Por el cañón del joven Vero

El Vero superior

El Vero superior.
Robert descansa en el resalte que inicia los estrechos debajo de Almazorre.

El Río Vero ha cortado en su camino entre el Santuario de Santa María de la Nuez y el Molino de Almazorre un pequeño cañón olvidado. No tiene tanta fama como su hermano mayor entre Lecina y Alquézar, pero merece una visita sin duda ninguna. Toboganes, cascadas o pozas inviten a bañar y las ruinas de un castillo árabe, un horno de cal y los dos molinos entretienen durante el recorrido entre las dos aldeas, las cuales son dignas de una visita igualmente.

Recorte del Mapa Alpina

Recorte del Mapa Alpina.

Por desgracia, este tramo del Vero se seca en verano y en primavera podemos encontrar ya la mitad del cañón – el tramo inferior entre los dos molinos – sin agua y justo esta circunstancia es el secreto de la excursión de hoy:

Si encontramos el cañón con mucha agua, el avance por el tramo de los estrechos, especialmente la parte de Almazorre por abajo se complica bastante. Pero si encontramos el río totalmente seco o con las pozas estancadas, pierde todo su encanto y encima sufriremos de la sed. Por eso es más importante de lo habitual, elegir una buena fecha en primavera.

Pues, nos preparamos para una excursión por un terreno olvidado, cogemos agua, el almuerzo y la correa para explorar esta zona olvidada y bella del joven Río Vero.

Ficha joven Vero

Tiempo:

Bajada al río: 30min.

El recorrido por el río: 2 – 3h

Subida a Santa María de la Nuez: 30min.

El retorno por el PR hasta el río: 1h 30

La bajada por los estrechos hasta el Molino de Almazorre: 1h30 – 2h

Desde el Molino hasta Almazorre: 30min.

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Total: depende mucho al caudal, 6 – 8h, jornada completa

Aparcamiento:

En el barrio bajo de Almazorre

Acceso:

Subimos por el camino que conecta los dos barrios del pueblo hasta la iglesia. Como estamos en un pueblo, controlamos al perro.

Desde el bonito recinto de la iglesia, el cementerio y el esconjuradero sale un camino balizado hacia el norte que lleva al dolmen: “La Caseta de Balanzas”. Seguimos por este camino hasta el lecho del Barranco de las Pilas muy cerca de su desembocadura al Río Vero. Durante la bajada debemos prestar atención al caudal.

  • Si las pozas están totalmente secas o estancadas no recomiendo seguir por esta ruta. En este caso, podemos continuar por el PR, visitar el dolmen y conformarnos con este paseo caluroso.
  • Si el barranco no lleva caudal, pero las pozas contienen agua en condiciones, podemos seguir. No vamos a encontrar cascadas en el primer tramo, pero por lo menos nuestro perro se puede refrescar en los restos del agua que encontraremos durante este primer trayecto, y el avance por el lecho será rápido.
  • Si encontramos agua bajando por el lecho, podemos alegrarnos con anticipación por la belleza que nos ofrecerá el Río Vero en el tramo entre Almazorre y Santa María de la Nuez, pero la bajada al Molino de Almazorre sólo es factible con neopreno y mochila acuática. Por todas maneras el avance por el lecho del río será más despacio.
La iglesia de San Esteban de Almazorre

La iglesia de San Esteban de Almazorre.

Seguimos el PR que nos lleva al lecho del Barranco de las Pilas, lo cruza y empieza a subir en la otra vertiente. A pocos metros de la orilla pasamos por un horno de cal donde un panel explica el funcionamiento. Más arriba dejamos el PR y seguimos la senda que da acceso al Castillo de Zaba, balizado a mano izquierda.

El Castillo de Zaba:

El Castillo de Zaba

El Castillo de Zaba.

De este castillo árabe quedan sólo ruinas, pero contemplando los restos de los muros uno se puede imaginar la estructura de las edificaciones y los campos. La carrasca que crece en la misma torre es curiosa y el lugar nos sirve para orientarnos, ya que es un montículo con buenas vistas sobre esta zona:

Mirando hacia el sur vemos la desembocadura del Barranco de las Pilas con el Río Vero. Este último viene del norte pasando por nuestra derecha. Debajo de nosotros se adivinan los primeros estrechos que nos vamos encontrar remontando el lecho.

Para llegar al lecho del Río Vero podemos rehacer el camino hasta el Barranco de las Pilas o más bien bajar directamente al Vero por una senda de cabras obvia.

Empezamos a remontar el río. Ya al principio tropezamos con una secuencia de marmitas que podemos evitar por la orilla derecha (nuestra izquierda según subimos). A lo largo del recorrido vamos a encontrar varias pozas y saltos que podemos superar fácilmente. En la cascada más grande (de 1m y medio) podemos trepar por la orilla derecha ayudando al perro con un empujón. El paso no es aéreo, ni difícil en la subida. En la cabecera de la cascada vemos unos hitos que indican un camino que sube por la orilla izquierda y enlaza con el PR al dolmen. El camino que sube por la orilla derecha se pierde.

Nosotros seguimos por el lecho y pronto llegamos a las ruinas de un viejo molino (Molino Mur) con una bonita poza debajo. A partir de allí podemos seguir por la acequia en la orilla derecha que se convierte pronto en camino y tiene continuidad hasta las zonas abiertas fuera del cañón en las cercanías de Santa María de la Nuez y Paúles.

Robert en las ruinas de un molino en el joven Vero

Robert en las ruinas de un molino en el joven Vero.
No sé cómo se llama el molino, ni a qué pueblo pertenecía, ya que no figura en ningún mapa o libro. A pesar de que Almazorre tiene su propio molino río abajo, supongo que este usaban las poblaciones río arriba o el Santuario de Santa María de la Nuez. (Nota de Ana: El molino sin nombre se llama Molino Mur, de casa Mur de Santa María de la Nuez.)

Cuando vemos a nuestra izquierda los primeros campos laborados, el camino se parte en varios ramales. Seguimos cerca del agua en la orilla derecha (nuestra izquierda) para encontrar a poca distancia una pista que baja de los campos. Subimos por esta pista que da muchas vueltas entre los campos y barrancos. Nos llevará a otra pista horizontal, donde encontramos las balizas de un PR: el camino de Santa María de la Nuez a Betorz y Almazorre.

Santa María de la Nuez:

Siguiendo la pista hacia el norte llegamos en 10 min a la aldea y el Santuario. Sin duda vale la pena elegir dicho lugar para un descanso cultural.

Después de la visita del santuario volvemos por el PR a Almazorre. La pista se convierte pronto en un bonito camino que traspasa un bosque de encinas en la falda del Tozal de Asba. En el punto más elevado encontramos a mano derecha el Mirador de las Corralizas, donde vemos una parte del recorrido que hemos hecho por el cañón y poco después llegaremos a la bifurcación, donde empezamos a bajar hacia el Vero en dirección Almazorre. Otra vez en el lecho podríamos seguir por el PR y llegar en un cuarto de hora a la iglesia, donde iniciamos la excursión, pero si las condiciones están en nuestro favor, debemos bajar por este lecho seco, pulido y precioso que nos llevará a las pozas del Molino de Almazorre que invitan a un último baño fresco.

La primera secuencia de marmitas destrepamos por la orilla derecha. Son las que se ven detrás de Robert en la imagen inicial de esta entrada y nos informan bien sobre las dificultades que nos esperan río abajo:

  • Si las marmitas están secas, podemos avanzar sin grandes dificultades mojándonos sólo los pies.
  • Si las pozas están llenas, vamos a encontrar pozas más profundas en el estrecho abajo donde nos tendremos que meternos en el agua entero.
  • Si hay caudal, recomiendo aprovechar estas mismas pozas preciosas que forman las marmitas para sestear un buen rato y volver por el camino directo a Almazorre. El estrecho que se encuentra río abajo será complicado y no apto para el perro.
El joven Vero debajo de Almazorre

El joven Vero debajo de Almazorre.
En algunos tramos sorprende con un paisaje parecido al Cañón de Vero por la zona de Alquézar.

Después de un corto tramo por un cauce abierto el cañón se estrecha y nos introducimos en un mundo subexcavado donde domina la sequía y la cal blanca que cubre la roca pulida. Ser capaz de pasar con el perro por este extraño paisaje es una verdadera gozada. El caos al principio resolvemos por la orilla izquierda pegado a la pared de la bóveda. Más adelante tendremos que solucionar alguna trepada y cruzar algún charco de agua.

El paisaje seco del joven vero en el estrecho debajo de Almazorre

El paisaje seco de un cauce subexcavado en el cañón del joven vero en el estrecho debajo de Almazorre.
Se puede observar que el avance sería a nado, si el barranco llevaría caudal.

Al fin volvemos a la civilización que se anuncia por campos abandonados y los retos de la presa del molino. Por la culpa de una fuente en la orilla derecha el cauce suele llevar agua en primavera y pronto nos topamos con las bonitas pozas del Molino de Almazorre – aguas cristalinas y frías, el sitio perfecto para almorzar y sestear. A poca distancia se encuentra ya el último objetivo de esta excursión:

Las pozas del Molino de Almazorre

Las pozas del Molino de Almazorre.
Robert está contento que salimos del paisaje lunar.

El Molino de Almazorre

El Molino de Almazorre

El Molino (izquierda) y el Tejar (derecha) de Almazorre.

Fue restaurado hace poco y se pueden hacer visitas guiadas. A nosotros informan los paneles informativos sobre el tejar y el molino y su funcionamiento. Las ruinas de la presa hemos visto justo encima de las pozas.

A mi me extraña cada vez que miro las edificaciones, que se encuentre un molino de este tamaño y importancia considerable en un río de tan poco caudal, el cual llega incluso a secarse en verano.

Retorno:

Desde el molino sube un PR directamente al pueblo donde está el coche.

Robert y el molino sin nombre

Robert y el molino sin nombre.

El Sendero Quejigos y la Pardina Albás

El Sendero Quejigos

El Sendero Quejigos.
Por culpa de la extraordinaria belleza de estos árboles descomunales se escapan a Robert otros detalles. Como la silueta del corte del Mascún que vemos aquí al fondo.

El Sendero Quejigos es un fabuloso recorrido que pasa por 24 ejemplarios centenarios de este tipo de árbol. Se trata de un recorrido fácil, recién abierto, que discurre por un pinar de repoblación paralelo a la pista que conecta Las Bellostas con San Hipólito. Es precioso y la perfecta alternativa a la «aburrida» marcha por la pista.

Recorte Mapa Sigpac

Recorte Mapa Sigpac.

En nuestra excursión incrustamos dicho sendero en una vuelta por la Pardina Albás que también estar debajo del signo de los quejigos, ya que se hallan en los alrededores unos de los más viejos de toda la Sierra. La vuelta al coche realizamos por la orilla del Río Isuala, donde podemos visitar como última atracción del día el curioso molino de Las Bellostas.

Ficha AlbásÁrboles descomunales, pueblos abandonados, pozas y un buen ejemplo de la arquitectura de agua son los objetivos principales de esta excursión. Preparamos la cámara, el almuerzo y la correa para el perro y intentamos a conectar con un mundo que cuenta varias historias de los últimos 1000 años.

Tiempo:

Desde el coche hasta el Sendero Quejigos: 40min.

El recorrido por el Sendero Quejigos: irrelevante.

Del Sendero Quejigos hasta la Pardina Albás: más que 30min. (depende del interés y hasta donde nos introducimos en los bosques)

De Albás a Montalbán: 30min.

De Montalbán hasta el coche por el río: irrelevante, por lo menos 1h

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Total: irrelevante, 4h, explorando profundamente se extiende a una jornada completa

Aparcamiento:

Desde Las Bellostas baja una pista al Río Isuala. Cerca del puente que cruza dicho río hay sitio para dejar el coche.

No es fácil encontrar la pista en el pueblo:

10m después del desvío de la carretera al pueblo tenemos que girar otra vez hacia la derecha y rodear el pueblo por debajo por una traza asfaltada que termina en una granja. Allí nace la pista justo antes del complejo de edificios a mano izquierda.

Acceso:

Seguimos andando por la pista hasta el inicio del Sendero Quejigos. Hay un cartel bien visible a mano derecha. En cuando pisamos el bosque, traspasamos a este mundo mágico y antiguo.

El Sendero Quejigos

El Sendero Quejigos.
Así empieza el recorrido.

Estoy muy contento que el parque natural se ha decidido por abrir a un gran publico esta senda por dichos árboles que antes conocían sólo la gente del lugar y los cazadores. Desde la pista no se ven los quejigos y pensando en las múltiples veces que he pasado por la pista de acceso sin darme cuenta de ellos, me muestra otra vez que queda mucho que no conozco en esta zona y que nunca debo dejar de investigar…

El Sendero Quejigos:

El Sendero Quejigos

El Sendero Quejigos.
Uno de los bonitos ejemplares descomunales.

El sendero se tuerce por el pinar de repoblación paralelo a la pista, la cruza y termina finalmente en ella cerca de San Hipólito y del cruce con la que baja desde la Pardina Albás.

Todo el recorrido está balizado y es apto para toda la familia. Es una gozada y nos sorprende cada 20m con una nueva sorpresa descomunal. Pasamos por veinticuatro árboles, entre todos ellos parece que el numero 24 es el más viejo, pero todos nos dejarán boquiabierta.

De nuevo en la pista nos tenemos que dirigir hacia el oeste. (En esta dirección la pista baja suavemente.) Pronto llegaremos al cruce donde tomamos la que sube a la derecha hacia la Pardina Albás (carteles). A pesar de estar en una pista forestal, la caminata en este tramo es agradable, ya que el pequeño Barranco de San Políz nos acompaña y a mitad del trayecto se encuentra una fuente. El bosque que traspasamos está todavía repleto de Quejigos de considerable tamaño y nos seguirán alegrando el día.

El Caxico de Fraixineto:

El Caxico Frxinito

El Caxico Fraixineto.

Entre todos estos árboles conozco sólo uno que tiene propio nombre. Supongo que haya más que tienen o tenían un apodo, ya que unos de los más viejos se encuentran muy cerca de la población y en campos que pertenecen a familias o casas. (Quizás en un futuro puedo nombrar algún ejemplario más.) El Quejigo de Fraixineto impresiona por su forma y el tamaño de su tronco. Según subimos le encontraremos a unos 5m de la pista a mano izquierda, ya muy cerca de los prados de Albás.

Cuando salimos del bosque a unos prados vemos a la Pardina Albás en una loma a la izquierda en lo alto. Tomamos después del primer campo una pista a mano izquierda y la dejamos en seguida para subir campo a través directamente hacia las ruinas. El camino es obvio, ya que tenemos las casas a la vista. Todos los campos de la zona están separados por viejos quejigos y dan mucho espacio para correr entre un entorno de cuentos. Pasear por esta pradera con nuestro perro es, sin duda, la mayor atracción de está excursión.

La Pardina Albás

La Pardina Albás.
Los viejos robles dibujan las fronteras entre los campos. En este caso el tronco sale pegado a una roca que sustiene el campo superior.

La Pardina Albás

La Pardina Albás

La Pardina Albás.
Disfrutando de las vistas y la melancolía que desprende este pueblo abandonado.

Como el pueblo está situado en un collado, se abren las vistas al Pirineo, en especial hacia la Cotiella. En combinación con las vistas al sur – la Sierra de Balcez, la silueta del Mascún o las Cumbres de Guara, y con la belleza del entorno cercano, se trata de una vista panorámica inmejorable y crea un ambiente fabuloso y ameno. Si no molesta el viento, es el sitio perfecto para un buen almuerzo. También debemos tomar suficiente tiempo para explorar los alrededores, las casas y el templo.

Para seguir nuestra ruta cogemos la pista que se encuentra en el otro lado de la aldea y la bajamos en dirección noreste. Nos lleva en media hora por una zona menos interesante a las ruinas de las Casas de Montalbán. En el cruce de pistas allí tomamos la que baja a mano derecha en dirección a El Pueyo de Morcat. Esta pista nos baja en breve al Río Isuala.

Podemos seguir por el lecho del río hasta llegar al coche. Esta opción incluye algún baño y paso a nado, que sea bien venido en verano. Si no nos queremos mojar de todo es suficiente cruzar el Isuala en el mismo vado de la pista o río abajo. Depende del caudal, pero si buscamos un buen sitio, nos mojaremos como máximo hasta el tobillo.

Por la otra orilla discurre una pequeña senda – no de todo limpio, pero fácil de seguir – que nos llevará al coche igual. Se trata de uno del acceso desde el norte al molino de Las Bellostas, que será el último objetivo de nuestra excursión hoy. Dado que dicha senda tenía mucha importancia en su tiempo y discurre por los restos de la acequia del molino, hoy en día todavía nos podemos aprovechar de esta trocha perdida sin complicaciones y casi siempre tenemos la posibilidad de bajar al agua para descansar en las orillas de una poza.

En el Río Isuala

En el Río Isuala.
Robert disfruta de esta bonita poza cerca del molino.

El Molino de Las Bellostas:

El Molino de Las Bellostas

El Molino de Las Bellostas.

Se trata de una arquitectura extraordinaria en comparación a los de los pueblos vecinos y de hecho hay muchas curiosidades para explorar:

Los rastros de la antigua presa se encuentran bastante lejos, río arriba. Si hemos sido atentos, nos habremos fijado en una fila de agujeros tallados en la roca después de una poza donde el río describe un giro de 90º.

La acequia que habremos usado como camino desde allí.

El pozo, el edificio…

Otra vez tengo que advertir al lector del libro «La montaña olvidada» de Arturo González donde se encuentran muchas informaciones sobre el molino en las últimas paginas.

Retorno

Buscamos una pista en el sur del molino que nos llevará en menos que 3min al puente donde hemos aparcado el coche.

Un Inmenso quejigo hueco

Un inmenso quejigo hueco.
Se encuentra en el borde de los campos al oeste de la Pardina Albás.

Al Pico Fragineto por la Ronera

Las Gargantas de Fabana

Las Gargantas de Fabana.
Sua y Robert en el tramo de la excursión más atractivo para ellos.

La Ronera es la cresta que une el Cuello Lizana con el Puerto de Petreñales, con la Punta del Corcurezo en el norte y el Pico Fragineto en el margen sur como puntos más elevados. Separa las aguas del Guatizalema de las del Calcón (cuenca del Alcanadre) y destaca con muy buenas vistas sobre estas dos zonas. Además se abren las vistas hacia las cumbres de Guara y el Pirineo que, en conjunto con las atracciones del entorno cercano, es motivo suficiente para iniciar esta larga marcha.

Ficha RoneraEl sendero nos llevará en la primera parte por las Gargantas de Fabana que será el clímax de la excursión para el perro, dado que el agua está presente allí durante todo el año. Él disfrutará de este tramo como nosotros de las vistas más adelante en la Ronera que es un terreno seco y kárstico.

La Ronera hacia el Pico Fragineto

La Ronera hacia el Pico Fragineto.
Las nubes y la niebla impiden que veamos lo que hay  a nuestro alrededor, por no hablar del Pirineo. Sua y yo estamos caminado, Laura Lopez Terceño tomó la foto.

Para no perder estos baños refrescantes para nuestro amigo de cuatro patas en la ida y vuelta, no recomiendo la variante por el Pico de Mondinero, una zona también bonita, pero áspera y seca. Dicha variante describe Juanjo Alonso en su libro «Excursiones en la sierra y cañones de Guara». En mi opinión encontramos la mejor descripción en el libro mencionado en la ficha de Oscar Bailarín.

Puntos conflictivos:

Sólo en el tramo entre el Fragineto y el Cuello Lizana tenemos que prestar mucha atención a los hitos y las balizas, para no tener que trepar por sitios complicados. Por todos modos, este tramo es el más expuesto y exigente. Tendremos que superar algún paso de I.

Vistas hacia el sur desde la Ronera

Vistas hacia el sur desde la Ronera.

El sentido de la excursión:

Realizar esta circular por los dos sentidos es valido. Sin embargo me parece más acertado subir al Pico Fragineto por el Cuello Lizana, ya que superamos de este modo la parte más crítica en ascensión – más seguro – y en la bajada el largo tramo entre el Puerto de Petreñales y  las Gargantas de Fabana parecerá más corto y será más divertido.

La solitaria Ermita de la Virgen de Fabana

La solitaria Ermita de la Virgen de Fabana.
Con las vistas al Embalse y Tozal de Guara es la primera atracción de la ruta.

La Senda del Turmo y el Mascún Real

 El Cañón del Mascún

En el Cañón del Mascún por la mañana de un precioso día en primavera.
Robert intenta superar la poza sin mojarse.

La ruta de Rodellar a Otín por la Costera es, junto con la de las Pasarelas de Alquézar y la visita de San Martín de la Val d’Onsera, una de las más famosas de toda la Sierra. La variante circular por la Senda del Turmo es un poco más exigente, difícil y por eso menos recorrido, pero la única y verdadera manera de conocer el Mascún Real al fondo. Encontraremos joyas de paisajes de tanta belleza que se escape de mi capacidad de expresarlas en castellano…

Ficha TurmoPara los barranquistas el Mascún es el corazón de Guara, dado que es técnico, largo, completo y muy bonito, especialmente los Oscuros de Otín, por su parte el corazón del Mascún, son la mar de bonito.

Con el perro no llegaremos a pasar por este tramo, pero todas las atracciones de la parte río abajo, el Mascún real e inferior, las podemos contemplar durante la excursión – justo lo que la mayoría de los barranquistas ya no percibe después de aproximadamente 7h de caminata y 11 rápeles. (Lo mismo les pasa en el Barasil después de las Gorgas Negras).

Dos quejigos características cerca de Otín

Dos quejigos característicos cerca de Otín.

El recorrido es fácil de seguir, ya que una parte discurre por el lecho del río y otra es un PR. En todos los libros se encuentran descripciones de la ruta o, por lo menos, unas variaciones de la misma. Los senderos están bien indicados y trazados, incluso el tramo del Turmo y los únicos obstáculos los encontraremos en el mismo río y eso lo debo detallar un poco más:

1) La fecha

En primavera o después de lluvias importantes, cuando el Mascún lleva agua, la excursión es muy bonita, insuperable, pero el avance, sea por el agua o por las sendas que evitan las pozas, es mucho más lento. Ademas, encontraremos agua en el Barranco de Otín cerca del pueblo, que el perro agradecerá.

En verano y otoño se seca. Entonces resulta menos atractivo, pero podemos caminar cómodamente en muchos tramos por el lecho del río.

La Iglesia de Otín

Otín, el Barrio de la Iglesia.
En cuando llegamos por la Senda del Turmo al collado, se abren las vistas a este pueblo abandonado delante de nosotros.

2) Las pozas y el caos

Los caminos que evitan las pozas o el caos son en general «sendas de cabras», mucha vegetación, mala traza, expuestos y varios resaltes y escalones para trepar. No son del todo fácil y requieren más bien una descripción que una simple mención.

Eso ofrecen dos libros:

  • La Guía Alpina «La Sierra de Guara de Oscar Ballarín y
  • La Guía de Barrancos «Sierras de Piedra y Agua» de Enrique Salamero.

3) El sentido de la ruta

La Senda del Turmo es una cuesta muy fuerte y larga, donde nos cargaremos las rodillas considerablemente, si la bajamos. Por eso, el sentido correcto de la excursión es el anti horario. Pero introducirse en el cañón bajando por dicha senda es un espectáculo inolvidable que no se debe descartar. Una persona entrenada, que tiene experiencia en bajar a plomo más de 400m de desnivel, puede asumir el riesgo y plantear la excursión en el sentido horario.

El Cañón del Mascún

El Cañón del Mascún.
Justo aquí la Senda del Turmo se desploma y se introduce al barranco.

La Peña Amán

El Salto de Roldán

El Salto de Roldán al fondo.
En el soleado camino Robert busca la sombra en los rincones donde hay buenas vistas a estos dos moldes de conglomerado.

Como su gemela, la Peña San Miguel, se trata de un pico llamativo para una excursión de media jornada. En su cima no se encuentran ruinas, ya que la plataforma cimera no ofrece suficiente espacio para unas edificaciones como las que se encuentran en el otro lado del Río Flumen, pero encontraremos paz y silencio, dado que la ascensión implica una caminata de casi dos horas y eso espanta a la gente que prefiere llegar en coche a los objetivos de sus excursiones.

Ficha Peña AmánLas vistas y el entorno son iguales de espectaculares y, al contrario que la peña gemela, el perro puede llegar a la penúltima plataforma, muy cerca de la cima. La última se logra por unas clavijas expuestas que superan un escalón de unos 4m. Mientras hacemos cima, el perro puede esperar a pie de dichas clavijas y después podremos tomar el almuerzo con él más abajo en una de las cornisas accesibles, donde las vistas nos dejarán también con boca abierta (evidentemente no mientras comemos).

El Salto de Roldán

El Salto de Roldán.
Las vistas desde la cornisa donde suelo tomar el almuerzo – un panorama inmejorable y con la compañía de mi perro y los buitres, nada más.

La senda hacia la cima es clara y bonita, con el objetivo casi siempre delante. En primavera podemos encontrar agua para nuestro amigo de cuatro patas en un riachuelo afluente del Barranco San Martín, cerca del coche, y en el manantial de la Fuendibién, situado más o menos en la mitad del ascenso. En verano se secan los barrancos y dicho manantial se reduce en unos charcos de barro, donde el perro puede más bien ensuciarse, en vez de refrescarse, pero menos es nada.

El balcón de la cara sur

El balcón de la cara sur

El balcón de la cara sur. El bloque que inicia la cornisa en primer plano y la Hoya de Huesca al fondo.

Después de haber pasado de nuevo el paso de I en la bajada y antes de seguir por las lazadas del camino hacia el collado, podemos desviarnos por la derecha y visitar un lugar singular en la cara sur de la peña.

Sólo debemos seguir una tímida trocha que sigue en horizontal por una faja por el este del molde. Esta faja se estrecha según avanzamos, pero la senda tiene continuidad hasta un mirador natural colgado sobre la Hoya de Huesca. Es la primera cornisa que interrumpe la verticalidad de la Peña Amán y inicia el sistema de panzas que forma la cumbre. Está visible desde lejos por un gran bloque desprendido que marca su inicio. Ya cerca de él, la senda cruza una canal donde la trocha queda tapada por el boj y se acerca bastante a los acantilados. ¡Cuidado en este punto!

Una vez pasado el bloque nos podemos acomodar en la cornisa y disfrutar del vacío, del vuelo de los buitres, de la soledad y de las buenas vistas a la capital.

La Peña San Miguel y el Fraile

La Peña San Miguel y el Fraile.
Se divisan 2 de los objetivos descritos en la entrada «La Peña San Miguel«:
– La cornisa que tiene continuidad es la que arranca en un pequeño campo en la cara sur (izquierda) de la peña.
– Detrás de la peña, donde la pista pasa por el resalte rocoso en la izquierda de la foto se encuentra el mirador.

La Peña San Miguel

La Peña San Miguel

La Peña San Miguel.
En el sistema de cornisas que rodea la peña Robert me indica el camino.

Por las instalaciones de escaleras y clavijas que abren el paso a la cima, las ruinas árabes, su cercanía de Huesca, su fácil alcance con el coche y por su extraña belleza la Peña San Miguel fue siempre un objetivo solicitado de los excursionistas. El perro no llegará a la cima, ya que su alcance obliga a superar varias vertiginosas escaleras de metal y algunas clavijas, pero podemos completar una media jornada con tres otros objetivos que nos asombrarán tanto como la cima.

Ficha Peña San Miguel

1. El Mirador del Salto de Roldán

Siguiendo por la pista podemos alcanzar a pie en pocos minutos un mirador que ofrece una buena perspectiva del conjunto del Salto de Roldán y de los acantilados de Cienfuens. Como la pista está restringida no habrá mucho trafico.

2. El cauce del Río Flumen

Desde el mismo aparcamiento en el Collado de San Miguel baja por la vertiente norte una pista que se convierte en seguida en una senda. Esta nos llevará a las ruinas y los Campos de Santolarieta. Próxima a estos se encuentra el Manantial de los Lavallos. Podemos acercarnos a la fuente por una corta senda a mano derecha. Ahora nos separa sólo poca distancia del mismo lecho del río. En una bifurcación podemos seguir por el ramal izquierdo para llegar a la pasarela del camino que asciende por la cara norte de la Peña Amán o por el otro que nos llevará a la pasarela de piedras del camino que se introduce a las Palomeras del Flumen.

El retorno al collado puede ser muy caluroso, si elegimos mal la hora y eso podrá pasar fácilmente, dado que en el fondo del valle el sol se va pronto y nos da una sensación de frío que no es verdadera en la subida. Por eso está bien que sepamos donde se halla la fuente.

Si queremos realizar una marcha más seria y larga podemos optar por la ruta de la Bozosa de San Miguel. Esta tiene su propia entrada en el blog.

El Río Flumen

El Río Flumen.
El típico color verde intenso del Flumen en esta zona invita a tomar un baño. Lo que nos se ve en la foto son las inmensas paredes que bajan del Fraile y la Peña Amán a las orillas – Robert las está admirando… ¿o son los buitres los que le llaman la atención?

3. La vuelta a la Peña San Miguel

Esta muy bien descrito en el mencionado libro de Enrique Salamero.

La ruta no es apta para seres que sufren vértigo, pero en ningún momento tenemos que trepar o escalar. Si se evaluase sólo el camino y la traza que se pisa y no se concentrase en el abismo que está cerca y tan presente, se podría decir que es una senda que carece complicaciones. En la parte más estrecha se encuentran los anclajes para montar un pasa manos, aunque no hay ninguna instalación permanente. El último tramo, en la cara norte el camino está algo vestido.

Sea como fuere, las vistas a la Peña Amán y el Fraile, la roca, los buitres y la impresión de la verticalidad hacen que esta vuelta será inolvidable y nos dejará con la boca abierta.

Las Palomeras del Flumen

Las Palomeras del Flumen desde la cornisa que rodea la Peña Amán.
El abismo desde la cornisa impresiona.

Ascensión al Tozal de Asba

El Tozal de Asba

La Cima del Tozal de Asba.
El Vignemale, Taillón, Marboré, Monte Perdido y Robert están presente.
Como se trata del pico más elevado del margen oriental de la Sierra de Guara propone muy buenas vistas sobre el Pirineo y el Somontano.

El Tozal de Asba es un pico suave y cómodo, acompañado de un ambiente de leyendas y brujería. Por eso vale la pena informarse sobre los múltiples cuentos y misterios que rodean la zona, como la bonita historia sobre la encina de Lecina. Más sobre eso se encuentra en el estupendo libro «Leyendas de Guara» de Javier Casasus Latorre o en las paginas web de los pueblos que rodean la zona.

Ficha AsbaLa ascensión se puede iniciar desde Santa María de la Nuez (más entretenido) o desde Betorz (tramo largo de pista). Para extenderla a una excursión para una jornada completa recomiendo la circular entre estos tres objetivos. Los caminos están todos balizados y fácil de perseguir. Hay fuentes en los pueblos: la de Betorz han reformado hace poco y es bonita. También vale la peña visitar la mágica Fuente Laspuña que nos costará un 1h más de caminata. En la Balsa de Asba suele haber agua fuera de las temporadas más calurosas del año. De hecho, este sitio encantador será uno de los objetivos principales de la excursión. Allí se encuentra un pequeño bosquecillo de boj que asombra con el tamaño de sus árboles y la frescura que mantiene en el interior.

La Balsa de Asba

La Balsa de Asba con el idílico refugio de pastores.
A la izquierda se encuentra el bosque de boj y a la derecha la balsa, casi seca en otoño.

El Portal de la Cunarda

El Portal de la Cunarda

El Portal de la Cunarda.
Robert sestea en su sombra.

Un impresionante objetivo que asombra cada vez que aparece a la vista, incluso después de varias visitas. Las vistas al Barranco Fornocal (afluente del Río Vero), a la parte inferior de conglomerado y a la superior de caliza, son de la primera y enmarcan esta excursión con insospechados detalles, sorpresas y bellezas.

Ficha Portal de la CunardaDebido a la falta de agua durante todo el camino en verano debemos elegir como fecha el invierno o la primavera, ya que entonces encontraremos agua para el perro en la cabecera del Barranco de las Palomeras y el calor todavía no «mata».

El Barranco de las Palomeras

El Barranco de las Palomeras.
Robert toma un baño, pero yo sigo pasando calor.

En todas las guías figura como inicio de la ruta el pueblo Colungo, pero me parece más apto dejar el coche en el desvió del PR de la pista que lleva Suelves. Es fácil de encontrar, como un cartel lo indica y hay una pequeña explanada para un vehículo. De tal modo iniciamos nuestra ruta en un sendero evitando todos los tramos, donde nos podría molestar el trafico y nos ahorramos más que una media hora de caminata incomoda. Dicha pista se desvía de la carretera a mano derecha justo detrás el puentecillo que salva el Barranco de los Pilones 1km después de Colungo (baliza de GR).

La ruta circular que describe Oscar Bailarín en su libro «Sierra de Guara» no es aconsejable para nosotros dado que implica en la vuelta un largo tramo de pista donde circulan coches a menudo. Resulta mejor, volver rehaciendo el acceso. Pero sí, recomiendo bajar, sin camino obvio, a la plataforma rocosa debajo del Portal que menciona. Nos sorprenderá con la nueva perspectiva del mismo y nuevas, bonitas vistas.

Nota personal:

Dicha plataforma está ya cerca del río, pero un acantilado impide la bajada inmediata. Me parece que había una senda para acercarse desde lo alto al cauce del Fornocal que hoy en día está borrada por la vegetación y hasta ahora no he encontrado una buena manera para completar la excursión con un baño en una de las bonitas pozas de dicho barranco. Espero que en un futuro puedo anotar por donde se puede bajar desde el Portal hasta el barranco. ¡Ojala!

El Portal de la Cunarda

El Portal de la Cunarda.

Por la Sierra de Bonés al Nacimiento del Río Flumen

El nacimiento del Río Flumen

El Nacimiento del Río Flumen.
Entre prados y riachuelos, boj y pino – Robert lo pasa pipa.

Las campas de Bonés donde nace el Río Flumen son atípicos para Guara. No encontraremos pozas profundas, agujas, covachos, acantilados o terreno seco como nos ofrecen los cañones de los ríos que traspasan la sierra en otras zonas. Parecido a las Mallatas del Alcanadre se trata de una ‘esponja’ natural salpicada de boj y pino entre las Sierras de Bonés y Javierre que mana en varios puntos los aguas que se unen finalmente en una cascada y forman el Río Flumen.

Pasear con el perro por estos prados amplios es el objetivo principal de esta excursión. De paso descubriremos pozas, cascadas o árboles dignos de ver. Además visitaremos una ermita y una acequia que tienen encanto. Preparamos la correa para el perro y un picnic para pasar una media jornada en un paisaje más verde de lo habitual.

Ficha Bones

Tiempo:

Del Mesón Nuevo hasta encontrar el PR: 20min

Del encuentro con el PR al collado: 20min

Del collado a las Campas de Bonés: 20min

De la cascada hasta el Mesón Nuevo por la acequia: 1h

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Total: (Calculando un paseo por las Campas) 3h 30, media jornada

Aparcamiento:

Coger la carretera vieja de Monrpós y aparcar en el Mesón Nuevo.

Acceso:

Tomamos una pista muy vieja y erosionada que arranca 400m antes del Mesón a mano derecha (bajando).

Para bajar hacia ella y evitar la carretera nos podemos meter en el terreno que se encuentra encima de la carretera y seguir la canal. A partir del cruce del canal con la carretera el avance campo a través se hace muy pesado y complicado. Por eso, recomiendo ir los últimos 200m con el perro atado por la carretera.

Subimos la pista principal que nos acerca al oleoducto y por varias lazadas cerradas nos situará en la vereda del mismo. Seguimos por una senda muy poco marcada unos 40m recto por arriba para topar con el PR que viene desde Arguis. (Para la orientación: el PR  atraviesa el oleoducto 20m encima del cartel «103».)

Todo este acceso es feo: molesta el ruido de la autopista, el terreno es hostil y el oleoducto sólo nos sirve para la orientación,  pero a partir del encuentro con el PR que es un camino antiguo todo cambia y podremos disfrutar de lo que es el senderismo.

En el sendero que baja de la Sierra de Bonés

El sendero que baja de la Sierra de Bonés a los prados.
Robert posa debajo de un viejo pino.

Pronto llegamos por una senda de buena traza al collado donde se abren la primera vez las vistas al Pirineo y las Campas de Bonés. Siguiendo por el sendero nos bajamos sin complicaciones por un bonito pinar hasta topar con una pista. Desde allí advertimos bien la Ermita de la Magdalena que nos sirve como campo base o referencia principal de orientación.

Las Campas de Bonés:

Las Campas están limitadas en el sur y oeste por la pista en la cual estamos situados. Esta da la vuelta por toda la explanada y sube a la cresta de la colina que tenemos enfrente (la Sierra de Javierre) y la cual nos sirve de limite hacia el norte. En función del tiempo que queremos invertir podemos explorar toda la zona a mano izquierda (oeste) de la ermita (la cual es el limite hacia el este) . Podemos pasear por todos los prados en función a la presencia del ganado y intentar a no molestarle demasiado.

Mapa de los prados de Bonés

Recorte del mapa de Sigpac.

El Río Flumen dibuja meandros por distintos ramales entre los prados verdes. Como toda la zona está salpicada de pinos y bojes, ocurrirá que nos perderemos en algún momento, pero, dado que  la ermita está situada en un pequeño montículo, se recupera la orientación fácilmente. Se ofrecen varias atracciones que merecen una visita:

La Ermita de la Magdalena:

La Ermita de la Magdalena de Bonés

La Ermita de la Magdalena debajo de la tormenta.

Hoy en día sirve de refugio para cazadores, pastores o excursionistas. A su lado se encuentra una pequeña balsa artificial y el Río Flumen rodea el montículo que la ubica por debajo.

El Nacimiento del Río Flumen:

Un poco más arriba de la ermita encontraremos la fuente que se considera como el Nacimiento del Flumen. En el bonito pino que se halla encima de la fuente hay una pequeña estatua de María con su hijo en brazos. Mucho más tío arriba, donde cruza la pista, se encuentra otro manantial importante: la Fuente Latar.

El Nacimiento del Río Flumen

El Nacimiento del Río Flumen.

La cresta de Santa Cruz:

Por toda la cresta que limita las Campas por el norte discurre una pista por la cual podemos llegar a varios miradores con vistas al Pirineo. Podemos subir por la misma pista o por distintas sendas de ganado. ¡Cuidado con el calor! Esta vertiente del valle se llama «Solano de Santa Cruz», lo que indica el clima que se estabiliza en verano allí. Además, es una zona seca.

Y más..

  • En el extremo suroeste se encuentra un pinar, bonito y pequeño, que atrae por la posible presencia de setas.
  • El panel explicativo que se encuentra en la pista menciona una necrópolis medieval, pero no sé donde se encuentra exactamente.

Para terminar nuestra ruta y volver al Mesón Nuevo tenemos que bajar por los campos en la orilla derecha del río sin camino obvio. Aunque no hay ningún camino señalizado en los siguientes tramos, resulta fácil encontrar los objetivos. A poca distancia se unen todos los ramales y barrancos en una bonita cascada. Para mí es el clímax de la excursión: La hermosa cascada y la hierba, suave y verde – nos invitan a descansar y tomar el almuerzo allí.

El Nacimiento del Río Flumen

El Nacimiento del Río Flumen.
La cascada debajo de la Emita de la Magdalena.

Siguiendo por la orilla derecha una tímida senda nos lleva a una pequeña presa que desvía una parte de las aguas del Flumen a la Acequia de Bonés que las conduce al Embalse de Arguis. Allí tenemos que coger una senda que discurre por la orilla izquierda de esta canal.

Dicha senda, suficientemente bien trazada, nos introduce en un bosque mixto, fabuloso y salvaje, siempre siguiendo la dirección de la canal. La perseguimos hasta topar con el oleoducto. Allí se podría seguir por la canal, pero la vegetación llega a molestar en este segundo tramo. Por eso aconsejo subir por la trocha del oleoducto unos 50m y seguir por la pista en la misma dirección.

Puente sobre la canal

La Acequia de Bonés que lleva una parte de las aguas del Flumen al Embalse de Arguis.
Un idílico puente nos permite alcanzar la pista que discurre paralelo, si nos cansamos de ir por sendas salvajes. Si bajamos desde allí por unos campos abandonados al mismo río, encontraremos otra bonita cascada con una poza somera.

Retorno:

Seguimos la pista una media hora hacia el este. Más adelante vemos un cartel que indica el arranque del viejo sendero que nos llevará al Mesón Nuevo de nuevo. Este discurre cerca de la canal de antes, y hay algún punto de acceso al agua para el perro (el más fácil está en el mismo collado).

Por las pozas de la Pardina de Ascaso

Pozas del Río Flumen

Pozas del Río Flumen.

Este paseo es el marco para pasar unas horas de relax en la orilla de un río maravilloso. El Flumen forma en este tramo, cerca de la Pardina de Ascaso, una cadena de pozas verdes y fabulosas. La temperatura del agua es sorprendentemente agradable y su color verde transparente invita a bañarse. Se puede minimizar toda la ruta a un paseo de por el mismo lecho del río, remontandole sin dificultades.

Preparamos la mochila según la duración del paseo que nos apetezca, cogemos la correa y disfrutamos de un día sin prisas, ni estrés.

Ficha Ascaso

Tiempo:

Irrelevante

Desde las primeras pozas al aparcamiento: 15min.

Desde el aparcamiento a la desembocadura del Barranco Barón por la orilla derecha: 45min

Desde la desembocadura del Barranco Barón al aparcamiento: 45min.

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Total: irrelevante, 2h 30, media jornada

Aparcamiento:

En la carretera de Belsué a Nocito cruzando la primera vez el Río Flumen, aparcamos en la chopera, justo después del puente a mano izquierda.

Acceso:

Desde la chopera cogemos la pista que arranca del aparcamiento y cruza el río en seguida. Subimos al pueblo abandonado de Santa María de Belsué. Allí empieza la excursión.

Santa María de Belsué:

La aldea está situada en el centro de un meandro del Río Flumen. Entre las ruinas encontramos una curiosa iglesia parroquial del siglo XI. 

Andamos por el GR que se dirige hacia el oeste y cruza en seguida el río. (En este punto podríamos seguir ya por el lecho. Mas adelante encontraremos otras posibilidades para bajar al río.) El sendero nos lleva en lo alto a unos edificios en ruinas.

La Pardina de Ascaso:

La Pardina de Ascaso

La Pardina de Ascaso y la bonita poza debajo.

La poza más grande se encuentra debajo de las ruinas de la Pardina de Ascaso. Los edificios de la misma pardina sirvieron de campamento juvenil hace décadas. Hoy en día quedan sólo ruinas. Alrededor de las ruinas encontramos los viejos campos de cultivo, viejos árboles frutales y corrales para el ganado.

Para seguir nuestro camino debemos estar atentos en este punto. El GR se va alejando del río, pero nosotros vamos en búsqueda de un sendero que discurre por los viejos campos paralelo al Flumen. Lo más fácil es, fijarse en una glera de margas que tenemos más delante. Justo encima de dicha glera pasa el camino que buscamos y nos podemos acercar a el por los viejos campos que bordean la zona de margas. De nuevo en un sendero, le seguimos hasta que nos sitúa en la orilla del río, cerca de la confluencia.

El Barranco Barón:

En la desembocadura del Barranco Barón, se encuentran dos pozas, una en cada río: la que lleva el agua calentita del Flumen y la que lleva el agua fría del Barón. ¡Un spa natural!

Confluencia del Barranco Barón con el Río Flumen

Confluencia del Barranco Barón con el Río Flumen.
El de la izquierda es el Flumen y baja calentito; a la derecha se ve la última poza del Barranco Barón – más bonita, pero más fría.

Además se encuentran varios caminos en este punto, aunque no es obvio donde arrancan los caminos, pues no hay carteles, ni hitos:

Por la orilla izquierda del Río Flumen sube una senda hacia el Monrepós (Más información en la entrada «El tramo olvidado del Flumen«). Por la orilla izquierda del Barranco Barón sube una a la Pardina de Ubsieto (Más información en la entrada «Vuelta por el Tozal de Lusera«) y en la orilla izquierda debajo de la desembocadura encontraremos otra que conduce a Santa María de Belsué. Esta última nos podría servirá de retorno.

La traza no se pierde de todo, pero está ya invadida por las zarzas y el matorral, especialmente al principio y al final. Por eso, aconsejo recorrerla solamente con pantalones largos y zapatos, que protegen los pies. Otra molestia de la senda se manifiesta en el calor, que pasaremos, pues discurre por el valle del Flumen en lo alto, donde no encontraremos agua y La bajada al río es factible en algunos puntos, pero nada fácil. Nos lleva en unos 30min a Santa María de Belsué, pasando por buenos miradores de la zona, que hemos remontado antes

Vistas al Flumen y la Pardina de Ascaso

Vistas al Flumen y la Pardina de Ascaso desde la senda de retorno.

No es obvio donde arrancan los caminos, pues no hay carteles, ni hitos. El camino, que conduce a Santa María de Belsué, le encontramos fácilmente en la orilla izquierda de la última poza del Barranco Barón. (Es justo la poza fría del mencionado spa.)

No se olvida que todo el retorno se puede efectuar opcionalmente por el lecho del río.

Retorno:

Volvemos desde Santa María de Belsué al coche por el mismo camino.

Variantes:

En la carretera del Mesón Nuevo a Belsué aparcamos en la primera curva cerrada hacia la derecha.

Hay sitio para dos coches. A mano izquierda nace en la curva una pista en muy mal estado. Pronto se convierte en una senda que nos lleva hasta las ruinas de la Pardina de Ascaso, que vemos ya desde lejos. Nos costará un poco más de una media hora.

¡Cuidado en la vuelta! Por la Pardina pasa el GR 1 hacia Belsué. Nos podríamos equivocar y tomar el GR como retorno.

El camino correcto arranca a mano derecha, mirando desde el río, no está balizado y discurre por media ladera. El GR, al contrario, discurre por un barranquillo.

Si hay tiempo, vale la pena visitar la población abandonada de Lúsera. Hay rincones recién arreglados, como la iglesia, debajo de Lúsera, el otro lado de la carretera se encuentra la bonita poza final del Barranco Caruaca. Bonito, recomendable y acceso inmediato.

Nota personal:

Mi pareja de entonces y dos amigos austriacos visitábamos hace años el pueblo Lúsera. Paseando por las casas abandonadas escuché un grito de la novia, que estaba por el otro lado de la casa:

Robert se cayó en un pozo de unos 4m de profundidad. Olfateaba el agua y saltó por el murillo del pozo. Allí abajo estuvo llorando y nadando por el agua oscura.

El tenía 1 año y por el calor que pasábamos todos tenía mucha sed.

Menos mal que uno de los austriacos es guía de montaña, llevaba (como siempre) unas cuerdas en el coche y pudo instalar un rápel. Mientras él estaba instalando, hubo un momento, en cual ya no escuchamos más los chillidos de Robert. Yo, pensando lo peor, empecé a perder la calma. Pero la novia bajó heroicamente al pozo para salvar al pobre perro. Lo encontró agarrándose en una cornisa dentro del pozo temblando de miedo. Después de este susto, nos fuimos a las pozas del Flumen para relajarnos.

En situaciones como esta, nos damos cuenta de la importancia del manejo de los nudos y las cuerdas. Yo, por lo menos, me aficioné a los nudos aquel día.

Como están rehabilitando el pueblo, el pozo está tapado hoy en día, pero hay otro, que la gente usa y está abierto. ¡Cuidado!

Pozo en Lusera

Uno de los pozo en Lusera.