Hay varias maneras de visitar Bagüeste, uno de los pueblos abandonados más bonitos de la Sierra de Guarra, ya que está ubicado en un montículo en la divisoria entre el Mascún y el Balcez. Existen muchas descripciones al respecto en las guías y sin duda ninguna, el libro «La montaña olvidada» de Arturo González nos proporciona la información más detallada. De hecho la ruta presentada sigue los pasos de Arturo moldeándolo todo a una bonita excursión circular.
Además nos acercamos a lugares singulares cerca del pueblo, atracciones que la mayoría de las guías omiten. En concreto me refiero a un tramo del Río Isuela denominado «el Vado» y las Cuevas de Bagüeste, una cornisa en la falda de Santa Marina que fue usada como refugio pastoral. Uno de los lugares mágicos donde se encuentran el abismo, la belleza y la cultura.
Por este ultimo objetivo aditivo la ruta, básicamente fácil, se convierte en una relativamente difícil. No es obligatorio escalar, pero pasaremos por varios tramos expuestos, otros de trepada fácil y tendremos que superar una pista larga, monótona y calurosa. Pero después de todo merece la pena y nos quedaremos satisfecho.
Así que, la circular básica es una excursión muy recomendable de la cual puede disfrutar toda la familia durante media jornada. O, si nos gusta lo exigente, podemos extenderla a una excursión de día entero que destaca con todas las atracciones y los objetivos que son usuales para esta sierra. Sólo queda que preparemos la mochila con mucha agua, el almuerzo y la correa para que exploremos al fondo el pueblo abandonado de Bagüeste y sus alrededores.
Tiempo:
Desde el aparcamiento al GR 1: 15min.
Subir a Bagüeste: 45min.
Subida del pueblo a las Cuevas de Bagüeste: 1h.
Bajar del pueblo al Vado: 30min.
Volver al Coche: 30min.
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Total: 3h, media jornada, explorando profundamente o con la visita de los dos objetivos adicionales se extiende a una jornada completa.
Visita adicional del Corral de Villanueva: 30min.
Visita adicional de la Ermita Santa Marina: 30min.
Aparcamiento:
Desde Las Bellostas baja una pista al Río Isuala. Cerca del puente que cruza dicho río hay sitio para dejar el coche.
No es fácil encontrar la pista en el pueblo:
10m después del desvío de la carretera al pueblo tenemos que girar otra vez hacia la derecha y rodear el pueblo por debajo por una traza asfaltada que termina en una granja. Allí nace la pista justo antes del complejo de edificios a mano izquierda.
Acceso:
La excursión empieza en el puente sobre el Río Isuala.
Avanzamos por una senda que discurre por la orilla derecha hasta topar río abajo con el GR 1. Este viene de Las Bellostas, cruza el río y sube a Bagüeste. Así que, le seguimos en ascensión hacia el pueblo objetivo.
La Ermita de San Miguel
El primer edificio – en caso que no hemos visto las dos bordas en las orillas del Barranco Canarella que hemos cruzado unos poco minutos antes (una cerca a la orilla a mano izquierda y otra escondida en un recinto a mano derecha) – es esta ermita situada en un pequeño montículo.
En su interior todavía se pueden admirar muchos detalles como dibujos y escrituras.
A poca distancia se encuentran las primeras casas de Bagüeste.
Bagüeste
El GR traspasa el núcleo, rodea el montículo/mirador céntrico y se acerca finalmente a la iglesia. Merece la peña invertir un buen rato para contemplar los muchos detalles y el ambiente sobrecogedor de las ruinas. En la cima del montículo central hay una vista panorámica de 360º con las casas abandonadas en primer plano y el Pirineo al fondo. Más adelante está el templo en lo alto siguiendo vigilando de los dos valles colindantes.
Tampoco debemos pasar de largo del caxical en la cuesta en el este del pueblo donde los árboles invadieron los antiguos campos. Encontraremos unos caxicos excepcionales escondidos entre sus hermanos más jovenes. Por esta zona, en el extremo norte, se encuentra también el aljibe del pueblo.
En el otro extremo del pueblo, cerca de la iglesia encontraremos el inicio de la pista que sube hacia Santa Marina, un cartel lo indica. Es el punto donde nos desviamos definitivamente del GR. La pista que salva esta larga ladera hasta la cima es muy calurosa, pero no hay remedio para llegar a nuestro siguiente objetivo. Así que, seguimos por la pista principal que asciende en amplias lazadas. Nos entretendrán las vistas que se superan con cada recodo y después, en la parte más alta, encontraremos fósiles en abundancia. De hecho, la misma gravilla que forma la trocha se compone de fósiles.
En el ultimo recodo – o la séptima curva o la primera donde se abren las vistas al Cañón del Balcez – tenemos que prestar atención. Estamos muy cerca de un resalte rocoso que marca el borde superior del mismo cañón. Hay una senda que cruza esta cresta por un paso un poco encima de nuestra posición. Por ahora ignoramos esta senda y nos acercamos sin camino obvio a la zona de la cresta más cercana y empezamos a bajar por ella. Pronto notaremos que se forma una tímida senda que discurre paralelo a la arista. Ya estamos muy cerca de las Cuevas de Bagüeste, aunque no las podemos ver.
Las Cuevas de Bagüeste
Se trata de una faja que se estrecha en los extremos, pero cuya parte central es ancha y forma bonitas cuevas y covachos en la pared.
En la parte abajo – o al noreste – se forma una cornisa muy estrecha que era la entrada original. En la parte más angustiosa se encuentra un tipo de puente de madera que facilitaba el paso. Hoy en día estas maderas están podridas y no son seguras. Así que, para nosotros no sirve este acceso.
(Sin embargo, merece la pena acercarse por la arista principal y contemplar esta construcción de madera desde cerca. ¡Que valientes eran estos pastores y su ganado! Además veremos los peldaños de acceso tallados en la roca y un poco antes, más arriba en la cresta principal, hay unos ventanales o más bien agujeros al vacío muy curiosos. ¡Mucho cuidado con el perro en este lugar!)
Pero en el otro extremo arriba hay un paso por la arista de un espolón debajo de la cresta principal. Esta entrada no es demasiado difícil y factible para nosotros, sólo hay que averiguar el inicio de este camino y por donde discurre su trocha entre el boj.
Este acceso encontramos en una zona donde la cresta principal es suave y apta para pasar a la otra vertiente. Está situada a una distancia de unos 170m de la pista y se encuentra un cartel metálico de caza cerca. Veremos que hay una cornisa que nos permite bajar cómodamente a una zona de boj. Allí desciende la senda, oculta por la vegetación, en linea recta unos 20m. Después gira a la izquierda y nos acerca a un obvio paso, rocoso y libre de vegetación, que conecta con la arista del espolón mencionado. Por la arista, expuesta pero ancha y plana, pasamos a la zona entre este promontorio y la pared que baja de la cresta principal. Sólo resta bajar por una losa inclinada para llegar al extremo suroeste de las Cuevas de Bagüeste. Todo este trayecto es visible desde arriba. Por eso hacemos bien en tomar cierto tiempo y localizar los pasos claves antes de meternos en la pendiente.
Una vez en el lugar podemos disfrutar de un conjunto sobrecogedor. El cañón debajo de nosotros enmarcado por los primeros árboles del Hayedo de Santa Marina y los buitres que sobrevuelan el escenario, ya que anidan en los paredes donde nosotros estamos sentados. Enfrente vigila la Peña Surta sobre todo el espectáculo de cual estamos disfrutando.
En algunas zonas hay restos de muros. Unos para sujetar el terreno y otros para protegerlo. Más abajo hay una cueva que habrá sido el refugio del pastor. En esta zona se encuentran también varias esquemas rascadas en la pared. (Podría tratarse de unas versiones toscas de un calendario. En la serie «Los Secretos de las Piedras» de Aragon TV Eugenio Monesma presentó un calendario lunar de pastores mucho mejor trabajado. Aunque no son iguales, tienen similaridades. Un entendido podría aclarar el significado.)
Volvemos a la curva de la pista. Allí podemos optar por visitar dos lugares más antes de volver al pueblo.
- Recomiendo visitar el Corral Villanueva, si nos queda tiempo.
- Podemos ascender hasta la Ermita de Santa Marina. Hay que tener en cuenta que la subida sigue siendo calurosa, monótona y carece de agua o sombra.
- No recomiendo seguir bajando por la cresta integral. Al final, antes de reunirse con la senda al Vado, empieza a dominar el Erizón y no deja pasar al perro.
EL Corral de Villanueva

Vistas desde el camino al Corral Villanueva a la Cresta y las Cuevas de Bagüeste.
Se divisa bien la zona de boj por donde bajamos. Después el tramo horizontal, el paso por la arista del espolón y, más lejano, la cornisa estrecha donde se encuentra la puente de madera.
A este corral llegamos siguiendo por la senda antes mencionada.
Esta cruza la cresta en un zigzag y se adentra en la parte superior del Hayedo del Balced. Despues baja suavemente hasta topar con el muro del corral. Este camino es muy bonito y nos entretiene con bonitos ejemplares de hayas, quejigos o arces.
El corral está abandonado e invadido por la vegetación. Un poco más adelante, donde se pierde el camino en una pedrera, hay de nuevo buenas vistas sobre el cañón.
Santa Marina
Este tozal destaca en primer lugar por sus vistas. Como es el pico que está situado en el extremo norte de la Sierra de Balcez, se abren muy buenas vistas al Pirineo. La misma ermita, el recinto cercano y los primeros hayas cercanas proporcionan otro aspecto más que hace que este lugar merece una visita.
Si no fuera por la falta de agua, recomendaría este objetivo sin ninguna restricción. Pero el hecho que no encontraremos agua en el camino hay que tener en cuenta.
Finalmente volvemos al pueblo de Bagüeste. Allí tenemos que encontrar la senda que nos lleva a la bonita zona del Río Isuala denominada el Vado. Esta senda rodea los campos que están al este del pueblo por la derecha. Un cartel «Las Bellostas» indica su inicio. Hay que prestar atención a no confundirse con una pista que discurre al principio paralelo a la senda. La pista tuerce a la izquierda y cruza los campos. Nuestra senda, al contrario, sigue bordeando los campos por su derecha y sigue bajando en la misma dirección metiendo se en un pequeño barranco. En está zona nos despiden dos caxicos muy curiosos, uno de ellos extremamente monumental.
En la zona donde la senda baja en zigzag tenemos de nuevo contacto visual con el río. Deberíamos parar un momento para orientarnos:
Justo de bajo de nosotros el Isuala describe un meandro de casi 180º y rodea de este modo una suave loma.
Al lado izquierdo de dicha loma se encuentra una chopera, nuestro objetivo siguiente. La senda que lleva hacia ella pasa por una zona de margas donde la erosión maltrata a la trocha constantemente. En algunas partes es difícil divisarla, aunque se encuentran hitos en todo este trayecto. Sabiendo que debemos llegar a los árboles mencionados no resulta problemático continuar sin interrupciones.
En la vertiente derecha las aguas pasan por un breve estrecho que forma bonitas pozas y jacuzzis. Se puede llegar directamente con alguna dificultad o mejor, sabiéndolo, desde el Vado siguiendo el curso del río.
Seguimos por la senda hacia la chopera.
El Vado
Llegando a la chopera veremos un cartel que indica nuestro retorno en dirección a Las Bellostas y una fuente, pero hay mucho más para descubrir.
Siguiendo la senda recto al pie de la colina llegamos a la pasarela que da el nombre a este lugar. Nos permite cruzar el río sin mojarnos los pies incluso mientras hay crecidas. Conecta con una pista que sube a la Cabañera del Balcez, la cual conecta nuevamente Las Bellostas con Sevil por lo alto de estas sierras.
Podemos seguir la corriente por el lecho del río para llegar al estrecho mencionado en el parágrafo anterior. Para pasar por las pozas del estrecho tendríamos que nadar. En seguida vendría otro estrangulamiento con nuevas pozas. Las primeras pozas son verdaderamente bonitas y las cascaditas nos pueden dar un buen masaje en la espalda.
Hay dos refugios rupestres cerca. El más interesante está escondido en una pared aboveada encima de la chopera. El segundo, de dimensiones y estado inferiores, está enfrente de la fuente cuya ubicación indica el cartel (ya visto).
Esta fuente forma charcos en el suelo y no está condicionada para coger agua potable. Encima de ella se encuentran las ruinas de un gran edificio y varios campos antiguos o terrazas de cultivo. No creo que se trataba de un molino, ya que hay otros dos muy cerca. Pero al otro lado tiene toda la pinta de que era uno. Debajo de las ruinas está la poza más grande de la zona. Es un buen sitio para descansar.
Seguimos por la senda marcada que discurre por las orillas del Isuala. En seguida llegamos a una pista que cruza el lecho del río. (Es la pista que baja de Bagüeste, la que iba paralelo a nuestra senda los primeros metros. Pues, finalmente llega al mismo sitio, pero su trayecto no es tan bonito (no tiene nada que ver) como el que hemos experimentado. La prolongación de la pista es la que se encuentra cruzando la pasarela. Obviamente es una alternativa de regreso para ahorrarse cruzar el cauce una vez.
La senda, siguiendo en la orilla opuesta, nos lleva por los campos y la caseta de Juan Bara, cruza de nuevo el río y finalmente nos situará en el cruce del GR que conocemos de antes.
Retorno:
Volvemos al coche por el mismo camino.
El Molino de Las Bellostas
Ya que estamos cerca, merece la pena que visitemos El Molino de Las Bellostas, si no lo conocemos.