
Poza y árbol, sello personal de la excursión de hoy.
Un rincón de gran belleza en el inicio de la Codera Naya.
Diseñar esta excursión me ha costado mucho tiempo – tanto que la tenia ya descartada en la pagina «Excursiones no recomendadas». El problema es la falta de agua y en nuestras múltiples visitas acabamos, Robert a menudo y yo también a veces, agotados…
La zona de Naya es una suave ladera en la cara sur de la Sierra de Arangol. En el oeste está limitada por el Barranco Foncina que verte sus escasas aguas al Cañón de Tresuns por un inmenso salto. Hacia el sur los campos de Naya se esconden detrás de una ordinaria colina cuya ladera meridional se llama «la Costera de Naya» – un terreno hostil y seco, que conecta por largas pistas con el pueblo Morrano. Y por el este lo bordean los acantilados del mismísimo Río Alcanadre.
Se trata de un conjunto de campos, terrazas y recintos que fueron adaptados y cultivados desde la antigüedad. Encima de esto destaca el Castillo de Naya – una mole rocosa que, según cuentan, fue la ubicación de un castillo en su tiempo. No llegaremos a la plataforma cimera, así que no lograremos a ver los restos de este castillo. Pero aun así, este «porrón» de conglomerado nos revelará muchas otras singularidades.
Como mencionado, se puede acceder desde Morrano o más bien desde Pedruel. En los dos caminos hay que caminar largas distancias por pistas muy calurosas. Los pocos excursionistas llegan normalmente desde las cercanías de Morrano, ya que esta ruta destaca con buenas vistas al espectacular Cañón de Tresuns y figura en algunas de las guías. Hay dos descripciones buenas sobre este acceso: Una en el libro de David Gómez “Parque de los Cañones y la Sierra de Guara – Rutas, Descensos, Naturaleza” y otra en el de Óscar Ballarín “Sierra de Guara – Excursiones, Ascensiones y Travesías”.
Por Robert – y todos nuestros amigos de cuatro patas – la he dado la vuelta a la tortilla y recomiendo en este articulo el acceso desde Pedruel. De este modo no podremos disfrutar de las vistas mencionadas al Salto de Tresuns, pero nos aprovecharemos de las aguas frescas del Río Alcanadre. He convertido la visita de Naya en una excursión acuática.
La primera parte, el acceso, es idéntico al paseo que se suele dar para visitar de la Ermita de la Trinidad. Este paseo por si mismo es muy recomendable, siempre cerca de la orilla del Alcanadre. La segunda parte es la aproximación a Naya por parte de la pista calurosa, mencionada anteriormente. Después de la visita de Naya donde podemos jugar a la gymkana y encontrar todas estas maravillas, nos introducimos al Cañón de la Peonera superior y regresamos a la ermita por las fabulosas pozas que se encuentran en este tramo del Alcanadre. Un día muy completo.

El Castillo de Naya desde el cruze central de las pistas.
Se asoma uno de los caxicos detrás de los arbustos.
¡Aún así tenemos que elegir bien la fecha! En veranos calurosos puede que este tramo del río se estanca. Normalmente no se seca de todo, pero si iríamos en pleno verano, perdería mucho de su encanto. La época o fecha para programarla es la primavera.
En la excursión de hoy nos afrontamos a muchos extremos:
- traspasaremos terrenos muy secos y otros a nado,
- pistas largas, monótonos y acantilados abruptos o
- objetivos populares – como la Ermita de la Trinidad – y terrenos totalmente olvidados – como la los campos en lo alto de la Codera Naya.
Así que preparamos la mochila acuática, el almuerzo, una extra ración de agua y la correa para reinventar la visita de Naya.
Tiempo:
Del aparcamiento a la Ermita de la Trinidad: 30min.
De la Ermita al vado: 15min.
Avance por la pista hasta la Fuente Güega: 45min.
Visita de Naya: Total ~3h
- Los Caxicos de Naya: 15min
- El Castillo de Naya desde los caxicos: 30min a 1h
- El Barranco Dorado desde los caxicos: 30min
- La loma de la Codera Naya desde la Fuente Güega: 15min
- Las Cuevas de Naya desde la Fuente Güega: 10min.
Bajada al Rio Alcanadre: 30min.
Regreso al vado: irrelevante, 1h.
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Total: 6h30, jornada completa
Aparcamiento:
En la carretera HU-341 a Rodellar, justo en el pueblo Las Almunias hay un desvío a Pedruel. Seguimos por esta carretera hasta el puente sobre el Alcanadre y aparcamos en uno de los ensanches de la pista que arranca a mano izquierda antes del puente. Hay sitio para dos o tres coches.
Acceso:
Seguimos las instrucciones para llegar a la Ermita. La pista se mantiene en la cercanía del río hasta la subida a la ermita.
La Ermita de la Trinidad
Está ubicada en un montículo en medio de un amplio meandro del río. Detrás del edificio hay una bajada al río. Ya desde lo alto se ve que dicho meandro es una zona bonita de playas de grava y pozas. Un panel informa sobre la construcción y la costumbre que rodea esta ermita.
Para seguir debemos coger un camino que parte en la ultima curva de la pista antes de la ermita. Esta tímida senda nos lleva hacia el sur por lo alto de la colina. Después de haber flanqueado un campo nos sitúa en la cabecera de un salto rocoso. Unos hitos nos indican donde podemos bajar sin demasiadas complicaciones por estos escalones (Paso de I). De este modo empieza a bajar hacia el río cerca de una poza, inmensa y bonita, y más adelante topa con una pista que baja desde San Saturnino. Por esta pista llegamos finalmente al río al cual cruzamos por un vado natural.

Una de las pozas grandes del Alcanadre.
La senda nos lleva a esta plataforma rocosa que invita a dar un buen brinco al agua.
En la orilla opuesta seguimos por la pista que asciende hasta que topa con otra que viene de Pedruel. En este punto encontramos carteles. Tomamos la dirección «Salto de Bierge» o «Fuente de la Tamara». Desde la pista tenemos buenas vistas al río, especialmente a la Poza del Puente que nos da información sobre el caudal del río por este tramo. Es un buen momento para evaluar, si la excursión merece la pena.
Después de un largo trayecto por esta misma pista llegaremos a una balsa artificial. Esta será nuestro «pase» a Naya.
La Fuente Güega
La balsa rectangular se ve inevitablemente a mano izquierdo de la pista. En el otro lado encontramos un cartel que indica la fuente. Se halla a poca distancia escondida entre el matorral. Hay también una mesa de pic-nic allí.
Como indica el nombre, la fuente marca la frontera entre dos zonas. Así que las tierras que tenemos delante son las de Naya.
Para nuestra excursión esta fuente es un punto clave. Si no encontramos agua en la fuente o la balsa, recomiendo bajar al Río Alcanadre inmediatamente y dejar la exploración de Naya para otro día. Por toda la zona de Naya no vamos a encontrar más agua. Por eso, es muy importante que se moje y bebe el perro aquí.
Seguimos por la pista principal que nos adentra a la zona de Naya. Esta sube en zigzag y nos lleva en 15min a una bifurcación donde hay un cartel indicando el Castillo de Naya. Subiendo por esta pista llegaremos en seguida a los caxicos que se encuentran muy cerca, así que ellos serán como el campo base de la exploración de toda la zona.
En el próximos párrafos se encuentran las descripciones de los «tesoros» de la gymkana, siempre partiendo desde los dos quejigos. No obstante, se pueden encontrar atajos entre las atracciones campo a través.
Los Caxicos de Naya
Destacan dos árboles descomunales muy cerca de la bifurcación mencionada.
Especialmente el primero es uno de los más viejos de toda la Sierra. Debemos contemplarle de todos los ángulos, ya que tiene un lado bastante cicatrizado y otro relativamente sano. En la última visita (Mayo 2015) tenía un aspecto más débil por la falta de hojas en algunas ramas en comparación a otros años. (Espero que no haya cogido ninguna enfermedad y que viva muchos siglos más.)
El más «joven» invita a sestear en la sombra de su amplia copa. Es un buen sitio para descansar.
No son los únicos árboles en Naya que merecen una visita. Hay más carrascas y caxicos en la ladera del extremo suroeste, entre la pista hacia el Salto de Tresuns y la senda a Morrano. De hecho, ya en la subida desde la fuente hemos podido ver alguna encina maja.
El Castillo de Naya
Podemos acercarnos desde la pista indicada o, más bien, por los campos de la cara sur del molde. Sea como sea, merece la peña rodear toda la montaña y explorar las cornisas y los abrigos accesibles. En muchos encontraremos restos de muros, recintos o otros testigos de la vida pastoral antigua, para no hablar de las muy buenas vistas que tenemos sobre toda la zona de Naya.
La parte más interesante son los abrigos desde la cara suroeste hasta la brecha (o cara norte del molde) y los de la peña continua. Allí se encuentran restos de refugios pastorales y grandes recintos en la faja principal. También hay una pila tallada en un bloque que recoge el agua de lluvias que gotea por los paredes. (En periodos de sequía no es potable, ni para el perro.)
El Barranco Dorado
Dado que el inicio de la pista que nos lleva hasta allí está camuflado por los campos y terrazas, nos debemos orientar por una torre de vigilancia por la cual pasa. Esta torre se encuentra en la loma divisoria entre los desagües de Naya (el Barranco Naya u él de la Fuente Güega) y el Barranco Focina que destaca con las atracciones mencionadas.
Pasando esta torre la pista baja directamente al lecho del barranco y lo cruza. Para visitar la ultima cascada del pequeño estrangulamiento dorado sólo resta subir unos pocos metros por el mismo cauce (normalmente seco). Veremos que la cascada esta cubierto con una pátina amarillento de distintos tonos y forma un rincón atípico.
Hay otro salto más arriba cuyo acceso es más complicado, ya que tendríamos que trepar y destrepar (¡!) por los laterales del primero.
La patina se produce por los minerales que lleva el agua que mana temporalmente en la Fuente Foncina. Este efecto geológico he visto también en una fuente temporal cerca de Nocito. Si la pátina está mojada tiene un color más intenso.
El Salto de Tresuns
Desde la misma pista podemos bajar (con ciertas molestias) por el cauce hasta la cabecera del salto. Por desgracia no hay buenas vistas, sólo podemos adivinar la caída y el abismo que tenemos cerca. Por todos modos hay que controlar al perro en esta zona.
Para ver el salto y el cañón mejor tendríamos que tomar el camino que lleva a Morrano y seguirlo hasta que encontremos un buen punto de vista en la cresta por la cual discurre. Sería una marcha adicional de aproximadamente 1h, por eso sólo lo recomiendo, si haya agua en el Barranco Foncina.
Después de haber visto todo eso o cuando no aguantamos más al calor, podemos volver a la Fuente Güega. Allí nos podemos refrescar, el perro y nosotros, y de este modo nos vamos preparando para explorar la Codera de Naya – ahora por arriba y después por abajo, si hay tiempo.
La loma de la Codera Naya
El Río Alcanadre describe allí un abrupto cambio de dirección entre los acantilados – la Codera Naya. Por la cresta que forma la lazada discurre un camino que lleva una brecha en el extremo este, un estupendo mirador natural sobre este tramo del río.
Tomamos la pista que parte junto a la balsa artificial hacia el este. En seguida nos lleva a una gran explanada. Desde allí vemos claramente la suave crestería delante. La tímida senda evita una zona kárstica al principio por la derecha, pero después discurre de nuevo por la misma cresta. Si no tenemos claro por donde encontrar la senda, podemos avanzar sin problemas por dicho centro de la loma.
Más adelante llegamos a una zona de campos abandonados. Todavía se ven los muros y terrazas, todo rodeado por un paisaje espectacular. Al fin nos corta el paso un resalte de roca, parte de una brecha. (Parece que se puede escalar o destrepar por la derecha para llegar al fondo de la brecha. Allí parece que una senda desciende hasta el río por una ladera a mano izquierda. Como el perro no podrá superar el destrepe, nunca lo he comprobado.)
A mano izquierda vemos abajo el Río Alcanadre y las bonitas pozas que forma entre los acantilados – la Codera Naya. Justo en el extremo opuesto de la lazada – no visible desde nuestro punto de vista – está la constante Fuente Los Arenales y la desembocadura del barranco del mismo nombre. A mano derecha el lecho está obstruido por los paredes y varios bloques. Este tramo lo llaman «los Bozos de Telito» y es el primer caos que de la Peonera superior.
Volvemos a la explanada cerca de la balsa artificial. A mano derecha veremos dos hitos que marcan el inicio de una senda, tímida pero visible.
Las Cuevas de Naya
Esta senda nos lleva en suave descenso por una faja a unos abrigos – las Cuevas de Naya.
Dado a la presencia de unos muretes supongo que estas cavidades fueron usados por los pastores para guardar y proteger el ganado durante las noches. Como en muchos otros lugares de la Sierra de Guara los ganaderos se aprovechaban de la forma escarpada del terreno que limitaba el acceso y convierte el abrigo en un lugar relativamente seguro.
El siguiente objetivo es encontrar la bajada al Río Alcanadre. Ya hemos visto que el terreno es abrupto y la zona poco recorrida. Por estas razones va a ser la parte más delicada de la excursión. Por el camino descrito no hay que destrepar, ni escalar, pero pasaremos por tramos expuestos y zonas donde ya no se ve la trocha de la senda. ¡Hay que prestar atención y controlar al perro!
Primero nos tenemos que situar donde están los dos hitos que marcan el inicio de la senda a las Cuevas de Naya. Siguiendo esta senda veremos a muy poca distancia – quizás 20m – otro hito más pequeño debajo del camino. Este marca la bajada al río. La senda está poco configurada y parece más bien de cabras, pero las rocas teñidas de rojo que producen las pisadas -sean de humanos o de las cabras – nos guían bastante bien.
Al principio desciende en linea recta hasta una bifurcación. La senda derecha nos llevaría a una proa expuesta de muy buenas vistas. Después la senda terminaría en una cueva cuyo acceso es algo delicado. Así que no vale perseguirla.
La senda izquierda, nuestra bajada al río, nos introduce a otra cueva que se encuentra a poca distancia más abajo. Allí tenemos que pasar al otro extremo de la boca y bajar el pequeño resalte de roca. Delante de nosotros se extiende un bosque por el cual no se ve ningún rastro de camino. Pero eso engaña, la continuación de la senda esta cerca.
Así que, desde el extremo izquierdo de la cueva (mirando hacia fuera) tenemos que bajar en linea recta traspasando el boj sin camino obvio. En unos 5m topamos con una senda que sube desde la izquierda. Esta senda está bastante vestida, pero se ve claramente su existencia. En suave descenso nos lleva a unos campos abandonados desde donde hay varias posibilidades para bajar al lecho del río. Sólo resta buscar la mejor y llegaremos a uno de los rincones más bellos del Río Alcanadre.
El Estrecho O Caxigo
El rincón en el que nos encontramos destaca con dos pozas que se dan las manos, una cueva y unos cuantos quejigos que bordean la orilla. Las playas de grava invitan a sestear y las pozas… Es uno de los momento para disfrutar de la Sierra de Guara – sólo, sin moverse. Flotando, escuchando y mirando.
Para nuestra excursión estas pozas son el punto donde termina la parte árida y empieza la acuática. La ruta sigue río arriba, pero si el tiempo lo permite podemos explorar la zona río abajo hasta la Fuente de los Arenales – la Codera Naya.
Es muy recomendable, pero nos costará como mínimo 2h ida y vuelta. Así que sólo es una opción, si la visita de Naya fue más corta de lo previsto.
La Fuente de los Arenales
Bajamos por el lecho del río cruzando varias pozas a nado, especialmente la penúltima es muy larga.
El rincón que forma la desembocadura del Barranco de los Arenales es muy idílico, ya que la fuente proporciona agua fresca y limpia. Especialmente en épocas de caudal reducido se aprecia el agua transparente que mana. Si nos atrevemos a dar un baño en la poza después de la fuente, notaremos la diferencia de las temperaturas las aguas.
Cruzando dicha poza estrecha, y otra más, se llega al inicio del Bozacal del Telito – un gran caos de inmensas rocas. Como el avance por allí es más complicado dejamos su exploración (los quejigos (¡!), sifones, saltos y pozas) para otro día cuando estemos equipados correctamente y no llevemos el perro.
Volvemos al Estrecho O Caxigo.
Rumbo contra la corriente avanzamos poza por poza a veces a nado. De este modo nos acercamos a una preciosa poza con una carrasca característica encima de un bloque donde se encuentra un puente en ruinas.
La Poza del Puente
En la orilla derecha halla todavía un zócalo y enfrente un anclaje de apoyo de madera entre los bloques. Dos testigos del desaparecido Puente de Santo Tornil.
La poza destaca con varios bloques de tamaño mediano dentro del agua. Estas rocas en combinación con la carrasca convierten la poza en un lugar fabuloso.
Seguimos vadeando y nadando por el río. Más adelante (exactamente en la octava poza, la del Punte de Santo Tornil incluida) hay una salida del cauce a unos campos en la orilla izquierda, nuestra derecha. Por estos campos discurre una senda que nos facilita el camino restante hasta el vado que conocemos del acceso. Sólo resta volver a la ermita. Si nos queda tiempo, se ofrece la bonita poza que se encuentra antes de la subida por el salto rocoso para descansar antes de volver.
Retorno:
Volvemos por el mismo camino por la ermita al coche.