San Martín de la Val d’Onsera

Los Paredones que se caen al Barranco de San Martín

Los paredones que caen al Barranco de San Martín.
Vista desde el Collado de San Salvador.

Paseo muy entretenido y bonito. Normalmente se encuentra agua en la Puerta del Cierzo y en la misma ermita, incluso en verano.

Ficha San Martín de la Val d'Onsera

Puntos conflictivos:

El Paso de la Viñeta

Raúl en el Paso de la Viñeta.

El puente de troncos en el Paso de la Viñeta

El puente de troncos en el Paso de la Viñeta.

El Paso de la Viñeta:

No resultaba difícil para Robert, pero hay que tratarle con respeto. Todo el tramo es expuesto, excavado en las paredes de Conglomerado y asegurado con sirgas (que no dan una imagen de seguridad). Sobre todo hay un tipo de puente, hecho de troncos, que salva un barranquillo y que puede dar miedo al perro (Robert saltaba encima).

Por todos modos se puede evitar el paso eligiendo la Senda de los Burros que carece de tramos expuestos. Por esta vía hay que echar 30min más a la excursión.

La bajada desde el Collado de San Salvador al barranco está menos expuesto y tiene instalado unas sirgas nuevas (que dan mucha, mucha imagen de seguridad).

San Martín de la Val d'Onsera

San Martín de la Val d’Onsera.
El paraje que se me presentó cuando levanté la vista del bocadillo…

Vadiello total – Vuelta por el Borón y los Mallos de Aliana

Los Pepes

Los Pepes.
Como pone esta cara de explorador, parece que Robert es el primer ser vivo en llegar hasta los Pepes, pero mi perro sólo está presumiendo…

Recorte del Mapa Alpina

Recorte del Mapa Alpina

El ambiente de Vadiello es un famoso terreno para practicar el senderismo y el descenso de barrancos, ya desde hace décadas. Antes del hundimiento de las Gargantas del Guatizalema por el embalse, ellas fueron un barranco bien frecuentado y relativamente fácil de recorrer, púes no hacia falta el uso de la cuerda. Hoy en día, sólo nos queda la posibilidad de extrapolar el contorno del paisaje e imaginar la belleza que yace debajo de estas aguas. Sin embargo, el pantano tiene también muchísimo encanto, y por eso, encontramos varias de las rutas más recorridas de toda la Sierra por su entorno.

También equiparon en los años 50 la Canal del Palomar como una de las primeras “Vías Ferratas” de España y daban con estas clavijas el acceso de un público más amplio al mirador natural y rincón maravilloso: la Canal d’o Ciego.

La ruta que presento es larga, pero nos revela casi todas las atracciones de la zona que nos sorprenderán, no sólo por su singularidad, sino por los contrastes y bruscos cambios que van formando a largo del camino: el agua y la roca; acantilados escarpados contra pastos suaves; conglomerados, calizos y areniscos; oasis rodeados por desiertos.

Los objetivos principales son el fascinante entorno del Embalse de Vadiello, las pozas del Río Guatizalema, los Pepes y la Ermita de San Chinés. Nos decidimos ya durante la planificación, si queremos hacer la variante larga y acuática o la versión corta, en cuál cruzamos dos veces el río mojándonos sólo los pies descalzados, y preparamos la mochila adecuada con un buen almuerzo, agua y la correa.

Ficha Vadiello total

Tiempo:

Vadiello hasta el Proyectil y el río: 2h

La Senda de los Carboneros hasta el río: 1h 30

Bajada por el río hasta el desvío a Matosa: 1h 30

Del río hasta los corrales de Matosa: 30min

Desde Matosa hasta el Collado de Aliana: 1h 30

Rodear los Mallos de Aliana: 15min

Bajada de los Pepes a San Chinés: 45min

Retorno desde San Chinés: 1h

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Total: irrelevante, 9h, jornada completa

Aparcamiento:

Dejamos el coche en uno de los aparcamientos entre Vadiello y la presa.

Acceso:

Seguimos de pie por la carretera vieja pasando los túneles hasta el puente en ruinas. Allí arranca el camino a Nocito que va rodeando el embalse. En esta zona tenemos que controlar al perro, púes circulan coches, aunque estamos en el fin de la carretera.

Los Mallos de Ligüerri

Los Mallos de Ligüerri desde la orilla opuesta.
El Puro (camuflado por la pared detrás), Peña San Jorge, La Mitra y la Patata. Más a la derecha: El Pico Borón

Seguimos el recién arreglado camino que da varias vueltas por los barranquillos afluentes hundidos del embalse y supera unas cuantas colladas hasta subir definitivamente a un collado que está casi 200m encima del embalse.  En todo este tramo tenemos vistas espectaculares sobre este extraño paraje cómo el Huevo y la Peña de San Cosme o el pantano y las Canales del Fragineto. A nuestra izquierda nos asombran ya desde el principio los Mallos de Ligüerri y las Crestas del Borón.

El Fragineto y los estratos escarpados de los Canales

El Fragineto y los estratos escarpados de los Canales.

El camino se desploma después de la collada al pantano y sigue su curso hacia el norte más cerca del agua. Pronto llegamos a una pequeña explanada justo debajo de una aguja rocosa, el Proyectil, y enfrente de los últimos estratos de las Canales del Fragineto.

Es un buen punto para orientarnos. Si el embalse esta llena, estamos justo en su cola y debajo de nosotros en la otra orilla vemos una senda que sube por la ladera debajo de los estratos rocosos. Se trata de la Senda de los Carboneros y es nuestro próximo trámite. Pues, cuando bajamos ahora al lecho del río no debemos coger ramales de senda que discurren por la orilla río arriba, no, tenemos que seguir el camino y los hitos que nos llevan aguas abajo para cruzar el lecho y encontrar el inicio de la senda observada. Si no nos dejaríamos engañar por los ramales que suben por el río, no tendríamos ningún problema, púes todos los senderos están bien trazados y limpios.

El Proyectil y, al fondo, el Borón

El Proyectil y, al fondo, el Borón.

La Senda de los Carboneros gana altura al principio y recorre el valle del Guatizalema a media ladera por el bosque. Después de quizás una media hora llegamos a un desvío hacia nuestra izquierda. Esta senda sería un acortamiento que nos lleva directamente al río. Allí deberíamos remontarle por la misma orilla hasta que vemos en la otra un bloque cuadrado con unas flechas (pocos visibles) que indican el inicio del camino a la Matosa, Si vamos por el atajo nos ahorramos más o menos dos horas y media, pero nos perdemos el tramo más bonito de la Senda de los Carboneros y la parte acuática de los hermosos resaltes y pozas del Río Guatizalema.

Robert corriendo por la Senda de los Carboneros

Robert corriendo por la Senda de los Carboneros

Púes, seguimos por la vieja senda que gana ahora altura para superar una pared rocosa que sube desde el río. Cuando el camino culmina, estamos a unos 150m encima del Guatizalema con buenas vistas sobre el recorrido que hemos hecho y el que nos espera todavía por el Valle de la Matosa. Incluso vemos en lo lejos la silueta de los Mallos de Aliana, lo que nos confirme (pero no asusta) que la ruta de hoy es larga, sin ninguna duda.

La senda se acerca al río poco a poco y pasa ahora por viejos campos y terreno más luminoso. Si nos fijamos en el tipo de roca, nos damos cuenta que llegamos ahora – después de pasar por zonas de caliza y anteriormente conglomerado – a una zona de arenisco. Finalmente llegamos al agua. La Senda de los Carboneros sigue su trayecto hasta Nocito por la otra vertiente, pero como enlaza pronto con una pista pierde mucho de su encanto. Nosotros nos hemos alejado ya suficiente de nuestra base en Vadiello y tenemos que pensar en volver (3h 30, aún no hemos llegado a la mitad del recorrido).

Empieza la bajada por el río en dirección contraria, aguas abajo. Pasamos por innumerables pozas, resaltes en un paisaje de cuentos. Los resaltes se pueden salvar con pequeñas trepadas que carecen de dificultades y algunas pozas profundas podemos evitar por sendas en las orillas. Si no queremos tomar un baño y nadar, nos mojamos hasta las rodillas.

Hace años, cuando la Senda de los Carboneros no estaba limpia y difícil de encontrar y seguir, algunas guías mandaban los lectores en la travesía Vadiello – Nocito directamente por el lecho del Guatizalema. Era más fácil de recorrer. Como la senda está limpia ahora y la gente lo usa, los caminos por las orillas, al contrario, se cierran poco a poco, pero todavía son factibles y nos podemos aprovechar de ellos.

La zona donde arranca el camino a la Matosa

La zona donde arranca el camino a la Matosa.

Después de una hora y media llegamos a una zona de piscinas con toboganes pequeños, anchos y planos (tipo Flumen o Sieste). A nuestra izquierda sube una pared más marcada que los de antes y enfrente vemos al Pico Borón por la primera vez desde hace un rato. En esta zona nace un camino que sube a los corrales de la Matosa. Empieza en la orilla derecha en el último resalte, sigue cerca del río unos 100m por un bosquecillo y empieza a subir definitivamente cuando se encuentra con un sendero que baja de la izquierda y cruza el río – el atajo de antes. Hay varias posibilidades para salir del lecho al camino y algunas están marcadas con hitos. Como estamos en las últimas pozas grandes a lo largo del recorrido, debemos aprovecharlo y refrescarnos antes de alejarnos del Guatizalema y enfrentarnos al tramo más exigente de la excursión.

La senda sube en suave ascenso al Valle de la Matosa y otra vez pasamos por un brusco cambio paisaje: en el centro del valle se ubican dos corrales, el Corral de Vallés y de la Matosa, que dan, junto con el cambio de la perspectiva del Borón, la impresión de unos pastos pirenaicos.

La Ventana de la Matosa:

La Ventana de la Matosa

La Ventana de la Matosa.
Robert me está esperando, dado que no puede pasar por el paso horizontal delicado. Si la roca no está mojada se puede rodear por debajo, pero aquel día llovía.

Para acceder a la ventana tenemos que acercarnos antes de llegar al corral de Vallés a la pared abovedada que está a la vista ya desde hace un buen rato. No hay ningún camino, pero el terreno no es demasiado difícil de recorrer. Al otro extremo de la pared tenemos que superar un paso de II, donde el perro, según su habilidad, podría tener problemas. Como la ventana, con estas buenas vistas sobre toda la zona, se encuentra sólo unos 20m más allá, nuestro perro nos puede esperar antes del paso delicado. En total la visita costará 40min.

Después del Corral de la Matosa (el segundo) tenemos que prestar mucha atención al camino. Como hay varios ramales de caminos de ganado se equivoca fácilmente. Lo más importante es que nos introducimos al valle que forman las laderas del Borón y las de la Loma Perula – de las tres vaguadas accesibles que tenemos adelante la a mano izquierda. El camino auténtico, balizado por hitos, baja al río, sube primero por la ladera opuesta, cruza otro barranco y se mete a media ladera (la opuesta a la del Borón) en dicho valle.

El sendero, bien trazado, nos lleva por prados y bosques hasta el fondo del valle y asciende a un collado que forma la Loma Perula. Allí encontramos una pista que procede del Cuello Bail, y de la cual nos aprovechamos por muy poco rato. Ya en la otra vertiente antes de la primera curva pronunciada a la derecha nace una senda, marcado con un hito, que nos lleva por un pinar de repoblación a otro collado superior debajo de los Mallos de Aliana. Al principio el sendero no tiene mucho encanto, pero acercándose a los paredones, ya fuera del bosque, vuelve a su vieja traza y nos damos cuenta de que estamos en uno de los antiguos accesos al Valle de la Matosa. Además nos conmueven los mallos de cerca y las vistas al pirineo que no hemos esperado en este punto de la excursión. Finalmente nos situamos en el Collado de Aliana, el inicio del tramite por un paisaje asombroso y nos podemos preparar mentalmente a la siguiente etapa de la excursión, la más complicada y impresionante.

Si resulta que no vamos a poder seguir por la ruta descrita, podemos “escapar” de este mundo conglomerado por la senda que arranca justo en la suave cresta a nuestra derecha (hitos) y que encuentra más adelante la pista que baja del Cuello Bail a la carretera, cerca del Refugio Vadiello. Es una vuelta larga, pero fácil.

Tenemos que rodear a los Mallos de Aliana. Por eso vamos por una senda muy desdibujada hacia nuestra izquierda, al este, por los pies de las paredes. Los mallos tenemos a mano izquierda y avanzamos sin perder mucha altura buscando el itinerario más adecuado entre el Erizón. En seguida vemos enfrente la primera brecha accesible, o más bien grieta, entre la línea de los mallos. Nos dirigimos hacia esta grieta, la pasamos y llegamos al otro lado a una faja ancha y suave, salpicada de boj. La senda está mejor trazada ahora y sigue por la misma dirección para llevar nos a la Cresta de los Pepes, la cara este de los Mallos de Aliana.
El Mallo occidental de Aliana:
Como punto culminante de la excursión (1202m) podemos acceder a este mallo sin ninguna dificultad. Sólo falta girar a la izquierda después de pasar la grieta y remontar la loma de conglomerado. Allí podemos disfrutar de las vistas, la verticalidad y de los vuelos de los buitres como en ningún otro lugar. Pocas veces es un mallo tan fácil de acceder.
Vistas desde el Mallo occidental de Aliana

Vistas desde el Mallo occidental de Aliana.
En primer plano: los Mallos de Aliana (detrás, escondido se encuentran los Pepes) y parte de la faja por la cual discurre la senda.
En segundo: la Sierra de Ligüerri y un afluente al Barranco San Chinés (la grieta negra). Robert disfruta quizás más que yo.

La Cresta de los Pepes:

Cresta de los Pepes

Cresta de los Pepes.

Los dos mallos gemelos están situados en una cresta que enlaza con el macizo de Ligüerri. De hecho, se puede llegar por la cresta a la Punta de Ligüerri y el camino que discurre por este macizo (ascensión al Borón). Hay dos tramos de escalada, fácil pero no aptos para el perro, que hay que superar. Por eso, esta manera de volver al coche más rápida (más o menos 1h) tenemos que descartar.

El sitio es sobrecogedor, pues nos encontramos en un mirador encima de estas sierras de Conglomerado. Debajo de nos otros hacia el sur hay un inmenso circo de conglomerado con paredes verticales. Los barrancos que bajan por las laderas han formado varias grietas verticales y oscuras que cortan las láminas horizontales. Justo adelante vemos el Barranco A Foratata que se cae en forma de una cascada (seca) de 150m al abismo. A sus pies a mano izquierda encontramos el abrigo que ubica las ruinas de la Ermita de San Chinés que parece de juguete en comparación a estos paredones. Hacia el norte vemos a los picos que hemos rozado por sus pies durante todo el día: el Boron y Fragineto.

Parece imposible, pero podemos bajar por toda la ladera hasta enlazar con la senda que llega a la ermita. Como la senda es poco frecuentada y discurre por un terreno de conglomerado, no hay traza, ni hitos que nos podrían guiar. De esta tarea se hacen cargo las leyes de la física en esta parte de la excursión: tenemos que buscar y bajar por los tramos menos inclinados y evitar la roca suelta.

Itinerario orientativo de la Cresta de los Pepes hasta el fondo del valle del Isarre.

Itinerario orientativo de la Cresta de los Pepes hasta el fondo del valle del Isarre.

Empezamos en el medio de la cresta. Más abajo, podemos pasar a una vaguada que se forma a nuestra izquierda. Cuando la vaguada toma formas de un barranco más encajonado, podemos salir de ella a mano izquierda y seguir bajando por esta loma más suave.

Siempre tenemos que tener delante de nosotros la cascada seca del Barranco A Foratata, como principal objetivo. Cuando estamos ya cerca del Barranco Isarre en el fondo del valle, tenemos que prestar muchísima atención para encontrar el paso por la vegetación hasta la otra orilla. Nos tenemos que situar enfrente de dicha cascada antes de meternos en la vegetación espesa. Allí encontraremos algún hito, pero no seguimos a ningunos hitos que nos alejarían de la cascada. Al contrario, tenemos que encontrar un barranquillo seco que baja al Isarre en frente de la cascada. Allí marcan varios hitos una bajada por una rampa rocosa y inclinada. Una vez en su cauce podemos seguirle cómodos y sin molestias de vegetación los últimos 50m hasta llegar al barranco principal y la pequeña explanada donde chocan las aguas de A Foratata en forma de lluvia con el suelo. Desde allí sube un camino evidente a la Ermita de San Chinés que encontramos en el covacho que hemos localizado ya en la bajada.

El Barranco A Foratata, su último rápel de 150m.

El Barranco A Foratata, su último rápel de 150m.

Más vale hacer algunas vueltas y buscar el paso correcto antes de meterse en el cauce por la densísima vegetación. Si por alguna razón llegamos al Isarre más abajo o arriba de lo previsto, debemos remontar o seguir el barranco hasta llegar a la explanada de la cascada. No hay ningún camino que conecta el cauce del Isarre con la ermita, salvo a cual, que arranca cerca de la desembocadura del Barranco A Foratata.

¡Cuidado! Como toda la bajada realizada es por un terreno de roca dura, un perro poco entrenado se podría dañar las patas.

La Ermita de San Chinés:

San Chinés

San Chinés.
Vistas hacia el Macizo de Ligüerri.

Lo que queda de este antiguo santuario, estaban aprovechando los pastores ya hace un siglo para encerrar el ganado. Por eso, el suelo está cubierto de sirrio. Las vistas, ahora desde el fondo del circo hacia los Pepes, impresionan igual y nos podemos sentar un buen rato para disfrutar de la inmensidad de la naturaleza: con o sin la existencia de una ermita, este lugar tiene una faceta “religioso” que no se puede negar.

Enfrente de la ermita vemos a las grietas que bajan más o menos vertical por las paredes. Se trata de los barrancos hermanos del A Foratata. Toda la familia de barrancos en los macizos de Ligüerri, Lazas, Aliana y Foratata, son similares y conocidos por su verticalidad y estrechez. Aquí vemos al Barranco de San Chinés y de las Pinzas. En el retorno podremos contemplar también el de Lazas que es el más vertical de todos y cómo último y más famoso: la Canal de Palomar.

Retorno:

Seguimos por el único camino existente: el PR de San Chinés. Al principio sin perdida, pero cuando llegamos a la pista y la caseta de San Román, tenemos que prestar atención, porque el camino está mal señalizado. Un cartel indica Vadiello por la derecha, pero nosotros cogemos la pista hacia nuestra izquierda. (Dado que el PR está planteado como un circular, su retorno a Vadiello es por una larga pista (3,5km) que no nos interesa. Nosotros seguimos por el acceso del PR a la ermita, que en nuestra dirección, la inversa, no está indicada.) Bajamos a una zona más húmeda y pronto llegamos al Manantial de Isarre que no se seca nunca, y donde se encuentra la toma de agua para las casas de Vadiello. Aquí falta otra vez un cartel de la señalización, pero a causa del terreno ya no hay pérdida. Guiado por las balizas llegamos por pista y a ratos por senda al primer aparcamiento de Vadiello.

Robert en Vadiello

Robert en la bonita senda encima del Embalse de Vadiello.

El Molino de Pedro Buil

El puente del molino sobre el Vero joven

El puente del molino sobre el joven Vero.

En el Molino de Pedro Buil podemos estudiar bien el funcionamiento de un típico molino de estas zonas, pues está bien conservado y hay paneles explicativos interesantes. Encima se encuentra en un entorno pintoresco: un pequeño puente sobre el Río Vero lleva a él. Por lo tanto se trata de un agradable y informativo paseo sobre la arquitectura de agua.

Ficha Pedro Buil

Tiempo:

 Al molino: 10min.

Hasta la presa: 30min.

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Total: irrelevante, 1h

Aparcamiento:

Antes de llegar a Sarsa de Surta vemos a mano izquierda el puente y los paneles. Hay mucho sitio para aparcar.

Acceso:

Inmediatamente

Cruzamos el puente, subimos un poco para cruzar un barranco seco. Bajamos en el otro lado por una pista que lleva directamente al arenal. Río arriba vemos al molino.

El Molino:

El interior del molino

El interior del molino.

Con las informaciones del panel todavía en mente podemos explorar el molino. La planta principal está cerrada, pero nos podemos meter por la boca del desagüe y contemplar los mecanismos que actuaban como un motor para las muelas en la planta superior. Para ver todo eso en condiciones debemos llevar una linterna o un frontal.

Para ver las ruinas de la presa, la toma y el conducto del agua, tenemos que subir unos 400m por el bonito cauce del joven Vero mojándonos los pies hasta los tobillos en caso de que lleva agua.

Robert me espera fuera del molino, porque le dan miedo las cuevas.

Robert me espera fuera del molino, porque le dan miedo las cuevas.

Retorno:

Volvemos por el mismo camino.

 

El Santuario de Treviño

Los tres cipres de Treviño

Los tres ciprés de Treviño

Recorte del Mapa Alpina

Recorte del Mapa Alpina

Este paseo esta lleno de simbolismo en el cual domina la trinidad. El numero mágico, tres, está tan presente en Treviño, nuestro primer objetivo donde empezamos el recorrido triangular visitando una carrasca monumental y la fuente de Adahuesca. La iglesia, el árbol y el agua.

Como la excursión es corta y nos lleva principalmente por pistas y terreno, donde no hace falta prestar mucha atención a la orientación, podemos elegir el anochecer como buen momento para realizarla.

Ficha Treviño

Tiempo:

Total 1h.

Aparcamiento:

Cogemos la pista que se desvía del pueblo Adahuesca hacia el Santuario de Treviño. Detrás de la iglesia hay una explanada donde podemos dejar el coche.

Acceso:

Bajar del coche.

El Santuario de Treviño:

El sitio es místico y se siente la energía que emiten aquellos lugares que visitaba la gente desde cientos de años en búsqueda de paz y fe. En realidad estamos pisando las ruinas de un viejo monasterio que tenia importancia en su tiempo, pero del cual sólo nos queda la iglesia para contemplar. Pero usando las informaciones del panel y la imaginación se puede adivinar donde estaban algunas partes de las edificaciones.

Empezamos nuestro paseo por la pista al pueblo de donde hemos venido. A poca distancia tomamos otra a mano izquierda, donde un cartel indica un camino a las fuentes. Seguimos las balizas que nos mandan por otra pista a mano derecha que se convierte en seguida en camino y baja a una bonita zona húmeda y llena de vegetación. Nos acercamos a una borda rehabilitada que se utiliza en verano de campamento juvenil. Pues, si vemos o escuchamos a una multitud de niños debemos controlar al perro, ya que el camino pasa directamente por el prado de las instalaciones. Después tropezamos con una pista la cual seguimos bajando hacia la izquierda, y nos lleva a la pequeña Fuente de la Alcantoriella y sus huertas. Seguimos por la principal ahora en suave ascenso hasta llegamos a una loma, donde encontramos a nuestra derecha el gran árbol.

La Carrasca de Roque:

La Carrasca de Roque

La Carrasca de Roque.

Es uno del los árboles monumentales de la zona que son digno de visitar, cómo sus hermanas más famosas de Lecina o de Becha. Después de este cambio brusco del catolicismo al paganismo, podemos sestear un rato en su sombra y reflejar sobre la vida. (En sitios como este siempre ocurren las mejores ideas.)

Volvemos por el mismo camino y pasamos esta vez por el campamento sin salir de la pista. Esta nos lleva por corales y edificios abandonados hasta las instalaciones de una fuente importante a mano derecha.

La Fuente de Adahuesca:

La Fuente de Adahuesca

La Fuente de Adahuesca.

Encontramos todas las instalaciones típicas de una fuente del pueblo tradicional: fuente, caseta, lavadero y merendero. Aunque la gran mayoría de los elementos están restaurados, una escritura tallada revela la fecha de la construcción de la misma fuente en el año 1322. Supongo que ella es la razón, porque existe el pueblo de Adahuesca.

Retorno:

Un cartel nos manda desde la fuente a la ermita donde está el coche. Vamos primero por un camino que enlace con la pista por la cual hemos venido con el coche.

El Santuario de Treviño

El Santuario de Treviño.