercarnos a la fuente por una corta senda a mano derecha. Ahora nos separa sólo poca distancia del mismo lecho del río. En una bifurcación podemos seguir por el ramal izquierdo para llegar a la pasarela del camino que asciende por la cara norte de la Peña Amán o por el otro que nos llevará a la pasarela de piedras del camino que se introduce a las Palomeras del Flumen.

El retorno al collado puede ser muy caluroso, si elegimos mal la hora y eso podrá pasar fácilmente, dado que en el fondo del valle el sol se va pronto y nos da una sensación de frío que no es verdadera en la subida. Por eso está bien que sepamos donde se halla la fuente.

Si queremos realizar una marcha más seria y larga podemos optar por la ruta de la Bozosa de San Miguel. Esta tiene su propia entrada en el blog.

El Río Flumen

El Río Flumen.
El típico color verde intenso del Flumen en esta zona invita a tomar un baño. Lo que nos se ve en la foto son las inmensas paredes que bajan del Fraile y la Peña Amán a las orillas – Robert las está admirando… ¿o son los buitres los que le llaman la atención?

3. La vuelta a la Peña San Miguel

Esta muy bien descrito en el mencionado libro de Enrique Salamero.

La ruta no es apta para seres que sufren vértigo, pero en ningún momento tenemos que trepar o escalar. Si se evaluase sólo el camino y la traza que se pisa y no se concentrase en el abismo que está cerca y tan presente, se podría decir que es una senda que carece complicaciones. En la parte más estrecha se encuentran los anclajes para montar un pasa manos, aunque no hay ninguna instalación permanente. El último tramo, en la cara norte el camino está algo vestido.

Sea como fuere, las vistas a la Peña Amán y el Fraile, la roca, los buitres y la impresión de la verticalidad hacen que esta vuelta será inolvidable y nos dejará con la boca abierta.

Las Palomeras del Flumen

Las Palomeras del Flumen desde la cornisa que rodea la Peña Amán.
El abismo desde la cornisa impresiona.

Por las pozas de la Pardina de Ascaso

Pozas del Río Flumen

Pozas del Río Flumen.

Este paseo es el marco para pasar unas horas de relax en la orilla de un río maravilloso. El Flumen forma en este tramo, cerca de la Pardina de Ascaso, una cadena de pozas verdes y fabulosas. La temperatura del agua es sorprendentemente agradable y su color verde transparente invita a bañarse. Se puede minimizar toda la ruta a un paseo de por el mismo lecho del río, remontandole sin dificultades.

Preparamos la mochila según la duración del paseo que nos apetezca, cogemos la correa y disfrutamos de un día sin prisas, ni estrés.

Ficha Ascaso

Tiempo:

Irrelevante

Desde las primeras pozas al aparcamiento: 15min.

Desde el aparcamiento a la desembocadura del Barranco Barón por la orilla derecha: 45min

Desde la desembocadura del Barranco Barón al aparcamiento: 45min.

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Total: irrelevante, 2h 30, media jornada

Aparcamiento:

En la carretera de Belsué a Nocito cruzando la primera vez el Río Flumen, aparcamos en la chopera, justo después del puente a mano izquierda.

Acceso:

Desde la chopera cogemos la pista que arranca del aparcamiento y cruza el río en seguida. Subimos al pueblo abandonado de Santa María de Belsué. Allí empieza la excursión.

Santa María de Belsué:

La aldea está situada en el centro de un meandro del Río Flumen. Entre las ruinas encontramos una curiosa iglesia parroquial del siglo XI. 

Andamos por el GR que se dirige hacia el oeste y cruza en seguida el río. (En este punto podríamos seguir ya por el lecho. Mas adelante encontraremos otras posibilidades para bajar al río.) El sendero nos lleva en lo alto a unos edificios en ruinas.

La Pardina de Ascaso:

La Pardina de Ascaso

La Pardina de Ascaso y la bonita poza debajo.

La poza más grande se encuentra debajo de las ruinas de la Pardina de Ascaso. Los edificios de la misma pardina sirvieron de campamento juvenil hace décadas. Hoy en día quedan sólo ruinas. Alrededor de las ruinas encontramos los viejos campos de cultivo, viejos árboles frutales y corrales para el ganado.

Para seguir nuestro camino debemos estar atentos en este punto. El GR se va alejando del río, pero nosotros vamos en búsqueda de un sendero que discurre por los viejos campos paralelo al Flumen. Lo más fácil es, fijarse en una glera de margas que tenemos más delante. Justo encima de dicha glera pasa el camino que buscamos y nos podemos acercar a el por los viejos campos que bordean la zona de margas. De nuevo en un sendero, le seguimos hasta que nos sitúa en la orilla del río, cerca de la confluencia.

El Barranco Barón:

En la desembocadura del Barranco Barón, se encuentran dos pozas, una en cada río: la que lleva el agua calentita del Flumen y la que lleva el agua fría del Barón. ¡Un spa natural!

Confluencia del Barranco Barón con el Río Flumen

Confluencia del Barranco Barón con el Río Flumen.
El de la izquierda es el Flumen y baja calentito; a la derecha se ve la última poza del Barranco Barón – más bonita, pero más fría.

Además se encuentran varios caminos en este punto, aunque no es obvio donde arrancan los caminos, pues no hay carteles, ni hitos:

Por la orilla izquierda del Río Flumen sube una senda hacia el Monrepós (Más información en la entrada «El tramo olvidado del Flumen«). Por la orilla izquierda del Barranco Barón sube una a la Pardina de Ubsieto (Más información en la entrada «Vuelta por el Tozal de Lusera«) y en la orilla izquierda debajo de la desembocadura encontraremos otra que conduce a Santa María de Belsué. Esta última nos podría servirá de retorno.

La traza no se pierde de todo, pero está ya invadida por las zarzas y el matorral, especialmente al principio y al final. Por eso, aconsejo recorrerla solamente con pantalones largos y zapatos, que protegen los pies. Otra molestia de la senda se manifiesta en el calor, que pasaremos, pues discurre por el valle del Flumen en lo alto, donde no encontraremos agua y La bajada al río es factible en algunos puntos, pero nada fácil. Nos lleva en unos 30min a Santa María de Belsué, pasando por buenos miradores de la zona, que hemos remontado antes

Vistas al Flumen y la Pardina de Ascaso

Vistas al Flumen y la Pardina de Ascaso desde la senda de retorno.

No es obvio donde arrancan los caminos, pues no hay carteles, ni hitos. El camino, que conduce a Santa María de Belsué, le encontramos fácilmente en la orilla izquierda de la última poza del Barranco Barón. (Es justo la poza fría del mencionado spa.)

No se olvida que todo el retorno se puede efectuar opcionalmente por el lecho del río.

Retorno:

Volvemos desde Santa María de Belsué al coche por el mismo camino.

Variantes:

En la carretera del Mesón Nuevo a Belsué aparcamos en la primera curva cerrada hacia la derecha.

Hay sitio para dos coches. A mano izquierda nace en la curva una pista en muy mal estado. Pronto se convierte en una senda que nos lleva hasta las ruinas de la Pardina de Ascaso, que vemos ya desde lejos. Nos costará un poco más de una media hora.

¡Cuidado en la vuelta! Por la Pardina pasa el GR 1 hacia Belsué. Nos podríamos equivocar y tomar el GR como retorno.

El camino correcto arranca a mano derecha, mirando desde el río, no está balizado y discurre por media ladera. El GR, al contrario, discurre por un barranquillo.

Si hay tiempo, vale la pena visitar la población abandonada de Lúsera. Hay rincones recién arreglados, como la iglesia, debajo de Lúsera, el otro lado de la carretera se encuentra la bonita poza final del Barranco Caruaca. Bonito, recomendable y acceso inmediato.

Nota personal:

Mi pareja de entonces y dos amigos austriacos visitábamos hace años el pueblo Lúsera. Paseando por las casas abandonadas escuché un grito de la novia, que estaba por el otro lado de la casa:

Robert se cayó en un pozo de unos 4m de profundidad. Olfateaba el agua y saltó por el murillo del pozo. Allí abajo estuvo llorando y nadando por el agua oscura.

El tenía 1 año y por el calor que pasábamos todos tenía mucha sed.

Menos mal que uno de los austriacos es guía de montaña, llevaba (como siempre) unas cuerdas en el coche y pudo instalar un rápel. Mientras él estaba instalando, hubo un momento, en cual ya no escuchamos más los chillidos de Robert. Yo, pensando lo peor, empecé a perder la calma. Pero la novia bajó heroicamente al pozo para salvar al pobre perro. Lo encontró agarrándose en una cornisa dentro del pozo temblando de miedo. Después de este susto, nos fuimos a las pozas del Flumen para relajarnos.

En situaciones como esta, nos damos cuenta de la importancia del manejo de los nudos y las cuerdas. Yo, por lo menos, me aficioné a los nudos aquel día.

Como están rehabilitando el pueblo, el pozo está tapado hoy en día, pero hay otro, que la gente usa y está abierto. ¡Cuidado!

Pozo en Lusera

Uno de los pozo en Lusera.

El Barrasil

El Barranco Barrasil

El Barranco Barrasil.
Robert en una de las pozas del Bozacal de los Gatos

El Barrasil es el tramo del Río Alcanadre que se encuentra entre las llanuras de Chasa y el Puente Pedruel y fue recorrido e, incluso, parcialmente cultivado desde siempre. Nosotros podemos aprovechar las sendas antiguas que llevaban a los campesinos, pescadores y cazadores a dentro del cañón y por las orillas para disfrutar de una composición de bellos paisajes: acantilados contra prados, pozas contra rápidos.

Recorte del Mapa Alpina

Recorte del Mapa Alpina.

En la primera parte de la circular podemos visitar la curiosa Cueva de Andrebod. Después llegamos al río en un lugar que refleja paz y vida – los Campos de Chasa, cruzamos un impresionante caos – el Bozacal de los Gatos, y salimos del cañón en su zona más bonita – la Caxigareta. En el retorno a Rodellar podemos pasar por el idílico y viejo Puente Coda, si nos quedan tiempo y ganas. Estos son los objetivos principales de la excursión, aunque tropezamos con más singularidades como la Fuente Mascún o los Ventanales.

Preparamos la mochila, llevamos una botella de agua, el almuerzo y la correa para explorar un lugar maravilloso que se ha convertido modernamente en terreno de los barranquistas y escaladores, pero que es igual de accesible para nosotros – los excursionistas – y merece, sin duda, nuestra visita.

Ficha Barrasil

Tiempo:

De Rodellar a los prados de Seral: 1h.

Bajada a Chasa: 45min.

Desde Chasa hasta la Caxigareta: Irrelevante.

Desde la Caxigareta al Puente Coda: 1h.

Del Puente Coda a Rodellar 30min.

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Total: irrelevante, 5h 30, jornada completa

Aparcamiento:

Rodellar

Acceso:

Bajamos de Rodellar a la Fuente Mascún. A escasa distancia río arriba desemboca la Garganta Baja por la cual sube el camino que debemos tomar.

Subimos por dicho camino, indicado con “Losa Mora” y nos introducimos en una canal de mucha vegetación. Después de apenas una media hora se abre la garganta un poco y el camino cruza una amplia pedrera que baja de la ladera a nuestra derecha donde vemos, unos 100m encima del camino, la boca de una cueva, grande y oscura.

La Cueva de Andrebot:

Aunque la subida es calurosa, incomoda y pendiente, vale la pena visitar esta cueva que carece de peligros en forma de agujeros o túneles por donde el perro se podría perder.

La Cueva de Andrebot

La Cueva de Andrebot.

Para subir a ella, nos situamos en el punto donde el camino sale de nuevo de la pedrera. Desde aquí adivinamos los rastros de una senda que sube en diagonal hacia la derecha hasta un bloque rodeado de boj donde suele haber un hito. A partir de dicho bloque hay una cuerda que nos ayuda subir el empinado canchal entre el boj y las zarzas. Guiado por esta llegaremos al llano delante de la boca. Ahora sólo queda seguir la tímida senda que nos llevará a dentro. La subida nos cuesta sólo 10min, pero mucho esfuerzo y sudor en verano.

En su interior encontraremos bonitas esculturas de toba cubiertas de una pátina verde y un poco de frescura que hará falta. Además se encuentran en la parte alta de la sala, detrás de un bloque, unos charcos de agua donde el perro puede beber.

De nuevo en el camino de la Garganta Baja seguimos subiendo hasta llegar a la Pardina de Seral. (‘Pardina’ porque se encontraba un edificio en este sitio. Hoy en día, sólo encontramos unas pocas piedras que quedan de los muros. Mira en la página: El Valle de Rodelar: La Caseta Seral).

En las Campas de Seral se encuentran varios caminos:

  • Hacia el norte, nuestra derecha, lleva una pista al Dolmen Losa Mora y los pueblos Otín y Nasarre.
  • Hacia el noreste una senda, tímida y bien camuflada, sube a un refugio pastoral ubicado en un covacho de los acantilados que bajan del Tozal de las Gleras. La subida a la misma cima es factible, pero la prolongación de la senda está perdida.
  • Hacia el suroeste arranca el camino que baja al Río Alcanadre (nuestra ruta). Al principio se junta con una pista que sube a la Plana Alta de la Peña Grau, pero se desvía de nuestro camino justo en el collado que nos separa de la cuenca del Alcanadre.

Cogemos el camino indicado como “Bco. Barasil” y bajamos al río sin perdida ganando primero un pequeño collado en el cual dejamos detrás la pista intransitable que sube hacia la Peña Grau. En un viejo cartel “Barasil”, ya cerca del río, seguimos mejor por el ramal a mano derecha que nos dejará más cerca de la Fuente San Cristóbal.

Los Campos de Casa:

Es un sitio precioso.

Los Campos de Chasa

Los Campos de Chasa.
Vista desde la Peña Castillazuala que se encuentra en la ladera opuesta del Alcanadre. Se distinguen los dos ramales del camino que baja desde Seral. Río arriba, debajo de los acantilados de las Cuás, se encuentran las Gorgas Negras. Se puede remontar el río a nado por bonitas pozas hasta una badina larga y fría nos introduciría en el mundo de los barranquistas que ya no es apto para el perro.

Nos encontramos en un llano donde el río pasa con tranquilidad formando bonitas pozas entre los campos antiguamente cultivados. La llanura está vigilada por los acantilados de la Peña Grau y del Puntal de la Rubiacha en el margen izquierdo y de la Peña Castillazuala en el lado opuesto. La importante Fuente de San Cristóbal encontraremos río arriba en la orilla derecha, después del último campo, entrando ya en la zona de los bloques. De vez en cuando baja el ganado de la Plana Alta a estos campos para abrevar y refrescarse. Nosotros deberíamos hacer lo mismo y sestear un rato en la sombra de los chopos para disfrutar de la paz que refleja este lugar.

Nos ponemos de nuevo en marcha siguiendo la corriente del río para enfrentarnos con el tramo más difícil y, al mismo tiempo, más espectacular de la excursión: el Barranco Barrasil.

Por casi todo el tramo del río que tenemos adelante, discurren viejas sendas por las orillas. Tenemos que cruzar el lecho del río varias veces donde nos mojamos hasta la cadera. Sólo en el Estrecho de la Ralleta tenemos que nadar un corto tramo. Las complicaciones se concentran en el caos que encontramos al principio y consisten en trepar y destrepar por los bloques que oprimen la orilla. En un punto clave tenemos que pasar a gatas por un agujero/túnel – por eso el nombre del caos: El Bozacal de los Gatos.

El Bozocal de los Gatos

El Bozocal de los Gatos.
Robert está un poco perdido por la inmensidad del caos.

Pero lo más importante es no perder la orientación y saber donde arranca el camino que nos lleva fuera del barranco.

Las llanuras de Chasa terminan en una bonita poza de bajo de una pared anaranjada, la Badina Abargüela. El otro ramal del camino que baja de Seral llega justo aquí. Ya se presentan acantilados y el cañón empieza a cerrarse y nos vemos enfrentados a los bloques del gran caos.

El Bozacal de los Gatos:

El Bozocal de los Gatos

El Bozocal de los Gatos.
La salida del agujero que hay que pasar a gatas.

Tenemos que empezar a avanzar por la orilla derecha para destrepar el caos. Aunque no hay camino visible vamos en buen camino, si buscamos los pasos más fáciles para superar los bloques.

Nunca estamos obligados a pisar o cruzar el agua, escalar o subir a las laderas cubiertas de vegetación. (Hay caminos de cabras que nos podrían engañar.) Además debemos prestar atención que nuestro perro no se acerca a las zonas peligrosas como los sifones o cascadas. Sin embargo, pasamos también por varias pozas, algunas semi-cubiertas, donde el agua no propone ningún peligro, pero durante todo el tramo del caos debemos controlar al perro atentamente.

Después de unos 200m llegamos a unos bloques que nos impiden el paso. Justo allí se encuentra un agujero a mano derecha por donde tenemos que pasar a gatas. En el otro lado vemos que la cantidad de bloques disminuya  y el río describe un giro a la izquierda. Ahora debemos cruzar el agua para evitar el ultimo resalte y llegar a una zona más tranquila y fácil de recorrer donde se va formando poco a poco una senda de nuevo.

El Estrecho de la Ralleta:

El Estrecho de la Rallata

El Estrecho de la Rallata.

Seguimos andando río abajo un buen rato pasando la Badina Lavaculos que nos obliga mojarnos hasta donde su nombre lo indica. La siguiente poza del Estrecho de la Ralleta nos obliga a nadar. El trayecto a nado es bastante corto si cruzamos la poza en diagonal de la derecha hacia la izquierda. Por todas maneras el agua en verano es de una agradable temperatura en este tramo del Alcanadre. Después de dicho estrecho el río describe una zeta para equivocar un bonito estrato cóncavo que baja de la izquierda. En esta bóveda hay vías de escalada y a veces se ven escaladores practicando este deporte allí. A escasa distancia más abajo nos topamos con un nuevo caos. Pero esta vez es de dimensiones modestas y consiste principalmente de sólo dos bloques gigantescos en el lecho del río.

La Caxigareta:

La Ollata

La Ollata.
La piscina natural más perfecta que conozco.

Este idílico lugar es fácil de identificar, pues hay, aparte de los bloques, una marmita grande como una piscina a lado del segundo bloque (foto, llamado Olleta), tres cuevas en una pared a la derecha que forman una cara tumbada y un antiguo campo cultivado en la orilla izquierda enfrente de dichas cuevas. En el medio del campo se encuentra un hito grande que marca el nacimiento de un camino que lleva a lo alto de los acantilados del margen izquierdo – el Camino de la Caxigareta, nuestra salida. Por eso es importante identificar este lugar.

Aquí podemos aguantar hasta que se vaya el calor del día y aprovechar las pozas de aguas cristalinas para un baño tranquilo y refrescante. Debajo de la Olleta hay una pequeña fuente en la orilla derecha que no se suele secar de todo en verano. Si queremos podemos seguir bajando opcionalmente para explorar el último tramo del Barrasil antes de la Badina Ajuntadero y volver después a la Caxigareta para salir del barranco por dicho camino. Ida y vuelta nos costará 40min.

El Barrasil

El Barrasil.
La zona de la Caxigareta desde los acantilados que bajan de la Peña Castillazuala y forman el margen derecho (!) del cañón. Se observa bien el camino que cruza el viejo campo, los bloques que forman los Bozos de la Caxigareta, la Olleta y la cantidad de las bellas pozas que se hallan en este lugar. Se adivina el Camino de la Caxigareta que arranca en la parte derecha del campo, pasa por el terreno de roca suelta entre el boj para encontrar la faja que sube en diagonal de la derecha a la izquierda y sale de la foto en el punto donde se convierte en una cornisa.

La Badina Ajuntadero:

El inicio de la Badina Ajuntadero

El inicio de la Badina Ajuntadero.

Más allá de la Caxigareta encontramos primero otra bonita boza debajo de una bóveda y después la poza del Paso Mairal. Este paso es complicado y no nos queda remedio que cruzar la poza nadando. Más abajo vemos la Cueva Cerbuna en los acantilados del margen derecho y a poca distancia de ella empieza el largo estrecho hundido de la Badina Ajuntadero. Este pasillo tiene una longitud de 150m y no es apto para el perro. Por eso nos vale contemplarlo desde su inicio y volver a lugar dond arranca el camino de salida.

Para los nadadores:

Se puede nadar la mitad del estrecho hasta donde se encuentra la desembocadura del Mascún. Girar (nadando) a la izquierda y remontar (nadando) este ultimo tramo hundido y muy estrecho del Mascún para llegar al Puente Coda. La distancia de nadar supera los 100m y es en su totalidad por unas gargantas estrechas. Aunque las personas pueden hacer pie en, quizás, dos puntos, el perro tiene que nadar por todo el trayecto.

El Camino de la Caxigareta:

El Camino de la Caxigareta

El Camino de la Caxigareta.
El paso delicado.

Guiados por los hitos vamos por la senda que arranca justo en el campo, traspasa un bosquecillo de bojes y empieza a subir pegada a la pared. En seguida nos sitúa en una cornisa, muy empinada, por la cual discurre hasta alcanza una amplia y pedregosa canal. Ascendemos recto contra la pendiente en zigzag hasta alcanzar un repecho rocoso donde encontraremos un paso obvio, asegurado con una vieja cuerda. Alzamos al perro y le seguimos ahora por un terreno menos empinado. Poco después llegamos a una loma en la cual hay un cruce de caminos bien marcados. Si cogemos él de la izquierda, llegaremos en 10min a una bifurcación donde el ramal de la derecha baja al Mascún en la zona de la Chopera. Desde allí podemos subir al pueblo por cualquiera de las sendas posibles. Un retorno bien factible y corto (1h hasta el pueblo).

Cogemos el camino que baja a mano derecha. Nos lleva por terreno karstico hacia el Puente Coda.

El Puente Coda

Debajo de este puente idílico encontramos agua sólo en primavera, pero esta vieja construcción armoniza con el entorno de una manera espectacular y nos vale la pena bajar al cauce (seco) para verlo desde otra perspectiva.

El Puente Coda

El Puente Coda.
El cauce seco emite muchos olores interesante (eso lo parece a Robert por lo menos).

Retorno:

En el otro lado del puente hay dos caminos, él de la izquierda llevaría al Puente de Pedruel y al camping. Él de la derecha nos sube por un bonito paisaje de fajas y cornisas a Rodellar. Este camino es confuso y tenemos que prestar mucha atención a los hitos. Me parece que la trocha original ha sido cambiada por la construcción de la depuradora. De hecho, si nos acercamos a ella (se anuncia por el olor), debemos controlar al perro, dado que él podría ponerse en contacto con el agua sucia y coger un olor muy fuerte y malo. Si hemos prestado atención y cogido el camino correcto, no nos acercamos  mucho a dicha instalación y volveremos al pueblo por la zona del refugio nuevo.

Robert sestea en la orilla rocosa de la Olleta

Robert sestea en la orilla rocosa de la Olleta.

Visita al Cañón del Formiga

El Río Formiga

El Río Formiga.
Robert contempla la cascada, el ultimo destrepe del barranco.

El Formiga se ha convertido en el barranco más popular de la Sierra, pues tiene todo lo que desea un barranquista principiante  un caudal poco peligroso y un acceso corto y bonito. Nosotros podemos ver algunas de las maravillas de este cañón en forma de un paseo corto, sin tener que usar una cuerda, ni el neopreno.

Importante:

Recorte del Mapa Alpina

Recorte del Mapa Alpina

Para disfrutar del paraje tranquilamente debemos elegir una fecha y/o una hora, fuera de la temporada alta cuando no hay muchos grupos de barranquistas. Aún así, encontraremos algunos, pero por lo menos evitamos las conglomeraciones de gente en estas fechas. (Un amigo mío se ha encontrado con casi 200 personas una tarde en junio, haciendo el barranco. Este número nos da una idea de la cantidad de gente que pasan por el barranco cada día en verano.) Una buena hora fuera de los horarios de las empresas de guías sería la madrugada, pues por la mañana el sol juega con colores en la cascada y el estrecho, o antes del anochecer, como ilumina la cueva de una manera espectacular.

La ruta del paseo que presenta el blog dibuja una estrella. Vamos a hacer campo base en una poza, y desde allí podemos visitar a tres parajes singulares cercanas. No nos hace falta mucha preparación, a parte de agua y la correa, y vamos a descubrir, porque se ha hecho este cañón tan famoso.

Ficha Formiga

Tiempo:

 Hasta la poza base: 20min.

Desde la poza hasta la cascada: 15min

Hasta la Cueva de las Polverosas: 20min.

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Total: irrelevante, 2h 30, media jornada

Aparcamiento:

En la Carretera A-1227 entre Panzano y Bastarás hay una explanada justo en el puente sobre el Formiga.

Acceso:

Cogemos el camino tal como nos indican los carteles. Por un pinar de replantación llegamos en seguida a la poza base.

Antes de llegar allí, cruzamos un barranquillo. Si este lleva agua, podemos subir unos 10m por él y coger agua de una fuente que encontramos escondido a mano izquierda.

La poza y su entrono invitan a bañarse y tomar el sol. Por la orilla izquierda siguen dos caminos: uno recorre el cauce y el otro remonta la ladera.

El Cañón del Formiga:

La poza base en el Formiga

La poza base en el Formiga.

Si cogemos el primero camino, el que sirve  de retorno para los barranquistas, nos llevara río arriba hasta una zona, donde se estrecha cañoncito, y el río toma cada vez más forma de un barranco. El camino desaparece y nos obliga avanzar por el lecho. Si seguimos nos mojamos los píes. Al fin el Formiga se convierte en un verdadero barranco y nos asombra con una cascada que se cae por un agujero delante de nosotros. En las paredes de la sala vemos montones de piedras, que convierten el sitio en un “templo pagano”. Se trata de una costumbre moderna de los barranquistas que descendieron el cañón sano y salvo.

La bonita sala antes de llegar a la cascada del Formiga

La bonita sala antes de llegar a la cascada.

En esta zona podemos trepar en la orilla izquierda (nuestra derecha) por un paso obvio y fácil para superarla la cascada. Nos da acceso a una zona superior y muy bonita de dos “piscinas” abajo de una pequeña cascada.

Pozas en el Formiga

Pozas en el Formiga.

La Cueva de las Polverosas:

La Cueva de las Polverosas

La Cueva de las Polverosas encima del barranco.

Desde la poza base tomamos el caluroso camino que remonta la ladera y nos lleva en breve a esta cueva colgada sobre el cañón, que impresiona por su tamaño, las vistas y las edificaciones rurales que narran de su uso pastoril: encontraremos muros de protección, una caseta y un coral ubicado dentro del abrigo.

Desaconsejo seguir por el camino hacia el sur porque nos llevaría a una cornisa estrecha justo encima del barranco, donde tenemos que prestar mucha atención a no tirar piedras con nuestros pasos, pues justo allí puede estar gente descendiendo por el barranco. Como el perro tira piedras sin control, seria mejor que no pase más allá de la cueva. Por todos modos, la senda lleva sólo a una instalación de un rápel para bajar al cauce del río.

La pasarela:

El últimos rápel del Formiga desde la pasarela

El últimos rápel del Formiga desde la pasarela.

Volviendo de la cueva buscamos una senda que se desvía a mano derecha hacia abajo. En un instante nos lleva en zigzag a un pequeño puente que está justo encima de una cascada y es un mirador de la atracción principal del descenso del Formiga. La cascada se cae 7m a un estrecho. Los barranquistas la bajan con un rápel, o opcional con un salto. Debajo del chorro de agua se esconde una curiosa gruta, que queda invisible para nosotros. También podemos bajar con cuidado hasta el agua en este lugar, para que se refresque el perro. Si seguiríamos por la otra vertiente, la senda nos llevaría tras pasar todo el desnivel de la loma a unos campos cultivos.

La Cueva de las Polverosas

La Cueva de las Polverosas desde la otra vertiente.