Vuelta por el Tozal de Lusera

Pozas vírgenes de aguas cristalinos en el Río Flumen, Barranco Barón y de la Tosca

Pozas vírgenes de aguas cristalinos en el Río Flumen, Barranco Barón y de la Tosca.
En este caso los aguas del Río Flumen son muy fríos por la madrugada en invierno. A estas horas es mejor olfatear la orilla, según Robert.

Como otras rutas por la Sierra de Belarra, esta reúne la visita de pozas vírgenes con las de aldeas abandonadas y paisajes solitarios. Los ríos protagonistas son el mismo Flumen, el Barranco Barón y el de la Tosca. Por los tres discurren unas sendas muy bonitas y recomendables.

El trayecto por el Río Flumen es el GR, fácil de identificar, limpio y bien acondicionado. Las sendas por los otros dos barrancos mencionados son más salvajes y menos recorridos, pero aún fácil de seguir. El único trayecto difícil es el tramo por la senda perdida que conecta estos dos caminos en la cara apartada del Tozal de Lusera. Está casi invisible entre los Erizones y las únicas balizas que nos guían tímidamente son unas marcas de plástico pegados en los arbustos y árboles.

Es allí donde topamos con dos concentraciones de edificaciones, caídos, olvidados y desconocidos, que aportan este aspecto de aislamiento y abandono que tiñe la excursión de un triste gris melancólico.

Ficha UbietoAl principio de la excursión veremos el pueblo de Santa María de Belsué y la Pardina de Ascaso. Las dos aldeas se encuentran en la orilla del Río Flumen, abandonadas pero bien conocidas por el fácil acceso y la cercanía de unas maravillosas pozas. Las otras dos, mencionadas en el párrafo anterior, son mucho menos conocidas y de acceso largo.

Recorte Mapa Alpina

Recorte Mapa Alpina.

Primero encontraremos las ruinas de la Pardina de Usieto y más adelante los montones de piedras de las edificaciones derruidas, muros caídos, terrazas y campos que recuerdan de la existencia caducada de un gran corral o parecido en aquel lugar privilegiado, cuyo nombre no conozco.

El hecho que nos movemos por terrenos olvidados se refleja también – y más que nunca – en los mapas. Todos se contradicen, la mayoría es inexacta y la toponimia no es de fiar.

4 mapas

4 mapas.
Recortes de cuatro editoriales distintos.

No quiero criticar el trabajo que hicieron los editoriales – al contrario, estoy agradecido. Pero si comparamos estos cuatro ejemplos, veremos que hay muy poca información sobre esta zona aportada por el medio más importante para el excursionista – el mapa. Este paraje todavía está muy poco desarrollado para el turismo. Por esta razón he clasificado la ruta como difícil**.

Preparamos la mochila con un buen almuerzo, una botella de agua y la correa del perro para introducirnos al corazón abandonado de la Sierra de Belarra.

Tiempo:

Desde la chopera a la desembocadura del Barranco Barón: 45min.

Desde la desembocadura del Barranco Barón a la Pardina de Usieto: 1h

Desde la Pardina de Usieto al encuentro con la senda por el Barranco de la Tosca: 1h30

Subida a la cresta del Tozal de Lusera: 30min.

Por el Barranco de la Tosca a Lusera: 45min.

De Lusera a la chopera: 30min.

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Total: 4h30, media jornada, pero las visitas de las ruinas, las pozas y la cresta pueden aumentar el tiempo considerablemente y llenar una jornada completa.

Aparcamiento:

En la carretera de Belsué a Nocito cruzando la primera vez el Río Flumen, aparcamos en la chopera, justo después del puente a mano izquierda.

Acceso:

Desde la chopera cogemos la pista que arranca del aparcamiento cruzando el río. Por ella subimos al pueblo abandonado de Santa María de Belsué. Allí empieza la circular.

Las pozas de la Pardina Ascaso

Las pozas de la Pardina Ascaso.

Avanzamos por el GR en dirección Belsué. En la Pardina de Ascaso dejamos el GR y buscamos la senda que lleva a la desembocadura del Barranco Barón.

Como encontrar esta senda está detallado en la entrada «Las pozas de la Pardina de Ascaso«.

Cruzamos el Río Flumen y seguimos por un camino que cruza los campos que se encuentran entre los dos barrancos. En seguida empieza a ascender cerca del cauce del Barranco Barón. Nos introducimos en un bonito bosque en la orilla derecha de dicho barranco, con el agua siempre cerca. NO tomamos la senda, más pequeña y menos pisado, que sigue el curso del Río Flumen (Más información en la entrada «El tramo olvidado del Flumen«).

El Barranco Barón

El Barranco Barón

El Barranco Barón.
Robert aprovecha las pozas vírgenes y salvajes. Sin embargo, hay algo en el agua que le molesta.

Pasaremos por pintorescas cascadas y pozas dentro del fabuloso ambiente de este bosque viejo de pinos y caxicos. La tímida senda nunca se aleja demasiado del curso del agua, así que podemos visitar algunas de las pozas. Merece la peña ir despacio y sin prisas para poder disfrutar de este paisaje maravilloso con todos sus detalles.

Ganamos altura y después de unas lazadas la senda se llana un poco. Todavía tenemos el barranco a nuestra derecha, pero en esta altura normalmente seco. En un pequeño claro topamos con otra senda, a la cual seguimos por la derecha.

(Es favorable memorizar este lugar. Andando en el sentido contrario este desvío es muy poco visible. Si por alguna razón nos tenemos que dar la vuelta, será útil tenerlo en mente.)

A poca distancia encontramos una pista y un puente. Ya estamos cerca de la Pardina Usieto. Para visitar los edificaciones debemos resolver una confusa red de pistas y sendas de ganado. Como referencia recordamos este pequeño puente para seguir después por la pista en dirección este, hacia Ibirque.

La Pardina de Usieto

Las ruinas del Templo de Usieto escondido en la maleza

Las ruinas del Templo de Usieto escondido en la maleza.

El lugar donde se ubica la pardina no es de todo espectacular, ni salvaje, ya que la red de pistas y la balsa recuerdan a una presencia reciente de humanos o maquinarias. Se encuentra en un amplio pinar que tapa las vistas y invita, en primer lugar, a buscar setas. Pero si nos dejamos llevar podremos disfrutar de este sitio igual como de una Fuente Salada o de otro despoblado más polémico.

Hay una belleza escondida en el bosque, la fauna – Robert siempre está en «alerta» cuando pasamos por allí. Como él es mucho más sensible y receptivo en respeto a la presencia de otros animales, le llaman la atención los muchos animales que viven en el pinar.

Una belleza escondida en los detalles de los edificaciones – recomiendo sobre todo la visita del templo y del refugio pastoral.

El claro con el refugio pastoral

El claro con el refugio pastoral.

Este último está un poco apartado. Lo podemos visitar ante lo demás siguiendo hacia la izquierda el camino con el cual hemos topado antes del puente. Se trata de una pequeña construcción de piedra seca en un idílico claro del pinar.

Para llegar al templo debemos rodear las casas derruidas por la izquierda, sin camino. Sólo queda de pie el ábside. Mirando la posición de las piedras de los muros caídos, parece que los muros no eran paralelos, sino se juntaban hacia la ventana. Creo que se trataba de una construcción muy especial, ya que tampoco se puede ver con claridad donde estaba la entrada.

Croquis Usieto

Croquis sobre foto Sigpac.

Nota personal

He visitado la Pardina de Usieto muchas veces, pero todavía sigue siendo un misterio para mi, ya que hay poca información en la literatura y el terreno es muy amplio y boscoso.

Sólo estoy seguro del nombre de la pardina, porque tres importantes autores, Arturo González (El libro «La Montaña olvidada»), Cristian Laglera (Despoblados en Huesca) y Antonio García Omedes (Románico Aragonés), coinciden en esta denominación.

¿Pero cómo deben interpretarse las otras informaciones que se pueden ver en los distintos mapas?

¿Existe la Pardina Besón?

¿Existe la Pardina Ubieto? El Editorial Pirineo la coloca en el barranco vecino. No he encontrado ruinas allí. Podría ser que se equivocaron (una simple errata, igual al intercambio de las letras de Usieto y Ubieto) y movieron estas dos pardinas un barranco hacia la izquierda. Eso significaría que las ruinas que encontraremos en la ruta más al este serían los restos de la Pardina Besón.

¿Pistas ciegas? Muchas de ellas tienen una prolongación en forma de senda. Por desgracia, no me conozco todas. Visto de esta manera el termino «ciego» no es de todo correcto, mejor (pero con demasiadas letras para el croquis) sería: «no relevante para esta excursión».

¿Barranco Alaña o de la Tosca? Por la abundancia de la tosca en el camino a Lusera he optado por la segunda versión, pero los mapas más antiguos de 1930 le llaman Barranco Alaña.

¿Tozal de Lusera o de Usieto? Supongo que dependa de cual de los lados se mira…

Retomamos de nuevo el rumbo por la circular y avanzamos por la pista que cruza el puente y se dirige hacia el este por el pinar. Después de un buen rato llegamos a una bifurcación. Por el ramal izquierdo bajaremos para visitar las siguientes ruinas, pero antes debemos girar a la derecha y disfrutar de las vistas de la cresta del Tozal de Lusera.

La cresta del Tozal de Lusera

Las Vistas al Tozal de Guara

Las Vistas al Tozal de Guara.

La pista, cada vez más erosionada, sale del bosque y muere en una vaguada. Allí vemos desapareciendo en el bosque la vieja valla eléctrica que nos ha acompañado ya todo este trayecto. La podemos seguir por una senda de cabra que se ha formado en su lado. De esta mañera llegamos a la cresta en 15min. sin muchas molestias.

No he visto ninguna senda que conecta directamente con el Tozal de Lusera, aunque algunos editoriales afirman su existencia en los mapas.

La cresta podemos recorrer hacia una cercana cima pelada en el este o hasta el mismo Tozal de Lusera en el suroeste, más alejado. Pero mi recomendación es quedarse cerca en una proa donde hay un cartel metálico de caza. Allí hay muy buenas vistas también y no tenemos que «luchar» con el matorral para llegar a ella. Además podemos identificar el sitio más adelante desde Lusera por el brillo metálico del cartel.

Vistas a Ibirque y el Pirineo

Vistas a Ibirque y el Pirineo.

Sea como sea, desde los tres puntos se divisa Ibirque, el Pirineo, el Valle de Belsué y el macizo del Gabardiello. De hecho, vemos la senda que asciende a la cima desde Lusera en su totalidad. (Y para alimentar los ensueños podemos buscar el grupo de árboles donde está escondido el tesoro según la novela «Boira de Otoño» de Javier Casasús Latorre y planear bien la búsqueda de ese tesoro maldito.)

La cresta del Tozal de Lusera desde el mismo pueblo

La cresta del Tozal de Lusera desde el mismo pueblo.
La luz al anochecer en invierno tiñe el paisaje y los caxicos.
La punta al fondo es la proa con el cartel (En la foto de baja calidad no se divisa el resplendor).

De nuevo en la bifurcación nos enfrentamos al tramo más difícil y salvaje de la ruta. La pista en seguida desaparece y de golpe nos encontramos en un mar de Erizones donde la senda está reducido a una pequeña brecha entre estas plantas. Hay que prestar mucha atención para no perder el camino. De vez en cuando aparecen «balizas caseras» de plástico en las ramas que nos podrían guiar. Por desgracia, algunas se volvieron frágiles durante los años y se cayeron. Así que, no podemos confiar plenamente, como mucho nos darán confianza de estar en buen camino ocasionalmente.

En la cara norte del Tozal de Lusera

En la cara norte del Tozal de Lusera cerca del corral desconocido.
En la rama se ve la tímida baliza mencionada.

Primero bajamos cerca de un torrente a un llano con unos pinos. Allí nos juntamos con una senda que aparece de nuestra derecha.

Ahora dejamos el torrente a nuestra derecha y seguimos por una losa alargada en horizontal, una zingla, de nuevo por terreno seco. Básicamente no debemos perder, ni ganar altura. Este tramo es una travesía hacia un lugar donde se encontraba otra aldea, hoy en día sólo quedan ruinas. Algún muro, alguna losa, una trocha vieja que se divisa entre el matorral y tímidos hitos en algunos puntos nos recuerdan de la existencia de un camino verdadero por este terreno.

Más adelante llegamos a una zona húmeda que se distingue fácilmente por la vegetación. En el extremo inferior hay una fuente que suele manar agua siempre. Esta mana un pequeño barranco donde podemos encontrar pequeños charcos para que se refresque el perro.

Nuestra ruta cruza el campo húmedo en cima de la fuente en horizontal y nos sitúa en unos campos donde se ven rastros de ganado y de la vida pastoral. Estamos en los campos de un corral abandonado.

El corral desconocido

El corral abandonado

El corral abandonado.

Ya hemos visto restos de construcciones en la fuente. En los campos hay más y se concentran alrededor de un recinto donde los muros están todavía en pie. Todos los edificaciones demás están reducidos a unos montones de piedras.

No resulta descabellado creer que había una aldea en este lugar, ya que halla próximo una fuente potente, el terreno es llano, fértil y encima está cerca del camino que conecta Lusera con Ibirque. Sin embargo, no hay ni un rastro de edificaciones o sólo una denominación del lugar en ninguno de los mapas que hay sobre este terreno, ni en los más antiguos. Por desgracia, no tengo suficientemente conocimiento cultural para deducir el tipo de edificaciones de las ruinas. ¿Muros que sostienen los campos, refugios, bordas o casas? Otro misterio.

Croquis Corral

Croquis sobre foto Sig Pac.

Después de la visita de este lugar olvidado cruzamos el barranco que le flanquea por el este y buscamos el mencionado camino para bajar a Lusera. Este camino está cerca, debajo de nosotros, pero inaccesible de modo directo. Supongo que había una conexión, que hoy en día esta borrada. Así que, para evitar resaltes y la omnipresencia de Erizón, debemos hacer una larga vuelta en dirección a Ibirque, hacia el noreste.

La senda discurre por una depresión hacia el noreste. Resulta más fácil identificar dicha depresión que la misma trocha. De hecho, la senda en este ultimo tramo está muy erosionada, pero tiene continuación hasta el encuentro con el sendero que viene de Ibirque. Este encuentro tampoco es fácil de identificar, aunque siendo ancho y limpio. Este cruce de caminos encontraremos cerca del cambio de rasante, cuando vemos delante la primera vez al Tozal de Guara en su totalidad.

Colores de otoño

Colores de otoño en el camino a Lusera.

El Barranco de la Tosca

El Barranco de la Tosca

El Barranco de la Tosca

La senda que baja por el Barranco de la Tosca a Lusera es bueno y muy bonito. Nos acerca a grutas, pozas y cascadas. 

Más información sobre esta senda se encuentra en la entrada «De Lusera a Ibirque«.

Cuando llegamos a Lusera debemos invertir un buen rato para visitar este bonito pueblo.

 Lusera:

En Lusera

En Lusera

Hay alguna casa rehabilitada, pero la mayoría está en ruinas. Hay bonitas eras, pozos y caserones. La continuacion de nuestra ruta es el GR que lleva a Belsué. Este sale del pueblo cerca de la iglesia que será la ultima de las atracciones que podamos admirar. Además es el lugar donde ocurre la historia que cuenta el libro de Javier Casasús anteriormente mencionado.

La vuelta a la Santa María de Belsué por el GR resulta fácil y rápido. Una vez en dicha aldea abandonada podemos optar a descansar el resto del día en las cercanas pozas del Flumen que hemos visto al principio de la excursión o volver al coche directamente.

Retorno:

Volvemos por el camino de acceso al coche.

Lusera desde Santa María de Belsué

Mirando hacia atrás:
Lusera desde Santa María de Belsué.

Nota personal – P.D.

Esta entrada no está de todo acabada, hay demasiados misterios. Sin embargo, la estoy publicando.

Quizás no es la manera correcta para un autor, pero pienso que la publicación podría conllevar y atraer nuevas informaciones sobre los lugares escritos.

¡Ojala, me alegraría por cualquier información!

Mientras tanto, recomiendo realizar la excursión en invierno: caxicos oxidados, el Pirineo nevado, los barrancos con caudal majo, las cascadas heladas y aguas más cristalinas que nunca…

Los Azudes de Pozán

La poza y cascada principal del Azud de Pozán

La poza y cascada principal del Azud de San Marcos.

El Salto de Pozán tiene fama por la zona de Barbastro, ya que se ve desde la carretera antes de llegar al pueblo. Es un sitio ideal para bañarse, dar «saltos mortales» por la presa y tomar el sol. Para incrustar la visita en un bonito paseo nos podemos aprovechar de la Senda de los Azudes.

Ficha PozánEsta senda lleva del Azud de Arriba al Azud de San Marcos. En este último se hallan las pozas mencionadas, aunque hay en los dos. El recorrido nos llevará por pistas y senderos que traspasan los huertos del pueblo, una zona tranquila y idílica. Cruzaremos el Vero por el puente medieval y podremos gozar de la fauna y flora de la ribera del río por todo el recorrido mientras nos acercamos a las maravillosas pozas.

Recorte Mapa Sigpac

Recorte Mapa Sigpac

Ya son motivos suficientes para enriquecer una tarde de piscina natural por un paseo, sencillo pero sano.

Esta zona no figura en ningún mapa de la Sierra de Guara, de hecho no conozco ninguno sobre el bajo Vero. Por eso es muy útil aprovechar la ruta balizada que es fácil de identificar en todos los momentos.

Preparamos la mochila con todo que hace falta para tomar un baño y el sol, la correa y vamos a dar un pequeño paseo.

Tiempo:

Desde el aparcamiento al Azud de Arriba: 10min.

Desde el aparcamiento al Azud de San Marcos: 30min.

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Total: 1h 30

Aparcamiento:

A la Senda de los Azudes se acceda desde el aparcamiento del polideportivo o las piscinas municipales.

Otra opción para evitar coches y pueblo es coger una carretera secundaria y restringido al trafico a mano izquierda en la salida del pueblo hacia Alquézar, Colungo. Después de cruzar el Río Vero veremos pistas en los dos lados y varios ensanches donde podemos dejar el coche.

Siempre he optado por esta última opción.

Vistas al pueblo

Vistas al pueblo.
El arce de la izquierda es muy bonito.

Acceso:

Donde hemos dejado el coche cruza la Senda de los Azudes y veremos alguna baliza.

El Salto de Pozán o el Azud de San Marcos

El Salto de Pozán o el Azud de San Marcos.

Caminando en el sentido de la corriente las balizas nos guían hasta el Azud de San Marcos por los huertos.

Hacia el norte cruzamos el Vero por el puente medieval que se encuentra a un tiro de piedra y en seguida llegamos al Azud de Arriba.

Retorno:

Volvemos por el mismo camino.

Detalle de un portal a un campo

Detalle de un portal a un campo en la zona de los huertos.

El Castillo de los Santos

Vistas en el acceso

Vistas en el acceso.
En primer plano la peña donde se camufla la torre del Castillo de los Santos. En segundo plano (derecha a izquierda): las cumbres de Guara, la Ronera y el Fragineto, el triangular Pico de Mondinero y el Matapaños al fondo.

La vuelta por el Castillo de los Santos es un paseo fácil, entretenido y de poco desnivel. Nos ocupará una media jornada. Destaca en primer lugar con las muy buenas vistas sobre el Cañón del Balcez, pero también encontraremos un bonito carrascal que alberga las ruinas de la Ermita del Cementerio. La senda balizada se inicia en el Mesón de Sebil, al cual conduce una larga pista desde Alquezar o Radiquero. Las dos opciones de pista son aptas para los coches normales, aunque algunos tramos «duelen». Por todos modos, hay que conducir con mucha atención y despacio.

Ficha SantosYa en la pista hay varias atracciones que merecen una parada, como la aldea de San Pelegrín, los campos y casetas pastorales en el vallecito después o los abrigos, los que recuerdan a los de Quizans, encima de la pista durante el último tramo.

La Ermita del Cementerio

La Ermita del Cementerio.

David Gómez describe esta ruta muy bien en el libro «Parque de los Cañones y la Sierra de Guara – Rutas, Descensos, Naturaleza». Guiados por este libro iremos bien.

Si planteamos la ruta como una circular, podemos visitar unos de los pocos tejos que se encuentran en la Sierra de Guara y aprovechar una balsa que suministra agua a nuestro perro, ya que la zona es árida.

Algunos autores inician la visita desde Alquézar o San Pelegrín. Una variante muy bonita, pero estaríamos expuestos al calor y lucharíamos con la falta de agua mucho tiempo. Por eso es preferible comenzar en el Mesón de Sebil.

Sobre el recorrido no me queda mucho de añadir, sólo lo siguiente.

Las vistas desde el Castillo de los Santos

Vistas a la Sierra de Balcez

Vistas a la Sierra de Balcez.
Se divisa bien la senda de la Fajacheto.

Desde el Castillo podemos observar perfectamente todo el curso del Balcez inferior y los afluentes que caen de la Sierra de Rufás. Si hemos hecho alguno de estos barrancos es una gozada verles de esta perspectiva.

No debemos pasar de largo de la zona encima de las ruinas. Podemos subir la pendiente hasta que topamos con una cresta. Desde allí tenemos espectaculares vistas sobre el Balcez superior y la Sierra de Balcez. Si nos asomamos a la izquierda veremos mejor, además podemos observar la copa del tejo que se encuentra justo debajo de esta cresta (donde hay dos bloques más grandes).

Últimos tramo para llegar a la crestería donde se ubica el Castillo de los Santos.

El último tramo para llegar a la crestería donde se ubica el Castillo de los Santos.

Para volver elegimos el camino que sigue subiendo por la base de la cresta. Hay un cartel. También indica un cartel la ubicación del tejo.

El Tejo de los Santos

El Tejo de los Santos

El Tejo de los Santos

A pesar que hay pocos ejemplares en la Sierra de Guara es algo muy especial encontrar uno tan majo en este lugar. Cerca del tejo se encuentra una hiedra impresionante que trepa por las rocas. Y en la ladera hacia A Creu veremos alguna haya que destaca entre el boj y los quejigos. Sin embargo, el acceso a estos árboles es incomodo, ya que están rodeados por el Erizón.

Más arriba, cuando llegamos a una bifurcación debemos tomar el ramal derecho, aunque un hito nos manda en la otra dirección. Las dos pistas llevan al mismo sitio, pero la de la izquierda está repleta de Erizón. Cuando llegamos a la pista principal veremos una balsa. Si hemos elegido bien la fecha, habrá agua limpio para el perro. Si el perro está bien refrescado, podemos visitar el Pozo de Nieve cercano o incluso explorar la zona hacia el norte, la Mallata Iglesieta – otro mirador natural. Si no había agua es preferente que sigamos las indicaciones de los carteles para volver por la pista al Mesón de Sebil.

El Castillo de los Santos

El Castillo de los Santos.
Entrando al recinto por un agujero en el muro.

Vuelta por la Sierra Guardia

Uno de los tres caxicos que se encuentran en la Pardina de GuardiaUno de los tres caxicos que se encuentran en la Pardina de Guardia

Uno de los tres caxicos de la Pardina de Guardia.

Esta ruta fue inspirada por el maravilloso libro «El Camino de San Úrbez» de Óscar Ballarín y Arturo González. Uno de los pocos libros que aportan información, sobre estos parajes poco explorados del turismo, en este caso sobre la Guagera.

Ficha GuardiaSe trata de una excursión por un terreno olvidado y muy poco transitado para buscar la soledad y la naturaleza. La ruta describe una vuelta por un montículo llamado Sierra Guardia. Está flanqueado por tres barrancos: en el norte y al mismo tiempo nuestro acceso por el Guarga. En el suroeste la limita el cauce del Barranco Cuatre y en el este el Barranco Ricau, los dos son afluentes del Guarga. Cada uno de estos barrancos tiene su particularidad: en uno encontraremos una buena cantidad de quejigos, viejos y bonitos, y el otro excavó un bonito lecho del río por el cual podemos andar sin complicaciones. Estos dos objetivos principales incrustados en un paisaje solitario y abandonado que incluso carece de caminos en una gran parte, son los motivos para darse este paseo de media jornada.

Recorte Mapa Sigpac

Recorte Mapa Sigpac

Las únicas dificultades son los tramos donde vamos por libre, sin camino. Nos tenemos que preparar para saber orientarnos bien, ya que los mapas de esta zona son poco exactos.

El Río Guarga y el Barranco Ricau nos proponen suficiente agua durante todo el año. Así que, podemos realizar esta excursión también en verano sin demasiados sufrimientos por el calor. De hecho, avanzaremos en algunos tramos por el lecho del río. Por eso, debemos ir preparados para mojarnos hasta las rodillas.

Preparamos el almuerzo, el agua y la correa para pasar un medio día en soledad con nuestro perro.

Tiempo:

El avance por el Río Guarga: 30min.

Subida al Portilillo: 30min.

Desde Portilillo a las Galochetas de San Úrbez: irrelevante, 30min.

De las Galochetas al Tozal del «Palo»: 30min.

Desde el Tozal del «Palo» al Barranco Ricau: 30min.

Avance por el Barranco Ricau: irrelevante, 30min.

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Total: irrelevante, 3h, media jornada

Aparcamiento:

Cogemos la carretera de la Guagera A-1604 y la subimos desde el puente sobre el Río Guarga – base del Monrepós – hacia el Puerto de Serrablo. Tenemos que encontrar una pista que baja a mano derecha después de pasar el km. 14 justo enfrente de la desembocadura del Barranco Ricau. Cerca del cauce hay sito para dejar el coche.

Otra opción: dejar el coche en el principio de la pista que sube a Artosilla (un kilómetro antes).

(Desde allí podemos avanzar por el lecho seco del Baranco de la Canaleta, cruzar el puente de la carretera por debajo y iniciar la ruta el punto donde arranca la senda que sube al Portilillo. Lo que cambiar de esta manera, es que todo los tramos acuáticos por los cauces se juntan al final de la excursión.)

Acceso:

Bajamos al río.

Los bloques característicos en el Río Guarga

Los bloques característicos en el Río Guarga.

Avanzamos por el Río Guarga siguiendo la corriente. Tenemos que cruzarle varias veces. En un kilómetro llegamos a unos bloques grandes en la orilla izquierda. Un poco más río abajo encontramos un gran campo castigado por las riadas en la orilla izquierda. En medio de su borde izquierdo hay un cartel de caza. Allí se inicia un camino que sube por el bosque hasta un collado. La senda es buena, limpia y de una pendiente agradable. Acercándonos al collado empezamos a bajar un poco hasta que topamos con las vistas al sur y al Tozal de Guara en el mismo collado.

El Portilillo

Así se llama el collado. Notamos que es el punto donde el camino se pierde. Igual que la vegetación también las fuerzas de la erosión cambian en la vertiente sur y ésta está devorando la senda en gran parte de esta ladera. En el lado derecha vemos cerca un quejigo característico por el cual pasaba la trocha. En este lugar se puede identificar, pero en muchos otros no.

Lo mejor será ir por libre hasta el próximo punto de identificación y no gastar demasiado energía en buscar los restos del camino original. Todavía más: debemos bajar por libre buscando los árboles más destacados que vemos desde aquí. Hay quejigos muy bonitos que son dignos de ver.

Vistas desde el Portilillo

Vistas desde el Portilillo

Para avanzar de este modo debemos planear la ruta próxima desde aquí, ya que tenemos buenas vistas sobre todo el terreno cercano.

Uno de los quejigos majos en el Barranco Cuarte

Uno de los quejigos majos en el Barranco Cuatre.

Debajo de nosotros está el Barranco Cuatre. Este se junta con otro que viene desde el sur. La confluencia se encuentra a la derecha de nuestro campo de vista dentro de una zona boscosa. Tenemos que llegar a la loma divisoria entre estos dos barrancos. Más exacto: hay dos zonas peladas en dicha loma. Tenemos que llegar a la que está más abajo, más cerca – la que está en alineación con el Tozal de Guara al fondo.

Allí se encuentran las Galochetas de San Úrbez, que son nuestro próximo objetivo. El itinerario que elegimos para llegar hasta allí no es tan importante, ya que por el terreno se avanza bien y el Barranco Cuatre no resulta difícil de cruzar.

Por eso, lo más interesante es visitar en la bajada el máximo de quejigos descomunales posible, cruzar el Barranco Cuatre en un punto que nos parece fácil y ir en búsqueda de la primera zona pelada de la loma opuesta. Cuando hemos llegado a la zona pelada debemos buscar las Galochetas de San Úrbez

Las Galochetas de San Úrbez

Las Galochetas de San Úrbez

Las Galochetas de San Úrbez.

Cuenta la leyenda que en esta plataforma estuvo el santo vigilando al ganado apoyándose en su palo. Durante los años se quedaban las marcas gravadas en el arenisco.

Hoy en día los rastros están muy erosionados y si no fuera por un hito y unas piedras que rodean las Galochetas, no se podrían identificar. Se encuentran a mano derecha subiendo la primera zona pelada de la loma.

A 20m se encuentra un quejigo – el Caxico de las Galochetas – no demasiado grande, pero fácil de identificar, ya que debajo de él se ve de nuevo el camino original. (En seguida se pierde de nuevo.)

Robert y las Galochetas de San Úrbez

Robert y las Galochetas de San Úrbez.
La leyenda humana dice que las marcas son del santo. Pero la versión canina cuenta que las marcas proceden del perro de San Úrbez. Mientras el santo pastor vigilaba el ganado, el perro descansaba en esta losa comiéndose un palo.

Sea como fuere, el lugar es bonito, aislado y invita a tomar un descanso.

Seguimos avanzando por la misma loma, siempre buscando la linea anticlinal. Seguimos sin camino, pero guiados por la misma loma. Traspasamos la segunda zona pelada y ganamos altura. Según avanzamos desaparecen los árboles y arbustos y se forma una tímida senda. Se trata de una vieja pista totalmente desfigurada y intransitable, pero nos facilita el paso a pie. Acercándonos a la zona más alta de la loma vemos un pequeño tozal en el cual un palo clavado en un hito marca la cima. TENEMOS QUE LLEGAR A ESTE TOZAL. No debemos seguir por la pista que tuerce hacia el sur. Es fácil que la pista nos engaña, porque en los últimos cien metros hacia la cima no hay ninguna senda y tenemos que cruzar una zona de pinos jóvenes.

El Tozal del Palo

Las vistas hacia el oeste

Las vistas hacia el oeste.

No se como se llama, por eso le he bautizado trivialmente «Tozal del Palo» en esta entrada, para facilitar las explicaciones.

No es una cima espectacular, pero muy idílico y solitario. Tenemos unas vistas de 360º – la boscosa Sierra de Guardia, el Canciás, la Sierra de Aineto, Guara y Belarra. Pero aún más especial son las hacia el oeste: el valle del Barranco Cuarte, el camino que hemos superado y, con buen tiempo, las divisamos la Sierra de Santo Domingo al fondo.

El Tozal del Palo es además una parte de la divisoria de las cuencas. Estamos entre la del Barranco Cuatre y la del Barranco Ricau. Este último es el siguiente objetivo.

El salto del Barranco Reguero

El salto inicial del Barranco Reguero.

Antes de dirigirnos nos hacia el este – todavía sin camino – debemos observar el terreno: nuestra cima está flanqueado por dos barranqueras que bajan hacia el este. Más abajo, ya no a la vista, estos dos torrentes se juntan en un gran salto de agua donde nace el Barranco Reguero, afluente del Ricau. Este salto es muy característico y nos sirve muy bien de baliza.

Así que, debemos avanzar hacia el este procurando que nos quedemos entre los dos barranqueras que hay en los dos lados. Entonces nos situaremos inevitablemente en la cabecera del salto.

Seguimos por el borde rocoso izquierdo del Barranco Reguero. Podemos andar cómodamente por estas losas horizontales, libres de vegetación. Más adelante traspasamos un pinar que llega hasta el borde. Después del bosque debemos seguir por una zona calva, que resulta de nuevo más fácil para andar. Esta nos hace alejar finalmente del Barranco Reguero.

Allí vemos que se eleva un pequeño montículo delante de nosotros. A su derecha baja el barranco, pero nosotros elegimos un vallecito que baja por su izquierda. La breve bajada es pendiente, pero no resulta difícil. Abajo nos encontramos en un llano boscoso que sólo tenemos que cruzar en la misma dirección para llegar al lecho del Barranco Ricau. El torrente que se ha formado en la bajada nos puede servir de guía.

El Barranco Ricau

El Barranco Ricau

El Barranco Ricau.

Una vez en el lecho del Barranco Ricau, ya no hay pérdida, tenemos que seguir la corriente hasta su confluencia con el Río Guarga, donde está el coche.

El Ricau siempre lleva agua y ha modelado un cauce bonito y entretenido en el valle que tenemos delante. En la parte más estrecha encontraremos marmitas, toboganes y pozas. Es también la parte más bonita, donde podemos descansar una última vez. Las pozas finales, las más profundas y vestidas, podemos evitar por la derecha por una tímida senda bastante vestido. Así que, bajo circunstancias normales referente al caudal, nos mojaremos hasta las rodillas. Si encontramos un caudal elevado o incluso el agua turbio en crecida, podemos evitar todo este trayecto por una senda que discurre por media ladera en la vertiente izquierda del barranco.

El Barranco Ricau

El Barranco Ricau en otoño con poco caudal.

La senda por el Barranco Ricau

Al principio, cerca de la desembocadura del Barranco Reguero, hay un pinar en la orilla izquierda. En este bosque se forma una senda, visible y limpia. Esta sube por la vertiente izquierda para bajar más adelante a la desembocadura del Ricau. Es una opción para evitar el agua, pero no nos facilita cruzar al Río Guarga.

Obviamente este camino puede ser un acceso, fácil y corto, para visitar únicamente el Barranco Ricau. (Visto de este sentido tenemos que buscar su inicio en la ladera herbosa justo en la desembocadura del Barranco Ricau. Entrando en el bosque de la orilla izquierda en seguida vemos que se forma una senda juntando varios ramales.

La Pardina de Guardia

Caxico de la Pardina de Guardia

Caxico de la Pardina de Guardia.

Cogiendo esta senda nos lleva cerca de otra atracción escondido en el bosque de la Sierra de Guardia.

En el punto más alto de la senda, marcado con un hito, podemos seguir cresta arriba. Nos guia la misma cresta y después la loma que corona en el Tozal de Guardia. Si subimos unos 20min, mucho antes de llegar a la cima boscosa, podemos encontrar 3 quejigos viejos y las ruinas de la Pardina de Guardia, todo bien escondido en el pinar presente. De la pardina sólo quedan algunos muros de apoyo, terrazas de cultivo y montones de piedras, pero los árboles resisten y merecen una visita, aunque su alcance es otra vez una caminata libre sin camino obvio.

Retorno:

Cruzamos el Río Guarga.

El Barranco Ricau

El Barranco Ricau.
Robert cruza la penúltima poza a nado. Yo lo evito por la derecha, ya que es tarde y no quiero mojarme más.

Gymkana por el Mascún

La Cuca de Bellostas

La Cuca de Bellostas

No hace falta presentar en la introducción el paisaje por donde discurren las sendas de esta excursión. El Cañón del Mascún es muy conocido y considerado como el Corazón de Guara. En la ruta de hoy vamos a explorar el tramo del barranco cerca de Rodellar que destaca con una multitud de atracciones. Tantas que merece la pena prepararse con una buena lectura antes de enfrentarse a las maravillas. (Quizás es comparable con una visita de una catedral. Si nos preparamos y entendemos un poco de la historia, cultura y arquitectura que la afectan, la visita será más interesante.)

El mejor sitio para informarse encontramos en Internet, el blog: «El Valle de Rodellar«.

Es de Enrique Salamero y da informaciones muy, muy interesantes sobre esta zona de la Sierra de Guara. Merece la peña surfear por sus entradas y aprender sobre la toponimia, la vida, la cultura y naturaleza del Valle de Rodellar. Recomiendo: Los Huertos del Mascún, La CiudadelaEl Picón del Cuervo, Las Pinturas Rupestres o La Fuente Mascún. Cinco entradas que tratan con puntos de interés de la gymkana. No obstante, hay mucho más en lo que se puede enfrascar.

Ficha MascúnEl Mascún es uno de los primeros barrancos importantes en secarse al final de la primavera. Por eso debemos elegir bien la fecha de la visita. En primavera encontraremos el cañón con las pozas de aguas cristalinos y una vegetación verde, en una palabra: hermoso. Pero el avance por el lecho del río resultará más fatigoso y lento. Más fácil resultará la excursión en otoño cuando se puede ir cómodamente por el cauce seco. Las incontables veces que cruzamos el río ya no resultarán molestas y incluso podríamos ir en zapatos de trekking. Aunque encontraremos al río seco, el perro no sufrirá sed, ya que se encuentra agua en varios puntos durante el trayecto.

Recorte Mapa Alpina

Recorte Mapa Alpina.

El verano no es recomendable para esta excursión por el exceso de gente que visitan el cañón. Es un paraíso de escalada reconocido en todo el mundo. Seguramente encontramos escaladores durante la excursión en cualquier época del año, pero en verano ya no hay tranquilidad por tantos turistas, escaladores, barranquistas y senderistas.

Siempre tenemos que controlar al perro cuando pasamos por un grupo de escaladores, especialmente a los machos, ya que tienden a mear en las bolsas y mochilas que están guardados en el suelo.

Nunca estamos obligados a nadar, sólo nos mojaremos hasta las rodillas. Los limites del recorrido por el barranco nos dan dos pozas profundas fáciles de identificar, ya que están flanqueados en los dos lados por paredes verticales. Con estos limites nunca estamos obligados a mojarnos más que las piernas.

En el norte topamos con la badina de la Fuente del Onso. Hay una senda que supera la badina, pero esta dejamos para otro día cuando queremos hacer la Senda del Turmo por ejemplo.

En el sur topamos con un estrecho hundido justo debajo de la Cueva de los Cazadores. Se trata de dos badinas que siempre llevan agua. Si las pasásemos a nado, podríamos asomarnos hasta el Puente Coda que se encuentra un poco más río abajo.

En la badina de la Cueva de los Cazadores

En la badina de la Cueva de los Cazadores.
No hay que quien frena a este perro, quiere explorar más. Siempre hay agua, pero en primavera se llena más como indican las marcas en las rocas.

Dentro de estos dos extremos podremos explorar un largo tramo del Mascún. La parte más al norte se llama «Mascún real», la del medio «Mascún inferior» y la que se encuentra río abajo de Rodellar han bautizado modernamente con el nombre «Petit Mascún», no obstante una gran parte de este tramo ocupa un caos denominado «Los Bozos de Palomera».

Después de haber disfrutado de la lectura sólo hace falta preparar la mochila (acuática según la época), las sandalias, el almuerzo y la correa del perro para investigar este impresionante paisaje de pozas, agujas y cuevas.

Tiempo:

Irrelevante y muy relativo.

Llenamos tranquilamente una jornada completa. Tenemos 5 accesos/retornos desde Rodellar que tardan más o menos igual:

Bajada: 15min.

Subida: 30min.

Aparcamiento:

Rodellar

Acceso:

Conozco a cinco caminos que bajan al barranco desde Rodellar, aunque quizás haya más. Del norte al sur:

    1. El PR hacia Otín que arranca en el Barrio de la Honguera.
    1. Una senda que baja a plomo desde el Barrio de la Honguera.
    1. Una que lleva por una faja del extremo oeste del pueblo al gran meandro debajo del Picón del Cuervo.
    1. Una senda que desciende por una canal al inicio de los Bozos de Palomera. Arranca en el extremo oeste de la pista que nace en el Barrio de la Iglesia y está indicado como «Gradón de Palomera» (aunque este nombre está equivocado según Enrique Salamero).
  1. La senda que lleva al Puente Coda. Se toma en la misma pista un poco antes que la senda del Gradón de Palomera y está indicado como «Puente de las Cabras».

El 2. y 3. acceso nos dejaría en la mitad del recorrido por el barranco y nos puede servir de «escape». El de la Puente Coda, el cuarto, nos lleva a fuera de los limites.

Así que, para la gymkana propuesta encaja perfectamente si bajemos por el PR a Otín y volvamos por el Camino Palomera.

Una vez en el cauce del Mascún tenemos que seguir río arriba para llegar al limite de la Fuente del Onso. Ya veremos varios de los «tesoros», pero voy a alistarlos en el sentido de la corriente empezando con el limite en el norte.

Los paredes en la orilla derecha cerca de la Fuente del Onso

Los paredes en la orilla derecha cerca de la Fuente del Onso.

La Badina de la Fuente del Onso

Una de las pozas cerca de la Fuente del Onso

Una de las pozas cerca de la Fuente del Onso (No es la badina limite).
Markus salta al agua fresco.

Como mencionado en la introducción esta badina es un pasillo hundido. Debido a dicha fuente siempre lleva agua, normalmente limpio y frío. En la orilla derecha, nuestra izquierda, se ve la senda que sube por una empinada losa y lleva al otro extremo de la badina donde se encuentra el Caos del Onso y la desembocadura del Barranco de Otín. Singularidades que podemos visitar otro día.

Iniciamos la gymkana en el sentido de la corriente, hacia el sur, entre paredes, agujas y cuevas en lo alto – un paisaje espectacular.

La Pipa

En la orilla derecha vemos esta curiosa escultura rocosa que tiene forma de un zapato o una pipa. Debajo se forma una bonita poza, si hay agua.

A poca distancia llegamos a una zona plana en la orilla izquierda, donde se halla el siguiente tesoro.

El Bolo del Real

O Bolo d'o Real

O Bolo d’o Real.

Poco a poco nos acercamos a una aguja afilada.

La Cuca de Bellostas

Entre la Cuca y la Cuidadela

Entre la Cuca y la Cuidadela.

Para acercarnos a la aguja más celebre de la Sierra de Guara tenemos que remontar una pedrera muy empinada. Esta pedrera baja desde la base de la Cuca hasta el mismo cauce, bastante obvio y identificable. La subida resulta delicada y muy incomoda. Para pisar más seguro deberíamos llevar botas de montaña. Si esto no es el caso, será mejor conformarse con la perspectiva desde el lecho del río.

Con buen calzado podemos acercarnos a los covachos de la izquierda de la aguja, entre la Cuca y la Cuidadela o subir hasta la base más elevado por donde se inicia la vía de escalada. Sin duda una perspectiva poco conocido, pero sobrecogedora, y merece las gotas gordas que hemos sudado subiendo por la pedrera.

La Cuidadela

La Cuca de Bellostas y la Ciudadela

La Cuca de Bellostas y la Ciudadela.

Se trata de la peña junta a la Cuca de Bellostas, originalmente llamada Puntal d’a Costera. El conjunto de covachos, ventanales y agujas es una de las imágenes más vistosas y vistas de toda la Sierra. Un poco apartado hacia el sur destaca otro monolito denominado «La Torre de Santiago».

Las Puntas de Cagatés

Enfrente de la Ciudadela, en la vertiente izquierda, vemos otro conjunto de torres y agujas que forman una cresta. Como puntos más elevados podemos observar dos torres gemelos, las Puntas de Cagatés. Estas y la Ciudadela son el portal hacia una zona más amplia y, más adelante, al Mascún inferior.

En lo alto de los dos «monumentos» mencionados hay caminos. En un lado, el PR hacia Otín pasa justo encima de la Ciudadela y en el otro pasa el viejo camino que conecta Cheto con Bagüeste. Dos miradores excepcionales sobre el Mascún Real.

Avanzamos hacia el sur por una zona donde hay más vegetación hasta que topamos con una baliza del PR de Otín que baja de lo alto por la Costera – la fuerte pendiente que sube hasta detrás de la cima de la Ciudadela. Seguimos por el curso del Mascún.

El Delfín

El Delfín

El Delfín.
Robert toma un baño fresquito en la poza que mana la Fuente Mascún.

Delante en lo alto aparece un agujero en la pared que tiene la silueta de un delfín. Memorizamos este ventanal, porque más adelante podemos subir y incluso sentarnos en la sombra del mismo. Vamos a descubrir que se trata de dos inmensos agujeros en la roca. Sólo de esta perspectiva ahora tiene esta curiosa silueta.

Debajo del Delfín llegamos de nuevo a una bifurcación. A mano derecha sube la senda que lleva a la Pardina Seral, al Barrasil o a la Losa Mora. A la izquierda está la base de la Vía Ferrata que asciende a la Ermita de la Virgen del Castillo. Será un buen reto algún día que vamos sin perro. Nos quedamos en el cauce del del río y llegamos a una zona que siempre lleva agua, debido a la potente Fuente Mascún.

La Fuente Mascún

La Fuente Mascún

La Fuente Mascún por la madrugada.

A partir de la fuente empieza una parte distinta a la anterior ya que este sector del el río se llama «Mascún inferior». Con la apariencia del agua cambia mucho el aspecto del entorno inmediato. Encontraremos campos, muros de apoyo, pasarelas o acequias, por desgracia todo en estado desolado y abandonado. También aumenta la presencia de los humanos. Siempre hay escaladores o gente que pasa una tarde en la orilla de una poza. De estas, las pozas, encontraremos muy bonitas durante este próximo tramo.

Debemos controlar al perro en todo este siguiente tramo.

La poza del Barranco de la Virgen

La poza del Barranco de la Virgen.
Al fondo se adivina la desembcocadura.

El primer tesoro que debemos buscar es una desembocadura en la orilla izquierda.

EL Barranco de la Virgen

El Barranco de la Virgen

El Barranco de la Virgen.
Robert me espera debajo del último resalte.

Los últimos resaltes de este barranco seco son muy bonitas: un estrecho por roca caliza, blanca y pulida. El primer escalón de un metro y medio podemos trepar y destrepar, para ver el segundo, más alto de formas más curiosas.

La poza en la desembocadura es muy bella. También hay una pasarela (con algunas piedras descolocadas y arrastradas), que nos facilita el acceso al barranco.

Los Ventanales del Mascún

Casi enfrente del barranco arranca una senda que asciende por una ladera en la vertiente derecha, empinada, calurosa y fatigosa. Nos situará en apenas 20min. en los ventanales que hemos identificado hace poco como el Delfín. El último tramo para llegar es un paso de I; no demasiado difícil, pero expuesto como todo este lugar.

Vemos buena parte del recorrido, la Ermita de la Virgen del Castillo y Rodellar. Es un mirador espectacular, no sólo por las vistas. Si tenemos suerte podemos observar unos escaladores que desafían sus habilidades en estos paredes y bóvedas de vías bastantes difíciles.

Los Ventanales del Mascún

Los Ventanales del Mascún.

Pasamos de largo del PR por el cual hemos bajado del pueblo y seguimos avanzando por los caminos que discurren por los campos en la orilla del río. Este sigue dibujando meandros flanqueados por inmensas paredes abovedadas. En un giro del río de 180º hacia derecha hay un camino a mano derecha que sube al pueblo y otro, a mano izquierda, a las Lobarts, la loma divisoria entre el Mascún y el Barrasil. Avanzando por el curso del río pasamos por una chopera. Allí hay otra posibilidad de ascender al pueblo por un sendero. Seguimos por el curso del río. Más adelante vemos otra torre sobresaliente.

El Picón del Cuervo y la Cueva Pacencia

El Picón del Cuervo

El Picón del Cuervo.

En la zona donde se ubica este monolito encontramos bóvedas y cuevas aptas para la escalada. En una de las cuevas podemos encontrar pinturas rupestres. Se trata de la inmensa Cueva Pacencia que se halla en la orilla derecha en el gran meandro de bajo del Picón. También podemos descubrir varios lugares singulares en la orilla donde se ofrece que hagamos una parada para almorzar o tomar un baño.

Según avanzamos el agua va desapareciendo y a menudo se seca el lecho del río totalmente en este tramo.

A poca distancia aparecen los primeros bloques del caos «Los Bozos de Palomera». Allí hay un camino a mano izquierda que sube al pueblo, pero nos quedamos todavía en el fondo del barranco para explorar el caos y este último tramo espectacular.

Los Bozos de Palomera

Los Bozos de Palomera

Los Bozos de Palomera.
Rocas apilados nos indican la presencia de un verdadero caos. Menos mal que no resulta demasiado difícil de resolver y superar.

Entre los bloques hay maravillosas pozas y cascadas como es típico para los caos en la Sierra de Guara.

Salvando los bloques tenemos que superar alguna destrepada, una por un paso de II. El itinerario discurre al principio por la orilla izquierda hasta que llega a una curiosa cascada interior que cae a una poza de grandes dimensiones. Encima de la cascada debemos cruzar el cauce y seguir por una senda que traspasa el boj en la orilla opuesta. Seguimos por este caminito a cierta altura hasta que baja por las raíces de una encina. Este paso no es  expuesto pero incomodo, ya que el perro no puede usar las maderas como peldaños. Si no podemos alzar el perro, debería buscar una bajada por la vegetación que rodea el paso. De nuevo en el cauce encontramos más cascadas y pozas hasta que el lecho del río se suaviza.

Los Bozos de Palomera

Los Bozos de Palomera.
Una poza que invita a bañarse.

A poca distancia se suaviza también la vertiente izquierda del barranco y da acceso a una inmensa cueva en lo alto.

La Cueva de los Cazadores

La Cueva de los Cazadores

La Cueva de los Cazadores.

O Cueva del Palomarón, segun Enrique Salamero.

Una senda asciende hasta el interior de la cueva. Hay varios segmentos (covachos), dentro de la gran bóveda. A algunos de ellos sólo se llega escalando, de hecho vemos los rastros de los escaladores por todas partes. Mirando hacia el río podemos observar que nos encontramos en un gran circo o rincón, bien protegido por las paredes verticales. No extrañaría, si en la prehistoria este lugar hubiese servido de hábitat. En la ladera herbosa que baja hasta el lecho hubieran podido plantar cultivos y el agua imprescindible también está cerca. Las pinturas rupestres que están cerca, refirma esta teoría.

Las badinas de la Cueva de los Cazadores

En la salida de este precioso rincón el río pasa por un estrecho que siempre está hundido. Es la poza limite de nuestra excursión. Se podría pasar a nado las dos pozas y legar al Puente Coda desde donde sube una senda al pueblo.

El paso de II

El paso de II.

Nosotros vamos a buscar el Camino Palomera para volver al pueblo. Para conseguir eso usaremos una senda que discurre por lo alto de la vertiente izquierda del cañón. Su inicio se encuentra muy cerca de la cueva.

Antes de llegar a ella debemos cruzar una losa inclinada que da acceso a un paso de trepada donde hay una cuerda instalada para facilitar el avance. Es un paso de II que no resulta muy difícil, sólo tenemos que ayudar al pero subir el primer escalón. Después seguimos por una senda que discurre por lo alto encima de los Bozos de Palomera. En algún punto hay muy buenas vistas sobre el barranco debajo. Nos situará en apenas 15min. cerca del abrigo donde se encuentran las pinturas.

Las Pinturas rupestres del Abrigo de Palomera

Las pinturas rupestres del Abrigo de PalomeraLas pinturas rupestres del Abrigo de Palomera

Las pinturas rupestres del Abrigo de Palomera.

Debido a la reja que protege las pinturas, encontramos fácilmente su ubicación. Sólo resta subir la escalera para verlas.

Para terminar la ruta debemos seguir por la senda horizontal en el mismo sentido un poco más. Pronto encontraremos la canal por la cual sube el buen camino. La canal que se encuentra inmediato al abrigo tiene un paso de escalada que no es recomendable para nosotros. El camino correcto nos lleva al extremo oeste de Rodellar justo donde hay un bar con terraza que aparece de golpe delante nosotros. Eso es bueno, pero debemos controlar al perro.

Retorno:

Cruzamos el pueblo hasta el coche.

Los Bozos de Palomera

Los Bozos de Palomera.

San Cosme total – La otra orilla de Vadiello

En la orilla izquierda del Embalse de Vadiello.

En la orilla izquierda del Embalse de Vadiello.
Otras perspectivas, pero la misma belleza y el contraste entre agua y roca.

 Esta ruta es intensa y necesita una buena preparación.

  • La primera parte nos lleva a un mirador natural sobre la zona de Penz donde se halla el Mallo Loco. También visitaremos la Cueva de los Murciélagos. Dado que el camino hacia ellos está invadido de la vegetación, tendremos que llevar pantalones largos para no sufrir por las zarzas.
  • La segunda parte nos lleva a la Peña San Cosme por el Paso de Natersa – el paso de senderismo más expuesto de toda la sierra. Los que no tienen mucha confianza deberían preparar un arnés para asegurarse en la sirga. El retorno realizaremos a nado travesando el Embalse de Vadiello que requiere la preparación de una mochila acuática y el neopreno, ya que los aguas del embalse suelen ser fríos. También recomiendo unas alforjas flotantes para el perro, para asegurarnos que el perro queda en la superficie bajo cualquier circunstancia.

Ficha San CosmeYa se ve que la preparación del material es importante nada menos que la preparación física, del amo y del perro. Después de una jornada completa de caminar tendremos que ser suficientemente en forma para superar unos 300m a nado por aguas profundos.

Las vistas desde el Paso de Natersa hacia la presa de Vadiello

Las vistas desde el Paso de Natersa hacia la presa de Vadiello.
Es como va recompensando la excursión nuestros esfuerzos durante todo el día.

Si parece demasiada actividad para un día, se puede recortar la ruta y realizar sólo la primera (aprox. 4h) o la secunda parte (aprox. 5h) respectivamente. El atajo se toma por la pista que conecta la presa de Vadiello con la Cruz Cubierta.

Recorte Mapa Alpina

Recorte Mapa Alpina.

La motivación para meterse en dichos líos es en primer lugar el paisaje espectacular de Vadiello y San Cosme: parajes olvidados, torres de roca, aguas cristalinas, cuevas en el conglomerado… Y en segundo lugar podemos asegurarnos de este modo que nuestro perro tenga suficiente agua corriendo tanto tiempo por este terreno rocoso, caluroso y seco.

Así que preparamos la ropa de senderismo para la primera parte, un arnés con dos cabos de vida (si nos parece necesario), el traje de neopreno, el bañador y las alforjas flotantes para la segunda parte – todo dentro de una mochila acuática con el bidón. Además necesitaremos un frontal para visitar la cueva, el almuerzo, el agua y la correa del perro.

Todo esto para reinventar la visita de la zona del Monasterio de San Cosme y San Damián y experimentar de este modo un día completo y inolvidable.

Tiempo:

Vadiello a la Cueva de los Murciélagos: 1h

De la Cueva al Mirador de Peña Pipre: 1h

Del Mirador a la Cruz Blanca: 30min.

De la Cruz Blanca a la Cruz Cubierta: 1h

De la Cruz Cubierta a los Huertos de San Cosme: 30min.

De los Huertos al Huevo de San Cosme: 1h

Del Huevo a la Peña San Cosme: 1h

De la Peña a la orilla del embalse: 1h

Trayecto a nado: relativo, 20min.

Vuelta restante al coche: 10min.

_______________

Total: irrelevante, hasta 10h, jornada completa.

Aparcamiento:

Dejamos el coche en el primer aparcamiento a la derecha entre Vadiello y la presa.

Acceso:

Retrocedemos por la carretera hasta que vemos una pista asfaltada a mano izquierda donde una señal de trafico prohíbe el paso. Bajamos y en un desvío cogemos el ramal izquierdo que nos sitúa en una explanada donde se hallan unos huertos. Junto a la valla se encuentra una bajada al Río Guatizalema.

Allí empiezan las molestias que nos perseguirán un buen rato en esta primera parte de la excursión: la vegetación que pincha. Tenemos que cruzar el río que está flanqueado por zarzas. Dado que nos mojaremos hasta las rodillas tenemos que remangar el pantalón, lo que nos hace más «vulnerables» en lo que se refiere a los pinchazos.

En la otra orilla encontramos los rastros de una senda que seguimos en el sentido de la corriente. Todavía molesta la vegetación y en muchos tramos el camino está borrado. Cruzamos una pedrera por su base y entramos en un pinar en la orilla del Guatizalema (a 10min desde el vado). Nada más entrando en el pequeño bosque veremos una senda a mano izquierda que sube decidida entre los árboles. Este sendero está en mejores condiciones y nos aleja en seguida del río ganando altura. Debemos asegurarnos que el perro este bien fresco y sin sed, porque ahora empieza un tramo largo sin agua.

Según avanzamos la senda aparece más vestido y en menos que una hora nos acerca a la cresta. Unos 50m antes pasamos por un grupo de carrascas. Si prestamos atención veremos una senda que nos lleva a la boca de la Cueva de los Murciélagos que se ubica muy cerca en el resalte rocoso que tenemos a mano izquierda.

La Cueva de los Murciélagos

La Cueva de los Murciélagos

La Cueva de los Murciélagos.

Los primeros metros de la cueva podemos explorar fácilmente, sin preocupaciones, ya que es la parte donde entra de vez en cuando algún rayo de sol. Según nos introducimos, el terreno se inclina más y más y desaparece en la oscuridad. Con un frontal podemos destrepar hasta donde nos permite la prudencia, ya que debemos tener en cuenta que el perro se puede perder en oscuridad.

Es más, perros impetuosos debemos controlar con todo detalle.

La Cueva de los Murciélagos

La Cueva de los Murciélagos.
La zona cerca de la boca. En esta ocasión iluminada por el sol (Noviembre por el mediodía).

De nuevo en el camino llegamos en seguida a la loma crestera donde topamos con un sendero. Si le seguimos hacia la izquierda, hacia abajo, nos lleva en breve a una plataforma rocosa con muy buenas vistas sobre los Mallos de Ligüerri.

Nuestra ruta sigue hacia la derecha. El sendero se convierte en un pista y esta topa más adelante con otra de mayor categoría. Si giramos a la derecha, podemos visitar el Mirador natural de la Peña Pipre.

La Peña Pipre

Las vistas sobre Penz

Las vistas sobre Penz, el Mallo Loco y la Peña Pipre.
El único rastro de humanos que andaban por allí recientemente es el hito que posicionaron los escaladores en el mallo.

La pista discurre por un pinar hacia el sur. Más adelante cruza un cortafuego. Por este podemos bajar – sin camino, pero cómodo – hasta el precipicio que bordea los campos abandonados de Penz. Tenemos que tener mucho cuidado cuando nos acercamos al borde, ya que el terreno empieza a inclinarse considerablemente.

El paraje que tenemos delante se llama, según los mapas, Penz. Veremos bordas, fincas, campos y caminos, todos abandonados. Justo debajo de nosotros están dos mallos. Supongo que se trata del Mallo Loco – el más pequeño – y la Peña Pipre, pero no estoy de todo seguro. (Tambien podría ser que nos encontramos en la Peña Pipre y el Mallo Loco es la aguja más grande… Los libro, mapas o Internet no lo explican suficiente, y no hay mucha gente por allí que podría explicar.)

La Cruz Blanca

La Cruz Blanca.

Rehacemos el camino hasta el cruce de antes y seguimos ahora por la pista en el otro sentido. Sin complicaciones nos lleva a la Cruz Blanca.

Allí tomamos la pista que baja a mano izquierda. Se introduce en un bosque y traspasa este dibujando amplias lazadas. Nos quedamos siempre en la pista principal. En una primera bifurcación tomamos la pista izquierda y en una segunda la de la derecha. Después de este tramo, fresco y bonito pero monótono, llegamos a la Cuz Cubierta donde se inicia la segunda parte de nuestra excursión.

La Cruz Cubierta

La Cruz Cubierta

Llegando a la Cruz Cubierta.
Detrás vemos la Peña Cosme y el Paso de Natersa.

Podemos descansar en la sombra de la pequeña caseta y tomar un tentempié. Delante de nosotros se eleva la Peña Cosme, la cima que queremos coronar. La cornisa que se puede interpretar como la prolongación del llano de la derecha es el Paso de Natersa. Debajo de los acantilados se ubica el monasterio que da nombre a toda la zona.

Si avanzamos unos veinte metros por el PR que lleva hacia él, veremos un panel explicativo sobre esta institución católica y sus santos. Es un buen momento para observar el monasterio, ya que de cerca no podremos verlo. Siendo particular está vallado y los turistas no podemos entrar. (Es una decepción, pero más adelante vamos a entender muy bien porque prohíben el paso. Veremos el vandalismo que sufren las fachadas de las capillas libres de visitar…)

Ahora el PR hacia el Huevo de San Cosme nos guía y le podemos seguir sin preocupaciones. Pero a poca distancia, en el vallecito que cruzamos para llegar al monasterio, merece la pena desviarnos para acercarnos a la Fuente del Huerto de San Cosme y sobre todo a la cola del embalse. Allí se acabará el largo trayecto árido y seco, y nuestro pero podrá disfrutar de agua fresco y limpio.

La Fuente del Huerto

El ambiente en los campos abandonados del Monasterio de San Cosme es tenebroso

El ambiente en los campos abandonados del Monasterio de San Cosme es tenebroso.

La mejor manera de visitar este lugar es coger un camino, poco visible, que baja junto al cauce del barranco que cruzamos en el fondo del valle. Discurre por la orilla derecha muy cerca del lecho seco. Después de traspasar un carrascal tenebroso nos sitúa en unos campos. Allí se encuentra la fuente. Más adelante, en un bosque poco denso, hallan bloques inmensos cubiertos de hiedra y después llegamos ya a la cola del embalse y las curiosas paredes que se caen verticalmente al agua. Toda esta zona es muy curiosa y bonita, debido a los contrastes entre la roca y el agua o la naturaleza y los rastros de cultivos (como la presa de la fuente o los muretes de soporte).

Estamos apenas a 15min de uno de los senderos más visitados de la Sierra de Guara, pero nos está tomando posesión un sentimiento, intenso y omnipresente, de ser aislado y apartado del mundo moderno; otro de los contrastes mencionado antes.

¡Cuidado en la cercanía de los acantilados! Se caen constantemente piedras desde las zonas por donde andan las cabras. (Aunque hay una pequeña senda que lleva hasta las paredes, nunca me he atrevido acercarme. Se escuchan demasiadas piedras que chocan con el agua o el suelo…)

Podemos volver al PR por una senda que está en mejores condiciones y arranca justo en la salida del campo. La habremos visto antes ya.

La cola del Embalse de Vadiello hacia San Cosme

La cola del Embalse de Vadiello hacia San Cosme.
Un rincón desconocido, bello, curioso y tétrico.

De nuevo en el PR seguimos en la misma dirección que antes. Pasamos por el monasterio y seguimos por una pista hacia el Huevo de San Cosme. En la pista no debemos pasar de largo de la Ermita Fuensanta.

La Ermita de Fuensanta

El Merendero de Fuensanta

El merendero de Fuensanta.

Detrás de la ermita se encuentra un bonito y umbrío merendero con una fuente donde brota el agua todo el año. Otro buen sitio para un tentempié.

Seguimos por la pista que dibuja amplias lazadas entre las ermitas hasta que vemos a mano izquierda un sendero y un cartel que indica «Huevo de San Cosme».

El sendero sube a un carrascal muy bonito en un llano encima del monasterio. Una vez dentro del bosque cambiará el clima y disfrutaremos de la caminata más que en el tramo caluroso de la pista.

En el bosque debemos controlar al perro, porque alberga muchas cabras salvajes. En un cartel en medio del carrascal se bifurca el sendero. Primero debemos visitar el Huevo de San Cosme.

El Huevo de San Cosme

El Huevo de San Cosme

El Huevo de San Cosme.
Visto desde la plataforma rocosa descrita. El Borón se esconde detrás de una nube.

Hacemos caso al cartel y cogemos el ramal derecho. Hay varios puntos donde se ve a este monolito más celebre de la Sierra de Guara.

  1. En un momento cuando el sendero empieza a perder altura más decidido veremos a mano derecha una plataforma rocosa entre los árboles a una distancia de unos 30m. Allí se ve el Huevo muy bien. Además debemos darnos la vuelta, asomarnos al otro extremo de la losa y contemplar los acantilados blancos de Karst que caen del Mondindero, y los primeros tramos del Barranco del Huevo que nace allí. Más lejos está la Predicadera una formación rocosa parecida y un paraíso para escaladores.
  2. Más adelante, en el momento donde termina el PR. Lo señaliza un cartel.
  3. Aún más adelante, donde alguien colocó unas piedras en el suelo que forman la palabra «AQUÍ». (Mejor lugar que el segundo)
  4. Siguiendo la senda – ahora en peor estado – hacia abajo llegaremos a la primera cascada del tramo del Barranco del Huevo donde se practica el descenso deportivo. En la bajada tendremos otras vistas al Huevo y, sobre todo, habrá un hilo de agua en la cabecera de dicha cascada.

Después de haber visto el Huevo desde distintos ángulos volvemos al cartel de antes y seguimos por el ramal izquierdo que nos acerca en seguida al extremo sur del bosque. No hay ninguna baliza que indicase esta dirección. La senda toma dirección al oeste y discurre por el borde del carrascal. Ya adivinamos el abismo cerca y cuando salimos del bosque está totalmente presente. Es el momento para controlar al perro aun más decidido. Si se va detrás de una cabra en este terreno tan abrupto puede despeñarse fácilmente.

La senda se introduce a la pared por una cornisa ancha. Según avanzamos se estrecha hasta que se minimiza angostamente en el Paso de Natersa.

El Paso de Natersa

El Paso de Natersa

El Paso de Natersa.
Vista de la cornisa superior. Al fondo el Monasterio de San Cosme.

Meterse en este terreno, cuando la roca está mojado, sería una gran imprudencia. Esto tenemos que tener muy claro. Ya en la introducción he mencionado que es un paso muy estrecho y expuesto.

Curiosamente no es ningún obstáculo para el perro. Mientras los humanos tenemos que aprovechar el pasamanos de cuerda que asegura la parte angustiosa, al perro podemos alzar a una cornisa superior por la cual puede andar cómodamente, ya que no se estrecha tan extremamente. Esta cornisa es más reducida en altura, pero más ancha. Los humanos sólo podríamos traspasarla a gatas.

Así que podemos ir con el perro en paralelo – incluso con la correa puesta: nosotros por el verdadero Paso de Natersa y él por la cornisa que se encuentra a la altura de nuestros hombros. Después las dos trayectorias se unen en una faja más ancha.

En la cornisa superior al Paso de Natersa

En la cornisa superior al Paso de Natersa.
La del verdadero paso vemos debajo de Robert. El tramo angustioso y estrecho está más cerca – fuera de la imagen – donde empieza la vegetación.

Aunque debemos estar atentos y concentrados en este tramo expuesto veremos que las vistas son sobrecogedoras. Por eso debemos tener muy presente que debemos parar quietos, si queremos gozar del paisaje.

Siempre quito las alforjas al perro en este tramo, ya que a veces choca con ellas por el poco habitual aumento de anchura.

Una vez pasado por el paso de Natersa seguimos avanzando por la misma faja en horizontal hasta que unos hitos indican el inicio de la ascensión a la cima. Como nos movemos por roca solida de conglomerado no vemos ninguna trocha de camino, pero si nos fijamos bien en los hitos podemos subir a la Peña de San Cosme sin ningún paso delicado más.

La Peña San Cosme

Las vistas desde la punta oriental de la Peña San Cosme

Las vistas desde la punta oriental de la Peña San Cosme.

Tiene dos cimas, una en el este y la otra más bien en medio de la cresta la cual es la más alta. Merece la pena visitar las dos por el cambio de la perspectiva del Huevo de San Cosme que se encuentra ahora justo debajo de nosotros. En la cima verdadera tenemos una panorámica de 360º de la cual podemos gozar mientras almorzamos.

La cara oeste de la Peña San Cosme

La loma del descenso.
Delante vemos la loma por donde descendemos. A la derecha vemos el cauce seco del Barranco de las Cuevas de la Reina y a la izquierda se encuentran las paredes que se caen vertical al embalse. Al fondo está la carrasca donde el itinerario se tuerce hacia la izquierda.

Empieza la fatigosa, pendiente y larga bajada por la cara oeste de la peña. Antes de marchar deberíamos situarnos bien y ver por donde desciende el itinerario.

Por la cara oeste de la peña bajan dos barrancos. Nosotros tenemos que avanzar por la loma izquierda. La que está flanqueado a la izquierda por el abismo y a la derecha por el Barranco de las Cuevas de la Reina. ¡NO DEBEMOS AVANZAR POR LA LOMA ENTRE LOS DOS BARRANCOS! Por la loma correcta debemos bajar hasta una carrasca al fondo, solitaria y característica. Allí encontraremos de nuevo hitos que nos indican los pasos más fáciles. Donde se ubica la carrasca el itinerario gira a la izquierda para encontrar mucho más abajo un collado que conecta otra loma de menor entidad con la Peña San Cosme. Por la cresta de dicha loma llegamos al punto más al oeste del macizo que da con el agua del embalse.

El paso más difícil de la bajada

El paso más difícil de la bajada.
Se supera bien sentado, arrastrándose.

En la bajada tenemos que evitar las piedras sueltas y pisar siempre el conglomerado solido. Si vamos con prudencia, despacio y con cabeza encontraremos algunos pasos de I, pero ninguno más delicado, por no hablar de escalada.

Este itinerario descrito es el acceso inverso para los barranquistas que descienden el Barranco de las Cuevas de la Reina.

Durante todo el descenso tenemos impresionantes vistas del Embalse de Vadiello que recompensan la monotonía de este fatigoso y árido tramo. Al fin llegamos a la orilla del embalse en el punto más al oeste del macizo y nos tenemos que preparar para el último obstáculo de la excursión:

La travesía del Embalse de Vadiello a nado

Las vistas al Embalse de Vadiello

Las vistas al Embalse de Vadiello.

La orilla opuesta no está lejos, pero no nos debemos dirigir hacia el punto más cercano, sino hacia la zona cerca del puente, un poco más a la izquierda. Este puente vemos bien desde el principio y nos sirve de punto de referencia durante todo el trayecto.

Cruzando el Embalse de Vadiello

Cruzando el Embalse de Vadiello.
Robert ha tomado rumbo al puente, siempre más rápido que yo.

Al perro pongo sus alforjas rellenadas con botellas de plástico vacías. Eso le da flotabilidad suficiente para que no se hunde. Para los humanos es recomendable ponerse el traje de neopreno que protege del frío y nos da también más flotabilidad.

Estos dos medidas de seguridad nos darán suficiente confianza para disfrutar de este ultimo tramo tan extraordinario – nadar entre paredes verticales y por aguas limpios y cristalinos no es una actividad que se hace todos los días.

Nota personal – ¿Legalidad?

Está prohibido bañarse en el Embalse de Vadiello.

Lo que estamos haciendo nosotros no es tomar un baño, sino lo interpretamos más bien como una travesía a nado para terminar la excursión.

Es el mismo argumento en el cual se amparan los barranquistas para que esta actividad sea legal por esta zona. (Hay tres barrancos – entre ellos el de las Cuevas de la Reina – a los cuales se accede o de los cuales se retorna a nado por el embalse.)

Una vez en la otra orilla encontramos el PR  cerca de la orilla que llega desde el puente.

Retorno:

Seguimos por el PR hacia el sur. Cruzamos el puente y los túneles hasta el aparcamiento.

Las vistas a los Mallos de Ligüerrii desde la zona de la Cueva de los Murciélagos

Las vistas a los Mallos de Ligüerri desde la plataforma rocosa cerca de la Cueva de los Murciélagos.

La Ermita de la Virgen del Castillo y las Puntas de Cagatés

Vistas desde la Ermita de la Virgen del Castillo

Vistas desde la Ermita de la Virgen del Castillo.
El Mascún, seco, a nuestros pies en un día de lluvias.

La senda que conecta la Ermita de la Virgen del Castillo con las Cresta de Cagatés la menciona Davíd Goméz en su libro «El Parque de la Sierra y los Cañones de Guara» y la describe bien detallado Enrique Salamero en el libro «Parque de la Sierra y los Cañones de Guara, 22 itinerarios a pie». Este ultimo nos sirve perfectamente de guía y sólo hace falta añadir algún detalle más.

Ficha CastilloLa ruta es apta para el perro, aunque tenemos que superar algún paso de trepada donde hay que alzar un perro pequeño. El camino nos introducirá en un mundo escarpado que merece la visita, ya que destaca con impresionantes vistas sobre el cañón inferior del Mascún.

Recorte Mapa Sigpac

Recorte Mapa Sigpac.

La mayor parte del trayecto es por terreno hostil y árido. Por eso es imprescindible elegir un día fuera de las temporadas de calor, llevar pantalones largos y calzarse con botas de montaña. Para complacer a nuestro perro debemos efectuar el retorno por la Fuente Fuenciachas que es el único sitio donde se suele encontrar agua.

Preparamos la mochila con una extra ración de agua, el almuerzo y la correa para bordear el barranco más celebre de la Sierra en una entretenida excursión de medio día.

Tiempo:

De Rodellar a la ermita: 40min.

De la ermita a las Puntas de Cagatés: irrelevante, 1h30.

Retorno por la Fuente Fuenciachas: 1h15

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Total: irrelevante, 3h 30, media jornada

Aparcamiento:

En Rodellar.

Acceso:

Las atracciones aparecen saliendo del coche.

El PR, bien indicado, nos situará en menos de una hora en la Ermita de la Virgen del Castillo.

La Ermita del Virgen del Castillo:

La Ermita de la Virgen del Castillo

La Ermita de la Virgen del Castillo.

Es el primer punto que ofrece unas estupendas vistas sobre el Mascún. La ubicación del pequeño templo es extraordinario y no extraña que fue elegido para un punto de vigilancia, como indica también el nombre de la ermita.

En la cara oeste del espolón sube desde el cauce del Mascún una vía ferrata, que ofrece otro interesante acceso, si un día vamos sin perro.

Empezamos a ascender hacia la cresta. En seguida llegamos a un punto donde se presenta la vertiginosa caída en la cara norte. Durante todo el siguiente tramo tenemos que avanzar en la vertiente sur de la cresta. Si quedamos a una distancia entre uno y treinta metros de la misma vamos bien.

Ahora, esta primera parte que tenemos delante parece insuperable, pero hay una cornisa debajo de nosotros que da paso hacia la zona menos escarpado que tenemos aproximadamente 100m más adelante. Hay que buscar la entrada a dicha cornisa unos 15m debajo de nosotros. Se esconde detrás de un boj y nos costará un rato en encontrarla. Una vez en ella no resulta demasiado vertiginoso. En la entrada y salida de este paso tenemos que trepar un poco y ayudar al perro, si hace falta.

La cresta hacia las Puntas de Cagatés

La cresta hacia las Puntas de Cagatés.
Estas aparecen en la foto al fondo a la izquierda.

No obstante, debemos controlar al perro especialmente en esta zona, ya que nos movemos por terreno muy abrupto.

Después el avance es más fácil y los rastros de sendas nos ayudarán recorrer toda la crestería. Hasta la ultima depresión antes de las torres gemelos de Cagatés. Nunca se formará un sendero estable, pero con la ayuda de algunos hitos y la claridad de la dirección que tenemos que tomar, progresamos sin complicaciones. De vez en cuando debemos acercarnos a la misma cresta para disfrutar de las vistas y el abismo.

En una primera brecha podemos observar una senda que cruza a la vertiente del Mascún. Esta lleva a unas covachos y después se muere bajando hacia el cauce. Enrique Salamero la menciona como una antigua senda alternativa para introducirse al barranco.

Cuando nos afrentamos a la loma más elevada de la crestería veremos una pequeña cueva al principio de la subida ubicada en la vertiente norte.

El Balcón del Mascún:

El Balcón del Mascun

El Balcón del Mascun.
Impresionantes vistas sobre el barranco.

A este covacho se puede acceder por una pequeña brecha. La aproximación a ella es incomoda, ya que está un poco vestida y empinada, pero factible. Nos da acceso a un mirador natural  de gran interés al cual no debemos pasar de largo. Sombra, vistas, soledad y el almuerzo.

¡Es un sitio maravilloso!

Al final de la crestería nos separa de las Puntas de Cagatés sólo una modesta hondonada llena de vegetación. La senda más visible tuerce hacia la derecha para encontrar a poca distancia el sendero que baja a Cheto. Para visitar dichas puntas debemos cruzar el matorral por donde avancemos mejor en dirección a las Torres Gemelos.

Las Puntas de Cagatés

Las maravillosas vistas al Mascún

Las maravillosas vistas al Mascún.

De nuevo nos quedamos boquiabiertos por las vistas. Además suelen sestear los buitres en las agujas. Si nos acercamos con respeto, quizás llegamos a ver uno de cerca.

Los que están más acostumbrados en moverse por terreno abrupto, pueden explorar la cresta hacía abajo y más allá de las Torres.

Aconsejable y fácil es, recorrerla en ascenso. Pronto se forma una tímida senda que desemboca finalmente en el camino que baja a Cheto.

El retorno más rápido sería ir por Cheto, pero debemos desviarnos al sendero que lleva a la Fuente Fonciachas. Es el único lugar donde puede beber el perro. Ademas revela buenas vistas a la Cueva O Foricón y al recorrido que hemos llevado a buen puerto.

La Fuente Fonciachas

La Fuente Fonciachas.
Robert se pone las pilas.

La Cueva O Foricón

La Cueva Foricón

La Cueva O Foricón.

Mirando en el mapa al recorrido que dibuja la ruta se ve que hemos dado la vuelta a esta cavidad. Vemos su boca oscura y el muro que la rodea en una parte del camino por la crestería y de nuevo en el retorno cerca de la Fuente Fonciachas.

Razón suficiente para mencionarla.

Conozco tres aproximaciones hacia la cueva:

  1. Desde la cresta en un tramo donde se encuentran dos carrascas características. Se baja por una pedrera que se inicia en una losa muy empinada. Este paso es incomodo y delicado por las piedras sueltas. Sendas de cabras poco definidas.
  2. Desde la penúltima lazada antes del cruzar el Barranco de la Virgen en el retorno. Se avanza paralelo al cauce por campos abandonados. Más adelante se defina una tímida senda. Hay mucha vegetación y el camino está medio perdido.
  3. Desde las cercanías de la Fuente Fonciachas (un poco más abajo). Esta senda cruza el Barranco de la Virgen por una roca empotrada – un curioso puente natural. En el otro lado del barranco hay que superar un paso delicado por un resalte de roca para llegar a la zona donde se ubica la cueva. Al fin este acceso resulta también difícil, incomodo y encima un poco expuesto.
Cruzando el Barranco de la Virgen

Cruzando el Barranco de la Virgen.
Robert le tiene de miedo. En la foto no se reconoce el patio debajo de la roca, pero hay suficiente para tener le un poco de miedo.

Sea como sea, la aproximación por este terreno seco cuesta mucha decisión y voluntad, ya que los últimos metros son iguales de vestidos y incómodos.

La cueva misma es bonita y su entorno curioso (el muro de protección, los esculturas de caliza, y un inmenso bloque desprendido de la pared), pero en total no recomiendo su visita. Sin embargo, vale la pena visitar el puente natural y la cornisa que discurre por el otro lado del barranco – un lugar solitario y bonito que se encuentra a 10min. de la fuente.

Después de un descanso en la fuente seguimos bajando por el sendero que enlaza con el camino de acceso.

Retorno:

Volvemos a Rodellar por el camino de acceso.

Las vistas hacia el Barranco de la Virgen

Las vistas hacia el Barranco de la Virgen.
Se divisa el camino de retorno al pie de la pared.

Los Caxicos de Lorente

El Campo Lorente

El Campo Lorente.
Se ve muy claro a quien pertenece el terreno en realidad. (No hablo de Robert.)

Recorte Mapa Sigpac

Recorte Mapa Sigpac

Inspirado por el maravilloso libro «El Camino de San Úrbez» de Oscar Ballarín y Arturo González voy a describir este corto y simple paseo que nos lleva a unos verdaderos maravillas de la naturaleza. Se trata de dos majestuosos quejigos en un campo vallado de un viejo murete de piedras.

Debajo de estos árboles hay una paz intensa, un ambiente que ayuda olvidarnos de todo el estrés que tenemos durante el día a día.

Ficha LlorentePreparamos, si queremos, la mochila con un almuerzo, cogemos la correa del perro y visitamos respetuosamente estos seres monumentales.

Tiempo:

Del coche al Campo Lorente: 15min.

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Total: 40min.

Aparcamiento:

En la carretera de la Guagera A-1604 aparcamos en la ultima curva a la izquierda (km 26,5) antes de entrar en el pueblo. A mano izquierda se ven los cipreses del cementerio y a mano derecha hay una pista que describe un semicírculo. En esta pista hay sitio para dejar varios coches.

Acceso:

Buscamos un sendero entre muretes de piedras que nace unos pocos metros antes del desvío de la pista.

El sendero que baja a los Campos de Llorente

El sendero que baja a los Campos de Lorente.

El viejo sendero, bonito y entretenido, nos baja entre campos hacia una zona más llana. Allí la trocha se desdibuja un poco, pero nosotros tenemos que seguir en el mismo sentido sin cambiar la dirección. Según avanzamos hay cada vez más sendas de ganado que nos pueden desorientar. A mano derecha se divisa la cuenca de un barranco, que NO debemos cruzar y a mano izquierda podemos observar ya las copas de los dos árboles descomunales en cierta distancia. Sólo resta acercarnos a ellos.

Los Caxicos de Lorente

Uno de los Caxicos de Llorente

Uno de los Caxicos de Lorente.

Yo me quedé sin palabras inteligentes cuando entré en el campo – sólo se me escapó un «hostias» mal pronunciado con la boca abierta. Y no sólo la primera vez.

Que suerte tenemos que el dueño del campo no tenia la intención de hacer leña con la abundante madera que se ha acumulado en estos dos árboles.

En el conjunto con los muros da a este lugar un ambiente de paz profunda y la seguridad de un refugio.

Saliendo del campo en dirección oeste podemos bajar fácilmente al cauce del barranco cercano. Tenemos incluso el agua para el perro asegurado.

Retorno:

Volvemos por el mismo camino.

Los Caxicos de Lorente

Los Caxicos de Lorente.

La Ermita de la Virgen de los Linares

La Ermita de la Virgen de los Linares

La Ermita de la Virgen de los Linares.

Un viejo refrán austriaco dice:

«Si pasas por delante de un lugar 99 veces, párate para visitarlo la centésima vez».

Es un buen consejo, ya que nos están escapando tantos detalles por las prisas. En el caso de Belsué el refrán da en el clavo. Cerca de la bonita aldea se encuentra una pequeña ermita adornado de robles y una fuente. Como el ayuntamiento ha instalado un merendero en la sombra de los árboles que rodean el pequeño templo, invita para pasar unos momentos de tranquilidad allí.

Tiempo:

Desde el coche a la ermita: 15 min.

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Total: irrelevante, 30min.

Aparcamiento:

Justo antes de Belsué hay una explanada a mano derecha donde se encuentran montones de escombro. Allí dejamos el coche.

Acceso:

Hay carteles que indican el camino. De hecho, podemos hacer una circular, como se ve en el croquis.

Croquis sobre el recorte de Sigpac

Croquis sobre el recorte de Sigpac.

Ademas de la ermita debemos visitar la fuente, ya que está cerca y el perro se puede refrescar.

Otras atracciones son:

  • Un gran chopo que está en un campo cerca a mitad del camino,
  • Un pequeño bosquecillo de quejigos que está en el oeste del pueblo y
  • El mismo pueblo

Retorno:

Volvemos al coche completando la circular.

La fuente a lado de la ermita

La fuente a lado de la ermita.

El tramo olvidado del Flumen o «la Poza Olímpica»

Pozas olvidadas

Pozas olvidadas, vírgenes y inmensas.
Bajo la lluvia salen las criaturas más salvajes de sus escondites

El Salto de Roldán, Cienfuens, el nacimiento en la Sierra de Bonés… todos estos tramos del Río Flumen se conocen, más o menos. Al contrario, el curso que toma entre las desembocaduras del Barranco Nazapales y del Barranco Barón, cerca del Puerto de Monrepós, no figura en ninguna guía de montaña de la zona. Quizás es justo la cercanía de la autovía lo que protege esta zona de la exploración turística. De hecho todos los caminos que llevan allí están invadidos de la vegetación y perdidos, incluso algunas de las pistas. Por eso he clasificado la excursión como difícil **. Así que, durante toda la excursión hay que prestar mucha atención para no perder el camino y en ocasiones tendremos que atravesar la maleza para seguir nuestro camino – en aquellos tramos oculto.

Ficha olímpicaLo atractivo que ofrece el Río Flumen en dicho trayecto son las pozas. Allí hallan las pozas más grandes de toda la Sierra de Guara. (He comparado tamaños en el Google Earth y, sin duda, ganan a las pozas grandes como la de la Presa de Bierge, la Ballena, la de Villacantal, las del Guatizalema, las de Sieste…)

Recorte Mapa Alpina

Recorte Mapa Alpina

Especialmente uno de ellos asombra por su tamaño y forma redonda: la Poza Olímpica. (El nombre surge partiendo de la base que esta piscina natural perece cumplir con las normativas olímpicas de tamaño y profundidad; según mi amigo Javier Casasús.)

A causa de falta de información sobre la toponimia de esta zona en cualquier mapa y guía de montaña o barrancos, voy a tomarme la libertad y usar esta denominación, junto con otra para una poza que he bautizado «Poza del Salto».

En dicho tramo hay varias pozas gigantescas y la única manera de visitar a todas, es plantear la excursión como un descenso de barranco. Como nunca se encajona el río, el cauce está bastante vestido y hay un largo acceso y retorno, el descenso no sería demasiado satisfactorio. Creo que tiene más sentido ir en búsqueda de un par de pozas selectas y disfrutar de ellas. Según este planteamiento he preseleccionado la Poza Olímpica y la Poza del Salto para incrustarlas en una maravillosa excursión de medio día. El resto de las atracciones sólo voy a bosquejar.

Croquis sobre el recorte de Sigpac

Croquis sobre el recorte de Sigpac.

A la zona se puede acceder desde el Monrepós por el Barranco Nazapales, por una pista que baja desde el viejo Puente de Cubils y el Túnel de la Manzanera o por una senda que viene de Belsué. Para la ruta descrita he elegido el último de dichos accesos, ya que hay poco desnivel, es muy bonito y se puede combinar cómodamente con la excursión descrita en la entrada «Por las pozas de la Pardina Ascaso» .

Pues, preparamos la mochila con el almuerzo, el agua, la correa y una cuerda de unos 5m de longitud (que nos ayudará salir de la Poza Olímpica más fácil) para descubrir sendas perdidas, edificaciones derrumbadas y las maravillosas pozas del tramo olvidado del Flumen.

Tiempo:

Desde el aparcamiento a la desembocadura del Barranco Barón: 40min.

Desde la desembocadura del Barranco Barón hasta el desvió a la Poza Olímpica: 15min

Desde la desembocadura del Barranco Barón hasta el desvió a la Poza del Salto: 30min

Desde la desembocadura del Barranco Barón hasta el campo grande: 1h

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Total: irrelevante, 3h 30, media jornada

Aparcamiento:

Justo antes de llegar a Belsué la carretera gira casi 180º a la derecha. En esta curva hay a mano izquierda una explanada donde se puede aparcar. Allí iniciamos la ruta.

Acceso:

Desde la curva seguimos por una pista en muy mal estado, casi irreconocible. En apenas 10min llegamos a un cruce de caminos que es poco visible, aunque se encuentra un hito en medio. Dejamos la pista y seguimos por la senda a mano izquierda. Esta senda nos lleva a la confluencia del Flumen con el Barranco Barón, donde nos adentramos finalmente al tramo olvidado.

Si nos saltamos el desvió, llegaremos a la Pardina Ascaso. Desde allí podemos llegar igual a dicha desembocadura. La manera de reencontrar el camino está explicado en la entrada «Por las pozas de la Pardina Ascaso«

La Poza del Flumen cerca de la confluencia

La Poza del Flumen cerca de la confluencia.
Robert toma su primer baño.

Cruzando el Río Flumen – no el Barranco Barón – la senda nos lleva en pocos metros a un pinar a lado de la orilla. Si seguiríamos la trocha que está bien marcada y empieza a subir en seguida, nos llevaría a la Pardina Ubsieto por el Barranco Barón (Más información en la entrada “Vuelta por el Tozal de Lusera“). NOSOTROS NO SEGUIMOS POR ESTA SENDA. Tenemos que tomar un desvió hacia la izquierda, poco visible, que nos lleva más adentro del pinar. Hay que prestar mucha atención en este tramo, ya que la senda es poco transitada y invadida por la vegetación.

En cuando salimos del bosque y la senda empieza a ganar un poco de altura, la trocha se distingue mejor. Allí vemos un desvió hacia la izquierda que baja en 10min al río donde forma una pequeña poza.

Aunque vestida la senda aparece ahora claramente y la seguimos ganando altura. Más adelante llegamos a un claro en el bosque donde se inicia la bajada a la Poza Olímpica. Este claro podemos identificar por varias señales: es el claro más grande que hemos pasado hasta ahora, hay un muro de apoyo en su margen izquierdo y justo de bajo de este pasa una senda que desciende al río.

La Poza Olímpica

La Poza Olímpica

La Poza Olímpica.

La senda, muy vestida, baja en zigzag al cauce un poco río arriba de la poza. Los últimos metros tendremos que avanzar bosque a través o por el mismo lecho del río, si vamos equipados para realizar trayectos por el agua. Llegaremos a la poza en apenas 10min.

La poza mismo se ha formado de bajo de un resalte de roca de unos 3m de altura. Para bañarse se puede entrar y salir del agua por la zona llana, compartiendo las hierbas con las arañas y culebras. Otra posibilidad es preparar una cuerda que facilita la escalada por el resalte de roca y no tocar la zona pantanosa.

La Poza Olímpica

La Poza Olímpica.
Sesteamos en la sombra de los árboles.

De nuevo en la senda principal continuamos en dirección oeste hasta que llegamos en 15min a una bifurcación. Si tomamos la senda que baja a la izquierda llegaremos en 10min al cauce justo en la desembocadura del Barranco del Puyasieto.

La Poza del Salto

La Poza del Salto

La Poza del Salto.

La poza se encuentra unos 100m río arriba de la confluencia. Podemos ir por el mismo lecho del río, si estamos equipados, o más bien, por el bosque. El avance es más facil, si retrocedemos unos 20m por el camino de acceso y seguimos a esta distancia al cauce por un bosque menos denso hasta que encontramos una bajada directamente a la poza.

La poza se halla debajo de un bonito salto de unos 8m de altura. Aunque la poza es más pequeño que la Olímpica, el conjunto con el salto es muy, muy bonito y merece una visita. Cerca, 100m más al oeste, se encuentra otra poza grande (la del caracol de la primera imagen), cuyo acceso es aun más fastidioso e incomodo. Por eso sólo queda mencionado sin más detalles.

La Poza del Salto

La Poza del Salto.
Contemplando la cascada con mucho caudal en un maravilloso día de invierno.

Otra vez en la senda principal podemos optar por seguirla más hacia el oeste antes de volver al coche. Aquí un breve resumen de lo que se puede visitar.

Hasta el Barranco Nazapales

Siguiendo por la senda cruzamos el Barranco del Puyasieto y más adelante llegamos a una fuente donde el perro se podrá refrescar en un charco. A partir de dicha fuente el camino es más ancha, debido a una pista que substituía a la senda hace tiempo. En algunos tramos se divisa todavía la trocha original de la senda. En la loma que tenemos justo delante vemos la copa de un viejo quejigo que supera en altura todos los demás. En la cercanía de este árbol se pueden observar viejos muros derrumbados que cuentan de un uso destinado al cultivo de estas tierras hace tiempo.

La pista rodea la loma en suave descenso. Pasamos por otra factible bajada al río que lleva a una poza de menor encanto y después desaparece en un campo grande en la orilla del Río Flumen. Es el lugar donde se pierde la continuidad de la senda que originalmente subía hacia Monrepós.

En el otro lado del campo se identifica fácilmente la pista que sube hacia el Puente Cubils. Pero para encontrar dicha senda es mejor ir en búsqueda de un campo característico que se encuentra río arriba cerca de la desembocadura del Barranco Nazapales. Este bonito campo está ubicado entre una roca y la orilla. Además termina en un muro en un lado. Es quizás el punto más singular para reencontrar esta senda perdida, si queremos subir hacia el Puerto de Monrepós; todo eso por terreno difícil de avanzar.

Retorno:

Volvemos al coche por el camino de acceso.

En el camino de acceso

En el camino de acceso por la mañana.