Las Gorgas de San Julián terminan en una inmensa sala a la cual hay acceso por un sendero, fácil y bien señalizado. En las cercanías de dicha gruta se encuentra la ermita rupestre que da nombre a la zona y la cual merece una visita igual.
Dado que la zona se encuentra fuera del parque natural, la ruta no suele figurar en los mapas y las guías de Guara. Pero no obstante podemos encontrarla en el librito del mapa de Brames «El Reino de los Mallos» y en incontables folletos o páginas-web de la Hoya de Huesca. Las descripciones se distinguen por el inicio: Nueno o Arascués (más largo, pero el recorrido original del PR).
Creo que la mejor manera de plantear la ruta es iniciarla en la Ermita de la Virgen del Olivar que se encuentra en la orilla del pequeño Embalse de Arascués. De esta manera llenamos una media jornada y tenemos agua asegurada al principio y final de la excursión. Hay que tener en cuenta que en pleno verano se secan todas las fuentes y los barrancos de la zona, ademas discurre la senda parcialmente por la cara sur de la colina. Aunque el recorrido no supera mucho desnivel, el calor y la sed se harán muy molestos.
Sea como sea, el sendero está bien marcado y nos llevará sin problemas desde la Ermita de la Virgen del Olivar a la urbanización detrás del recinto de golf en Nueno por una pista. Allí termina esta en una calle que flanquea dicha urbanización. Para evitar los coches – aunque hay poco trafico – podemos buscar una bonita senda que discurre entre las encinas paralelo a la calle. Esta arranca unos 30m más adelante, enfrente de unos columpios y está marcada por un hito. Tenemos que seguir controlando el perro en este tramo, ya que estamos todavía cerca de las casas y la calle.
En otro punto más adelante avisa un cartel de abejas y debemos controlar el perro de nuevo. A partir de allí nos llevará el PR sin problemas a las cercanías de la Ermita de San Julián.
Así que, llegamos a una bifurcación donde podemos optar para visitar las gorgas o la ermita.
Las Gorgas de San Julián
Toparemos con una cavidad inmensa en un terreno donde no se espera tal espectáculo.
En la entrada de la sala se encuentra el belén, hortera y feo. Siento que no hay un poco más de detallismo y sentido por la estética entre los creyentes católicos que tienen necesidad de celebrar misas en este lugar. Podemos concentrarnos en otros detalles:
Al fondo de la cueva podemos observar la última cascada del barranco que suele llevar un hilito de agua en este sitio, salvo en pleno verano. En la pared derecha se encuentran las antiguas clavijas que instalaban los cazadores (más valientes) para llegar a los palomeros.
Hacemos bien en controlar al perro, ya que es el lugar donde se queda tirado todo lo que arrastran las crecidas. (Casi) siempre hay cadáveres o huesos de bichos enterados en la grava.
La Ermita de San Julián

La ermita por dentro.
Hay muchos detalles y un ambiente místico. Una visita muy recomendable.
Robert se alivia de la sed chupando el pie mojado de una de las pilas naturales.
Si no hace demasiado calor, es un rincón maravilloso con un suelo de hierba que invita a descansar y merendar. La adaptación religiosa es – al contrario del belén de la gruta – bonita, interesante, pero también tétrico.
Hay muchos detalles para explorar: la construcción rupestre, el altar, la cisterna, las pilas naturales y el desagüe.
Si llevaríamos una escalera, podríamos ver las instalaciones que se encuentran en la cornisa superior – el sistema de recogida del agua – o la pequeña cueva a mano derecha que podría haber sido el dormitorio de los ermitaños.
El Barranco Fenés
Si seguimos por la senda que discurre por la faja que ubica la ermita llegaremos en menos de media hora al Barranco Fenés. El sitio no es muy espectacular, pero este barranco suele llevar más caudal, aunque se puede secar en pleno verano también. En primavera la visita conlleva un baño asegurado para nuestro perro. (Otras fuentes se encuentran en la misma ermita (el grifo de la cisterna o las pilas naturales), y cerca de las abejas a lado de la senda).
Estudiando el mapa se podría plantear la ruta como una circular, volviendo por las pistas que discurren por el otro lado del Barranco Fenés. Esta variante es más larga, seca y no tan bonita como el camino del acceso. Por estas razones no lo recomiendo.