Ya conocemos el paseo que nos lleva a los Caxicos de Lorente.
En esta entrada presento un paseo por las mismas tierras que rodean estos árboles, pero más amplio llegando hasta unas bonitas pozas en el Río Guarga. Nos movemos durante todo la ruta por un terreno de antiguos campos que reflejan melancólicamente el mucho trabajo y la vida dura que tuve la gente del lugar. Otro objetivo de la excursión es la aldea de Los Molinos, antiguo barrio de Laguarta en la orilla del río, hoy en día abandonada.
Toda la zona es suave, los desniveles son pocos y el terreno resulta fácil de recorrer. Ademas es relativamente simple para orientarse, ya que nos encontramos en una ladera entre el río y la carretera, dos topes muy claros. Esto nos permite investigar también fuera de la senda o pista sin correr peligro de perdernos. Sin embargo hay que prestar atención al ganado suelto, que siempre se encuentra por estos prados.
Preparamos la mochila con el almuerzo y el agua, cogemos la correa del perro y visitamos los enigmáticos campos que componen el alrededor de Larguarta.
Tiempo:
Del coche al Campo Lorente: 15min.
De Lorente a Los Molinos: 30min.
De los Molinos a las pozas: 30min.
Volver al coche: 30min.
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Total: 1h45, media jornada.
Aparcamiento:
En la carretera de la Guagera A-1604 aparcamos en la ultima curva a la izquierda (km 26,5) antes de entrar en el pueblo. A mano izquierda se ven los cipreses del cementerio y a mano derecha hay una pista que describe un semicírculo. En esta pista hay sitio para dejar varios coches.
Buscamos un sendero entre muretes de piedras que nace unos pocos metros antes del desvío a la pista.
Bajamos por el sendero al Campo Lorente.
Los Caxicos de Lorente
Siguen impresionando.
Para buscar la senda que sigue bajando al río y a la aldea Los Molinos debemos buscar un quejigo monumental y característico cerca de la entrada al recinto de Lorente. La senda original pasa justo por él bajando derecho hacia el río. La trocha se identifica fácil, pero en muchos tramos está invadida por la vegetación y tenemos que optar por un itinerario menos molesto por los campos colindantes, sin perder de vista al camino original.
Más abajo penetramos un pinar de repoblación donde la senda original se pierde y debemos seguir andando por sendas de ganado manteniendo la dirección hacia el río. El bosque desaparece y llegamos a una zona de amplios campos. Al fondo se divisan las primeras ruinas de Los Molinos.
Los Molinos
Eras, campos y ruinas.
Ya no sigue nada en pie, pero el lugar es encantador. Podemos ver las dos casas y la borda principal. La aldea está rodeada por eras y campos que bajan al río formando terrazas. Allí se esconden otros edificaciones o construcciones pequeños.
Además encontraremos un fácil acceso al río donde el perro puede refrescarse.
Para seguir nuestro paseo debemos ir por la orilla río arriba. Podemos elegir una senda próximo al río, umbrío pero con alguna molestia por la vegetación, o optar por las sendas de ganado que discurren por el extremo sur de los amplios campos, siempre paralelo al río.
Sea como sea, llegaremos a un vado de una pista que da paso a la orilla opuesta que se compone en este lugar de amplias losas de conglomerado. Las pozas ya están cerca.
Las Pozas de Laguarta

La poza grande de Laguarta.
El agua está un poco turbio por la tormenta del día anterior. La losa mencionada está en la sombra.
Hay una poza encima del vado y hay dos pozas río abajo. La de arriba está próxima al vado y a las otras dos nos acercamos mejor por las losas mencionadas en la orilla opuesta. Nos situarán en la cabecera de la cascada que separa las dos badinas.
Allí encontraremos una piedra plana en la sombra de un caxico – un lugar idílico y tranquilo, ideal para sestear.
A la poza grande se accede destrepando por la misma cascada y la segunda, una perfecta marmita, tenemos delante y en ella nos bañamos con más facilidad. El agua suele estar fresco.
Volvemos a la orilla opuesta y avanzamos por la pista que parte del vado en suave ascenso. Antes de que cruzar un barranco, veremos muros a mano derecha donde unos hitos marcan el inicio de la senda antigua que sube al pueblo. Nosotros nos quedamos en la pista.
En breve llegamos a un campo. Allí la pista, poco visible, discurre por debajo de tres caxicos descomunales en linea. En continuación resulta fácil seguirla hasta llegar al coche. En el camino veremos más árboles excepcionales, algunas construcciones pastorales como muretes de apoyo.
Nota personal:
Como he mencionado al principio, el terreno no propone muchos obstáculos, si optamos ir por libre. Hay un camino antiguo que sube al pueblo (lo mencioné antes). Merece la pena meterse por él a la zona de los campos que llega hasta Laguarta. Desde este camino se puede salir a los campos y explorar todo lo que se encuentra en ellos: refugios pastorales o casetas de herramientas, los muros que moldean las terrazas o simplemente rocas de forma rara que tenían alguna función en su tiempo y, sobre todo, más quejigos descomunales. Tenemos que seguir atentos a no asustar a los caballos, vacas o cabras.
Vale la pena perderse por estos campos.
Si subimos hasta el pueblo, podemos recargar las pilas en la casa rural «El Señor», pero después tenemos que volver al coche por la carretera. Por eso he elegido el retorno por la pista, aunque no es tan bonita como la senda antigua.
Retorno:
La pista topa con la carretera justo en el aparcamiento, donde hemos dejado el coche.
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La mitad de las indicaciones ya no valen… Hoy mismo hemos intentado ir, y de las ruinas no queda nada… Hemos encontrado una de las pozas por pura intuición. Y la vuelta ha sido peor… Porque hemos encontrado el camino viejo (o eso creemos) que si no, seguimos dando vueltas. La travesía se supone que no llega a las 2 horas… Y nos hemos tirado más de 4 buscando, indagando… En 2 años ha cambiado muchísimo, y algunas cosas de las fotos ya no existen y es muy fácil despistarse. La poza el agua estaba helada… Lástima de la cantidad de tábanos que hay, y lo han tomado con nosotros y nuestros peludos…y hemos salidos disparados de allí. Si vais con tiempo y con mucho repelente para bichos, mola el sitio.
Hola Marta.
Parece que no fue la excursión que habéis esperado…
Las ruinas – Que se caen los restos de los muros, lo puede pasar en cualquier momento. Claro, esto es lo que hace que sean ruinas. La última vez he estado allí el otoño el pasado. Entonces todo seguía igual como hace dos años (cuando he escrito la entrada) o como hace 7 años (cuando he estado la primera vez). Parece que la erosión durante este último invierno les ha afectado mucho a las construcciones.
Indicaciones – Aunque las ruinas cambian de aspecto, las indicaciones siguen validas.
Perderse – En estas zonas por donde pasa (casi exclusivamente) el ganado, las sendas están desfiguradas y uno se puede confundir fácilmente con las trochas que deja el ganado (Ya lo he comentado en las entradas). En el caso del retorno de las pozas me extraña que os ha pasado, ya que es una pista forestal (¡!) que vuelve al aparcamiento.
Agua helada y tábanos – La naturaleza puede ser desagradable. A veces es mejor quedarse en la piscina municipal a la vuelta de la esquina. Allí los tábanos se reparten entre cientos de visitantes y en general suelen tener instalaciones para calentar las aguas.
Saludos, Bobi
Por una parte, fue una pasada!!! Los árboles, las vistas… Lo de perdernos luego nos lo tomamos a risa… Y lo de las picaduras, yo iba preparada… Y aún así, me lincharon jajajaja en la farmacia cuando volví ya me dieron el repelente más fuerte, que vale hasta para la malaria. Yo creía que iba a bastar con la citronela y autan, y no fue así. Lo digo, porque igual que me pasó a mi, le puede pasar a otra persona. Y mis peludos se lo pasaron pipa 🙂 ha quedado como una anécdota 😉